lunes, 23 de septiembre de 2019

GP de Singapur 2019




                   Ferrari: Los viajeros de la noche








Saltó la gran sorpresa en el GP de Singapur, y por partida doble. Ferrari se hizo con un formidable doblete -el anterior data de Hungría 2017- derrotando a los grandes favoritos: Hamilton y Mercedes, permitiendo a Vettel redimirse con un triunfo “marca de la casa”.
Vayamos por el principio, sí el año pasado Ferrari partía como favorita, con Vettel dispuesto a recuperar terreno a Hamilton, un Hamilton que les dio un baño a todos con una actuación memorable, este año era justo al contrario: Hamilton era el claro favorito con Verstappen como principal, por no decir único, opositor, mientras que Ferrari, que este año sufría en este tipo de pistas, partía con un perfil más bajo.
El primer día parecía confirmar esto, con un Hamilton que parecía muy superior a los demás, toda vez que Mclaren y Sainz se confirmaban como los mejores del resto. Pero la liebre saltó en los libres 3 con Leclerc siendo el más veloz y, aunque Hamilton seguía siendo el favorito, el monegasco se unía a la fiesta.
La Q1 pareció ver a los mejores Mercedes, un paso por delante del resto, pero en la Q2 era Ferrari quien asumía el mando, con Vettel de nuevo en la pomada. De hecho, Vettel marcó una vuelta tan buena en Q3 en su primer intento -tocando el muro-, que Hamilton y Leclerc tuvieron que estar “de cine” para superarlo, cosa que él no pudo hacer, abortando su segundo intento. Hamilton pareció arriesgar menos -y fallar menos- que Leclerc, que se llevó su tercera pole consecutiva -y quinta de la temporada- en una vuelta al filo, con el SF90 a punto de írsele tres veces de las manos, pero controlándolo magistralmente. Tras estos tres líderes, Verstappen, Bottas, Albon, Sainz, Ricciardo -luego descalificado-, Hulkenberg, Norris, Giovinazzi, etc...



Leclerc: "Singapole", ya es el piloto con más poles este año.



La salida no provocó cambios en los líderes, pero sí en el pelotón, al tocar Hulkenberg a Sainz, arruinando la carrera de ambos, siendo el español el peor parado.
En cabeza, tras el ataque inicial de Seb a Ham, todo se estabilizó durante las primeras 15-16 vueltas, marcando Leclerc un ritmo lentísimo, tanto para conservar ruedas, como para evitar un posible “undercut” de Hamilton, al no abrir una “ventana” para salir este cómodo de boxes. El ritmo era tan lento, que Norris, séptimo, estaba a menos de 3” y acercándose a Albon, concentrándose los seis primeros en apenas 7”.
Fue entonces cuando Leclerc pegó el estirón, nada espectacular, pero ya apretaba. Sólo Hamilton y Bottas podían seguirle. Tanto Vettel como Verstappen tenían dificultades. De ese modo entraron al unísono en la vuelta 18, ya que no tenía mucho sentido seguir en pista con las ruedas así.
En la siguiente paró Leclerc, que estaba casi 4” por delante de Vettel y, pese a que la parada del alemán no fue gran cosa -la hizo en 3”-, salió por detrás de este merced a la vuelta cañón de Seb. Ni Leclerc, ni Ferrari, ni nadie, lo esperaba.
Bottas paró una vuelta después y en Mercedes, sabedores que Hamilton, de parar, saldría detrás de los Ferrari, lo dejaron en pista ocho vueltas más para luego poder hacer un relevo final más rápido con gomas más frescas. En esta carrera, todos los líderes calcaron la táctica: blando y duro a una parada.
Dado que en Mercedes iban por la victoria y que no contaban para ella más que con Hamilton, hicieron ralentizar a Bottas para que no estuviese por delante de su, de facto, jefe de filas, por mucho que digan que los siguen dejando luchar. De lo contrario, Hamilton se habría reincorporado detrás de Bottas.
Todo este embrollo, ritmo de tortuga y las paradas, situaron como líder al italiano Antonio Giovinazzi en el Alfa romeo. Si no lideraba un italiano un GP desde hace 10 años -Fisichella en Spa 2009- Alfa Romeo desde nada menos que desde 36, con el malogrado Andrea de Cesaris, también en Spa, en 1983. Datos para la historia. (N del A.)



"Knigtht rider", el coche fantástico de Vettel camino de la victoria.



