jueves, 24 de diciembre de 2020

Conclusiones 2020

 



                            Un año negro




Y no sólo por ser el -nuevo- color del equipo que lleva dominando con mano de hierro desde hace siete años, inédito hasta la fecha, sino y sobretodo por la pandemia del coronavirus, que ha afectado a todo y a todos a nivel mundial.

En nuestro pequeño mundo la consecuencias fueron un retraso en el inicio del campeonato, de marzo a julio, con la consiguiente reducción de pruebas, ya que muchas se debieron suspender. De ese modo el novedoso GP de Vietnam no pudo celebrarse, lo mismo que el regreso de Holanda. Australia, China, Mónaco, Canadá, Francia, México y EEUU fueron otros que tampoco pudieron correrse. Por contra, volvieron Imola y Turquía y se inauguraron -en F1- Mugello y Portimao, cuatro circuitos maravillosos, impresionantes. No todo iba a ser malo.

En principio, ante la incertidumbre de la pandemia, se empezó de suspender sólo China, a dudarse incluso de la celebración del campeonato. Al final, y para que este no tuviese pocas carreras, tres de las mismas fueron dobles: Austria, Inglaterra y Barhéin, en la última de ellas usando dos configuraciones del trazado distintas, algo que también se podría haber hecho en Silverstone.

Ante esta incertidumbre se optó por retrasar un año, de 2021 a 2022, la nueva normativa, obligando a los constructores a usar el mismo coche en 2021 cosa que, a mí personalmente, me parece una memez, lo mismo que el control presupuestario, imposibilidad de cambio de reglajes en caso de lluvia, ausencia de muletos, etc...



Verstappen, como Berger en 1988, fue el único rival del equipo dominante.


Deportivamente fue un peñazo, Mercedes dominó con más autoridad, y no sólo por su buen hacer, sino por el mal hacer de otros, de Ferrari concretamente. Las dudas sobre la legalidad de su motor, que se decía era el más potente de 2019, concluyó con una oscura resolución en la que no se aclaraba nada, salvo que se le impedía usarlo. Eso no quiere decir fuera ilegal -aunque el oscurantismo no ayuda-, ya que no es la primera vez que se haya una laguna en el reglamento y alguien se aprovecha temporalmente de ella, como este año Mercedes con el DAS, dispositivo prohibido de cara a 2021.

Estos aspectos técnicos tan controvertidos, para deducir si son o no legales, a veces es harto complicado, nada que ver con los correctores de altura y los depósitos de agua para refrigerar los frenos de los 80 que, aunque colaron, eran burdas trampas.

Red Bull por su parte, se limitó, como desde 2014, a ganar unas pocas carreras y punto. A diferencia de Ferrari, no se la espera, por ello a poco que haga, queda bien. Así todo se esperaba algo más de ellos este año. Su buen final. Con victoria incontestable en la última cita, abre un halo de esperanza de cara a 2021.

Como datos interesantes, dos equipos y dos pilotos lograron triunfar por primera vez, al ganar el Alpha Tauri de Pierre Gasly en Monza y el Racing Point de Checo Pérez en la segunda de Barhéin.



Las vueltas que da la vida: a Gasly le vino de perlas ser "degradado" de Red Bull a Alpha Tauri.


El primero devolvía a Francia a la victoria luego de 24 años, tras el triunfo de Panis en Mónaco 1996, mientras que en el segundo, Pérez, reverdecía los laureles para Méjico... 50 años después, tras el triunfo del gran Pedro Rodríguez en Spa 1970.

Respecto a los equipos, son nuevos de nombre más que de otra cosa. De hecho, Alpha Tauri no cambió ni de dueños ni nada, sólo de nombre por motivos comerciales, de Toro Rosso al mencionado Alpha Tauri. Racing Point era Force India pero con otro dueño. Nada nuevo bajo el sol. Hay veces que un equipo cambia de modo más radical siendo el mismo, y otras, nada, a pesar de su nueva denominación. La génesis de Alpha Tauri es la añorada Minardi, y la de Racing Point -que en 2021 será Aston Martin-, Jordan.



George Russell en Mercedes. No lo desaprovechó, de haber llevado el "44", nadie lo habría notado.


Acabo esta sección destacando lo bonito que fue ver a George Russell haciendo de Hamilton cuando este causó baja por coronavirus. Tan bien lo hizo, que apenas se notó la diferencia. El rojo de su casco me recordó los tiempos del Kaiser en Mercedes.


Los protagonistas


Mercedes


De flechas de plata a dardos negros. Mercedes tuvo un inesperado cambio cromático.


Por séptima vez los germanos afincados en Inglaterra dominaron con mano de hierro, logrando el séptimo doble entorchado consecutivo, todo un récord, alzando a su piloto estrella, Lewis Hamilton a la cumbre de las estadísticas de la F1 superando al Kaiser Michael Schumacher. La superioridad técnica de Mercedes no admite dudas, de ahí su éxito. Las preguntas, innecesarias pero inevitables, acerca de la calidad de su piloto estrella, Lewis Hamilton, volvieron a surgir a raíz de los récords con los que se ha hecho. No hay que darle muchas vueltas, Mercedes, con unos pilotos buenos habría ganado igual, este año y los demás. Una dupla Norris-Russell habría arrojado un resultado similar. Eso no quiere decir que Hamilton sea un mero adorno, su calidad está fuera de toda duda, pero ante tal superioridad técnica, sus grandes actuaciones, las veces que ha sido decisivo, casi pasan desapercibidas ante las numerosas veces en las que un “mono”, parafraseando a Lauda (1) o a Walter Röhrl (2), habría ganado. Ni siquiera en 2017-18, cuando Ferrari más cerca estuvo, Lewis fue decisivo, al final no lo fue, aunque sin duda, marcó diferencias.

Mercedes estrenó este año un ingenio, el DAS (Dual Axis Steering) que estará prohibido de cara a 2021 -como le pasó este año a Ferrari con su motor de 2019- del que se ha habló mucho al principio y, una vez iniciada la temporada, casi nada. Al final dio la impresión de que dicho ingenio valía más para calentar las ruedas que otra cosa. Aunque lo que yo entendí de este invento es que anulaba la convergencia de las ruedas delanteras, lo que en recta permitía una mayor velocidad punta al haber menor rozamiento y, a su vez, un menor desgaste de neumáticos. Pero no pareció usarse así...

En resumen, ni Mercedes, ni Hamilton, sudaron para consagrarse campeones. Bottas pareció al principio apretar un poco a Hamilton, pero fue un espejismo. Tomó las migajas y gracias, ya que por poco ni eso. El subcampeonato lo obtuvo in extremis, de no ser por los cinco abandonos de Verstappen -él tres-, el subcampeonato se habría ido a Holanda.

Su cambio de color, abandonando por vez primera el color nacional -blanco primero y gris plata después- a raíz del “Black lives matter”, impulsado por su piloto estrella, Lewis Hamilton, habría estado bien como excepción en una carrera, o dos, pero hacerlo todo un año me parece una papanatada impresionante. Cambiar el color del coche por un movimiento de esta índole, progre, por lo politicamente correcto, por darle el gusto a Hamilton, no es normal. En 2021 también serán negros.


Red Bull


Lo mejor de Red Bull fue sin duda, su piloto estrella, Max Verstappen.


