Los coches de fórmula 1 no siempre han sido ni los más
rápidos, ni los más sofisticados, ni los más populares, sin embargo, desde la
década de los 80 en adelante sí lo son. Las tres cosas.
Todo se reduce a un círculo vicioso. La fórmula 1 era,
televisivamente hablando, más accesible al gran público que las carreras de
resistencia y los rallyes. Por poner sólo los ejemplos de las otras dos grandes
categorías. Si a eso le unimos su unificación de horarios, equipos, y un
campeonato más o menos estable y prestigioso, se forma el coctel que da lugar a
la fórmula 1 moderna.
A mediados de los 80, los F1 ya eran los coches más rápidos, de largo, sobre la faz tierra. |
Y en ese afán por ser el mejor se utilizan cada vez más
recursos. Los equipos, de apenas una decena de personas, pasan a tener más de
cien, los presupuestos se elevan y se empieza a usar la mejor tecnología
posible.
Se utiliza tecnología aeroespacial (chasis de fibra de carbono),
los motores progresan, vía electrónica, a niveles de potencia insospechados, se
cambia el hierro por los fluidos como elementos de suspensión (la suspensión
activa) y, sobre todo, la aerodinámica va tomando un papel cada vez más
predominante.
Los equipos en principio alquilan túneles de viento, pero
pronto construirán los suyos propios. Trabajaran en ellos a dobles turnos, y
luego las 24 horas a tres turnos todos los días de la semana, etc…
Y esto son sólo unos ejemplos de la paranoia técnica de la
F1. Se gastan ingentes sumas de dinero en desarrollar partes del coche cuya
ganancia en pista es ínfima. El caso es que todo esto, pese a estar controlado
por el organismo rector (la FIA) que pone límites a los equipos para hacer los
coches seguros y demás, dio lugar a los coches más sofisticados y rápidos del
planeta.
A día de hoy esto es así, solo que desde hace más de diez
años para acá, las prestaciones de los F1, cada vez más controlados por la FIA,
no han evolucionado nada. De hecho, han retrocedido, y eso hace que coches
mucho menos sofisticados, que cuestan 20 veces (o más) menos, sean casi tan
veloces. Los F Indy americanos son unos “hierros” en comparación, y antaño eran mucho
más lentos que un F1, sin embargo hoy día están bastante cerca en velocidad respecto a los sofisticados F1 actuales.
Y eso es porque a los F1 se los está limitando tanto, que no
hay manera de hacerlos correr. Todo esto viene a cuento acerca de los
comentarios de una comisión dentro de la F1 que pretende hacer los F1 más
rápidos. ¡Como si para eso hubiese que ser un lumbreras!
A poco que se les de libertad, los tiempos bajarán de forma
vertiginosa.
Para muestra un botón: en el pasado GP de Italia, la pole se
hizo a 250km/h, la vuelta rápida a 240km/h y la carrera fue a 236km/h
Los F1 de principios de siglo son los más rápidos de todos los tiempos, ya es hora de que eso cambie. |
Pues este circuito no ha cambiado desde el año 2000 y sus
récords datan de hace más de diez años. La pole es de 2004 a 260km/h (y no
fueron 264km/h por la estúpida norma de calificar con gasolina), la vuelta
rápida también de 2004, a 257km/h y la carrera más veloz fue la de 2003 a
247km/h, que hubieran sido mejorados en 2004 de no ser por la lluvia inicial.
En fin, que está claro que sí hace más de una década los
coches corrían tanto, no debe ser muy difícil volverlos a llevar a ese nivel,
incluso más.
No es cuestión de dar libertad total ya que los coches
serían peligrosísimos, pero tampoco hay que “caparlos” tanto. Al hilo de lo
primero, Red Bull hizo un coche virtual, con un simple V10 de 900CV que, sin
limitaciones técnicas, giraba en 20 segundos menos por vuelta que un F1 de la
época.
La visión de un monoplaza sin restricciones según Adrian Newey, 20 segundos más veloz. |
Algo que es de lo más normal y que casa con lo que yo me
imaginaba hace bastantes años: “¿cómo de rápido sería un F1 turbo, con efecto
suelo, suspensión activa, etc…?”
En definitiva, que no hay que darle muchas vueltas si se
quieren mejorar las prestaciones de los F1, está chupao. Solo basta con dar un
poco más de libertad a los diseñadores.
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