viernes, 21 de julio de 2023

GP de Italia 1988

 



                           In memoriam




No hay mejor título que el que puso Gigi Corbetta en Motor 16 -in memoriam- cuando realizó la crónica de esta carrera. Era la segunda carrera de F1 sin Enzo Ferrari, y el primer GP de Italia sin él, y este no pudo tener un desenlace mejor. Bueno, sí, podía tenerlo mejor, con Ferrari logrando, además del doblete, los títulos de marcas y pilotos, pero la realidad era la que era y, pese a todo, como bien dijo Michele Alboreto al finalizar: “alguien nos ha echado una mano ahí arriba”.

De cualquier manera, Enzo se pudo ir tranquilo. No sólo había creado la fábrica de coches de carreras -y de superdeportivos de ensueño- más famosa y prestigiosa del planeta, sino que logró que esta le sobreviviera.

Respecto al GP en sí, empezó como la mayoría, con los Mclaren de Senna y Prost en primera fila con los Ferrari de Berger y Alboreto en la segunda. Al igual que en el otro GP “rápido”, el de Silverstone, Michele superó durante mucho tiempo a su compañero Berger en parrilla, aunque al final el austríaco se impuso. Al ser un GP de potencia, los Arrows BMW turbo eran la tercera fuerza, cosa que generalmente no era así.



Alboreto no ganó, pero puso las piedras para el triunfo de su compañero con su gran "rush" final.


La carrera fue un calco de muchas otras vividas ese año: los Mclaren Honda se largaron pese a los desesperados intentos del Ferrari de Berger por no perder comba. La superioridad de Mclaren ese año es algo que no se veía desde los albores del campeonato por parte de Alfa Romeo primero (1950) y de Ferrari después (1952-53), porque no sólo ganaban, sino que la diferencia respecto al primero de los demás era abismal.

Total, que Senna y Prost dominaban. De hecho, el brasileño lo tenía todo encarrilado sin necesidad de ayudas, la cual vino cuando Prost, con problemas de motor, se retiró en la vuelta treinta y cuatro.

Quedaban apenas diecisiete vueltas y la carrera, en fase de letargo casi desde el principio, tenía a Senna al comando con los Ferrari de Berger y Alboreto a 25” y 36” respectivamente, y entonces comenzó la carrera. Alboreto, que había estado ahorrando combustible -como todos los turbo, porque apenas tenían 150 litros para completar la carrera, menos que ahora- despertó y empezó a marcar un fuerte ritmo. Era un segundo por vuelta más rápido que sus perseguidores, los Arrows de Cheever y Warwick, y entre ¡dos y cuatro más veloz que el líder, Senna! Que estaba en modo ahorro.



Schlesser fue el tercer héroe del fin de semana. Los tifosi siempre le estaremos agradecidos.


Al empuje de Michele se le sumó el de su compañero Berger, so pena de verse superado, y estos se acercaron rapidamente al asrro brasileño, el cual parecía estar en dificultades, aunque en realidad estaba controlando la distancia. Berger se situó a sólo 5” a falta de cuatro vueltas con Alboreto 3” por detrás de este tras marcar dos veces sucesivas la vuelta rápida -la última de su carrera- tras recuperar 20” y 28” al brasileño los dos Ferrristas respectivamente en sólo once vueltas.

¿Podría producirse el milagro? Muy justas iban las cuentas y, apenas una vuelta después, Senna casi calcaba los tiempos de los Ferrari, con lo que todo parecía visto para sentencia.

Cuando Pepe Díez, el comentarista de TVE dijo los tiempos, se me acabó la ilusión, adiós a la emoción, los Ferrari no ganarían. Y justo entonces Schlesser, que sustituía a Mansell, convaleciente en Williams, se pasaba de frenada en la primera chicane y embestía al líder, sacándolo de pista. Los Ferrari eran 1º y 2º y Enzo Ferrari, desde el más allá, y todos los tifosi desde acá, disfrutaron del doblete de Ferrari en casa, en el GP de su país, en el mejor homenaje que la Scuderia pudo darle a su creador.

Esa fue la única derrota de Mclaren ese año y Berger, el piloto que más resistencia opuso al dominio anglo-nipón a lo largo del año, fue el merecido vencedor.



Uno de los podios más emotivos de Monza: Berger y Alboreto con Cheever de invitado de excepción.


Senna siempre arriesgaba en los doblajes, momento en el cual sacaba ventaja a sus adversarios -aunque no era el único- y algunos dijeron cometió un error por la presión de los Ferrari. Pero con la ventaja que tenía y las vueltas que quedaban, creo que fue un lance de carrera, como mucho un exceso de confianza.

Lo dicho, doblete de los Ferrari de Berger y Alboreto, no cabiendo yo en casa de gozo, teniendo que dar las gracias a mi hermano por decir que grabara la carrera, ya que no pensaba hacerlo, al prever otro paseo de los McHonda. También estaba encantado Pepe Diéz, tal y como demostraban sus emotivos comentarios.

Me encantó que ganase Berger, se lo merecía por sus actuaciones ese año, un piloto rápido y espectacular que me encantaba pero, con el paso del tiempo el cariño que le tengo a Alboreto se fue imponiendo y no me queda más remedio que poner un pequeño pero a aquella carrera milagrosa: Berger lo merecía más, cierto, pero que bonito hubiera sido que, en su despedida de Ferrari, en Italia, en Monza, de donde era Alboreto, este se hubiese llevado el triunfo. Al menos fue él, quien con su demoledor ritmo final, puso los cimientos para la victoria de su compañero, dando lugar a uno de los resultados más inesperados y memorables del GP de Italia a lo largo de su historia. Seguro que Enzo estaría de acuerdo.

In memoriam.

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