Seb, por su parte, con Leclerc y Verstappen a sus espaldas, empezó a dar una exhibición de pilotaje quitándose de en medio a los rivales a un ritmo endiablado: Stroll, Ricciardo y Gasly -en una arriesgada maniobra- cayeron bajo sus garras, cogiendo el liderato en la vuelta 31 al superar a Giovinazzi que, con el Ferrari B, esto es, el Alfa Romeo, no opuso resistencia.
Su pilotaje fue tan bueno, que Leclerc y Verstappen, que de esto de adelantar saben un rato, perdieron comba, aumentando el teutón el hueco hasta los 5” y 8” respectivamente. Y eso que empezaron la escalada en un pañuelo. El Vettel de los grandes días había vuelto, demostrando que todavía no está acabado y que puede ser tan bueno remontando como el mejor de los especialistas. Sólo faltaba por ver si sus ruedas aguantaban, pero con un par de coches por delante de Hamilton -Leclerc y Verstappen- y 13” sobre el inglés, el único que tenía ruedas más frescas, la cosa parecía decidida.
Los coches de seguridad que salieron entonces, que fueron tres: accidente entre Grosjean y Russel, avería de Pérez y el toque entre Kvyat y Kimi, facilitaron la labor de los tres primeros frente a Hamilton , cuya única oportunidad hubiera sido un ataque “suicida” parando a cambiar ruedas. Teniendo en cuenta lo que da una goma nueva en esta pista, pese a ir en tráfico, la idea no era tan descabellada, y menos con los coches de seguridad que salieron, pero Mercedes o no vio esta posibilidad o, sencillamente, no creyeron en ella. Fácil no era, pero de otro modo, no podían pasar de donde estaban. Quizá lo de Hungría, donde no perdían nada, aquí se les hizo muy cuesta arriba.
El banderazo vio el merecidísimo, e inesperado, doblete de Ferrari con un Vettel exultante expiando demonios, en tanto que Leclerc no podía evitar sentirse un poco triste, aunque no le costó mucho, una vez fuera del coche, entender la situación.



Hamilton, el gran derrotado. Tenía el coche y el ritmo, pero perdió.



Verstappen completó el podio y Hamilton se bajó de él por tercera vez en lo que va de temporada. Andaba un poco enfadado, pero yo creo que más porque esperaba dominar con mano de hierro -como el año pasado- que por el resultado en sí, al no esperar la reacción de Ferrari, que trajo un paquete aerodinámico nuevo que funcionó a las mil maravillas. Falta confirmarlo en los siguientes GGPP, pero el Ferrari, que ha sufrido de lo lindo este año en circuitos virados, tal vez haya encontrado el antídoto.
Antes de cerrar la crónica, me gustaría decir que la táctica de Leclerc y Ferrari copiada -que remedio- por el resto, consistente en ir despacio conservando ruedas para ir a una sola parada, no sé si es más efectiva que la de ir a tope y hacer una -o dos- paradas extras. Lo digo porque al principio, nadie atacaba y todos conservaban, pero si vas a tope con ruedas frescas, quizá luego puedes recuperar, como hizo Ricciardo con Rosberg en 2016. No pudo ganar, pero estuvo cerca.
Hasta Rusia, camaradas.


martes, 10 de septiembre de 2019

Complementi GP de Italia




                          Reclerc, Rey Leclerc








Con su triunfo en el pasado GP de Italia, un emocionado -no es para menos- Charles Leclerc, logró para la Scuderia el triunfo número 19 en casa, en Monza -20 de un motor Ferrari- y 237 en total. Además, con su pole, 224 de Ferrari, logró la 21ª en Monza -22 de un motor Ferrari-, y por todo ello se ganó el apodo de Reclerc, convirtiéndose en el nuevo Dios de los tifossi.
Leclerc es un producto de la cantera Ferrari, un piloto formado por ellos, como Vettel o Verstappen en Red Bull, o como Villeneuve -saltando las distancias- en la propia Ferrari, cuando eso no lo hacía nadie, y menos ellos.
El pilotaje del monegasco, con una capacidad de lucha rueda con rueda tan bueno -según Gené mejor- que Verstappen, hacen de él una futura -presente-, estrella, como el propio Verstappen, solo que sin la chulería y arrogancia de este.
Su carrera no fue fácil, ya que Hamilton se lo puso muy difícil, pero Charles no se amilanó, y tras aguantar el embite de la salida, donde arrinconó al inglés -que salió mejor-, volvió a hacer lo propio en la variante della Rogia tras la parada. Cerró su actuación magistral recomponiéndose de un error en la primera chicane cerrando -ni idea de como lo hizo- de nuevo en la Roggia, al pentacampeón. Fin de la batalla con Hamilton, que se quedó sin munición. Eso sí, Leclerc estuvo siempre bajo presión: primero Hamilton, luego Bottas. Dichoso DRS, sin él, se habría paseado.



