miércoles, 27 de septiembre de 2023

Como Mansell pasó de ser “The Lion” a “Il Leone”

 



                       Uno de los nuestros





Nigel Mansell era, a principios de los 80, un piloto muy popular dentro de las islas del archipiélago británico y muy poco fuera de ellas. Con el tiempo eso cambió, al igual que mi percepción de él gracias a su estilo combativo, espectacular, exuberante, generoso…. y a su fichaje por Ferrari, en el cual encajó como un guante y caló muy hondo en el corazón de los tifosi pese a estar sólo dos temporadas y lograr tres victorias.

Fue el último piloto fichado por Enzo Ferrari y portó con orgullo y dignidad el legado del legendario número 27 de Gilles Villeneuve, además de sustituir con respeto a un piloto muy querido en Maranello: Michele Alboreto.

Que fuera el último piloto del Comendatore y que ganase en su debut cuando, a su vez, debutaba en F1 el cambio semiautomático, no son los motivos que transformaron a Mansell de: “The Lion” a: “Il Leone”, aunque no le vinieron mal. Ya por entonces, con sus trece triunfos y dos subcampeonatos, que muchos pensaron debían ser campeonatos, al lograr más poles y ganar más carreras que nadie, lo habían colocado como un piloto muy querido y carismático a nivel mundial, pero lo que le hizo grande de cara a los tifosi fue su llegada y comportamiento en Ferrari. Y llegar diciendo: "he cumplido mi sueño de niño, correr con Ferrari", fue una inmejorable tarjeta de presentación.

Su inesperado debut con victoria en Brasil con el novedoso Ferrari 640 de cambio semiautomático, que apenas duraba un puñado de vueltas sin pararse, fue genial, pero también estaba el furor austríaco Gerhard Berger, que venía de liderar el equipo las dos últimas temporadas con gran ardor y combatividad.



Mansell logró en Hungría 89 otro inesperado y brillante triunfo para la Scuderia.


La victoria de Mansell en Hungría, partiendo desde atrás -puesto 12- puso al Mansell en el punto de mira de los tifosi, y su gran carrera en Portugal, ambas con espectaculares y geniales adelantamientos, dejaron a Mansell como favorito de los Ferraristas. En Hungría, su adelantamiento a Senna cuando se toparon con el Onyx de Johansson está en la memoria de todos los aficionados, pero quizá no tanto cuando en Portugal se ventiló a su compañero Berger, a Modena y a Warwick de una tacada.

De cara a 1990 ya era, sin duda, el favorito, dado su estilo, que encajaba más en el “patrón de piloto Ferrari”, creado involuntariamente por Gilles Villeneuve. Aunque Prost consiguió mejores resultados, Mansell era, el “chico”.

Nigel sólo ganó ese año en Portugal, en una carrera no exenta de polémica en la que cerró a su compañero Prost en la arrancada, pero ya estaba perdonado por los tifosi gracias a sus geniales actuaciones, sin recompensa, en las que, como escribió Javier del Arco “fue Villeneuve”. Esas carreras, esas actuaciones, fueron: Imola, Mónaco, México, Francia, Inglaterra y Australia.

En Imola, un Mansell crecido “en casa”, lo intentó todo en entrenos de cara a una pole imposible, saltándose chicanes, bordillos y lo que hiciera falta. No hubo pole, calificando quinto, alejado de las expectativas, pero con una demostración, un pundonor que compensó de sobra el resultado.

En carrera incluso fue mejor. Con su Ferrari tocado desde el inicio, remontó al estilo Villeneuve hasta su abandono, con un intento de adelantamiento a Berger, que acabó en un monumental trompo controlado magistralmente en Tamburello a más de 200km/h, cuando este lo mandó a la hierba. Y siguió atacando hasta que su coche dijo basta.



México 90, no ganó, pero su adelantamiento a Berger en la peraltada fue de lo mejor.


