sábado, 24 de junio de 2017

Lo que piensan los pilotos

                      ¿Ganar o competir?








Me vino esta reflexión la mente cuando leí unas declaraciones de Lewis Hamilton en las que decía que su relación con Fernando Alonso en 2007 fue mala. De hecho, dijo que fue “toxica” y que esta afectaba al resto de miembros del equipo.
Sin echar la culpa a nadie, simplemente dio a entender, que si por él fuera, no volvería a tener a Alonso de compañero, aunque eso sí, deseaba que este tuviera un coche para ganar de nuevo.
El caso es que en F1, como en todo deporte de motor, la máquina es decisiva -lo más determinante- y mi pregunta es si los pilotos realmente desean competir en igualdad de condiciones con los demás, o si lo dicen de boquilla y que lo realmente quieren es ganar, con cuanta menos oposición, mejor.
Y para ganar buscan al mejor coche y, a ser posible, que su compañero no les moleste. Ejemplos a lo largo de la historia hay a montones. Senna vetó a Warwick en Lotus para que el equipo sólo se centrase en él, Schumacher tenía todo un equipo a su alrededor, Prost vetó a Senna en Williams para hacerse con su cuarto título, Lewis no quiere ver ni en pintura a Alonso, etc...
El caso es que yo creo que un piloto de talento que no dispone de material para ganar, le es igual competir contra quien sea y como sea, pero una vez se ha establecido y tiene lo necesario para el éxito, lo que quiere es que nadie irrumpa en su torre de marfil. De modo que eso de que lo que quieren es competir y medirse contra los mejores hay que mirarlo con perspectiva.



Senna tuvo en el Mp4/4 el mejor coche de su carrera, pero la oposición de Prost le restó triunfos.



Al igual que los aficionados dicen querer emoción e igualdad, cuando lo que en realidad quieren es igualdad y emoción siempre y cuando no sea el suyo el que domine, los pilotos prefieren ganar comodamente a tener que sudar la camiseta, el mono en este caso.
Es decir, que les encanta competir y eso, y les es muy gratificante ganar tras dura lucha, pero si pueden ganar fácilmente, dominando, no van a renunciar a ello por nada del mundo.
Hakkinen definió, muy acertadamente, que ganar tras una dura lucha no te hacía sentir contento, sino aliviado. Y es que es así, somos así. Nos gusta la emoción y la lucha, pero más nos gusta ganar, y cuando estás en una lucha mano a mano, en muchos casos sufres más que disfrutas. Disfrutas al final si ganas. En cambio, si dominas, aunque a veces te aburras, eres más feliz, estás más tranquilo.
Y con los seguidores igual, nos gusta que el nuestro gane y no nos hagan sufrir. De no ser así, los pilotos y marcas que arrasan no tendrían tantos seguidores. Y la F1, muchas veces monomarca, no sería el campeonato más visto por las televisiones, por encima de otras categorías mucho más emocionantes, de no ser así.
Aguantamos porque el nuestro domina o aguantamos esperando que la situación nos sea más favorable.



Mansell arrasó con el FW14B a cotas nunca vistas, a lo que contribuyó un compañero que no estaba a su altura.



Y los pilotos sí, disfrutan pilotando, desarrollando el coche y compitiendo con los mejores, pero si tienen un coche dominador no lo dejan escapar. Y luego, cuando no lo tienen, lo echan de menos.
Por tanto, esa actitud egoísta de los pilotos, de quererlo todo para sí mismos, se debe a que lo que quieren es ganar con la menor oposición posible, dejando la emoción en un segundo término, sólo para casos de necesidad, como un mal menor.

Es decir, emoción sí, pero si gano yo o, mas exactamente, emoción cuando yo no esté en condiciones de ganar.

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