¿Quién dice que no hubo espacio? La amabilidad de Leclerc se convierte en fuego en pista.



Hamilton deportivamente felicitó a Leclerc -que menos en Monza- tras su enfado inicial, aunque luego declaró: “si esto es lo que se permite, ya sé como actuar en el futuro”. ¿De veras? ¿Acaso no viste los GGPP de Austria e Inglaterra? Ya estabas avisado. Totto Wolff entendió que en Monza no aplicasen sanción alguna al Ferrari, y menos cuando no había ningún motivo para ello.
Ahora a seguir disfrutando de esta anhelada victoria y a pensar en el año que viene, a ver si ese año sí...
Lo que tengo claro es que Ferrari ganó donde tenía que ganar, el resto será un regalo. Los tifossi estamos de celebración por la confirmación del talento de Leclerc, cuyo arrojo parece no tener límites. En cuanto a Seb, suerte en el futuro, no está acabado, y no seré yo quién lo entierre.



Jody y su T4, véase en el paraguas, el falso logo de Agip conmemorando los 40 años de su gesta.



Respecto a las celebraciones, fue bonito ver a Jody Scheckter, ganador en Monza hace 40 años -proclamándose campeón del mundo- volver a la pista con el Ferrari 312T4 que le permitió tales éxitos. ¡Y como suena su 12 cilindros! Para que luego los aficionados tristes y faltos de imaginación pidan de vuelta a los V10.
¡Forza Ferrari y forza a sus V12, que la tienen de sobra!
¡Gracias Leclerc! Vettel, seguimos contigo, ciao, mao.

domingo, 8 de septiembre de 2019

GP de Italia 2019




                          Celebración de leyenda








Gracias a una victoria de leyenda. Charles Leclerc logró un triunfo histórico en Monza que pasará, que ha pasado ya, a los anales de la F1. Su triunfo en Monza con Ferrari es comparable a los de Ludovico Scarfiotti en 1966, Clay Regazzoni en 1975, Jody Scheckter en 1979, Gerhard Berger en 1988 y Michael Schumacher en 1996.
Ferrari no pudo celebrar con victoria -ni en Monza, ni en el campeonato- sus 50 años en 1997 ni sus 70 en 2017. Ahora, en los 90 de la Scuderia, es decir, del equipo de carreras no del constructor -que tiene 72- Ferrari lo ha celebrado a lo grande ganando en Monza luego de los actos conmemorativos del miércoles anterior a la carrera. Claro que lo genial sería doblete y título de campeón, pero tal y como ha ido el año, ganar en Monza es como ganar el título. ¿Creen que exagero? Para nada.







Se cernían nubes sobre Monza el viernes, dejando la pista ligeramente mojada y amenazando con llover el domingo, lo que le podía venir muy mal a Ferrari. Al final hubo buen tiempo y no hubo más problemas de lo normal. Lo que se vio el viernes, que se fue confirmando el sábado y el domingo, es que Ferrari estaba entre 1 y 2 décimas por delante de Mercedes en calificación, pero en ritmo de carrera era justo al contrario.
Leclerc, el flamante ganador de Spa, se hacía con la pole en su primer intento porque no hubo más. El ridículo se apropió de Monza en una Q3 esperpéntica. Ahora parece que un rebufo, bueno, seguir un coche a 200 metros, da entre 5 y 7 décimas en la recta de Monza. Eso dependiendo de a quién escuches, si a Vettel o a Sainz. Más razonable era Tony Cuquerella, que hablaba de 2 décimas, que podía ser medio segundo si lo cogías las tres rectas, pero para eso tenía que ser todo perfecto y seguir a un coche mejor. Es decir, un Ferrari siguiendo a un Ferrari no, porque lo ganado en recta lo perdería en curva. Pues que quieren que les diga, que ni 2 décimas. Vamos, si a menos distancia y con DRS el Mercedes no le cogía 3 décimas al Ferrari, como para coger cualquiera 2 décimas a un rival sin DRS y desde más lejos.