En Mónaco Mansell fue eclipsado por su compañero Prost en entrenamientos, pero en carrera se convirtió en el protagonista tras remontar de décimo sexto a quinto, tras tocarse con Boutsen en la vuelta veintiuno luchando por el sexto lugar y al que acabó superando en la cincuenta y cinco tras recuperarle una vuelta, colocándose cuarto, para abandonar poco después luego de dar vidilla a la carrera.

Pero si en Mónaco dio vida, ¡que decir en México!, logrando eclipsar a Prost, que ganó la carrera, una de sus mejores, tras partir décimo tercero. Pero Mansell, que cedió, como todos, ante el Alain de los grandes días, no se conformó y dio el espectáculo en una genial batalla con Berger que recordó a la de Villeneuve-Arnoux de Dijon ´79, culminada con un exterior al austríaco en la peraltada. Y que todavía digan que el adelantamiento de Hakkinen en Spa 2000 es uno de los mejores sorpasos de la historia… Entonces este, ¿qué?

Francia e Inglaterra fueron el escenario del regreso a las poles de Ferrrari, que no lograba una desde Inglaterra ´88, rompiendo el empate a 107 que tenía por la primacía con Lotus. Nigel, de paso, volvía a las poles tras México ´87. Fueron dos grandes poles, sobre todo la de Inglaterra -esta insultante-, aunque en carrera no tuvo fortuna pese a su arrojo, sobre todo en casa.



Australia 90, no ganó, pero brilló en su última carrera en Ferrari.


Y luego su despedida en Australia, con todo el pescado vendido y él poniendo la emoción. Tras fundir sus ruedas persiguiendo al infatigable e inalcanzable Senna, las cambió y remontó del quinto al segundo lugar; pero lo bonito no fue eso, sino su intento de adelantamiento a Piquet al final desde la nada. Por un momento pareció iba a ganar, luego la realidad nos puso, le puso, en su sitio, ya que era imposible apurar tanto la frenada. Pero fue ese intento, el no cejar, lo que emocionó, lo que gustó tanto, ese espíritu de lucha del león, que jamás se daba por vencido.

Son esas actuaciones, a mi modo de ver, las que convirtieron a Mansell en uno de los pilotos más queridos de Ferrari y, por tanto uno, de los más queridos en Italia, festejando los tifosi como suyos sus posteriores triunfos con Williams.

Como ven no incluyo su triunfo de Portugal, en el que todos se alegraron pese a que el resultado para el equipo no fue el óptimo, al perjudicar a Prost pero, como dije, estaba perdonado de antemano y, por otro lado, esa fue una carrera normal. Un buen triunfo, pero no hubo nada de especial, al contrario que en las otras carreras. Y es que ganar no lo es todo, por eso muchos pilotos de escaso palmarés son tan queridos, destacando más su entrega y generosidad que sus resultados y, en eso, el coraje de Mansell no parecía tener límites. 

Los tifosi pasaron de decir: "Si Nigel es mágico, la Cicciolina* es vírgen", a: " Mansell hace soñar", convirtiéndose Nigel en uno de los ídolos de Ferrari y de Italia, convirtiéndose en: "il leone".

* Actriz porno italiana.



martes, 19 de septiembre de 2023

GP de Singapur 2023

 



                      Colosal Carlos Sainz





Hace quince días hice la crónica del GP de Italia de manera casi monográfica a Carlos Sainz por su excelente carrera sin recompensa, entonces: ¿qué tendría que escribir ahora?

Lo de Carlos Sainz este fin de semana es para enmarcar, es más, es para poner como ejemplo para el resto de pilotos, tanto de F1 actuales, como de los que están por llegar. La carrera, controlada inicialmente por ambos Ferrari, y luego sólo por el de Carlos, vio como un coche de seguridad virtual lo trastocaba todo, dando una oportunidad de oro a los Mercedes de Russell y Hamilton que montaron para las últimas diecinueve vueltas un juego de medios, al ser ellos los únicos que los tenían. Su ritmo era tal que la posibilidad de victoria era más que real. Con un Leclerc que se desinflaba y que poco pudo hacer por ayudar, Sainz optó, antes que marcharse, por mantener a su espalda a Norris con DRS para que aguantase el envite de los Mercedes, ralentizando cuando hizo falta para que este no quedase descolgado y tuviera así DRS, porque Sainz vio que esta era la mejor forma de pararlos. Dicho y hecho, se sudó y se logró. No sé que es lo más impresionante de esto, si ejecutarlo, o pensarlo en plena carrera bajo presión. No es la primera vez que Sainz muestra unas cualidades tácticas por encima de la media -Mónaco 2022 por ejemplo-, pensando en el coche más y mejor que nadie, incluso anticipándose a su muro.

