Ferrari: Los viajeros de la noche
Saltó la gran sorpresa en el GP de
Singapur, y por partida doble. Ferrari se hizo con un formidable
doblete -el anterior data de Hungría 2017- derrotando a los grandes
favoritos: Hamilton y Mercedes, permitiendo a Vettel redimirse con un
triunfo “marca de la casa”.
Vayamos por el principio, sí el año
pasado Ferrari partía como favorita, con Vettel dispuesto a
recuperar terreno a Hamilton, un Hamilton que les dio un baño a
todos con una actuación memorable, este año era justo al contrario:
Hamilton era el claro favorito con Verstappen como principal, por no
decir único, opositor, mientras que Ferrari, que este año sufría
en este tipo de pistas, partía con un perfil más bajo.
El primer día parecía confirmar esto,
con un Hamilton que parecía muy superior a los demás, toda vez que
Mclaren y Sainz se confirmaban como los mejores del resto. Pero la
liebre saltó en los libres 3 con Leclerc siendo el más veloz y,
aunque Hamilton seguía siendo el favorito, el monegasco se unía a
la fiesta.
La Q1 pareció ver a los mejores
Mercedes, un paso por delante del resto, pero en la Q2 era Ferrari
quien asumía el mando, con Vettel de nuevo en la pomada. De hecho,
Vettel marcó una vuelta tan buena en Q3 en su primer intento
-tocando el muro-, que Hamilton y Leclerc tuvieron que estar “de
cine” para superarlo, cosa que él no pudo hacer, abortando su
segundo intento. Hamilton pareció arriesgar menos -y fallar menos-
que Leclerc, que se llevó su tercera pole consecutiva -y quinta de
la temporada- en una vuelta al filo, con el SF90 a punto de írsele
tres veces de las manos, pero controlándolo magistralmente. Tras
estos tres líderes, Verstappen, Bottas, Albon, Sainz, Ricciardo
-luego descalificado-, Hulkenberg, Norris, Giovinazzi, etc...
Leclerc: "Singapole", ya es el piloto con más poles este año. |
La salida no provocó cambios en los
líderes, pero sí en el pelotón, al tocar Hulkenberg a Sainz,
arruinando la carrera de ambos, siendo el español el peor parado.
En cabeza, tras el ataque inicial de
Seb a Ham, todo se estabilizó durante las primeras 15-16 vueltas,
marcando Leclerc un ritmo lentísimo, tanto para conservar ruedas,
como para evitar un posible “undercut” de Hamilton, al no abrir
una “ventana” para salir este cómodo de boxes. El ritmo era tan
lento, que Norris, séptimo, estaba a menos de 3” y acercándose a
Albon, concentrándose los seis primeros en apenas 7”.
Fue entonces cuando Leclerc pegó el
estirón, nada espectacular, pero ya apretaba. Sólo Hamilton y
Bottas podían seguirle. Tanto Vettel como Verstappen tenían
dificultades. De ese modo entraron al unísono en la vuelta 18, ya
que no tenía mucho sentido seguir en pista con las ruedas así.
En la siguiente paró Leclerc, que
estaba casi 4” por delante de Vettel y, pese a que la parada del
alemán no fue gran cosa -la hizo en 3”-, salió por detrás de
este merced a la vuelta cañón de Seb. Ni Leclerc, ni Ferrari, ni
nadie, lo esperaba.
Bottas paró una vuelta después y en
Mercedes, sabedores que Hamilton, de parar, saldría detrás de los
Ferrari, lo dejaron en pista ocho vueltas más para luego poder hacer
un relevo final más rápido con gomas más frescas. En esta carrera,
todos los líderes calcaron la táctica: blando y duro a una parada.
Dado que en Mercedes iban por la
victoria y que no contaban para ella más que con Hamilton, hicieron
ralentizar a Bottas para que no estuviese por delante de su, de facto,
jefe de filas, por mucho que digan que los siguen dejando luchar. De
lo contrario, Hamilton se habría reincorporado detrás de Bottas.