Fueron el segundo equipo, pero más por demérito de Ferrari que por el suyo propio. De hecho, de no ser por Max Verstappen, habrían estado acosados muy de cerca por Mclaren y Racing Point.

Ganaron dos carreras, pero con un poco de suerte habrían sido más. Albon pudo ganar en la primera cita, favorecido por el coche de seguridad, pero Hamilton lo sacó de pista.

Verstappen, a su vez, podría haber ganado en la primera de Inglaterra, en Turquía y en la segunda de Barhéin, pero en la primera, al ir a por la vuelta rápida, no se pudieron aprovechar del pinchazo de Hamilton. En Turquía el mismo se autodescartó al ser muy impulsivo y, en Barhéin, Leclerc lo dejó “a verlas venir”.

Pero sus victorias fueron las únicas en las que ganaron de tú a tú a Mercedes. En la segunda de Silverstone, el GP 70 aniversario, fueron mejores por su gestión de gomas, lo que se puede ver, si se quiere, como un mal día de Mercedes pero, en Abu Dabi, no había excusa, los dominaron claramente


Mclaren


Sainz rozó el triunfo en Monza con una actuación estelar.


La gran sorpresa, terceros del campeonato, gracias al buen hacer de sus pilotos, rápidos y sólidos, a pesar de los muchos errores en boxes, sobre todo en el coche de Sainz. El Mclaren no era un gran coche respecto al resto, y mucho menos respecto a Mercedes -que los motorizará el año que viene-, pero sí respecto a los Mclaren precedentes. Sus prestaciones variaban mucho dependiendo de la pista, como por otra parte pasaba en la zona media a la mayoría de equipos, pero fueron lo bastante buenos como para lograr el tercer lugar del campeonato aprovechando, como dije al principio, las grandes actuaciones de sus pilotos. Carlos Sainz superó a Norris en el campeonato, lo que es justo, ya que el desempeño del español fue algo mejor a pesar de los mayores contratiempos que tuvo.

En Monza, Sainz y su Mclaren eran los más rápidos tras el Mercedes de Hamilton, sólo el de él, pero el coche de seguridad que apeó a Hamilton del triunfo fue el mismo que puso a Stroll y a Gasly en primera linea y a Sainz en la tercera. Lo justo para que Gasly pudiera aguantar la recuperación del español.


Racing Point


Licenciado por sus jefes, Pérez se despidió a lo grande, regalándoles una victoria.


Por prestaciones deberían haber sido terceros, pero por el mero hecho de no hacer su propio coche, como dicta el reglamento -a saber por qué coló- al usar un calco del Mercedes W10 de 2019, en lo que se dio a conocer como: “el Mercedes rosa”, no merecieron superar a Mclaren en la clasificación. Y a Renault tampoco. Pero dado que se lo permitieron, corrieron, y a pesar de algún que otro problema mecánico, lo hicieron muy bien.

Lance Stroll dejó de cometer los errores de antaño y aunque no pudo superar a Pérez, muchas veces lo apretó de lo lindo. En la mejor sesión de clasificación del siglo, se permitió el lujo de lograr la pole, en agua, por delante de un inspirado Verstappen. En carrera iba de maravilla hasta que se quedó sin ruedas y se fue hundiendo en la clasificación al no funcionarle el juego nuevo.

Pérez, sin embargo, fue mejorando en cada GP y acabó cuarto el campeonato pese a sufrir dos abandonos -uno con el podio a la vista- y perderse dos carreras por coronavirus. Pero daba igual, tercero no iba a poder ser, y poco le importaba, ya que en su 190 tentativa, récord, pudo al fin alzarse con el triunfo que tanto ansiaba y merecía. Toda la F1 se alegró por él. Y esa victoria la conseguía estando sin volante de cara a 2021. Tal vez ese triunfo le abrió definitivamente la puerta de Red Bull.


Renault


Bonitos colores de Renault en su "despedida". El año que viene tendrán el azul de Alpine.


Con destellos de velocidad, sobre todo a cargo de Ricciardo, que aparte de marcar vueltas rápidas supo gestionar los neumáticos como nadie -con permiso de Checo Pérez-, permitieron al equipo galo luchar por el tercer lugar de la tabla. Pero por velocidad y equipo estaba claro no lo merecían. Racing Point era más veloz y la dupla de Mclaren, más sólida. Pero lograron podios, cosa que Renault no lograba desde Malasia 2011 con Nick Heifeld, lo que fue muy importante de cara a la moral de un equipo que el año que viene, con Alonso en sus filas, deberá tener como objetivo ganar al menos una carrera. En ese caso será bajo su nueva denominación: Alpine.


Ferrari


Leclerc encajó en el patrón piloto Ferrari de "pegada". Muchas veces, fue Villeneuve.


La decepción del año. Al principio se pensaba que era debido al motor modificado de cara a 2020, que no podía usar su tecnología de 2019, pasando de ser el más potente, al menos poderoso. Pero eso sería sólo una parte, ya que como se pudo ver a lo largo de la temporada, el SF1000, denominado así porque este año Ferrari llegó a los 1000 GGPP, era un mal coche en todos los aspectos. Acabar sextos el año no es su peor clasificación de siempre, esa fue la de 1980, décimos, y de no ser por un inspirado y brillante Charles Leclerc, que situó su Ferrari varios escalones por encima de dónde le correspondía, quizá hubiesen sido superados por Alpha Tauri. Sebastian Vettel dio el verdadero valor del Ferrari, un Ferrari muchas veces incapaz de llegar a los puntos. Sin victorias, que no sucedía desde 2016 -al igual que en 2014, 1993, 92, 91, 86, 80, 73, 69, 67, 65, 62 57 y 50-, sin liderar ni un sólo kilómetro, cosa que sólo pasó en 1992 y 1973; luchando con equipos con muchos menos medios, incluso claudicando ante sus clientes, como les pasó con Alfa Romeo en más de una ocasión, Ferrari tuvo a su vez, su propio año negro.

La última temporada de Vettel en Maranello fue para olvidar. Al menos se consoló con su podio y gran carrera de Turquía. De cara a 2021, tanto a uno como al otro, deberían irle mucho mejor las cosas.


Alpha Tauri


Alpha Tauri y Pierre Gasly obtuvieron un regalo inesperado. No se pueden quejar.


Lo más destacado del equipo fue su sorprendente triunfo en Monza aprovechando el coche de seguridad. Pero no fue sólo eso, ya que Gasly estuvo muy “vivo” en la nueva salida, superando a Lance Stroll y luego muy sólido aguantando la remontada de Carlos Sainz. De maravilla para el francés que tuvo que regresar al equipo B de Red Bull tras ser machacado por Verstappen en el principal. De hecho, hasta se dudó de su continuidad. Más cómodo y a gusto, con menos presión, realizó grandes actuaciones, no sólo la de Monza, dominando con claridad a su compañero, el también defenestrado por Red Bull Daniil Kvyat. El Séptimo lugar lo habrían logrado de cualquier manera, ya que el octavo, Alfa Romeo, estaba muy por detrás y Ferrari, lo suficiente por delante como para no poder alcanzarlos.

Gasly marcó la mayoría de los puntos, y de no haber un Leclerc en Ferrari, quizá los habrían superado. Pero lo había, y Alpha Tauri se tuvo que conformar con el séptimo. Claro que tanto Mclaren, como Renault y Ferrari habrían cambiado su lugar en el campeonato por el de Alpha Tauri a cambio de su victoria, de modo que seguro acabaron el año tan contentos, sino más, que estos. Más contentos que Ferrari seguro.