¿Qué quieren les diga? La victoria fue muy sufrida y merecida, ya que la inteligencia y sangre fría del español para mantenerse primero ante el arrollador ritmo de los Mercedes es una muestra de un talento táctico sin igual, sin parangón.

Pero vayamos al principio, se llegaba a Singapur con dos novedades: una por parte de la FIA en la que se cambiaban los baremos de medir la flexibilidad de los alerones de los coches -pronto para juzgar si ha influido en el orden jerárquico- y otra del circuito que, por obras en la bahía, se quedaba sin cuatro curvas haciendo el trazado más fluido, rápido y menos exigente. Veremos si se vuelve a su configuración original el año que viene o, si por el contrario, mantienen esta. La pista, de ese modo, se hizo unos 5 o 6 segundos por vuelta más corta y alrededor de 10 km/h más veloz.



Sainz estuvo perfecto y Ferrari le dio todo su apoyo desde el inicio. Se jugó en equipo, perfecto.


Los libres mostraron a unos Ferrari, sobre todo a Sainz, muy fuertes, como en Italia, sólo que aquí es mucho más difícil adelantar, pudiendo gestionar y controlar la carrera mejor por un lado y, por otro, el “coco” Verstappen estaba en dificultades, de modo que el cavallino se postulaba, como en Italia, favorito a la pole, pero esta vez con más posibilidades de victoria. Como se iría viendo a lo largo del fin de semana, Mercedes y Russell serían el mayor rival ya que Red Bull, al igual que Mercedes en 2015, mostraron aquí un inesperado bajón.

La Q1 fue espectacular porque se produjo al final una mejora de pista de 8 décimas, pocas veces vista, que hizo que todos estuviesen en la pista para no quedarse fuera. Al final la única sorpresa -aparte del mejor tiempo de Tsunoda que le habría servido para ser décimo en parrilla- fue que Piastri no pudo pasar el corte al tener que cancelar su vuelta por el brutal choque de Stroll, que lleva un año, que ya, ya. Salió por su propio pie y le consideraron apto para correr, pero el coche no hubo tiempo a repararlo. ¿A qué esperamos para los muletos?

En fin, que junto a Piastri se quedaron Bottas -por delante de él-, Sargeant, Zhou y Stroll.

La Q2 no fue tan emocionante, ya que la pista se estabilizó, pero vio como Max era apeado por apenas siete milésimas por el Alpha Tauri de Lawson. Gasly, Pérez con el otro RB, Albon y Tsunoda tampoco pudieron pasar. Lo de Tsunoda fue muy grave, porque con su tiempo de Q1 habría pasado, pero no pudo completar giro alguno. El primer intento lo tuvo que abortar al encontrarse en la trazada a Verstappen, un Verstappen que se quedó parado diecisiete segundos en la salida de boxes sin justificación alguna. Repito que, cuando un piloto estorba y no influye, no se le debe sancionar con puestos, salvo reiteración. En este caso la hubo, ya que molestó a Sainz en libres y a Sargeant en Q1, pero además, es que influyó, porque Tsunoda no pudo hacer su vuelta. Sobre lo de la salida de boxes, por cosas similares también hemos visto sanciones, como en Rusia 2020 con Hamilton, al que le metieron 10” por hacer dos pruebas de arrancada. Que no reclamase Alpha Tauri se entiende, pero lo que no se entiende es que Verstappen, que mereció como poco tres puestos de sanción, se fuese de rositas. Normal que los comisarios no tengan credibilidad. A todo esto, por primera vez desde Rusia 2018, ningún RB en Q3.



