domingo, 8 de septiembre de 2019

GP de Italia 2019




                          Celebración de leyenda








Gracias a una victoria de leyenda. Charles Leclerc logró un triunfo histórico en Monza que pasará, que ha pasado ya, a los anales de la F1. Su triunfo en Monza con Ferrari es comparable a los de Ludovico Scarfiotti en 1966, Clay Regazzoni en 1975, Jody Scheckter en 1979, Gerhard Berger en 1988 y Michael Schumacher en 1996.
Ferrari no pudo celebrar con victoria -ni en Monza, ni en el campeonato- sus 50 años en 1997 ni sus 70 en 2017. Ahora, en los 90 de la Scuderia, es decir, del equipo de carreras no del constructor -que tiene 72- Ferrari lo ha celebrado a lo grande ganando en Monza luego de los actos conmemorativos del miércoles anterior a la carrera. Claro que lo genial sería doblete y título de campeón, pero tal y como ha ido el año, ganar en Monza es como ganar el título. ¿Creen que exagero? Para nada.







Se cernían nubes sobre Monza el viernes, dejando la pista ligeramente mojada y amenazando con llover el domingo, lo que le podía venir muy mal a Ferrari. Al final hubo buen tiempo y no hubo más problemas de lo normal. Lo que se vio el viernes, que se fue confirmando el sábado y el domingo, es que Ferrari estaba entre 1 y 2 décimas por delante de Mercedes en calificación, pero en ritmo de carrera era justo al contrario.
Leclerc, el flamante ganador de Spa, se hacía con la pole en su primer intento porque no hubo más. El ridículo se apropió de Monza en una Q3 esperpéntica. Ahora parece que un rebufo, bueno, seguir un coche a 200 metros, da entre 5 y 7 décimas en la recta de Monza. Eso dependiendo de a quién escuches, si a Vettel o a Sainz. Más razonable era Tony Cuquerella, que hablaba de 2 décimas, que podía ser medio segundo si lo cogías las tres rectas, pero para eso tenía que ser todo perfecto y seguir a un coche mejor. Es decir, un Ferrari siguiendo a un Ferrari no, porque lo ganado en recta lo perdería en curva. Pues que quieren que les diga, que ni 2 décimas. Vamos, si a menos distancia y con DRS el Mercedes no le cogía 3 décimas al Ferrari, como para coger cualquiera 2 décimas a un rival sin DRS y desde más lejos.



Leclerc recibiendo el premio de la pole de manos de la leyenda de Ferrari Jody Scheckter.



Pero por lo visto los grandes pensantes de la F1 no pensaban eso y por tanto, la primera vez que salieron a Q3 ya hubo numerito, con los Mercedes parados a la salida de boxes para no ser los primeros. Pero es que en la segunda salida, por esa estupidez de no ir primero, sólo Sainz y Leclerc pudieron hacer la vuelta. Y es que tanto Sainz como los de Ferrari se dieron cuenta de lo que sucedía y tiraron, sólo que Vettel dejó pasar a Leclerc por eso de tener rebufo. Al final, ni rebufo, ni vuelta.
Pero esto no fue todo, Vettel se libró de que le anularan el tiempo por ir fuera de pista. Desde el cockpit parecía estar “dentro”, pero desde fuera parecía que no. Es lo que tiene esta chorrada de las escapatorias asfaltadas. Además, anulas vueltas en calificación pero luego, ¿que haces en carrera? Creo que por jugar en casa y por lo ajustado de la situación se libró, pero eso era mil veces más sancionable que lo de Canadá.
Eso por un lado, por otro Bottas, que no aminoró bajo bandera amarilla, el muy guasón dijo que sí y que por eso perdió la pole, cruzando la meta con bandera roja, aunque ya había pasado la zona de peligro. Lo suyo habría sido ver la telemetría para ver si levantó el pie, pero tampoco fueron más allá.
El accidente de Raikkönen, las grandes prestaciones de Renault, el bluff del nuevo Honda de Verstappen, no sólo pasaron desapercibidas, sino que no importaron a nadie.



Hamilton y Mercedes lo intentaron todo, pero esta vez no fue suficiente.



