martes, 18 de mayo de 2021

Fórmula 1 histórica

 



                    Historias de la historia






En febrero de 1988 salía al mercado la revista “Motor Clásico”, pionera en el sector y que hablaba, obviamente, de coches clásicos. Era la primera vez en España que salía una revista del motor que no trataba de temas de actualidad. Ahora hay muchas más y gozan, pese al auge de internet, de muy buena salud, mejor incluso que las revistas normales. De hecho, las que mejor aguantan el tirón son las que dedican muchas páginas a coches exclusivos o fuera de serie, justo al contrario que antes, donde se probaba lo que la gente demandaba. Demandaba en el sentido de poder comprar.

Esta disertación viene a cuento porque ya desde 1995 la Fórmula 1 tiene un campeonato de clásicos y muchas más carreras de los mismos, divididas en diferentes categorías según épocas con, o sin, campeonato.

Inglaterra es un vivero para este tipo de carreras, la que más tradición tiene, ya sean monoplazas, sports, o GTs, y sus pilotos no dudan en sacar el máximo partido a máquinas de gran valor, por lo que más de una vez tienen accidentes.



Mauro Pane dio en 2008 el segundo título histórico al coche más original de la F1, el Tyrrell P-34.


Pero más allá de como exprimen sus máquinas, o la espectacularidad de dichas carreras -que de todo habrá-, lo mejor de ellas es ver estas joyas en su elemento: en pista y a toda velocidad, disfrutando de su sonido, olor, derrapadas, etc... es decir, regresar a una época pasada que algunos no pudimos vivir, o que sólo lo hicimos a través de prensa, radio y TV, generalmente en dosis pequeñas. Si a eso añadimos pilotos míticos, como Alesi y Arnoux, que disfrutaron e hicieron disfrutar al personal este mismo año en Mónaco con sendos Ferrari 312B3 pues, en fin, que poco más se puede pedir. Lo dicho, que más que de la emoción de las carreras, que no van de paseo, el ver correr a estos coches es lo mejor, el sueño de todo aficionado.

Es difícil decir cuantos campeonatos de este tipo ha habido, y mucho menos carreras, pero en el que comenzó en 1995, el que se puede considerar el “campeonato oficial”, dos veces se impuso un Tyrrell P-34, en 2000 con Martin Stretton y en 2008 con Mauro Pane. Para el aficionado español, la alegría fue ver a Joaquín Folch alzarse con el título en 2012 con un Brabham BT49C, toda vez que un Ferrari jamás se ha impuesto, para “lamento” de los tifossi. A todo esto y como curiosidad, "nuestro" Joaquín Folch corrió posteriormente con la bella Ferrari 312 T3.



En 2012 el español Joaquín Folch se hacía con el título al volante del Brabham.


A partir de 2013 dicho campeonato se dividió en dos categorías, y ni en ellas -ni en las anteriores-, ha corrido un F1 sobrealimentado, supongo que debido a su complejidad. Tampoco hace falta ser un lince para saber que un F1 de entre los 70 y 80 con un Ford Cosworth DFV y cambio Hewland es la mejor opción por su mecánica, rápida, sencilla y barata -dentro de lo que es un F1- lo que a su vez explicaría el por qué un Ferrari, siempre más complejo y caro -de adquirir y mantener- no ha triunfado. Eso y que sus dueños no estén tan por la labor de arriesgar su preciado material.

Lo dicho, disfrútenlas, para mi fue una gozada ver a uno de mis ídolos, Jean Alesi, dar espectáculo con el 312B3. ¡Que sonido! ¡Que pilotaje! ¡Que belleza! Y todo eso en el incomparable marco de Mónaco.

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