miércoles, 27 de abril de 2016

Michele Alboreto

El hombre tranquilo





Michele Alboreto es para mí un piloto especial, al que me une un extraño vínculo. Tal vez sea debido a sus cinco años y 80 GGPP en Ferrari, que en su momento fueron todo un récord. De hecho, es el piloto italiano con más GGPP disputados para la Scuderia.
Y es que durante sus años en Ferrari, de 1984 a 1988, yo estaba en mi juventud, saliendo de la infancia. La F1 entonces me parecía maravillosa y el tiempo transcurría lento. ¿Quién no recuerda sus veranos de niño?, larguísimos, como si el tiempo se detuviera. Sin embargo, de adulto, parecen pasar en un parpadeo.
El caso el que los cinco años de Alboreto en Ferrari me parecieron más del doble y, si a eso le añadimos la magia que por entonces tenía para mí la F1, así como el carácter tranquilo y amigable que Michele transmitía, tenemos el elixir que poco a poco fue haciendo poso en mí y que convirtió a Alboreto, más que a un ídolo, en un personaje entrañable, cercano, más un amigo que un admirado piloto de F1.
Alboreto era un piloto rápido, lo cual es una redundancia cuando de un piloto de F1 que ha llegado a Ferrari se trata, frío -con sus calentones- fino, y todo un artista con el cambio. Todo un señor del “punta-tacón” y dobles embragues. En eso era todo un maestro, y podía dar lecciones a cualquiera, repito, a cualquiera.
Tuvo entre sus compañeros de equipo en Ferrari a Stefan Johansson y Gerhard Berger. Cito a estos dos pilotos del norte porque sus caracteres chocaban con los de Michele. Ellos, los norteños, eran calientes y apasionados, llenos de garra y ardor en las carreras, en tanto que Alboreto era lo contrario. Para que luego hablen de estereotipos. Alboreto cuadraba más como sueco o austríaco que Johansson y Berger, los cuales tenían en pista un carácter totalmente latino.
Como piloto de Ferrari que fue, siempre quise a Alboreto, y mi admiración por él, que siempre fue más cariño que admiración, fue en aumento con el paso de los años. Mientras que en 1987-88 yo apoyaba, como hago en el 99% de las veces, al piloto Ferrari más veloz, que por entonces era Berger, el paso de los años ha dejado un recuerdo de Alboreto que perdura muy por encima de todos ellos.
Como dije, Alboreto era para mí alguien entrañable más que un super-piloto. De hecho, el estilo de Alboreto no es de los que a mí me emocionen. Me gustan pilotos espectaculares y agresivos, que se desenvuelvan bien en situaciones adversas. Y Alboreto no era de esos. Su estilo iba más por el camino marcado por Lauda y Prost. O Piquet, tal vez.
Como es lógico, seguí la carrera de Alboreto cuando no estaba en Ferrari, al ser despedido de cara a 1989.
Alboreto debutó en F1 en el GP de San Marino de 1981 con Tyrrell tras haber ganado el campeonato de europa de F3 en 1980. Ken Tyrrell jamás se arrepintió de haberle dado la oportunidad, ya que Alboreto logró para él, las dos últimas victorias de su equipo, en Las Vegas 1982 y en Detroit 1983, que fue también la última (la 155) del mítico motor Ford Cosworth DFV, en ese caso en su versión de carrera corta DFY.



Alboreto en Detroit 1983 logrando la última victoria de Tyrrell, y dándole de paso a Ford, el triunfo en casa.



Para 1984 pasó a Ferrari, como tantos otros pilotos de Tyrrell hicieron antes y después: Scheckter, Pironi, Alesi... como dijo en su momento el tío Ken: “tendría que cobrarle algo a Enzo”
1984 no fue bueno para Ferrari, así todo Alboreto se las apañó para conseguir su primera pole y una victoria más, ambas en Zolder, en un año de monopolio Mclaren-TAG Porsche.
1985 podría haber sido su año. Ferrari, como el resto de la parrilla, hizo su versión-copia del Mclaren Mp4 y funcionó, tanto es así, que lo llevó a liderar el campeonato hasta la décima cita, el GP de Austria, tras una temporada regular, sumando muchos podios, y con dos espléndidas victorias: Canadá y Alemania. Esta última la recuerdo especialmente porque, en su lucha contra Senna-Rosberg-Prost-De Angelis, me dio la impresión de que el ganador iba a ser él, Alboreto. Una premonición si prefieren.
Fue en un GP marcado por la primera pole de Toleman y de Teo Fabi y por el salidón de Alboreto, de octavo a tercero. Alboreto estuvo impecable y agresivo en esa carrera, tomando el liderato en la vuelta 45 en un adelantamiento a Rosberg con toque incluido.
Enzo Ferrari, que siempre le tuvo en gran estima, recordaba esa cita aludiendo a lo que esperaba de él en años sucesivos: “espero que pilote como en Nurburgring 85”
Ese año Alboreto mereció el triunfo también en Mónaco. Lideraba cuando se salió de la pista por una mancha de aceite de otro coche, recuperó el liderato, pinchó, cambió la rueda reincorporándose cuarto, y remontó a ritmo de vuelta rápida hasta el segundo lugar a apenas 7” del ganador, Prost. ¿Su mejor carrera quizá?