Alfa Romeo


Mal año para una Alfa que no acaba de despegar. Esta marca no merece correr así, como un equipo de segunda.


No dio el antiguo equipo Sauber muchos motivos de alegría a los Alfistas, más bien lo contrario. Sin duda que la primera vuelta en suelo húmedo de Kimi Raikkönen en Portimao es lo más destacado del año del equipo. Y eso es sólo mérito de Kimi, que se convirtió en Alemania en el piloto con más GGPP a sus espaldas, y eso que se tomó dos años sabáticos.

El coche no pareció mejorar mucho a lo largo del año y, al igual que Ferrari y Haas, sufrió las consecuencias de la pérdida de potencia de su motor Ferrari a causa de las limitaciones que le fueron impuestas este año.

Icemán pareció perder un poco de velocidad en calificación, manteniendo su buen hacer en carrera. Fue renovado, al igual que Giovinazzi que, al falta de verlo en comparación con otros pilotos, no parece destacar en nada en particular.

Tres novenos lugares más un décimo, les permitieron sumar ocho puntos, nada de lo que sentirse orgulloso.


Haas


Sólo por su carrera de Hungría, Kevin Magnusen merecía la renovación.


No empezó como el peor equipo -era el Williams- pero acabó como tal, salvo en la tabla. La grandísma -y olvidada- carrera realizada por Magnussen en Hungría, estando, gracias a su audacia, en los puestos cabeceros -tercero durante varias vueltas- al salir -como Grosjean- con ruedas de seco con la pista mojada, acompañado de un muy buen ritmo, dio al equipo su primer punto del año, aunque sólo por la gran actuación de Magnussen, merecieron más. En Alemania, en el denominado GP de Eifel, Grosjean acabó noveno y sumó dos puntos para su casillero y el del equipo, que acabó con tres.

Por lo demás, año para olvidar para el equipo americano.


Williams


Williams mejoró respecto a 2019 y seguirá en la F1, pero sin sus dueños originales.


Empezó sin puntos y acabó sin ellos, fue la “cenicienta” y el farolillo rojo en la tabla, pero no así en la pista, ya que al menos Haas fue peor. Lo mejor del equipo fue George Russell, un gran piloto que apuntaba maneras. Y digo apuntaba porque, si había dudas, las disipó todas en la segunda cita de Barhéin, cuando sustituyó a Hamilton y sólo un error incomprensible en boxes de un equipo que no los suele cometer, le privó del triunfo.

Russell iba camino de puntuar con el Williams en Imola, pero tuvo un accidente tonto calentando ruedas, como les pasó a otros otras veces (Grosjean en Baku 2018 por ejemplo) y en Monza, en la despedida de Claire Williams -y de la familia Williams- de su equipo, Latifi rozó los puntos. Pero no pudo ser.

Al menos parece mantendrán el nombre, que no es poco. El progreso efectuado este año invita al optimismo.


Novedades


El regreso de Fernando Alonso a la F1 es la noticia más interesante de cara a 2021. Suerte.


La más destacada es el regreso de Fernando Alonso al mundial de la mano de Renault, que en 2021 se llamará Alpine, ocupando la vacante de Ricciardo, que se va a Mclaren al asiento de Sainz que, a su vez, ocupará el de Vettel en Ferrari, el cual se acomodará en la “nueva Racing Point”, es decir, Aston Martin -lo de Aston Martin Mercedes, me lo expliquen, por favor-, por el defenestrado durante gran parte del año, Checo Pérez. Red Bull lo ficha en sustitución de Alexander Albon, que causará baja, al igual que Daniil Kvyat, cuyo lugar ocupará el nipón Yuki Tsunoda, tercero en la F2 de este año con tres victorias, del que erroneamente dicen es el primer piloto de F1 nacido en este siglo. Pero digan lo que digan, el año 2000 es del siglo XX, y como nació el 11 de mayo de 2000... pues que no va a tener dicho “honor”.

Haas despide a sus dos pilotos, Magnussen y Grosjean, siempre cuestionados, fichando al más mediático de todos, Mick Schumacher, hijo de su padre, que llega como flamante campeón de F2 y Nikita Mazepin, a menos que la vuelva a liar el ruso, quinto en dicho certamen, pero con dos triunfos, los mismos que Mick .

En el tema “motoril”, Mclaren cambia Renault por Mercedes, el resto, todo igual.

Nos vemos en 2021, que esperemos sea mejor, en todos los sentidos, que este año 2020.


  1. Lauda lo dijo en sus tiempos de director deportivo de Jaguar, alegando que “un mono podría conducir un monoplaza actual”. Corría entonces el año 2002.

  2. Röhrl declaró, en 1982: “un mono ganaría con un Audi Quattro”.



lunes, 14 de diciembre de 2020

Yas Marina 2020

 



                   Un domingo con Verstappen






El final de la temporada ha sido aburrido, como la práctica totalidad de las citas finales en esta pista, pero al menos el aburrimiento corrió a cargo de un Max Verstappen que no dio opción al duopolio habitual Mercedes-Hamilton o Hamilton-Bottas, si prefieren, ya que suelen acabar por ese orden.

George Russell volvía a su asiento en Williams luego de pilotar en carrera un coche ganador, el caramelo se lo quitaron ya que Hamilton estaba listo para volver. Hubiera sido bonito ver un duelo Hamilton-Russell en esta cita de cara al aficionado, pero el aficionado no cuenta a la hora de tomar estas decisiones, ni esta, ni ninguna Además, ¿para qué? No es necesario decir que el coche es lo más importante en este deporte -ahora y siempre-, todo el mundo lo sabe, o debería, como tampoco hace falta decir que Hamilton es un As pero que, por mucho récord que tenga, no está a la altura de a quién acaba de suceder. Al Kaiser no lo superan Button, ni Rosberg en un campeonato -al Kaiser de antes de 2010-, ni le da “pal pelo” en alguna carrera un piloto como Bottas, un Bottas que en Yas Marina no dio opción a Hamilton, superándolo en todo momento. Lástima no pase más a menudo. Con eso y el subcampeonato se ha tenido que conformar este fin de semana, ya que fue Verstappen el que marcó el ritmo, el que los puso a todos a desfilar.



Bonita despedida del año de Bottas, derrotando sin excusas a Hamilton.


Empezó con una pole sorprendente el sábado cuando todos esperábamos un 1-2 fácil de Mercedes y luego, el domingo, ganó por 15” a los Mercedes, que hubieran sido 20” sin el coche de seguridad. Nunca estuvo en peligro su victoria, tal fue su dominio. No hay que pensar por ello que en 2021 pueda ser rival, pero este gran final invita al optimismo, ya que Red Bull y Mercedes estuvieron muy igualados copando los cuatro primeros lugares agrupados en veinte segundos.

Respecto al sábado y la pole de Verstappen, más que su pole me llamó la atención la igualdad que hubo - los 10 primeros en un segundo- y lo poco que mejoraron los tiempos de Q1 a Q3, apenas tres décimas. Viendo sólo eso uno diría que hasta hay igualdad, lo que daría esperanzas de cara a 2021, pero no nos engañemos, la única esperanza para el año venidero es Max Verstappen.