Leclerc recibiendo el premio de la pole de manos de la leyenda de Ferrari Jody Scheckter.



Pero por lo visto los grandes pensantes de la F1 no pensaban eso y por tanto, la primera vez que salieron a Q3 ya hubo numerito, con los Mercedes parados a la salida de boxes para no ser los primeros. Pero es que en la segunda salida, por esa estupidez de no ir primero, sólo Sainz y Leclerc pudieron hacer la vuelta. Y es que tanto Sainz como los de Ferrari se dieron cuenta de lo que sucedía y tiraron, sólo que Vettel dejó pasar a Leclerc por eso de tener rebufo. Al final, ni rebufo, ni vuelta.
Pero esto no fue todo, Vettel se libró de que le anularan el tiempo por ir fuera de pista. Desde el cockpit parecía estar “dentro”, pero desde fuera parecía que no. Es lo que tiene esta chorrada de las escapatorias asfaltadas. Además, anulas vueltas en calificación pero luego, ¿que haces en carrera? Creo que por jugar en casa y por lo ajustado de la situación se libró, pero eso era mil veces más sancionable que lo de Canadá.
Eso por un lado, por otro Bottas, que no aminoró bajo bandera amarilla, el muy guasón dijo que sí y que por eso perdió la pole, cruzando la meta con bandera roja, aunque ya había pasado la zona de peligro. Lo suyo habría sido ver la telemetría para ver si levantó el pie, pero tampoco fueron más allá.
El accidente de Raikkönen, las grandes prestaciones de Renault, el bluff del nuevo Honda de Verstappen, no sólo pasaron desapercibidas, sino que no importaron a nadie.



Hamilton y Mercedes lo intentaron todo, pero esta vez no fue suficiente.



La carrera fue un toma y daca entre los Mercedes y el Ferrari de Leclerc, ya que Vettel se autoeliminó en la vuelta 6 con un trompo en la variante Ascari -sin más presión que la suya- a la que hubo de añadir un stop and go de 10” por reincorporarse a la pista de forma peligrosa. Dado el riesgo que corrió, creo la sanción fue justa. Me apena ver a Seb así, ya que nada le sale bien y parece tener pocos amigos. Nadie le perdona el haber ganado títulos con el mejor coche, cosa que, en mayor o menor medida, han hecho todos los campeones. Como fuere, Seb me recuerda con estos fallos al Piquet de mediados de los 80, solo que al brasileño se le trataba con más cariño. Desde aquí todo mi apoyo para un Seb que es un verdadero aficionado a la F1, que pone apodos chulos a sus coches y que hace diseños de cascos geniales, a veces homenajeando a otros pilotos.
El gran Leclec tuvo que correr contra los dos Mercedes, como apunté más arriba, y estos no se lo pusieron fácil. Fueron abucheados -que menos- por su ridículo de fingir una parada, y es que la cosa cansa. Pero aparte de eso, lo hicieron perfecto para ganar ya que dividieron las estrategias. Hamilton intentó un “undercut” y Bottas fue largo. En Ferrari respondieron a la perfección cubriendo ambas tácticas al parar Leclerc una vuelta después que Hamilton y poner duras por medias del inglés, para que le aguantasen más contando con defenderse en las rectas con su mayor velocidad. La táctica era arriesgada, pero funcionó. Otra opción sería mantener a Leclerc en pista y luego remontar con mejores ruedas. Pero lo mismo no le daría tiempo, ya que Hamilton no machacaría tanto sus ruedas. Sea como sea, da igual, porque la táctica funcionó.



Sainz y Mclaren, de nuevo sin recompensa.



Hamilton, que estuvo marcando de cerca a Leclerc a principio de carrera pero sin llegar a tener DRS, tras la parada lo tuvo siempre, y eso le permitió atacar. De no existir este artilugio, seguramente la carrera se habría acabado ahí, ya que sus ritmos eran calcados. Pero con el DRS Hamilton podía ir un pelo más rápido y atacar. Y lo hizo. Se ve que tenía ganas de que lo abuchearan de nuevo en el podio -es broma- pero Leclerc es mucho Leclerc y Hamilton no pasó. Jugó duro pero limpio, lo de Austria fue peor y, además, como para ponerlo fácil en Monza.
Vettel, doblado en pleno fragor de la batalla, no hizo como otros -Joahansson a Berger en Portugal 87 para favorecer a Prost- y no interfirió en la batalla.
También hay que decir que Charles tuvo una pasada de frenada a fin de recta que pudo solventar sin problemas y que no le costó el liderato por poco. Fue como un muro para el cinco veces -séis casi- campeón del mundo. Luego le tocó el turno a Bottas cuando Hamilton se apartó al pasarse de frenada. Yo creo se pasó de frenada y luego decidió perder ese tiempo adrede para que no lo perdiese Bottas superándolo a él, que se había quedado sin ruedas, y se fue por la escapatoria “gincana” de la chicane haciendo labor de equipo. O quizá no, simplemente falló.
Bottas tenía el ritmo, pero no puso nunca bajo presión a Leclerc. Y es que Bottas no es Hamilton. Sólo un fallo del Ferrarista le permitió coger DRS, pero el mismo se autoeliminó al pasarse de frenada.



