Los McWilliams
El McWilliams más bien, ya que este es
el apodo que se le puso al F1 87 por su parecido con los coche
ingleses. Aunque dicho apodo es extensible al F187/88C, que en
realidad es un F1 87 adaptado a la reglamentación de 1988. De hecho,
se podría haber seguido llamando sólo F1 87, o F1 87B, como mucho, porque los chasis 100 y 101 eran los F1 87 que usó Alboreto en la
segunda mitad de 1987 y que en 1988 se usaron como muletos.
El parecido con los “coches ingleses”
estaba más que nada en su parte trasera, al incorporar por primera vez la famosa "botella de Coca Cola" de manera integral -desde finales de 1984 ya tenían este tipo de trasera- pero no tan refinada, estilo a la del Mclaren de 1983 que todos acabaron copiando.
El capó motor por su parte, recordaba al del Williams FW11 de 1986-87, pero el morro era inequivocamente Ferrari, con ese diseño de 1982 del 126C2 que se mantuvo vigente hasta 1988 en el F1 87/88C.
Las adaptaciones del F1 87 de cara a 1988 fueron -aparte de las lógicas evoluciones- de tipo reglamentario. El puesto de conducción se hizo más seguro al retrasar el pedalier justo detrás del eje imaginario de las ruedas delanteras, el depósito pasó de 195 a 150 litros y el motor pasó de poder soplar a 4 bares a 2,5 bajando su potencia de 880-930CV a 630-650.
El capó motor por su parte, recordaba al del Williams FW11 de 1986-87, pero el morro era inequivocamente Ferrari, con ese diseño de 1982 del 126C2 que se mantuvo vigente hasta 1988 en el F1 87/88C.
Las adaptaciones del F1 87 de cara a 1988 fueron -aparte de las lógicas evoluciones- de tipo reglamentario. El puesto de conducción se hizo más seguro al retrasar el pedalier justo detrás del eje imaginario de las ruedas delanteras, el depósito pasó de 195 a 150 litros y el motor pasó de poder soplar a 4 bares a 2,5 bajando su potencia de 880-930CV a 630-650.
En la foto, el F1 87 en San Marino. Foto superior, el F1 87/88C en Monza, ambos con Alboreto al volante. |
Para
diferenciarlos desde fuera lo más sencillo es ir al morro. El que
tenga tubo de “pitot” es el de 1988, en caso contrario es el de
1987. El tubo de “pitot” se utilizaba para medir la velocidad del
aire y calcular datos como la velocidad máxima.
También
se diferencian por las pegatinas, entre otras, de “Agip” de los
pontones, amarillas en 1987 y amarillas y blancas en 1988. Las tomas
de aire de los turbos podrían valer en parte, ya que el F1 87 empezó
con unas muy pequeñas, colocando unas mayores a media temporada, que
son iguales a las empleadas en 1988, es decir, que no siempre valen
para distinguirlos.
El
casco de Alboreto, que cambió de modelo -no de colores ni marca-
también sirve como elemento “distinguidor” en el caso del
Ferrari número 27. Se diferencian en la bisera, con unos amarres muy
bonitos en negro mate en el de 1988.
El
F1 87 es obra de Gustav Brunner y su motor turbo V6 a 90º, de Jean
Jacques His, ex-Renault. El motor se creó sólo para esas dos
temporadas -ya se sabía que en 1989 no se podría usar- y sustituía
al anterior V6 turbo a 120º.
En
el banco de pruebas a 7 bares rindió la escalofriante cifra de
1CV...¡por centímetro cúbico! Es decir 1500CV.
Dice
la leyenda que a Berger le dejaron dar unas vueltas en Fiorano con
1400-1500CV para ver lo que se sentía.
El
F1 87 no fue competitivo de entrada, calificando en Río a ¡cuatro
segundos de la pole! Pero en carrera su vuelta rápida se quedó a
menos de dos.
Realmente
este inicio es un tanto engañoso, más fiables son los resultados a
partir de la segunda cita, estando tanto en entrenamientos como en
carrera a 1”5 de los líderes. Y a partir de ahí, a recuperar.
A
veces más cerca y otras no tanto, fue a partir de Hungría que el F1
87 se puso a la altura y se convirtió en un coche competitivo. Se
ganaron las dos últimas citas (Japón y Australia), si bien es cierto que a punto se
estuvo de ganar también en Portugal.
Eso,
unido a que Honda dejaba Williams pasándose a Mclaren, daba a
Ferrari como favorita de cara a 1988, ya que al Lotus no le daban
mucho crédito. Jackie Stewart dijo: “Ferrari es la favorita porque
Mclaren tendrá un año de aprendizaje mientras se adapta al Honda”.
Los
buenos tiempos de pretemporada parecían dar la razón a Jackie, pero
luego ya vimos lo que pasó: Mclaren dominó como nunca y Ferrari
sólo pudo conseguir una victoria. Eso sí, en casa -en Monza- y con doblete “In
Memoriam” del Comendatore Enzo Ferrari. No podía haber mejor
homenaje, como bien dijo el comentarista de TVE Pepe Díez.
Se
marcó la pole en Silverstone y se pudo ganar en Australia, donde las
malas lenguas dicen que Berger salió a divertirse y que no iba a
acabar la carrera por el consumo, ya que su ritmo era demasiado alto.
No se pudo saber, ya que Berger abandonó al chocar con Arnoux al ir
a doblarlo cuando lideraba con autoridad. Yo, que quieren que les
diga, pero no creo que Ferrari se prestase a tal juego.
Y
colorín colorado -nunca mejor dicho- esta breve historia del último
Ferrari turbo de F1 hasta 2014, se ha acabado
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