Los Mercedes y Russell eran los principales rivales, pero George acabó así.


Una Q3 en la que sólo Ferrari tenía dos juegos nuevos de blandas, lo que era una ventaja. En el primer intento Sainz y Leclerc eran 1º y 2º delante de Norris, muy bravo con los usados, pero en la ronda final, con todos en igualdad de condiciones, Russell se marcó un vueltón que casi le arrebata la pole a Sainz. Este declaró que no le hacía falta una vuelta perfecta para la pole, como demostró al no mejorar en el segundo sector, mientras Leclerc, tercero, fallaba en la anteúltima curva, muy poco, pero lo justo para que Russell lo superase por apenas siete milésimas.

Norris fue cuarto por delante de Hamilton, Magnussen, Alonso, Ocon, Hulkenberg y Lawson. Muy bien Lawson, primera vez en Q3 en su tercer GP y mejor incluso los Haas, por primera vez este año los dos en Q3, esta vez con K-Mag por delante de Hulk.

Para la carrera, la primera sorpresa en parrilla fue que Lelcerc montaba blandas, él único de cabeza, mientras los RB optaban por duras. Estaba claro esta vez Ferrari optaba por sacrificar a Charles para que hiciese de escudero de Carlos, ya que su táctica, a priori, no era la más óptima. Mercedes por su parte, eran los únicos que tenían dos juegos de blandos y, por tanto, tenían más flexibilidad táctica, ya que podrían optar con más facilidad a dos paradas.

En la salida Carlos se mantuvo líder sin problemas mientras Leclerc superaba a Russell y así, los Ferrari lideraban en formación por delante de Hamilton, Russell y Norris. Dado que Ham se saltó la primera curva, no tuvo más remedio que dejar pasar a su compañero y a Norris, volviendo a su lugar de partida, quinto tras Sainz, Lelcerc, Russell y Norris en la vuelta cuatro. A continuación venían Alonso, Ocon, Magnussen, Verstappen y Hulkenberg. Dos vueltas después Max superaba a Magnussen y se situaba octavo. No habría mas cambios a pesar de ir casi todos en fila porque Sainz iba lento conservando ruedas.



Sainz tirando de Norris para defenderse de Russell, la crónica de una gran carrera.


En la vuelta dieciocho Sargeant se salía de pista dañando el alerón, dejando restos de fibra de carbono en la pista, lo que motivó la salida del coche de seguridad dos vueltas después, lo que provocó la entrada en tromba de todos para poner duras para llegar al final, a excepción de los Red Bull, que se mantuvieron en pista por haber salido con duros.

Sainz mantuvo la primera posición por delante de Verstappen, Russell, Pérez, Norris, Leclerc, Hamilton, Alonso, Ocon, Bottas -otro que no paró- etc.…. Leclerc perdió posiciones en boxes, pero no por una mala parada, sino por haber tenido que retrasar su salida a causa del tráfico en el carril de boxes. Eso dejó a Sainz sin su escudero.

Se reanudó la carrera en la vuelta veintitrés y Verstappen y Pérez fueron perdiendo posiciones rápidamente y Leclerc se vio superado por Hamilton al cometer un error atacando a Norris.

Total, que seis vueltas después la carrera se estabilizó por este orden: Sainz, Russell, Norris, Hamilton, Leclerc, Verstappen, Pérez, Alonso, Ocon, Magussen, etc.…

Sainz, de nuevo marcaba un ritmo lento, entre 1 y 2 segundos por vuelta menos de lo que podría hacer, ya que su intención era que todos fuesen agrupados para impedir que Russell y Hamilton montasen medias, ya que eran los únicos que disponían de otro juego. Bueno, también Leclerc lo tenía por haber salido con blandas, pero dado que estaba tras los Mercedes y Sainz lideraba, le era igual. De haber salido los coches de seguridad en otro momento, quizá se hubiese visto beneficiado de una táctica que, a priori, no era la mejor para él -pero sí para el equipo-, pero las cosas fueron como fueron.