Renault cuajó su mejor carrera en años.



Leclerc estuvo magnífico, soberbio, al nivel de los Dioses de Ferrari, y devolvió a Maranello el triunfo en el GP de Italia 9 años después. En Mercedes lo hicieron todo bien -al igual que en Ferrari- pero es que a las manos de Leclerc se le unieron la fabulosa potencia de su motor y la magia de Monza, para evitar que Mercedes aguase la fiesta a los miles de tifosi presentes en Monza y a los millones en los televisores de todo el planeta. El hada buena de las carreras hizo bien su trabajo.
Hamilton se quejó en el fragor de la batalla, pero una vez acabada esta, se portó como un caballero, a diferencia del año pasado en Inglaterra. Punto para el inglés.
El abandono de Sainz cuando iba camino del sexto lugar al no apretar sus mecánicos una rueda, la gran carrera de los Renault -cuarto y quinto- y la carrera descafeinada de Verstappen, tampoco a nadie importó.
Lo que importaba este fin de semana era Ferrari, y al acabar la carrera, Ferrari y su nueva estrella: Leclerc, que se convirtió en el centro de atención. Y pasará mucho tiempo hasta que alguien consiga atraer la atención con tanta intensidad porque Monza, a las cuatro y media de la tarde, era Leclerc.



Jody Scheckter, ganador con el 312T4 en 1979, hace 40 años, estuvo en las celebraciones.



A todo esto, ningún récord de velocidad ha sido batido, todos ellos -por cierto- en poder de Ferrari: la pole de Kimi en 2018, la vuelta rápida de Barrichello en 2004 y la de carrera por Schumacher en 2003 siguen vigentes.


martes, 3 de septiembre de 2019

GP de Bélgica 2019


                                 Triste victoria






En recuerdo al que fue su amigo y con quién compartió vivencias y carreras desde el karting, Charles Leclerc, el piloto de ensoñada mirada, brindó su primera victoria en F1 a Anthoine Hubert, que perdió la vida el día anterior en la carrera de F2 al ser embestido por Juan Manuel Correa -que se destrozó las piernas- en un accidente similar al que tuvo Zanardi en Lausitzring 2001, dónde perdió las piernas.








Esta vez todo salio bien a los de Maranello, que pese a todo no lo tuvieron nada fácil ante un Hamilton cuyo coche era más eficaz en carrera, sobre todo con los compuestos medios, al igual que sucedió en Canadá.
Era sabido que Ferrari iría bien en Bélgica, así como en Italia, pero luego hay que confirmar. Los de Maranello dominaron todas las sesiones con los Mercedes acercándose más y más en cada una de ellas, pero sin hacer tiempos significativos seguramente al estar la pista más lenta. Eso o que Pirelli llevó compuestos más duros, o las dos.
En los libres 3 pasó una cosa que me llamó la atención: Lewis Hamilton se incrustó en las protecciones y los comisarios, en lugar de retirar con celeridad el coche, lo llevaron a boxes por todo el circuito, quitando 15 minutos de entreno y, de paso, dando a Mercedes el tiempo necesario para reparar. Sin ese “favor”, Hamilton no llega a Q1 y, por tanto, no hubiera luchado por el triunfo. ¿Le favorecieron adrede de nuevo? ¿Fue una situación excepcional que requería tal maniobra o, por el contrario, no es nada nuevo? Como ahora mismo no me vienen a la mente situaciones similares, el que las conozca, me las comente.



Hamilton y su error en los libres 3. Al final pudo correr normalmente.