Todo este embrollo, ritmo de tortuga y
las paradas, situaron como líder al italiano Antonio Giovinazzi en
el Alfa romeo. Si no lideraba un italiano un GP desde hace 10 años
-Fisichella en Spa 2009- Alfa Romeo desde nada menos que desde 36,
con el malogrado Andrea de Cesaris, también en Spa, en 1983. Datos
para la historia. (N del A.)
"Knigtht rider", el coche fantástico de Vettel camino de la victoria. |
Seb, por su parte, con Leclerc y
Verstappen a sus espaldas, empezó a dar una exhibición de pilotaje
quitándose de en medio a los rivales a un ritmo endiablado: Stroll,
Ricciardo y Gasly -en una arriesgada maniobra- cayeron bajo sus
garras, cogiendo el liderato en la vuelta 31 al superar a Giovinazzi
que, con el Ferrari B, esto es, el Alfa Romeo, no opuso resistencia.
Su pilotaje fue tan bueno, que Leclerc
y Verstappen, que de esto de adelantar saben un rato, perdieron
comba, aumentando el teutón el hueco hasta los 5” y 8”
respectivamente. Y eso que empezaron la escalada en un pañuelo. El
Vettel de los grandes días había vuelto, demostrando que todavía
no está acabado y que puede ser tan bueno remontando como el mejor
de los especialistas. Sólo faltaba por ver si sus ruedas aguantaban,
pero con un par de coches por delante de Hamilton -Leclerc y
Verstappen- y 13” sobre el inglés, el único que tenía ruedas más
frescas, la cosa parecía decidida.
Los coches de seguridad que salieron
entonces, que fueron tres: accidente entre Grosjean y Russel, avería
de Pérez y el toque entre Kvyat y Kimi, facilitaron la labor de los
tres primeros frente a Hamilton , cuya única oportunidad hubiera
sido un ataque “suicida” parando a cambiar ruedas. Teniendo en
cuenta lo que da una goma nueva en esta pista, pese a ir en tráfico,
la idea no era tan descabellada, y menos con los coches de seguridad
que salieron, pero Mercedes o no vio esta posibilidad o,
sencillamente, no creyeron en ella. Fácil no era, pero de otro modo,
no podían pasar de donde estaban. Quizá lo de Hungría, donde no
perdían nada, aquí se les hizo muy cuesta arriba.
El banderazo vio el merecidísimo, e
inesperado, doblete de Ferrari con un Vettel exultante expiando
demonios, en tanto que Leclerc no podía evitar sentirse un poco
triste, aunque no le costó mucho, una vez fuera del coche, entender
la situación.
Hamilton, el gran derrotado. Tenía el coche y el ritmo, pero perdió. |
Verstappen completó el podio y
Hamilton se bajó de él por tercera vez en lo que va de temporada.
Andaba un poco enfadado, pero yo creo que más porque esperaba
dominar con mano de hierro -como el año pasado- que por el resultado
en sí, al no esperar la reacción de Ferrari, que trajo un paquete
aerodinámico nuevo que funcionó a las mil maravillas. Falta
confirmarlo en los siguientes GGPP, pero el Ferrari, que ha sufrido
de lo lindo este año en circuitos virados, tal vez haya encontrado
el antídoto.
Antes de cerrar la crónica, me
gustaría decir que la táctica de Leclerc y Ferrari copiada -que
remedio- por el resto, consistente en ir despacio conservando ruedas
para ir a una sola parada, no sé si es más efectiva que la de ir a
tope y hacer una -o dos- paradas extras. Lo digo porque al principio,
nadie atacaba y todos conservaban, pero si vas a tope con ruedas
frescas, quizá luego puedes recuperar, como hizo Ricciardo con
Rosberg en 2016. No pudo ganar, pero estuvo cerca.
Hasta Rusia, camaradas.