Lando Norris fue cuarto en parrilla a sólo dos décimas del poleman, a tres se quedó Albon con Sainz a medio segundo precediendo a Kvyat, Stroll, Leclerc y Gasly.

Leclerc, que hizo la machada de pasar a Q3 con medias -al igual que Sainz, Verstappen y los Mercedes- no pudo mejorar en Q3 el tiempo de Q2 con los medios ni el de Q1 con los blandos. Con dicho tiempo habría sido séptimo. Noveno y basta, que para el coche que tiene, el sexto de la parrilla, es un éxito. La sanción que arrastraba del GP anterior lo situó décimo segundo justo por delante de su compañero Vettel, que da un versión más realista de lo que vale el Ferrari este año.



Mal año de Seb en su despedida de Ferrari. No consiguió su sueño, pero fue más que un piloto, fue un verdadero tifosi. Grazie Seb.


El flamante vencedor de la cita anterior, Checo Pérez, tuvo que cambiar el motor, o la unidad de potencia que dicen ahora, al igual que Magnussen y ambos, que en esta cita se despedían, salvo sorpresa, de la F1, partirían cerrando la parrilla.

Pietro Fittipaldi con el otro Haas, dejó su asiento en los libres 1 a Mick Schumacher, que pilotará este coche, el peor de la parrilla a día de hoy, el año que viene junto a Nikita Mazepin, salvo que este lo pierda haciendo el gilipollas con vídeos estúpidos. Por algo similar se quedó sin asiento en la F1 el hijo de Jody Scheckter, Tomas. En ese caso, Magnussen, Grosjean o Fittipaldi se podrían quedar. Este fin de semana Pietro se mostró más a gusto y corrió muy bien, cerca de su jefe de filas.

La carrera no tuvo mucha historia, sólo hubo un coche de seguridad que no cambió nada -y de hacerlo, daba lo mismo- al abandonar Checo Pérez por problemas de motor, y eso que se lo cambiaron... La grúa tardó en socorrerlo una eternidad, para eso casi mejor llamar al seguro, lo que no dice nada a favor de los comisarios.

La carrera se relanzó sin problemas y recuperaron posiciones los pilotos que no pararon: Ricciardo, Vettel, Leclerc, Giovinazzi y Magnussen.



Ricciardo estuvo muy sólido y se hizo con la vuelta rápida.


Sólo a Ricciardo le funcionó dicha táctica, mientras que los Ferrari, 11 y 12 antes de parar -luego 7 y 8- acabaron 13 y 14. La remontada de Leclerc acabó tras Kimi, infrancreable para el monegasco, con Seb, en su despedida de Ferrari, un poco más atrás. Al ir Leclerc con medias, lo suyo habría sido parar, a diferencia de Vettel, que iba con duras.

Ricciardo, que hizo la carrera de duras a medias, acabó séptimo al superar por no parar a los dos Alpha Tauri así como a Stroll. Tal vez lo hubiera hecho sin el coche de seguridad, pero lo que parece seguro es que no podría ir más lejos.

Los dos Mclaren fueron quinto y sexto, tras el cuarteto RB, MB, MB, RB de Verstappen, Bottas, Hamilton y Albon, a un minuto, con Norris por delante de Sainz. Esta vez el inglés tenía mejor ritmo que el hispano, al que ganó por la mínima en calificación a lo largo del año, no así en carrera, pese a las múltiples pifias padecidas por el español en boxes. Que Carlos acabase por delante en el mundial es justo, que Mclaren fuese tercero por delante de Racing Point, también, aunque sólo sea porque ellos sí se han hecho su coche.

Gasly fue octavo por delante de Ocon, que superó en la última vuelta a Stroll, que parece desinflarse en los finales de carrera. A las puertas de los puntos Kvyat y Raikkönen, precediendo a unos grises Ferrari que no puntuaron por tercera carrera consecutiva. Russell, Giovinazzi, Latifi y los Haas de Magnussen y Fittipaldi cerraron la clasificación de la última cita del año.



Mclaren acabó tercera del campeonato, más de lo que a priori pensaban. El buen hacer de sus pilotos, Norris -en la foto- y Sainz, contribuyó a ello.


Max Versappen, que obtuvo su décimo triunfo en F1, estuvo de 10, marcó su tercera pole -muy pocas para alguien tan veloz-, lideró toda la carrera y no hizo su primer Hat-Trick y Grand Chelem porque en la última vuelta, Daniel Ricciardo le birló la vuelta rápida. Estuvo sensacional y, como dije al principio, abre un rayo de esperanza de cara a 2021.

Curiosidades:

-Bonito gesto de Leclerc con su casco homenaje a Vettel, pese a la estúpida reglamentación de cascos -uno por temporada-, parece que hay alguna que otra excepción, y no sólo en Mónaco.

-Dado que fui crítico con los dueños de la F1 por su gestión, al mezclar movimientos progres con el deporte -lo que defienden está muy bien, pero no la forma ni el lugar- respecto al racismo y a los homosexuales, me gustó que lo hicieran también en Sakhir y Yas Marina, ya que tenía mis dudas al respecto. Ya sabemos el respeto – casi nulo- de los derechos humanos en dichos países. Bien por la F1, eso se lo reconozco.

-Hamilton, cuestionado por ganar tanto con Mercedes, declaró días antes que si le ganase a Verstappen con el mismo coche, todos dirían estaba amañado. Y está en lo cierto, tan cierto como que él no quiere esa confrontación.



Haas acabó el año como el peor monoplaza, pero en el campeonato superaron a Williams.


-Respecto a Nikita Mazepin, sólo vi un poco del vídeo y no pasa de ser una mamarrachada, pero si hubo más, o no hubo consentimiento, no hay justificación. Respecto a Tomas Scheckter, que por solicitar una prostituta se quedó sin carrera de F1, me parece fuera de lugar. Una cosa es la moralidad de cada uno, lo otro es salirse del tiesto. Para eso Kimi tiene la respuesta: “no me importa lo que haga en su vida privada”, que fue lo que dijo cuando el escándalo de Max Mosley.

El año que viene, pese a la estupidez de no poder hacer un coche nuevo -y el resto de años la FIA obligaba a hacerlo, menuda reducción de gastos de mis cojones- con tanto cambio de piloto y de nombre de equipo: Renault será Alpine y Racing Point Aston Martin, más el regreso de Alonso, tiene pinta de ser un año apasionante. Pero para eso debe haber emoción, y eso no lo sabremos hasta dentro de unos meses. A cruzar los dedos para que Red Bull de la talla, porque todo lo demás, sería una sorpresa mayúscula.

martes, 8 de diciembre de 2020

Sahkir 2020 1&2

 



    George Hamilton y Checo Pérez toca el cielo






Me permitirán el juego de nombres entre George Russell y Lewis Hamilton que es, curiosamente, el nombre de un actor norteaméricano de los 60 y 70. El positivo de Hamilton por Covid 19, ganador de la primera cita en Barhéin, situó a su compatriota George Russell en su coche y, de no haberlo sabido, nadie se habría dado cuenta al ser su actuación, sino tan brillante como la que podría haber sido de Lewis -eso nunca lo sabremos-, sí más que la de su nuevo compañero Bottas, que no quedó en muy buen lugar. Pero eso no fue todo, un error innecesario de Mercedes permitió que la F1 reparase una injusticia: Checo Pérez ganó un Gran Premio de Fórmula 1, y de que manera, recuperando de último a primero, siendo también, la primera victoria de Racing Point.