Con Hamilton en la calificación, los Ferrari no pudieron relajarse ni lo más mínimo para lograr la primera linea. Leclerc batió por milésimas el récord de la pole de 2017 de Hamilton en 1´42”519, pero se quedó a 1” del tiempo de Q2 de Seb, Kimi y Ham de 2018. No tuvo rival.
Vettel logró superar a Hamilton por milésimas en dos vueltas malas, ya que fue más veloz en Q2.
A todo esto, la mamonada que hicieron la mayoría de los pilotos al inicio de la Q3, con Hamilton casi estampándose contra su compañero Bottas, al ralentizar todos buscando rebufos, fue penoso, rozando el ridículo. Un poco más y no hay segundo intento.
Al acabar la calificación se celebró la carrera de F2, que fue suspendida al cabo de dos vueltas por el fortísimo -y fatal- accidente de Anthoine Hubert, quien perdió la vida, dejando al paddock consternado, sobre todo a sus amigos Gasly -con quien compartió piso durante 6 años- Ocon y Leclerc, que se iniciaron en el karting a la vez.
Así se llegó a la carrera, una carrera en la que Verstappen la volvió a liar al meterse por un hueco inexistente pero que a él le pareció suficiente. Lo malo es que arruinó la carrera de Kimi, que se reincorporó último y con el coche tocado. Max “forfait”. Sigue liándolas de vez en cuando Mad Max, estoy desando alguna vez se la arme a Hamilton y a MB, pero parece cebarse en el resto -sobre todo en los Ferrari- mientras que a los de plata, los respeta. Ya de fastidiar, que reparta un poco para todos, digo yo.



Kimi: "gracias Max"; "de nada, yo soy así".



La carrera era de Hamilton que, con “medias” era intocable. Pero esta vez no iba a escaparse la victoria a Ferrari, ni a Leclerc; no iba a fallar un pistón -Barhein-, no iban sancionar un error -Canadá-, no se iban a quedar sin ruedas para luego ser adelantados de manera antideportiva -Austria-, esta vez todo iba a salir bien.
Para empezar, Vettel mantuvo el segundo puesto pese a ser superado inicialmente por Hamilton, que lo sacó fuera en la Source -de eso nadie dice nada, ¿eh pillines?- al imponer el poderío del motor Ferrari -que bien suena eso- en la recta de Kemmel. Luego Leclerc se libró de una sanción al salirse de pista en Les Combes sin apenas perder tiempo, tiempo que sí perdió Hamilton en boxes -1 segundo de más-, a lo que hubo que añadir las dos vueltas que Vettel lo retuvo magistralmente, sin ruedas.
¿Me dejo algo? Sí, las cuatro vueltas que hubo al inicio de carrera tras el coche de seguridad por el accidente de Verstappen. Todo eso hizo que, para cuando Hamilton llegó a Leclerc, ya fuera tarde. Quitando cualquiera de estas circunstancias desfavorables a Hamilton, la cosa hubiera sido de infarto y, sin ninguna de ellas, nueva victoria del inglés. Menos mal que no.
Leclerc dedicó el triunfo a Hubert y a Bianchi, su amigo y mentor, convirtiéndose en el primer ganador monegasco, el tercer piloto más joven en ganar un GP y el más joven en un Ferrari, desbancando a Jacky Ickx precisamente en Bélgica.
Desastroso fin de semana para Mclaren, con doble abandono, Sainz al principio y Norris al final, cuando era quinto fácil. También mala suerte para Alfa, sobre todo para Kimi, que pudo haber tenido una gran actuación de no ser por lo acontecido en la arrancada.



Gran carrera sin recompensa para Lando Norris.



Debo destacar, de manera negativa, el hundimiento de Magnussen a principio de carrera, perdiendo casi una posición por vuelta. “Mí no comprender”.
El próximo fin de semana, Italia, el último GP en el que, a priori, Ferrari podrá luchar por la victoria en condiciones normales. Con tanta celebración por los 90 años del equipo, la Scuderia, ganar se antoja más necesario que nunca. La nueva especificación -montada en los Alfa en Spa por motivos tácticos- les ayudará, así como el trazado. Por contra, tendrán toda la presión.
Por mucho que se lamenten en Mercedes, poniéndose la venda antes de la herida, estos tendrán mucho que decir y, de ganar Ferrari, seguramente será por la mínima, como en Spa. Esperemos que, a diferencia de 2018, no nos agüen la fiesta.
¡Forza!







PD: Y si el tiempo acompaña, podremos ver varios récords de velocidad.