La carrera fue un toma y daca entre los Mercedes y el Ferrari de Leclerc, ya que Vettel se autoeliminó en la vuelta 6 con un trompo en la variante Ascari -sin más presión que la suya- a la que hubo de añadir un stop and go de 10” por reincorporarse a la pista de forma peligrosa. Dado el riesgo que corrió, creo la sanción fue justa. Me apena ver a Seb así, ya que nada le sale bien y parece tener pocos amigos. Nadie le perdona el haber ganado títulos con el mejor coche, cosa que, en mayor o menor medida, han hecho todos los campeones. Como fuere, Seb me recuerda con estos fallos al Piquet de mediados de los 80, solo que al brasileño se le trataba con más cariño. Desde aquí todo mi apoyo para un Seb que es un verdadero aficionado a la F1, que pone apodos chulos a sus coches y que hace diseños de cascos geniales, a veces homenajeando a otros pilotos.
El gran Leclec tuvo que correr contra los dos Mercedes, como apunté más arriba, y estos no se lo pusieron fácil. Fueron abucheados -que menos- por su ridículo de fingir una parada, y es que la cosa cansa. Pero aparte de eso, lo hicieron perfecto para ganar ya que dividieron las estrategias. Hamilton intentó un “undercut” y Bottas fue largo. En Ferrari respondieron a la perfección cubriendo ambas tácticas al parar Leclerc una vuelta después que Hamilton y poner duras por medias del inglés, para que le aguantasen más contando con defenderse en las rectas con su mayor velocidad. La táctica era arriesgada, pero funcionó. Otra opción sería mantener a Leclerc en pista y luego remontar con mejores ruedas. Pero lo mismo no le daría tiempo, ya que Hamilton no machacaría tanto sus ruedas. Sea como sea, da igual, porque la táctica funcionó.



Sainz y Mclaren, de nuevo sin recompensa.



Hamilton, que estuvo marcando de cerca a Leclerc a principio de carrera pero sin llegar a tener DRS, tras la parada lo tuvo siempre, y eso le permitió atacar. De no existir este artilugio, seguramente la carrera se habría acabado ahí, ya que sus ritmos eran calcados. Pero con el DRS Hamilton podía ir un pelo más rápido y atacar. Y lo hizo. Se ve que tenía ganas de que lo abuchearan de nuevo en el podio -es broma- pero Leclerc es mucho Leclerc y Hamilton no pasó. Jugó duro pero limpio, lo de Austria fue peor y, además, como para ponerlo fácil en Monza.
Vettel, doblado en pleno fragor de la batalla, no hizo como otros -Joahansson a Berger en Portugal 87 para favorecer a Prost- y no interfirió en la batalla.
También hay que decir que Charles tuvo una pasada de frenada a fin de recta que pudo solventar sin problemas y que no le costó el liderato por poco. Fue como un muro para el cinco veces -séis casi- campeón del mundo. Luego le tocó el turno a Bottas cuando Hamilton se apartó al pasarse de frenada. Yo creo se pasó de frenada y luego decidió perder ese tiempo adrede para que no lo perdiese Bottas superándolo a él, que se había quedado sin ruedas, y se fue por la escapatoria “gincana” de la chicane haciendo labor de equipo. O quizá no, simplemente falló.
Bottas tenía el ritmo, pero no puso nunca bajo presión a Leclerc. Y es que Bottas no es Hamilton. Sólo un fallo del Ferrarista le permitió coger DRS, pero el mismo se autoeliminó al pasarse de frenada.



Renault cuajó su mejor carrera en años.



Leclerc estuvo magnífico, soberbio, al nivel de los Dioses de Ferrari, y devolvió a Maranello el triunfo en el GP de Italia 9 años después. En Mercedes lo hicieron todo bien -al igual que en Ferrari- pero es que a las manos de Leclerc se le unieron la fabulosa potencia de su motor y la magia de Monza, para evitar que Mercedes aguase la fiesta a los miles de tifosi presentes en Monza y a los millones en los televisores de todo el planeta. El hada buena de las carreras hizo bien su trabajo.
Hamilton se quejó en el fragor de la batalla, pero una vez acabada esta, se portó como un caballero, a diferencia del año pasado en Inglaterra. Punto para el inglés.
El abandono de Sainz cuando iba camino del sexto lugar al no apretar sus mecánicos una rueda, la gran carrera de los Renault -cuarto y quinto- y la carrera descafeinada de Verstappen, tampoco a nadie importó.
Lo que importaba este fin de semana era Ferrari, y al acabar la carrera, Ferrari y su nueva estrella: Leclerc, que se convirtió en el centro de atención. Y pasará mucho tiempo hasta que alguien consiga atraer la atención con tanta intensidad porque Monza, a las cuatro y media de la tarde, era Leclerc.



Jody Scheckter, ganador con el 312T4 en 1979, hace 40 años, estuvo en las celebraciones.



A todo esto, ningún récord de velocidad ha sido batido, todos ellos -por cierto- en poder de Ferrari: la pole de Kimi en 2018, la vuelta rápida de Barrichello en 2004 y la de carrera por Schumacher en 2003 siguen vigentes.


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