A destacar que por un error de Alonso al entrar en boxes, a este le caían 5” de sanción -curiosa doble vara de medir, ¿eh, Max?- y que en su intento de superar a Pérez, fue superado por su “amigo” Ocon. El Aston no iba muy fino, pero por lo visto desde la vuelta dos andaba un poco tocado en la suspensión delantera.



Fuera del podio y de sus casillas. En carrera estuvo sólido, pero en entrenos no hizo más que estorbar.
Verstappen fue quinto y gracias.


Los Red Bull hicieron su parada -medios- antes de la vuelta cuarenta y, poco después, abandonaba Ocon con problemas de cambio, lo que provocó un coche de seguridad virtual que permitió a Russell y Hamilton parar y poner medias con un ahorro de tiempo considerable, unos 10”, lo que permitía a Russell reincorporarse cuarto a 18” del líder a falta de diecinueve vueltas. Hamilton era quinto a 4" de Russell.

Se acabó la tranquilidad para Sainz, de tenerlo todo controlado pasó a ver como los Mercedes volaban, recortándole primero 2”, luego 1”5 y prácticamente siempre más de 1”.

A Leclerc se lo ventilaron ambos MB a diez vueltas del final sin apenas poder oponer resistencia el monegasco. Por un momento pensé que Charles se había descolgado del dúo Sainz-Norris para conservar mejor sus ruedas y defenderse mejor del ataque de las flechas de plata, osea, de los dardos negros, pero nada, de nada.

A falta de cuatro vueltas los MB estaban pegados al binomio Sainz-Norris, un Norris que estaba con DRS porque Carlos, en una jugada maestra, decidió que lo mejor para ganar y mantener a los MB detrás era que estos no superasen a Norris. Y para ello había que tirar de Norris con DRS. Los antiguos compañeros de equipo parecía lo fueran de nuevo y Norris aceptó el rol de escudero del madrileño, al que no pensaba atacar, porque Lando tampoco es tonto y sabía que no podía ganar -salvo error de Carlos-, pero si perder la segunda posición si no estaba a lo que estaba.

La salida de la trece traccionando mejor con sus ruedas en mejor estado, eran la zona de ataque ideal de Russell, pero Norris resistió y Carlos, muy al loro, con una sangre fría impresionante, lo esperó para que volviera a tener DRS. De libro, de matrícula de honor, con una perfecta ejecución. Russell nunca más tuvo opción y, en su desesperación, se salió de pista tras tocar el muro en la última vuelta, heredando Hamilton el podio.



Muy bien Lawson, en Q3 y primeros puntos de su vida.


De modo que Carlos Sainz, de manera más que brillante, en una demostración de sangre fría e inteligencia que pocas veces se ha visto, que pocas se recuerda y que pocos pilotos actuales serían capaces de ejecutar -y mucho menos pensar-, logró un triunfo tan brillante como el de Villeneuve en el Jarama 1981, en el que el pequeño canadiense dio una “alegría terrible” al Comendatore Enzo.

Y es que la manera de ganar de Sainz este fin de semana se recordará como una de las mejores victorias de siempre de Ferrari, de Ferrari y de todos. ¿Quién iba a pensar en utilizar el DRS de un rival para defenderse, cuando es un elemento de ataque? Sólo a un genio se le podía ocurrir y sólo un superpiloto lo podía ejecutar. No sé si a alguno más en parrilla, en una situación similar, se le hubiese ocurrido, ni tampoco si lo hubiera podido ejecutar como Carlos, que fue perfecto, pero lo que está claro es que Sainz ha marcado en Singapur un antes y un después, y los que ganen así a partir de ahora, ganarán “a lo Sainz”. Ferrari tenía coche de pole, pero no de carrera, no de victoria en condiciones normales. Pero aquí sí se podía ganar porque adelantar era difícil. Sainz controló el ritmo y cuando pudo ser cazado, tiró de inteligencia para ganar. ¡Magistral!