Russell sustituyó al insustituible y formó, con Bottas, la primera pareja de Mercedes en F1 sin campeones.


La primera carrera se celebró en la pista tradicional, la que todos conocemos, y fue un rollo y, a la vez, divertida. Un rollo porque ganó el de siempre con el coche de siempre (Ham y MB) sin emoción en ello a pesar de que por unos momentos parecía Max iba a poder dar la campanada, pero nada de nada. Y divertida porque, como suele ser habitual en esta pista, en las posiciones intermedias hubo diversidad de tácticas y adelantamientos, en resumen, emoción. Pero no nos engañemos, por mucha emoción que haya atrás, si de cara a la victoria no la hay, casi es igual.

La parrilla fue encabezada por el binomio Mercedes Hamilton-Bottas con el incorregible Mad Max a sus espaldas. Albon, Pérez, Ricciardo, Ocon, Gasly, Norris y Kvyat completaron el “top ten” del que quedaron fuera Carlos Sainz por un problema mecánico y los dos Ferrari (11 y 12), por falta de velocidad. La primera linea de 2019 fuera de los diez mejores. Involución total.



Dos carreras, dos ceros para Ferrari.


La salida, la primera vuelta más bien, fue dramática, al estrellarse y explotar como una supernova el Haas de Grosjean que, al intentar adelantar a su compañero Magnussen, se tocó con Kvyat -que pasaba por allí- y se estampó en una barrera que a posteriori daba la impresión de que no debía estar ahí. No en ese ángulo y sin ruedas o espuma protectoras. Pero visto que la semana siguiente seguía igual, se ve que la siguen considerando buena. Yo tengo mis dudas.

El HALO le salvó la vida y todos los que estábamos en su contra -y yo el primero- nos la hemos de envainar. Pero en lo que no me la envaino, porque tengo razón, es en el tema de no cambiar reglajes en parque cerrado en caso de cambio de tiempo y en los muletos. Es evidente que Grosjean no estaba para salir pero, en caso de poder, al haberse detenido la carrera con bandera roja, podría haberlo hecho en caso de permitirse los muletos. Sigo diciendo lo mismo, el día que le pase a un aspirante al título en una cita decisiva, los imbéciles de la F1 -todos- clamarán al cielo.



Casi indemne salió Grosjean de esta bola de fuego.


Tras esta disertación, vuelta a la carrera que se reiniciaba desde parado pero, ¡o sorpresa¡ Ni con las posiciones de cuando esta se detuvo ni las de partida, sino las de la primera curva. O eso pareció que hicieron. ¿Alguien lo entiende? Yo no.

De ese modo, por ejemplo, Bottas, que era sexto, recuperaba dos posiciones y otros, como Ricciardo y Albon, perdían una. Peor suerte para Gasly y Leclerc, que cedían dos.

Nueva salida y no cambiaba casi nada, los tres primeros se mantenían igual: Hamilton, Verstappen y Pérez, pero por detrás Kvyat tocó y volcó el Racing Point de Stroll. Dos salidas, dos toques, pero esta vez sí era su culpa y lo sancionaron con 10”. Vettel, al evitar ese toque, se hundió, pasando de décimo a décimo sexto. Ni decir tiene que el coche de seguridad neutralizó la carrera. Durante esta Bottas cambio ruedas al pinchar, pasando de cuarto a décimo sexto, justo por detrás de Vettel.



Kvyat puso a Stroll "patas" arriba.


La carrera se relanzó sin problemas con un Leclerc muy agresivo, pero al final el Ferrari no daba para más y fue perdiendo posiciones, toda vez que Sainz las recuperaba.

Y poco más en esta carrera. Sólo hubo un atisbo de emoción cuando, tras la primera parada,Verstappen montó duras por medias de Hamilton, y pareció que el holandés iría a una parada menos. Pero no fue el caso. También hubo un momento en el que pareció que Hamilton tuviese problemas, al recortarle casi 4” en dos vueltas -tras la primera parada- Verstappen. Pero no pasó de ahí. Lo mismo pasó al hacer la segunda parada. En ambos casos, Hamilton ganó tiempo en boxes. La primera vez por parar antes y, la segunda -cuando lo hizo Max- por tardar casi 3” menos.

Checo Pérez, autor de una gran salida, de quinto a tercero, estaba haciendo una gran carrera e iba a acabar en el podio cuando, a tres vueltas del final explotó su motor Mercedes. Se ve que el único a prueba de balas es el de Hamilton. Muy mala suerte para el Checo, que merecía de sobra este podio y seguir en F1 -sin asiento de cara a 2021- al ser merecedor de una verdadera oportunidad. ¿Quién nos iba a decir que se iba a resarcir en siete días? Lo mismo hasta le ficha Red Bull.



Una imagen extraña en la F1 actual: un  motor en llamas. Pérez se quedó sin podio.


Volviendo al GP, este se reagrupó al salir el coche de seguridad. Si hubiera habido tiempo para relanzar la carrera, quizá habría habido emoción pese a que en los relances el Red Bull no suele ir muy bien, pero el hecho de tener unas blandas nuevas -hizo una parada extra de cara a la vuelta rápida- por duras usadas de Lewis, quizá le habría ayudado, pero la bandera a cuadros cayó con los coches en fila tras el de seguridad.

Albon heredó el podio por delante de los Mclaren de Norris y Sainz, que bien podrían haber acabado en orden inverso sin la avería del español el sábado. Gasly, Ricciardo, Bottas Ocon y Leclerc fueron los otros pilotos que acapararon los puntos.

La carrera de Bottas, incapaz de remontar, fue muy lamentable. De vez en cuando hace una gran carrera siendo capaz de batir a Hamilton, pero también de vez en cuando se mete en tráfico y hace una carrera paupérrima. Es en estas condiciones cuando se ve el verdadero talento. Sin duda Hamilton habría acabado mucho más arriba.



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Cara y cruz para Hamilton, de ganar a causar baja.


Con la victoria número 95 de Hamilton, 74 con Mercedes, esta logra la 115 y se coloca tercera de todos los tiempos tras Ferrari (238) y Mclaren (182) al superar a Wiliams. Ahora toca ser tercero en poles. Están a dos de Williams, hasta 2021 habrá que esperar.


La segunda cita de Barhein se hizo en un trazado diferente, algo que en Austria no se podía hacer, a diferencia de Silvertone pero, a saber por qué, no se hizo. El trazado perimetral de Barhein es el tercer trazado de esta pista. Aparte del habitual, está el de 2011 de más de seis kilómetros que sólo se usó esa vez y donde ganó Alonso en su debut con Ferrari. La vuelta se hacía casi en dos minutos, y ahora en menos de uno. La duda de si se batiría el tiempo por vuelta más corto de la F1, en posesión de Niki Lauda desde 1974 en Dijon con Ferrari en 58”79 quedó disipado desde los primeros libres. Todos rodaron más rápido que ese tiempo. Se dio la circunstancia de que la mejora de tiempos desde los libres 1 a calificación fue de poco más de 1”, es decir, la menor de los últimos años. Del siglo me aventuro a decir. Pero como para comprobarlo...



El nuevo trazado de Sakhir dio lugar a grandes emociones.


