jueves, 13 de noviembre de 2025

GP de Brasil 2025

 



                    Lando “Chuck” Norris





Los que le llamaban “Blando”, ahora tendrán que cambiar el mote, visto lo autoritario de sus dos últimos triunfos; así todo, a nadie se le escapa quien manda, y ese es Max Verstappen, luego de una desastrosa calificación, tras cambiar reglajes, reculó, cambió motor, salió de boxes, pinchó y así todo se las apañó para acabar tercero acosando al segundo. Eso sí, si no hay abandonos o errores por parte de Norris, sus opciones al título son sólo matemáticas.

De vuelta al formato esprint, tuvimos un fin de semana extraño, donde Aston, sobre todo Alonso, con esa capacidad suya de adaptarse muy rápido, empezó muy fuerte para luego ir diluyéndose, al contrario que otros, sobre todo Ferrari y Leclerc, que mejoraron conforme avanzaba el fin de semana mientras se mantenía una constante: la superioridad de Norris.

Por otro lado destacar la gran actuación de Olivier Bearman, un poco desdibujado en la esprint, pero que resurgió con mucha fuerza a la hora de la verdad. ¡Leches, si hasta por momentos parecía poder reeditar la pole de Magnussen en este mismo escenario en 2022! Sólo que sin lluvia por medio. Por su octavo lugar en parrilla puede parecer que lo exagero, pero si vieron la calificación, lo entenderán.

Casi se me olvida, pero otro piloto destacado, y otra constante, fue Kimi Antonelli, segundo en todo: cuali esprint, esprint, cuali y carrera. De no ser por Norris se hubiera “estrenado”.



La constante de todo el fin de semana: Norris primero secundado por Antonelli.


Lo más destacado de la esprint, que fue en seco pero con suelo húmedo, fue que Piastri se estampó en la curva 3 en la vuelta 6, al igual que Colapinto y Hulkenberg, aunque este último se reenganchó tras la bandera roja. Dado que Piastri iba tercero, se dejó unos buenos puntos de cara al campeonato. La carrera se reanudó con salida lanzada -¿a saber por qué?- y Norris se impuso por delante de Antonelli, que se acercó mucho al final, con Russell tercero precediendo a Verstappen, Leclerc, Alonso, Hamilton y Gasly, que arañó el último punto y dejó muestras de su clase. Las cosas como son: menos dar vueltas a las estúpidas órdenes de Austin y reconocer la realidad, que Pierre lo está haciendo claramente mejor que sus dos compañeros de equipo: Doohan y Colapinto.

El héroe local, Gabriel Bortoleto, se estrelló en la anteúltima vuelta, dándose un fortísimo golpe en la curva 1. A partir de ahí, el fin de semana no hizo más que empeorar para él: no pudo rodar en calificación y en carrera no cubrió ni una sola vuelta al sufrir un nuevo accidente.

En la calificación la mayor sorpresa fue que Verstappen, por méritos -deméritos más bien- propios, no pasó de la Q1 tras cambiar reglajes al no verse lo suficientemente competitivo en la esprint. A veces funciona, otras no. Esta vez fue a peor y tuvo que recular de cara a carrera y, de paso, ya puestos a salir de boxes, puso un motor nuevo.

Leclerc enderezó el mal inicio de Ferrari con un inesperado tercer puesto tras los dos dominadores -Norris y Antonelli-, precediendo a Piastri, Hadjar, Russell, Lawson, Bearman, Gasly y Hulkenberg.

La salida se dio con normalidad y el único cambio en cabeza fue que Lawson superó a Russell, Bearman a Gasly y Alonso, Albon y Sainz a Hulkenberg.



Un coloso: Verstappen demostró por qué es el mejor, aunque el título está cada vez más lejos.


El accidente de Bortoleto provocó el reagrupamiento y, en la resalida, Antonelli se quedó un poco dormido, lo que hizo se le emparejasen Leclerc y Piastri, por la derecha e izquierda respectivamente, tocándose Pistri con Antonelli, el cual, al derrapar, tocó a Leclerc, que no tenía culpa de nada, rompiéndole la suspensión. El accidente fue un lance de carrera, se mire por donde se mire, no hay que darle más vueltas como hacen algunos por la sanción a Piastri, como si fuera la única vez que se pone una sanción injusta o de difícil explicación. Nunca llueve a gusto de todos, pero en mi opinión, la sanción fue merecida, por reiteración. Ya estuvo involucrado en otro accidente en Austin, hace apenas dos Grandes Premios. Y soy fiel a lo que digo: los lances de carrera, como errores que son, no se deben penalizar salvo reiteración, y eso fue, para mí, el pecado de Piastri. De no ser por lo de Austin, no merecería sanción. Otra cosa es el argumento que diesen los comisarios.

