lunes, 11 de mayo de 2020

Keke Rosberg




                             Kamikaze Rosberg








Así lo llamábamos en casa, no recordaba bien quien se lo puso, de hecho, creía así lo llamaban en el mundillo. Pero no, el mote se lo puso mi madre (en paz descanse) mote que, ciertamente le venía al pelo por su estilo rápido y exuberante, tanto, que lo hacía parecer alocado y temerario. Su agresividad y control del vehículo, con grandes derrapadas y salidas fulgurantes, sobre todo en 1983 cuando fue el mejor defensor de los atmosféricos, es legendaria.






Keijo Erik Rosberg, más conocido como Keke Rosberg, es un finlandés de origen sueco, de Solna exactamente, cuyo aspecto de guerrero vikingo, de tipo duro, siempre con el cigarrillo -Marlboro- a mano, lo convirtió en uno de los pilotos más queridos. Desde luego no pasaba inadvertido, como muestra un botón: en una época en que en España la F1 era cosa de unos pocos “raritos”, el grupo “Siniestro total”, le dedicó una canción.



El siempre combativo Rosberg en 1983, con el Williams FW08C Cosworth en Brasil.




Guardo un grato recuerdo de la temporada ´83 y él contribuyó a ello, no sólo por su sorprendente pole de Brasil en el hoy demolido Japarecagua, con un centenar de CV menos que los turbos, dónde le sacó 3”7 a su compañero Laffite, que fue la última pole atmosférica hasta 1989; también por su ritmo endiablado en esa carrera, por su gran victoria en Montecarlo, por sus espectaculares inicios de carrera -sobre todo en Long Beach-, y, ante todo, por sus excelentes columnas en Grand Prix International donde, como campeón del mundo en título, escribía. Y de que manera, con sentido del humor e ironía, daba gusto leerlas, casi tanto como verlo al volante de su monoplaza.
Fuera parte de esto, Keke es el ejemplo perfecto de piloto de carreras de coches en general y de F1 en particular: pasó de no calificarse hasta en cinco ocasiones en 1981 a ser campeón del mundo en 1982. Eso demuestra la preponderancia del coche sobre el piloto en la F1, ahora y siempre. No aprendió a conducir de repente, es que por fin dispuso de material adecuado.



Rosberg fue mucho Rosberg en Dallas.



Respecto a su título, los que quieran quitarle mérito, allá ellos, pero él no tuvo la culpa de que Ferrari perdiera sus dos espadas -primera y única vez que eso pasa a un equipo- amén de que había muchos otros pilotos talentosos para aprovechar esa dramática circunstancia: desde el actual campeón del mundo Piquet, pasando por Lauda y las promesas francesas encabezadas por Prost. De modo que de injusto e inmerecido campeón, como algunos dicen, nada.
Del año de su título, lo que más recuerdo, por delante de su primera pole -Inglaterra- y victoria -GP de Suiza en Dijon-, es el GP de Bélgica donde perdió la carrera ante John Watson a falta de dos vueltas y la de Austria, en ese sensacional duelo en la vuelta final con Elio de Angelis, luego de su persecución, cruzando la meta en paralelo. Elio ganó por 50 milésimas.
El año de su defensa del título, en 1983, estuvo bregando con el Cosworth de 500CV frente a turbos que rozaban los 700, hasta que en la última cita logró hacer debutar el turbo de Honda, a la vez que se daba cuenta de por qué andaba tan cansado ultimamente: una pequeña hepatitis.
En 1984 el Williams no estuvo a la altura, nadie lo estaba frente al Mclaren Tag-Porsche, pero ganó en Dallas, un GP que hoy no se habría celebrado por seguridad y que, de no calar su motor en la salida, Arnoux con el Ferrari habría estado inalcanzable.



Adiós y victoria. Keke dejó Williams a lo grande.



En 1985 hizo pareja con otro piloto rápido y agresivo, carismático como él y también con bigote: el inglés Nigel Mansell. Ellos formaron la que es, para mí, la mejor pareja de pilotos de la F1.
En Silverstone logró la que entonces fue la vuelta más rápida de la historia de la F1 al lograr la pole a 259,005km/h de media, superando -eso sólo interesaba a los “british”- las 160 millas/hora, a pesar de un pinchazo lento. Ese récord lo mantuvo hasta 2002 cuando le superó Montoya en Monza.
Se despidió del equipo Wiliams -firmó para Mclaren de cara a 1986- ganando por última vez en el primer GP de Australia de la historia, en Adelaida, en la que fue la mejor carrera del año, realizando -en seco- tres paradas, récord entonces y, además, fuera de contrato, ya que este finalizaba en octubre y la carrera se celebró en noviembre.
1986 no fue un buen año, totalmente eclipsado por Prost, aunque mostrando de vez en cuando destellos de su brillantez. Nada preocupante por un lado, ya que Prost era un genio y, por otro, un mal año lo tiene cualquiera. Lo mismo no se adaptó bien al Mclaren.
El día de su despedida, del equipo y de la F1, en Australia, lideraba con autoridad hasta su abandono por un reventón, como le pasó a Mansell. De haber parado a cambiar ruedas, lo mismo habría ganado. Eso en caso de no ceder posición a Prost de cara al título. Sea como sea, es igual, peor le fue a Mansell.



Portugal 86, con el Mclaren amarillo de Marlboro Gold.



Y así se fue un grande, un bravo piloto que siempre animaba las carreras. Y que no se nos olvide, las carreras son grandes no sólo por los grandes campeones, sino y sobretodo, por los pilotos que con su ardor jamás se dan por vencidos pese a estar en inferiores condiciones: como Peterson, como Villeneuve... como Keke Rosberg.

Me despido dejándoles un extracto de su crónica de Long Beach 1983, una de las más divertidas, lean y disfruten.

Keke´s colum © Grand Prix International 1983

"En la salida, Tambay tuvo un pequeño titubeo cuando el semáforo se puso verde. Para evitarlo, tuve que echarme a la izquierda y le dí al pobre Arnoux. Fue culpa mía. Hice un comienzo de carrera prudente. Al margen por supuesto, de mi trompo. Trate de adelantar a Tambay por el interior y en cuanto toqué los frenos, el coche comenzó a girar.








Luego vino la colisión con Tambay. Me había colocado a su altura en el frenado y él giró como si nada. Era imposible evitarlo. No sufrí ningún daño y pensé inmediatamente que a partir de ese instante tenía el camino libre delante mío. Había olvidado a Jacques. No nos dio tiempo a batirnos, puesto que Jarier me embistió inmediatamente. Los franceses desde luego acabaron por eliminarme en Long Beach. Pero me defendí bien"



Con el inédito Williams de 6 ruedas. La FISA lo prohibió. Otro "pudo haber sido...".







2 comentarios:

  1. Si que me acuerdo de "kamikaze Rosberg" y de unas primeras vueltas fulgurantes que luego acaban en abandono.. jeje. Lo comentábamos con la preciosa chica de la foto en muchas carreras.
    Felicidades por el artículo.

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