Antes de empezar el fin de semana de carrera, saltó la sorpresa al dar positivo por Covid Lewis Hamilton, que decía adiós al récord de victorias por temporada así como a lograr este mismo año 100 poles. Sería sustituido por George Russell, de Williams y su lugar, a su vez, sería ocupado por otro inglés: Jack Aitken. Dentro de lo malo, los deberes ya los tenía hechos, de modo que muy “destrozado”, como decía, no debía estar. En estos casos, por supuesto, la salud es lo primero.

En Haas el convaleciente Grosjean dejaba su asiento al brasileño de origen estadounidense, Pietro Fittipaldi, nieto del mítico Emersson. Es el cuarto piloto con ese apellido que corre en F1 tras “Emmo”, su hermano Wilson y su sobrino Christian.

De cara a 2021, Haas confirmó a sus pilotos: el ruso Nikita Mizapin y el alemán, por todos esperado, Mick Schumacher, hijo del legendario y gravemente enfermo Kaiser que ese mismo fin de semana se proclamó campeón de F2.



Mick Schumacher, anunciado como piloto de Haas para 2021, cerró el año como campeón de F2.


El trazado, pese a ser menos revirado, en promedio apenas era 11km/h más rápido, al lograr Bottas la pole a 238,957km/h justo por delante de su flamante nuevo compañero. Sólo 26 milésimas dejaron sin pole a Russell. Y a 56 se quedó Verstappen.

A poco más de dos décimas quedo el héroe del sábado: Charles Leclerc que, en una vuelta extraordinaria, rompió todos los pronósticos. De una Ferrari en dificultades para llegar a Q3 pasamos a un piloto que, en momentos, rozó la pole. Y en un sólo intento. No volvió a salir, quizá porque al igual que Prost en Portugal ´88, pensó que ya no había forma de mejorar. La explicación es que no le quedaban más ruedas. Pues menos mal, porque sus primeros intentos fueron con medias, al igual que Verstappen pero, como el holandés, tuvo que recurrir a las blandas para evitar caerse de la ronda final. Quienes si pasaron con medias fueron, como no, los Mercedes.

Pérez fue quinto, precediendo a un Kvyat -que se dio el gusto de superar a su compañero- Ricciardo, Sainz, Gasly y Stroll.

Décimo tercero fue Vettel, que de estar a milésimas con su compañero Leclerc, pasó a hundirse en sus dos últimos intentos de Q2. Su cambio de motor al final de los libres 3 no le afectó para nada, ya que no penalizaba.



Pietro Fittipaldi (Haas) y Jack Aitken (Williams) debutaron en la máxima.



La primera linea de Mercedes pareció verse comprometida al principio, pero se debió a que salieron con blandas usadas. Luego hicieron dos tandas con blandas nuevas. Quizá por lo corto del trazado, hubo varios pilotos que hicieron en un momento u otro, tres intentos.

Jack Aitken calificó décimo octavo, justo por detrás de su compañero Latifi, a apenas una décima. A quien no le fue tan bien fue a Pietro Fittipaldi, último a siete décimas de su compañero Magnussen, que fue décimo sexto.

Sainz, octavo, no pudo igualar su tiempo de Q2, pero adujo se debió a que entonces cogió un buen rebufo por un lado y, por otro, que en Q3 tenía un lateral del alerón delantero dañado. Su compañero Norris fue décimo quinto -décimo noveno por sanción-, al correr la misma mala suerte que Sainz corrió aquí hace siete días.

El día de la carrera, Geroge Russell realizó un “salidón” desde la segunda posición, superando con autoridad a Bottas, que partía de la zona limpia. No es que eso de las zonas limpias y sucias me lo crea mucho, pero en pistas como estas, parece ser que si cuenta. Pues para Russell no.



Montonera en la curva 4. Leclerc fue demasiado optimista.


Bottas, además de ceder ante su compañero, se vio acosado por Verstappen y Pérez, de nuevo autor de una brillante salida. Mantuvo el tipo, no así Pérez, que fue tocado por Leclerc y, Verstappen, que por una vez fue prudente, se fue contra el muro al esquivar el coche del Checo, que había hecho un semitrompo y quedaba último.

Leclerc fue sancionado con tres posiciones de cara a la siguiente cita, a mi parecer de modo injusto, ya que fue un incidente de carrera. Otra cosa es que lo sancionaran por reiteración, ya que también la “armo” en la primera vuelta del GP de Estiria, siendo el perjudicado en esa ocasión su compañero Vettel. Es evidente en ambos casos fue su culpa -reconocida por él- así como se trató de fallos, no de mala fe.

La carrera se quedó sin dos grandes aspirantes, bueno, casi uno viendo el nivel del Ferrari en Vettel y se relanzó en la vuelta siete por este orden: Russell, Bottas, Sainz, Ricciardo, Kvyat, Stroll, Gasly, Ocon, etc...



Sainz brilló en Sakhir, pero el podio se le volvió a escapar.


Sainz fue momentaneamente segundo, pero se pasó en la curva 3 y Bottas volvió a su posición “natural” mientras Russell se le distanciaba poco a poco. Por detrás, Vettel se salía de los puntos al ser superado por Norris y Albon. Checo Pérez mostraba un gran ritmo y pasaba de décimo octavo y último a noveno tras superar a: Raikkönen, Fittipaldi, Aitken, Giovinazzi, Latifi, Magnussen, Vettel, Norris -esta al parar- y Albon.

Se dudaba entre ir a una o dos paradas. Tras Norris, pararon los Alpha Tauri y desataron las hostilidades del grupo que marchaba tras Sainz luchando por el tercer lugar. De ese grupo, salvo Ocon -que había salido undécimo con medias- y Stroll, todos iban a dos paradas. Poco más atrás, Albon y Pérez eran incógnitas toda vez se esperaba Mercedes fuese sólo a una.



Ocon, a una parada, logró su primer podio.


El líder, Russell, que tenía a Bottas a casi 3”, paraba en la vuelta 45 y Bottas, inexplicablemente, cuatro más tarde, dejándose ahí cinco segundos más. Algo recortó después, decía habría una gran lucha final, pero yo albergo mis dudas. De cualquier modo, no lo pudimos comprobar porque, tras un coche de seguridad virtual que no cambió apenas nada al abandonar Latifi, salió otro a causa del toque de Aitken en la última curva. De virtual se pasó a real y fue entonces cuando en Mercedes se liaron y la liaron. Sin necesidad ninguna y a falta de 25 cortas vueltas, volvieron a hacer una de esas paradas dobles que tan bien les salen. Hasta ese día. Por un problema de comunicación en la radio no salieron los mecánicos de Russell y este montó las ruedas de Bottas -prohibido- y el pobre Valtteri, tras un girigai, salió con las mismas en quinto lugar tras una parada de 27”. Una vuelta después Russell para de nuevo para poner las suyas y se reincorpora quinto, tras su compañero Bottas. Mercedes fue multado con 20,000$ por su error, un error que puede llevar a descalificación pero, tal y como fueron las cosas -no hubo mala fe y no ganaron nada, al contrario- la cosa quedó en sanción económica, que es lo justo. Tampoco pasa nada porque salga mal una parada de este tipo, pero a diferencia de otras veces, no había motivo para ello, al igual que no tocaba parar a Hamilton en Mónaco 2018. Y ese es el verdadero problema, hacer cosas sin sentido.



Mercedes la lio en boxes y perdió un más que seguro doblete.


Este impás fue aprovechado por todos para efectuar las paradas que faltaban y de cara al sprint final el líder era... ¡Checo Pérez! Que previamente había dado cuenta de su compañero Stroll así como de Ocon.