Que Alonso parase y perdiese 25” y acabase fuera de los puntos ya poco importaba, como tampoco la clasificación tras Sainz que fue: Norris, Hamilton, Leclerc, Verstappen, Gasly, Piastri, Pérez, Lawson y Magnussen.

Max estuvo a punto de superar a un Charles con las ruedas en las últimas; Lawson logró sus primeros puntos y Magnussen se recuperó de un problema para acabar puntuando.

Tras la carrera sólo se hablaba, y no era para menos, de Carlos Sainz, ¿a quién le importaba el fin de la racha de Red Bull y de Max? Prácticamente a nadie. El domingo 17 de septiembre Singapur era Carlos Sainz. Y el resto tendrá que esperar al menos una semana para ser el centro de atención con la misma intensidad... o tal vez no, tal vez nunca.

¡Grande Carlos, gracias y que vengan muchas más!


miércoles, 13 de septiembre de 2023

GP de Italia 2023

 



                   La sangre del matador





En el pasado GP de Italia vimos, por parte del hijo “del matador” (Carlos Sainz padre), una exhibición de tal calibre, que debe ser recordada como una muestra más del gran pundonor y arrojo de un piloto Ferrari en Monza. Una exhibición sin recompensa, como a tantos otros les pasó antes y, sobre todo, una lección de pilotaje intentado llegar más allá de lo posible, demostrando a todo el que quiera ver y que de verdad ame el deporte, como se defiende jugando limpio. Si Carlos hubiera jugado sucio, como Max en Brasil y Arabia 2021 -por poner un par de ejemplos del dominador actual-, tal vez Max no hubiera ganado o, de haberlo hecho, habría criticado con razón la actitud de su adversario olvidando, como la mayoría en esa situación hacen, que ellos actuaron igual de mal en otras ocasiones.

Lo que quiero decir es que Sainz lucho duro, pero limpio, cosa que no se puede decir, lamentablemente, de muchos pilotos actuales, demostrando una gran madurez y dominio sobre sí mismo. ¡Que fácil habría sido sacar a la hierba a Max en la curva Biassono antes de la variante de la Roggia!

Dicho lo cual, su coche daba para lo que daba y, buscando una victoria imposible, no realizó una carrera óptima al forzar sus neumáticos tratando de aguantar a Verstappen, lo que le impidió lograr el segundo cajón del podio y casi perder el tercero, porque su compañero Leclerc no mostró piedad. La lucha entre ambos fue tan preciosa como innecesaria. Si llegan a chocar, ridículo total en casa. Me gusta que luchen y lo entiendo, pero si sólo permiten luchar cuando es Charles el que va detrás, no. Como se le olvida a Charles cuando pidió al equipo que Vettel respetara lo pactado en Rusia 2019 y este le dejara pasar, sólo que entonces Seb era más veloz y no era lógico lo hiciera. Sin embargo sí le parece lógico atacar a su compañero como si no hubiera un mañana. Tal vez le pudieron las ganas, ¡lastima no las tuviese al principio para incordiar a Max y así facilitar la labor de Carlos y quizá, trabajando en equipo, traer un triunfo en casa para Ferrari!



Sainz entró en el olimpo de Ferrari y de Monza. No muchos pueden presumir de ello.


A todo esto Sainz, que fue un caballero en sus declaraciones tras la carrera, le vino de perlas las dos vueltas que se restaron de la carrera por los problemas antes de la salida de Tsunoda.

Esta carrera, que volvía a la calificación tipo “Hungría” con un compuesto distinto -y cada vez más blando- para cada ronda, veía desde los primeros libres, hasta los últimos, como los Ferrari, en especial el de Sainz, mostraban sus cartas. Claro que era más bien de cara a la pole, ya que en ritmo de carrera se preveía sufrieran ante Red Bull, como así fue, por desgracia.