Así que en la vuelta 10, tras el coche de seguridad virtual que salió mientras retiraban el Ferrari de Leclerc, la cosa estaba así: Norris, Piastri, Antonelli, Hadjar, Russell -que se la devolvió a Lawson-, el propio Lawson, Bearman, Gasly y cía, con Max décimo sexto -llegó a ir último- tras parar a cambiar ruedas por un pinchazo.

La carrera fue divertida, mas que por la diversidad de neumáticos elegida, porque la carrera fue a dos paradas, y esta vez para todos, ni siquiera el intocable Mclaren de Norris se pudo librar.

Russell superó a Hadjar y ya iban los Mclaren y los Mercedes en formación, con Norris distanciándose. Antes de las primeras paradas de los líderes, Max había remontado hasta el quinto lugar, que sería cuarto por la parada de Antonelli, a 19” de Norris, nada mal.



Bearman se consolida y suena fuerte en Ferrari, que es quien le paga.


Para entonces Hamilton, en otro fin de semana para olvidar, retiraba el coche que dañó en la primera vuelta en un toque con Colapinto. Menos mal que no lo retiraron antes, ya que los comisarios tardaron tanto en sancionarlo, casi media carrera que, de haberse retirado al principio, ahora tendría una penalización de cara a Las Vegas.

Hamilton también tuvo un toque con Sainz, dañando el coche de este, lo que unido a una mala parada del español -más una mala calificación-, lastraron las posibilidades de Sainz, que no pudo puntuar, al igual que su compañero Albon, que al menos marcó la vuelta rápida, la primera de su palmarés.

Tras la primera parada y cumplidas las correspondientes sanciones -Piastri, Tsunoda, este último reincidente-, la situación era la siguiente: Norris, Antonelli, Russell, Verstappen y Piastri por un lado, por otro un Bearman que se las iba apañando para imponerse al resto, ya que se consolidaría como un firme sexto en tierra de nadie mientras por detrás, la lucha por el séptimo lugar era encarnizada. Al final fue para Lawson por delante se su compañero Hadjar, Hulkenberg, Gasly, de nuevo brillante y en los puntos con el Alpine, el peor monoplaza; Albon, Ocon, Sainz, Alonso, Colapinto y Stroll, todos ellos en…. ¡6 segundos!

Sobre la cabeza de carrera, tras la segunda parada, en la que Max llegó a liderar por circunstancias de la carrera, el único cambio fue que Max se cepilló a Russell en un bonito exterior en la primera curva, no pudiendo al final con Antonelli por poco, finalizando tercero a 10” del ganador tras haber estado a casi 20”. Y como el propio Norris reconoció no estar sobrado, huelga decir que tenía ritmo para ganar de haber partido donde debiera.



A 12.000 kilómetros de distancia Ferrari se proclamaba campeona del mundo de resistencia.


Por mi parte, como Ferrarista tengo que destacar que, el día anterior a la carrera, el de mi cumpleaños, Ferrari se hacía en Baréin con los títulos de marcas y pilotos en el mundial de resistencia, su décimo cuarto título de marcas, 53 años después del anterior y primero de pilotos, ya que este entorchado no se creó hasta 1981 -Ferrari se retiró en 1973 y regresó en 2023- y su presidente, John Elkann, se destapó con unas declaraciones totalmente fuera de lugar, comparando al equipo Ferrari de resistencia con el de F1, e instando a los pilotos de este a trabajar más unidos, como los flamantes ganadores; dijo que: “condujesen más y hablasen menos”. Y esto lo dice quien ficho a Hamilton más por motivos mediáticos que deportivos, despidiendo a un Carlos Sainz que por lo que más destaca es por su compromiso con los equipos para quien pilota. En ese sentido, pocos hay más comprometidos. De todas formas, el problema de Ferrari no son los pilotos, es el coche, tan simple como eso. Y es que cuando no se gana, más aún cuando no se opta a ello, en el deporte del motor en general, y en la F1 en particular, la mayor parte de la culpa es del coche que no es competitivo, punto.

Y ahora, en quince días a Las Vegas, en el desierto de Nevada, donde es difícil que Ferrari reverdezca laureles, aunque nunca se sabe. Max seguirá buscando lo imposible y si los Mercedes van tan bien como lo fueron el año pasado, quizá tengamos un nuevo y joven ganador. Lo iremos viendo.