Alboreto supera a Rosberg camino de la victoria en Nurburgring 85



Ferrari montaba turbos alemanes KKK en sus monoplazas desde siempre, una vez desechado el compresor volumétrico Brown Boveri Comprex, pero Enzo no se fiaba de los alemanes, pensando en un posible sabotaje de la casa alemana, que también suministraba, entre otros, a TAG-Porsche. Nada más lejos de la realidad. Pero a partir de ahí, el Ferrari perdió competitividad y fiabilidad. Alboreto, que tras su triunfo en Alemania lideraba el mundial por delante de Prost, apenas sumó 7 puntos en otros tantos GGPP. Imposible ganar así. * (ver comentarios)
Poco después Enzo reconoció su error y dijo que su decisión le costó el título a Alboreto.
1986 fue un año para olvidar, y eso que según algunos estudios, el motor Ferrari era el más potente de todos junto al BMW, pero el chasis era una m...
Participó de la recuperación de Ferrari en 1987-88, pero para entonces su estrella había perdido fulgor, y el furor austríaco Gerhard Berger tomó el mando. Enzo Ferrari, en una de sus últimas decisiones como dueño-jefe de su equipo, despidió a Alboreto y fichó a Nigel Mansell.
Enzo Ferrari nos dejó en agosto de 1988, días antes del GP de Bélgica, en el que Alboreto, cuando rodaba tercero, rompió el motor, e incomprensiblemente, siguió tirando varias vueltas hasta que este espiró definitivamente. Se bajó del precioso F1 87/88C, tirando los tapones y los guantes al suelo mostrando su frustración y enfado. Seguramente su relación con Ferrari no estaba en su mejor momento. Declaró: “cuando un motor te hace una faena como esta, lo mejor es seguir tirando para escuchar como se destruye completamente”
Si a alguien en Ferrari le molestó esta actitud de Alboreto, quince días después, en Monza, lo olvidaría.
Fue un GP para Ferrari perfecto, y para Michele casi. Estuvo a punto de superar en parrilla a su compañero Berger, el único verdadero rival de Mclaren en un año en el que los de Woking ganaron todas las carreras menos una.
Fue él quien se puso a tirar a mitad de carrera, tras haber ahorrado combustible al principio, obligando a Berger, que parecía resignado, a hacer lo mismo.
En su recuperación se hizo con la vuelta rápida -su última vuelta rápida- y, al forzar a Berger, este hizo lo propio con un Senna excesivamente relajado, que se dejó recuperar demasiado y que luego tuvo un accidente por un exceso de precipitación cuando tenía la carrera en el bolsillo, al ir a doblar al sustituto en Williams de Nigel Mansell, Jean Louis Schlesser, que se había pasado de frenada en la primera chicane.



Alboreto camino del tercer puesto por delante de su compañero Berger en Le Castellet 1988



Parecía que Enzo ayudaba a sus coches desde el cielo, echándoles una manita para que pudiesen lograr en casa un doblete en su memoria.
Aunque en ese momento me dio igual, ya que Berger merecía el triunfo tras su gran temporada, años después pensé que lo realmente perfecto para esa carrera hubiera sido el triunfo de Michele, en lo que habría sido su gran despedida de Ferrari.



Alboreto retornó a Tyrrell donde condujo magistralmente el precioso 018




En 1989 regresó a su otro equipo de sus amores, Tyrrell, con el que logró un sensacional tercer puesto en México, el que fue su ultimo podio en F1. Parecía que iba a tener una nueva juventud cuando, por incompatibilidades de patrocinio, Camel entraba a patrocinar a Tyrrell y Alboreto estaba con Marlboro, tuvo que dejar el equipo y recaló en el paupérrimo Larousse-Lamborghini, con el que iniciaría una serie de no cualificaciones que tendrían su continuidad en Arrows-Footwork y en Lola Scuderia Italia entre 1989 y 1993, no calificándose hasta en veinte ocasiones. Pero no todo fue malo esos años, ya que volvió a la senda de los puntos con el Arrows-Footwork en 1992.
Su carrera en F1 acabó como para muchos empezó, con Minardi, dando muestras de su innegable clase al sumar un punto con un espléndido sexto lugar en Mónaco, donde destacan los héroes.
Fuera de la F1 corrió en la Indy, con el equipo Scandia y el DTM con Alfa Romeo, con escaso éxito.
Así regresó a la resistencia, dónde ya estuvo en los 80 compaginándola con la F1 en el equipo Lancia de Cesare Fiorio, volviendo a la senda de los triunfos.
Ganó las míticas 24 horas de Le Mans en 1997 junto a su ex-compañero Ferrarista Stefan Johansson y el danés Tom Kristensem.
Recuerdo muy bien ese día, el de la victoria de Alboreto en Le Mans, lo bien que me sentí y lo mucho que me alegré por él.
Como curiosidad, ganó con un TWR-Porsche Joest, que nació como Jaguar y que, tras mutar a Mazda, acabó reconvertido años después a TWR-Porsche. El chasis que usó, el 691, ya había ganado el año anterior, por tanto, repitió, convirtiéndose en el cuarto coche que logra dos veces el triunfo en la mítica carrera francesa, junto al Bentley Speed Six chasis LB2332, el Ford GT 40 chasis 1075 de John Wyer y el Porsche 956 chasis 117 de Joest, al igual que el TWR.