Ferrari y Alfa estrenaron decoración en su gran premio, Ferrari con colores como los de los prototipos 499P que ganaron Le Mans y devolvieron la gloria a Ferrari en la Sarthe después de 58 años y Alfa, con la tricolor en sus carrocerías además de presentar la versión moderna del que quizá es su supercoche por antonomasia, el 33 Stradale.

Vamos a la calificación: el Alfa de Zhou no pudo pasar de la primera ronda, acompañándole los dos Alpine de Gasly y Ocon, el Haas de Magnussen y el Aston de Stroll. En Q2 se quedaron los Alpha Tauri de Tsunoda y Lawson, Hulkenberg, Bottas y Sargeant, con Hamilton pasando el corte por los pelos.

La Q3 fue como se preveía: un duelo a tres por la pole. En el primer intento los Ferrari de Sainz y Leclerc superaron a Max, pero en el segundo todos ellos mejoraron el tiempo y Max a punto estuvo de aguar la fiesta a los tifosi -eso lo haría el domingo que, no por esperado, jode menos-, superándolo Sainz por apenas 13 milésimas. A 67 se quedó Leclerc. Cuarto, a menos de cuatro décimas, pero nunca en condiciones de inmiscuirse entre ellos, George Russell precediendo a Pérez, Albon -SEN SA CI O NAL-, Piastri, Hamilton, Norris y Alonso, cuyo Aston no iba muy bien.



Verstappen ganó, aumentó sus récords y aguó la fiesta a los tifosi.


El domingo la carrera comenzó con un retraso de casi 20 minutos -y con dos vueltas de menos- por el abandono en la vuelta de reconocimiento del coche de Tsunoda. No molestaba, pero ya sabemos que a día de hoy no dejan ni una mosca por medio. Como fuere, ya va siendo hora de que los F1 se puedan quedar en punto muerto con facilidad y así evitar retrasos innecesarios. No creo sea tan difícil, ¡coño!

La elección de neumáticos para la carrera fue sencilla, todos con medios menos tres: Hamilton, Bottas y Magnussen. En el caso de Hamilton se reveló como la mejor estrategia. ¿Hubiera funcionado también en Ferrari y así haber puesto más difícil las cosas a Max? Lo dudo, lo mismo que dudo que haber ido a dos paradas les funcionara, pero cuando siguiendo la misma táctica no vas, y ves a otros que con otra sí, siempre te queda la duda.

En la arrancada Sainz aguantó el tipo a Max y cerró la primera vuelta liderando con el susodicho a detrás. Leclerc, Russell, Pérez, Piastri, Albon, Norris, Hamilton, Hulkenberg, Alonso, etc. … los seguían.

Albon se ventilaba de inmediato a Piastri, mientras a Alonso le costaba más hacer lo propio con Hulkenberg. Por delante todo igual, eso sí, con Max presionando en todo momento a Sainz.

Tras intentarlo varias veces sin éxito y quejarse una de juego sucio -precisamente él-, cuando no hubo nada, al final logró superar a Sainz cuando este cometió un error en la vuelta catorce, pequeño, pero suficiente para un cazador como Max, que rara vez desperdicia la ocasión. Una vez en cabeza, su ritmo, entre medio y un segundo más veloz, dejó bien clarinete donde estaba cada cual. Ferrari podía plantar cara en entrenamientos, pero no en carrera. En carreras así lamentamos haya DRS, lo mismo que cuando es al revés, estamos encantados con él. Lo mismo para las órdenes de equipo, como muy bien dijo Sainz al final, en referencia a su lucha con Leclerc: si vas delante te encantan, no si vas detrás.



Un punto para Bottas, que salvó el honor de Alfa.


Volviendo al GP en sí, poco después Pérez lograba pasar al correoso Russell y comenzó el festival de paradas, siendo la de Sainz casi 1” más lenta que la de sus adversarios. Y viendo lo justo que iba la cosa, no estaba para perder nada.