Tras Pérez iban: Ocon, Stroll, Bottas, Russell, Sainz, Ricciardo, Kvyat, Albon, Gasly, etc... La carrera se relanzó a menos de veinte vueltas para el final y fue Russell el que puso la emoción al ventilarse en un santiamén -cuatro vueltas- a Bottas, Stroll y Ocon, situándose a falta de catorce vueltas a 3”4 de Pérez. La lucha estaba servida. Tenía más ritmo e iba a por él, los dos camino de su primera victoria, pero un pinchazo del de Mercedes a falta de nueve vueltas zanjó la cuestión: Checo ganaría por primera y merecida vez, ¡y eso que en la primera vuelta era último!

Russell se reincorporó décimo quinto y recuperó brillantemente hasta el noveno lugar, triste recompensa para su gran actuación, al superar a: Raikkönen, Giovinazzi, Vettel, Gasly y Norris, justo tras su compañero Bottas, que tuvo un final gris, muy gris, no pudiendo siquiera mantener la posición. Fue superado por Sainz, Ricciardo, Albon y Kvyat.



La ya de por si dañada imagen de Bottas, no salió nada reforzada de Sakhir con dos octavos.



George Russell se hizo con la vuelta rápida, su primera y, como en la pole, se batió la vuelta rápida más corta de la historia, en poder de Jody Scheckter con Tyrrell de Dijon 1974 en un minuto justo. Todos fueron más rápidos que ese tiempo.

De ese modo Pérez cruzó la meta en primera posición, seguido Ocon, que obtenía su primer podio, Stroll, Sainz -una vuelta más y le pasa-, Ricciardo, Albon, Kvyat, los antes mencionados Bottas y Russell, y décimo Norris como último piloto dentro de los puntos.

Pérez por fin ganó, algo que merecía y que yo deseaba desde hace mucho tiempo -desde Malasia 2012-, y él, ni te cuento, al igual que sus compatriotas. Lo logró en su 190 intento, nuevo récord, dejando atrás a Webber, que lo hizo en el 130. Se ha convertido así en el segundo piloto mejicano en ganar un Gran Premio de F1 tras el legendario Pedro Rodríguez -ojos de gato, por lo bien que iba de noche- que ganó dos: Kyalami 1967 con Cooper y Spa 1970 con BRM. Es decir, que no ganaba un mejicano desde hacía 50 años. Un hermoso broche para este fin de semana doble de Barhéin.



Desde el firmamento, Pedro Rodríguez veía con orgullo como su compatriota Checo Pérez le sucedía, 50 años después, como ganador en F1.


Siete días más y fin de curso 2020, a ver que si nos trae tantas sorpresas como este último GP.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Los retos de los campeones

 



                    Abandonar a un campeón





Este artículo se lo dedico a mi hermano, que fue el que me dio la idea. La cosa va de los retos que se han puesto los campeones, sobre todo los más laureados. Entiéndase retos, en este caso, a arriesgarse a dejar el mejor equipo, o al equipo con el que han sido campeones, para intentar ganar con otro.

Dado que hay 33 campeones del mundo, me ceñiré, casi en exclusiva, a los que yo considero los cuatro mejores, que son, y cito cronológicamente: Fangio, Clark, Senna y Schumacher.

Fangio, el “Chueco”, el “genio de Balcarce” es, por porcentaje, el mejor de todos con un 47,06% de efectividad en victorias y 56,86% en poles. Por si fuera poco, ganó cuatro de sus cinco campeonatos con cuatro fabricantes: Alfa Romeo, Mercedes, Ferrari y Maserati. Nadie ha sido tan efectivo ni, digamos, polivalente. Es decir, ganador con distintos coches. Eso hace que muchos, y razones no les faltan, lo consideren el mejor de todos los tiempos. Que en 1950 perdiera, a igualdad de coche, frente a Giuseppe “Nino” Farina, el título, o que la leyenda diga en Mercedes había órdenes a su favor -en detrimento de Stirling Moss- y que en Sports no era tan bueno al no ver las ruedas, a diferencia de un monoplaza-, no le resta ningún mérito.



Juan Manuel Fangio, que ganaba con todo es, para muchos, el MEJOR.


Pero retos, lo que se dice retos, no buscó. Se limitó a buscar el mejor asiento. Si lo consiguió siempre no lo sé, pero los resultados están ahí. No tuvo tiempo de hacer competitivo un coche, pero les sacó el mejor partido. Claro que entonces eso de fichar por un equipo e involucrarse en su desarrollo años vista, en un proyecto que dicen ahora, no pasaba.

El estar ausente de la temporada 1952 por lesión -rotura de cuello- le permitió tener mejores estadísticas ya que, ese año -y el siguiente- Alberto Ascari y su Ferrari 500 eran intocables, ganando, en ese periodo, Ferrari 14 carreras y Ascari 11 de 15 posibles. (No contando las 500 de Indianápolis).

Es evidente que Ascari, con un porcentaje de 40,63% en victorias y 43,75 en poles, amén de sus dos entorchados y de que Fangio lo considerase su más temible rival, es uno de los más grandes, pero el hecho de que sus mayores éxitos fueran en el periodo de máximo dominio de Ferrari, hacen que su caché baje un poco. En mi opinión de modo injusto.



Ascari-Ferrari, un binomio imbatible.


Jim Clark, bicampeón del mundo y muerto a los 32 años, con unos cuantos años de carrera por delante, es otro de los más grandes pese a que toda su carrera la hizo en el equipo Lotus de Colin Chapman, por tanto, no buscó ningún reto. Sus inicios fueron titubeantes, siendo superado por Stirling Moss y su Lotus privado de Rob Walker. De hecho, las cuatro primeras victorias de Lotus en F1 (1) las logró Sir Stirling Moss con el Lotus privado. Como fuere, una vez acoplado a Lotus y a los inventos de Chapman, fue casi intocable. La gran rapidez de los monoplazas de Chapman le dieron múltiples victorias y poles, con un porcentaje nada desdeñable de 34,72% en victorias y 45,83% en poles. Pero los Lotus eran frágiles, y eso le quitó victorias y un título, el de 1964. Su prematura muerte le impidió mejorar un palmarés, entonces y ahora, envidiable.

Respecto a Stirling Moss, que lo superó en sus inicios, el estrellarse en Godwood en 1962 de gravedad, puso fin a su carrera y nos impidió ver al “campeón sin corona” mejor de todos los tiempos -esto es indudable- ser campeón y medirse con las nuevas estrellas encabezadas por Clark.



¡Deprisa, deprisa! Así transcurrió la vida del siempre joven Jim Clark.


Ayrton Senna da Silva es, pese a no tener ni el récord absoluto ni relativo de poles, considerado el Rey de la misma, con unas vueltas escalofriantes que dieron lugar a su apodo: “Magic”. Hacía poles sin el mejor coche y, con él, aplastaba. Todo velocidad, Senna era de lo mejor y, como Clark, su carrera se vio truncada por la muerte. Tres títulos, 41 victorias (25,47%) y 65 poles (40,37%) se hacen poco para un piloto que pudo haber ganado mucho más (2). Pero tampoco buscó retos. Lo que si hizo fue ofrecerse gratis a Williams porque quería ganar. Y para eso, por muy bueno que se sea -y vaya si él lo era-, siempre hay que tener el mejor material y entonces, el Williams lo era. Eso de que a los pilotos les gusta competir y tal queda muy bien de cara a la galería, pero si no ganan, lo de competir no les gusta tanto. Y por eso se van al mejor equipo. Punto.



