...En las carreras del mar.
Se celebraba el GP de Brasil de 2013 y en la conversación entre Antonio Lobato y Marc Gené acerca del
Ferrari de 2014, este último le espetó: “sólo te puedo decir que
es rojo” a lo que Lobato respondió: “ pues no sé si sabías que
hubo Ferraris azules”; “ pues no tenía ni idea” respondió
Gené. Más o menos esta fue la conversación que tuvieron, y si bien
era evidente que Gené desconocía la existencia de Ferraris azules
en F1, Lobato en realidad no iba mucho más lejos, ya que había oído
campanas, pero no sabía dónde.
John Surtees con el Ferrari 158 camino del título en 1964. |
De ser así hubiera explicado el dónde
y el por qué de esos Ferraris azules (que en realidad eran blancos),
ya que es un dato desconocido por muchos e históricamente muy
interesante.
Pero no explicó nada, basicamente
porque no tenía ni idea. Tal vez si leyó el comentario que le dejé
en su momento, se enteró. Lo desconozco.
Sea como fuere, aquí va la explicación
de los Ferraris a los que aludía Lobato.
Para empezar, como dije, no eran
azules, sino blancos, como mucho se podían considerar blanquiazules,
ya que el coche era blanco con un franjas azules.
Corría el año 1964 y Ferrari corría
oficialmente no sólo en F1, sino también en Sports, GTs y montaña.
De cara a los GTs Ferrari había sacado
un sucesor inmejorable del tricampeón 250GTO, el 250LM. Pero el CSI
-la FIA de entonces- no le concedió la homologación al no haberse
fabricado las 100 unidades requeridas. Se construyeron, al igual que
del 250GTO, sólo 36, pero mientras que éste coló como evolución
del 250GT, el LM no. El hecho de pasar su motor de delantero a
central era una modificación demasiado profunda como para que
alguien se tragase que era una evolución del 250GTO.
Ferrari 250LM |
De modo que al no ser homologado el LM,
Enzo Ferrari se pilló un rebote de madre y señor mío y amenazó
con abandonar la F1. Evidentemente sólo se trataba de una pataleta
y, en caso de no jugarse nada, tal vez hubiese renunciado a finalizar
la temporada, pero como estaban en juego los títulos de
constructores y de pilotos, no lo hizo.
Lo que sí hizo fue inscribir sus
coches bajo la bandera americana del equipo NART (North American
Racing Team) del importador de Ferrari para EEUU Luigi Chinetti, con
los colores antes mencionados, en las dos últimas carreras de la
temporada, los GGPP de EEUU y México.
Y esta es la historia de los Ferraris
blancos (azules para Lobato) en F1.
Para no dejar cabos sueltos, no como
otros, decir que Ferrari se llevó finalmente los dos títulos de F1
ese año, con John Surtess como piloto en un final de infarto, casi
tan sorpresivo y al límite cómo los títulos de Kimi en 2007 y
Hamilton en 2008.
El favorito, Jim Clark, no pudo ganar
pese a dominar de punta a punta la última cita al abandonar en la
anteúltima vuelta al perder el motor todo su aceite. A todo esto,
Surtees, que necesitaba ser segundo, iba tercero, pero su compañero
Bandini, que lo precedía, le dejó pasar, no sin antes, a media
carrera, haber tenido un encontronazo con Graham Hill -otro
pretendiente al título- eliminándolo de la ecuación.
Respecto al 250LM, no pudo correr como
GT, y tuvo que hacerlo como Sport, enfrentándose a una competencia
de otro nivel, entre la que se incluían otros Ferraris. Pero el LM
era tan bueno, que pese a ese handicap, corrió más que dignamente,
logrando victorias absolutas y, como colofón, ganó en 1965 las 24
horas de Le Mans con Jochen Rindt y Masten Gregory al volante, en la
que fue la 9ª y última -hasta la fecha- victoria de Maranello en la cita francesa.
Como detalle curioso, decir que ese LM no era oficial, sino que
estaba inscrito sin trampa ni cartón, casualidad de las
casualidades, por la escudería NART.
No es difícil imaginar, con semejantes
antecedentes, como hubiera arrasado el LM de haber corrido en la
categoría de GT, vamos, que en comparación el desierto del Gobi
parecería el Amazonas.
Respecto a los Ferraris azules, y por
echar un cable a Lobato, decir que sí los hubo en F1. Y verdes, y
amarillos... a título privado claro, pero los hubo.
Esto sucedió en las décadas de los 50
y 60, cuando era habitual ver coches privados en F1 y todavía se
pintaban con los colores nacionales.
José Froilán González (Ferrari 625) a punto de rebasar a Louis Rosier (Ferrari 500) en Nurburgring 1954 |
Por eso había Ferraris azules, de
Francia, inscritos por la Ecurie Rosier, pilotados por él mismo y
Raymond Sommer, o los verdes ingleses de Tony Vandervell, el famoso
Thin Wall Special, pilotado, entre otros, por el cabezón González.
Nigel Mansell con el 125C "Thin Wall Special" durante una exhibición en Qatar 2010 |
Los amarillos los inscribía la Ecurie
Francorchamps belga, siendo pilotados por el también belga Olivier
Gendebien.
Olivier Gendebien con el Ferrari 156 en Spa 1961. Fue cuarto tras los tres Ferrari oficiales. |
Y un blanco crema, un 375 que Johnny
Parsons intentó calificar, sin éxito, en las 500 millas de
Indianápolis de 1952, y blanquirojos -antes de que los sacase la
propia Ferrari- de la Ecurie Svizzera Spadon Suiza. Seguro que
alguno me dejo en el tintero.
Ferrari 375 Special Grant. |
Ferrari 212 Ecurie Spadon |
Siguiendo con Ferraris F1 y anécdotas,
la aberración, la abominación por parte de Clemente Biondetti en el
GP de Italia de 1950, inscribiendo un Ferrari 166S...¡con motor
Jaguar!
Cómo debió de alegrarse Enzo cuando
este engendro abandonó con el motor roto...y es que en un Ferrari lo
más importante es el motor, y si se lo cambias, ya no se puede
considerar un Ferrari, a diferencia de lo que pasa en la mayoría de
las otras marcas, que mientras tengan su logo, lo demás poco
importa.
Clemente Biondetti (nº22) con su Ferrari-Jaguar 166S en Monza 1950. |
Para que se hagan una idea de la
importancia para Ferrari del motor, lo que dijo Enzo: “ cuando
compran uds. un Ferrari, pagan el motor, el resto se lo regalo...”
En ese sentido la más pura es
Ferrari, seguida de Porsche. Y prácticamente nadie más, a los hechos
me remito.