Pérez, Piastri y Hamilton lideraron mientras los líderes paraban, pero en la vuelta veinticinco -casi mitad de carrera- Max recuperaba el liderato y ya no lo abandonaría. Al final cedió cerca de 6” a Pérez por un tema de consumo dijeron, pero siempre lo tuvo todo bajo control, a diferencia de Sainz, que apenas tuvo descanso.

Vuelta veintiocho y con todos con su parada hecha, la cosa estaba así: Verstappen, Sainz, Leclerc, Pérez, Russell, Albon, Norris, Piastri, Alonso y Hamilton.

Lewis pasó de inmediato a Alonso y se puso a rodar como un tiró a por quienes le precedían merced a sus medios por los duros de estos. Pese a sus habituales lamentos diciendo sus ruedas no iban a aguantar, estas lo hicieron de sobra, y se ventiló a Piastri -con toque-, Norris y Albon, abriendo brecha para evitar perder posición a causa de la sanción de 5” que tuvo por su incidente con Piastri, el cual perdió toda opción a puntuar al dañar su alerón aunque, eso sí, puso uno nuevo y un juego de blandas y se dio el gustazo de marcar la vuelta rápida, la primera de su casillero.

Ese fue el mayor cambio entre las posiciones delanteras y, gracias al toque de Piastri, Bottas pudo arañar el punto del décimo puesto en Monza con su Alfa Romeo, menos es nada. Parece que su táctica tampoco le fue mal.



El duelo Sainz-Leclerc fue electrizante. 


Sobre la cabeza, olvidándonos de Max, Pérez superó tras una lucha de diez vueltas a Leclerc y catorce después, hacía lo propio con Sainz, que se resistió de lo lindo.

Con los RB 1º y 2º y los Ferrari 3º y 4º a falta de seis vueltas, todo parecía decidido, pero no, Charles quería el podio ante su afición -la de Ferrari, para entendernos- y luchó fieramente contra Sainz, al cual superó momentaneamente, ya que Carlos no se dio por vencido y le devolvió el adelantamiento de manera brillante, con blocaje incluido, en la variante de la Roggia, ¡MAG NÍ FI CO! Tan magnífico como innecesario. No sé si agradecer a Ferrari por la lucha o no, aunque como comenté al principio, si esto se permite, debería permitirse siempre, no sólo cuando el que va detrás es Leclerc.

Max ganó y se hizo con el récord de 10 victorias seguidas y Red Bull con el de 15, por si alguien incluía las 14 de Ferrari en 1952-53, en el que se incrustaban las 500 de 1953 que dejan el dato oficial en 7.

Este fue el GP con más líderes del año, con cinco pero, tras la demostración de Carlos Sainz, ¿a quién le importa? A mí no, desde luego.

Leclerc entró en el olimpo de Ferrari en Monza 2019, con un carrerón con victoria incluida, Sainz no ha ganado, pero ha entrado en el olimpo de Ferrari y de Monza por derecho propio, como Alesi, Berger, Alboreto, Regazzoni o Bandini hicieron con anterioridad. Y es que para entrar en el olimpo de Ferrari -en el que están sus campeones con Gilles como referencia-, y de Monza, hace falta algo más que ser un superpiloto, y ese algo es “un no sé qué” que hace especiales a los pilotos de Ferrari, que se crecen en “casa” y son capaces de hacer pequeños milagros, ir un poco más allá. Es, en definitiva, el factor humano, como Mansell en Inglaterra. Y eso es lo que de veras cuenta, porque en realidad es por eso que por lo que seguimos la F1.



Sainz abandonó Monza a lo grande dos veces: una en la pista, y otra fuera de ella, cuando persiguió a los ladrones de su reloj, recuperándolo.


PD: Esta vez no hubo problemas de rebufos y los pilotos no hicieron el ridículo, la FIA puso un tiempo mínimo entre líneas del coche de seguridad, aunque hubo algo de confusión porque Ferrari superó ese límite. No hubo sanción y a nadie la pareció mal, porque no molestaron a nadie, de hecho, ralentizaron para favorecer ser adelantados antes de la parabólica y no molestar.