Senna se dejó en Imola una ristra de récords y, lo verdaderamente importante, su vida.


Quien si buscó un reto fue Michael Schumacher, el “Kaiser”, “cara de galleta” y “Schummel Schumi” (Schumacher el tramposo). Tras ganar dos títulos con Benetton tuvo las narices, la valentía, la osadía si prefieren, de irse a una Ferrari que no ganaba el mundial de pilotos desde hacía dieciséis años y que, en los últimos cinco apenas había ganado dos carreras. Irse a Ferrari, estando así y con toda su presión mediática, la mayor de todas, no era un reto menor, sino todo lo contrario. Y no había nada que indicara la tónica iba a cambiar, salvo que él si lo creía. Para ello se rodeó de muchos de los técnicos que lo hicieron campeón en Benetton contando además, con un apoyo casi ilimitado de Ferrari, vía Montezemolo, su presidente, y Jean Todt, director deportivo. Y es que la empresa era de un tamaño colosal. Hasta que llegó el éxito pasaron cinco años, accidentes -rotura de pierna- y algún que otro sinsabor. Justo por eso, muchos lo consideraban el mejor de todos los tiempos, al bregar con el segundo mejor coche, lejos del primero, y optar al título. No había más que ver donde estaban sus compañeros. De hecho, en los cinco años que logró el título, sólo en dos dispuso de una máquina dominante. Como muestra un botón: Barrichello sólo fue subcampeón dos veces de cinco oportunidades. Así que ni caso a aquellos que decían que Ferrari jamás tuvo competencia en la era Schumi, olvidando los cinco primeros años del Kaiser en Maranello y despreciando los siguientes. Pero independiente de las marcas de Schumi -mermadas por su nefasto regreso de 2010-, siete títulos, 91 victorias (29,64%) y 68 poles (22,15%), Schumacher aceptó el reto de ir a un equipo en horas bajas dejando uno ganador. Un equipo al que todos querían ir, pero cuando ganase. Eso de jugársela, nada de nada. Y luego aceptó otro reto, volver a la F1 en Mercedes, cuando lo más sencillo habría sido hacerlo en Ferrari.



Schumacher fue a Ferrari seguro de su talento y devolvió los laureles a Maranello.


Es por ello que digo que los grandes pilotos, y los demás, lo que buscan, con sus excepciones, es el mejor asiento, no hacérselo. Por eso Hamilton, que tanto dice le gustaría ir a Ferrari, no va, porque sabe que si lo hace, dejará de ganar. Y eso no le hace ni pizca de gracia. Dice querer ir a Ferrari, pero al igual que Senna, sólo quiere hacerlo cuando esta sea competitiva o como colofón a su carrera, cuando ya haya logrado sus objetivos. Vamos, que de arriesgarse, de asumir el reto, nada de nada.

Hamilton, que atesora todos los récords absolutos -los relativos son de Fangio-, de haber seguido en el equipo Mclaren, que lo apoyó sin reservas desde los diez años y del que en su momento dijo querer hacer ahí toda su carrera, ahora mismo estaría con un solo título y, muy probablemente, Rosberg con siete. Y es que su fichaje por Mercedes no le pudo salir mejor. Pero fue un cambio de aires y además, tampoco arriesgaba tanto, ya que ni uno -Mclaren- ni otro -Mercedes- ganaban. Pero él, o bien creyó en ellos, o no creyó en Mclaren, o ambas. Y le salió redondo. Pero de haber habido otro equipo mejor, los habría abandonado. Al menos lo habría intentado. Y no es nada malo, sino un hecho. Cada cual se busca lo mejor.



Hamilton se ha hecho con todos los récords. Ir a Mercedes le trajo "estrella".


Ahora toca hablar del quinto que, al igual que en los toros, no hay quinto malo: Sir Jackie Stewart, que bien lo podría colocar en el poker de mejores pilotos de todos los tiempos que he citado al principio, dejando esta de serlo para pasar a ser un repoker.

Sir Jackie Stewart, tuvo en su momento el récord absoluto de victorias, con 27 sobre 99GGPP para un porcentaje del 27,27%, realizó carreras magistrales, sobre todo Nürburgring 1968 bajo un aguacero ganando por más de cuatro minutos sobre el segundo (Graham Hill) y Monza 1973, remontando una vuelta tras un pinchazo con un motor renqueante. Pero le pasa casi como a Alberto Ascari, que la mayoría de sus éxitos las logró en un sólo equipo, el Tyrrell, pero cuando lo hizo anteriormente en MATRA, la estructura del equipo la llevaba Ken Tyrrell. Por tanto, el gran tricampeón escocés tampoco buscó retos, ni falta que le hacía.



Jackie Stewart, el escocés volador, gano casi una de cada tres carreras en las que participó.


Y así más o menos todos, porque todos buscan el mejor asiento disponible, salvo la excepción antes comentada -la de Schumi- y alguna más, como la de Alesi, que prefería Ferrari a cualquier otra, o Niki Lauda, que harto de Ferrari y seguro de su capacidad, abandonó el equipo en 1977 tras procalamarse campeón.

Alain Prost dejó Mclaren, coche con el que ganó el título de 1989, por Ferrari en 1990, pero en su caso “huía” de Senna y Ferrari era la mejor opción, nada que ver con lo que hizo Schumi años después.

Otro que buscó retos fue Fernando Alonso que, al igual que Schumacher, dejó el equipo que le hizo bicampeón por Mclaren, que no parecía ser una opción tan buena como la que abandonaba. Por poco no le salió redondo, pero no se trata de eso, como tampoco se trata de que a Lauda no le saliese, sino de que al menos lo intentaron, por el motivo que fuera.



Jack Brabham, en la foto junto a Francoise Hardy, campeón con su propio coche, caso único.


Capítulo aparte “Jack Black” Brabham, “Il grande John” Surtees y Emerson “Emmo” Fittipaldi que, por un motivo u otro, abandonaron equipos competitivos. Brahbam para crear el suyo, con el que triunfó; Surtees, por desavenencias con Ferrari, se fue y perdió un más que posible título en 1966 -el que ganó Brabham- pensando, como Lauda más tarde, que podría ganar allá donde fuera -luego creo también su propio equipo-, mientras que Fittipaldi, dejó un equipazo como era en 1975 Mclaren para enrolarse en el equipo brasileño de su hermano Wilson, el “tigre”, Copersucar en 1976. No volvió a ganar.



Fittipaldi, el apellido más famoso dentro de los pilotos, abandonó Mclaren y con ello, el éxito.


En resumen, que menos lobos caperucita, con honrosas excepciones, nadie busca retos -el que definí al principio-, sino el mejor asiento, porque lo que quieren es ganar. Y me parece muy bien, pero luego que no vayan de guays diciendo que les gusta competir y tal, parafernalia muy bonita de cara a la galería pero que, ante la opción de ganar comodamente, se apaga como un fuego de campamento después de un aguacero.

(1) http://elsofadelaf1.blogspot.com/2017/01/victorias-totales.html

(2)http://elsofadelaf1.blogspot.com/2016/12/y-si-senna-no-se-hubiese-matado.html