Le Mans 1997, Alboreto de nuevo en la cumbre 12 años después.



Su estilo suave y delicado con la mecánica le valió para hacerse un puesto en el equipo oficial Audi, dónde era muy apreciado.
El el año 2000 ganó con Rinaldo Capello y Allan McNish la carrera “Petit Le Mans” en lo que fue el preludio de su último gran triunfo justo en el año de su muerte. Fue en las 12 horas de Sebring junto a Rinaldo Capello y Laurent Aiello.
De modo que estábamos en 2001 y yo andaba trabajando por Límpias, pueblo de Cantábria, cuando al entrar en el “Atenas” a tomar un café vi en el Marca la triste noticia del fallecimiento de uno de mis pilotos más queridos.
La foto mostraba un Audi destrozado, cuya rueda trasera izquierda estaba sin banda de rodadura. Supe sin duda cual fue la causa del accidente, el reventón del neumático. Días despues lo confirmaban.
Nos dejó un gran piloto, todo un caballero, que destacaba por su amabilidad.
Un par de curiosidades:
-El 6 de septiembre de 1981 ganó el GP del Adiátrico de F2 para Minardi, la única victoria del equipo según cuentan.
-Durante la disputa del GP de Bélgica de 1990 le “perdoné” el tapón involuntario, pero tapón y al fin y al cabo, que le hizo a Prost durante la carrera, y que favoreció al líder, Senna. No influyó para nada, pero aunque lo hubiera hecho no se lo habría tenido nunca en cuenta. Con Alboreto uno no podía enfadarse.
Alboreto se encuentra ahora en el Olimpo de los pilotos, pasándoselo la mar de bien corriendo con ellos. Seguro que habrá hecho buenas migas con todos ellos, especialmente con su ídolo, Ronnie Petersson, al que rendía homenaje con los colores de su casco, inspirados en los del sueco.
Mientras, el viejo Lausitzring sigue durmiendo ajeno a todo, y Michele Alboreto, mi querido amigo, sigue descansando en paz.





Alboreto, un verdadero número 1 y todo un caballero. Con Audi puso fin a sus días de carreras.

7 comentarios:

  1. Respecto al supuesto sabotaje, inexistente a todas luces, en su época no escuche nada al respecto ni del cambio de provedor de turbos de Ferrari. En 1986 y 1987 algo escuché sobre ello, sin más importancia. Años más tarde escuché los comentaros que reflejo, a los cuales no me atrevo a dar 100% veracidad, ya que no he podido contrastarlos como es devido. De cualquier manera, para Alboreto es igual, ya que el Ferrari en 1985 se desinfló, sea cual sea el motivo. ¡Ah! y gracias a mi hermano, que me dijo que gravara el GP de italia de 1988 por si ganaba Ferrari. No pensaba hacerlo tal y como iba la temporada..pero mi hermano acertó. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  2. * Como bien apuntó mi amigo Carles Terradas, Ferrari cambió sus turbocompresores alemanes KKK por los norteamericanos Garrett. De ahí que Enzo lamentase su decisión y dijera que por ello Michele perdió el título. Estas informaciones sólo las he escuchado en vídeos y nunca las he podido contrastar. Sí sé que en 1987 Ferrari se decantó finalmete por Garrett, pero sí lo hizo antes, a mediados de 1985, lo desconozco. Y si su debacle de 1985 vino por ahí es algo que no puedo confirmar... ni desmentir. Cada cual que saque sus propias conclusiones. Me gustaría pensar que sí, que Ferrari erró y que Michele podría haber sido campeón.

    ResponderEliminar
  3. Lo de grabar la carrera, ya sabes, son de esos púlpitos que de vez en cuando le dan a uno... y touché! Gracias a ti, como siempre!

    ResponderEliminar
  4. Aunque no afecta al artículo en sí, decir que estaba entonces trabajando en la vía rápida de Colindres a Rasines y si digo que trabajaba en Limpias es porque es ahí donde estaba la oficina de Dragados. El café lo tome en el Atenas, cafetería sita en el pueblo de Colindres

    ResponderEliminar
  5. Buenísimo el artículo. Muy cariñoso y, a la vez, detallado ;)

    ResponderEliminar