domingo, 24 de septiembre de 2017

Posible retorno de Alfa Romeo



                   Así, casi que mejor no


Y es que el retorno de tan emblemática y carismática marca, una marca de culto, con muchos admiradores y unos cuantos “odiadores”, siempre sería bienvenida, pero no tal y como se plantea.







Alfa Romeo es una marca evocadora, de culto -repito- para el aficionado “de verdad”, pero para quien desconoce la extensa historia de la marca, es sólo una marca cuyos coches no hacían más que romperse cada dos por tres. Alfa perdió mucha calidad -y notoriedad- en los 80 al estar en crisis por un lado y, por otro, por hacer modelos demasiado delicados, aptos para entusiastas pero no para el comprador común. Su historia está plagada de grandes modelos, deportivos de raza, delicados y a los que eran muy conveniente dar un trato especial, estar encima de ellos, cuidarlos. Llevarlos altos de vueltas, cuidar la caja de cambios reduciendo con doble embrague, etc... Y esto, si no eras fan de la marca y aceptabas sus caprichos -de ahí lo de culto-, te tocaba mucho las narices. Sin embargo, un Alfa bien mimado, a cambio te daba unas satisfacciones que muy pocos coches eran capaces de ofrecerte. Modelos como el 33 de mediados de los 80, salieron tan malos que casi acabaron con la marca. Muchos no lo olvidaron, pero sí olvidaron a los Mercedes Clase A que volcaban, los Opel Astra que ardían, los BMW Diesel que reventaban culatas por fallos de inyección, los humos de Volkswagen, etc...



Nino Farina con el Alfetta 158 en el GP de Italia 1950, él fue el primer campeón de F1 de la historia.



El caso es que Alfa Romeo tiene, en sus más de 100 años de historia, coches tanto de calle como de competición, que nada tienen que envidiar a nadie, con un diseño de vanguardia y tecnología al más alto nivel, aunque luego en otros aspectos dejasen que desear, pero así era la marca: lo tomabas o lo dejabas, sin concesiones.
Incomprensiblemente su prestigio está muy por debajo de donde merece. Lo dicho, es una marca de culto. Una marca de culto que, de no ser por FIAT, seguramente habría desaparecido. Eso se lo tenemos que agradecer a la casa turinesa, lo mismo que la desaparición -o posible desaparición- de Lancia. Aunque para ser justos del todo, tal vez Lancia habría desaparecido antes de no ser absorbida por FIAT. Claro que yo creo que FIAT podría haber hecho mucho más por Lancia este último cuarto de siglo, pero eso es otra historia.
Como sea, le posible vuelta de Alfa Romeo, que para quien no lo sepa -o haya olvidado-, fue la primera en proclamarse campeona del mundo de F1 y además, eran los coches que hacía correr Enzo Ferrari -los coches de la Scuderia Ferrari- en los Grandes Premios antes de crear los suyos propios; sería una buena noticia si volviese con una estructura propia. Pero parece que de volver, en principio lo haría solo como motorista con motores Ferrari renombrados, y eso no es un tema que me atraiga.
Como Ferrarista no me preocupa que motores cliente Ferrari lleven otro nombre -ya fueron renombrados a Petronas en Sauber, aunque nadie los llamase así; como los TAG de Porsche- pero tratándose de una marca mítica como Alfa Romeo, eso no me gusta. Prefiero que los llamen FIAT a eso.



Andrea de Adamich con el March 711 con el V8 Alfa Romeo procedente del 33 Sport-Prototipo.



En mi opinión, de volver Alfa -como motorista o con equipo propio- debe ser con su propia estructura y tecnología. Y eso es algo que no parece muy razonable -ni rentable- en la F1 actual. Al fin y al cabo, se pueden aprovechar de la tecnología de una marca hermana. Por eso no me gusta. Alfa y FIAT no van a derrochar pasta en proyectos independientes y, por mi parte, ver a Alfa como un equipo B de Ferrari, no me interesa. Y es que estando Ferrari en F1, un retorno de Alfa -que tienen el mismo dueño- no tiene sentido.


Alfa Romeo en la F1



Alfa ha estado en la F1 como constructor y como motorista. Como constructor ha estado dos periodos: 1950-51 y 1979-85, mientras que como motorista ha estado presente, de una forma u otra -sólo una vez de modo oficial- seis: 1961-63, 1965, 1968, 1970-71, 1976-79 y 1983-88.
Como equipo ganó los dos primeros títulos de pilotos de F1 con el 158 Alfetta y su sucesor, el 159, de Giaocchino Colombo -un coche de preguerra realizado a petición de Enzo Ferrari- para luego retirarse tras haber logrado 10 victorias. Y no ganó los títulos de constructores porque entonces no existían.



Lauda devolvió los laureles a Alfa Romeo 26 años, 7 meses y 20 días después.




Su retorno a finales de 1979 no tuvo el éxito esperado. Se lograron un par de poles y cinco podios, pero nunca llegó la victoria. Sin duda en Watkins Glen 1980 Giacomelli la mereció más que nadie, ya que abandonó a media carrera cuando lideraba por más de medio minuto. También De Cesaris pudo haber ganado en Spa 1983, pero una avería le impidió luchar por el triunfo. Venia remontando tras una lenta parada en boxes a Prost, a la postre ganador.
Sin duda la muerte de Depailler primero -en unas pruebas privadas en Hockenheim en 1980- y el despido de Ducarouge después, contribuyeron a que Alfa no lograse sus objetivos. O al menos victorias, que por medios deberían haberse conseguido.



Depailler-Alfa-Ducarouge, un trío que podría haber triunfado en la F1.




Como motorista Alfa estuvo a título privado en 1961 equipando al  De Tomaso en Alemania, aunque sin clasificarse para la carrera. En 1962, en Mónaco, el De Tomaso más de lo mismo y, en el GP de Sudáfrica, equipó a un Cooper y a un... ¡¡LDS!!. Lo mismo en ese GP en 1963, aunque en este caso a un LDS y a un Alfa Special, que vete a saber que era. En 1965 en el mismo GP (Sudáfrica) de nuevo equipó a dos LDS, un Alfa Special y un Realpha, el cual no se calificó, al igual que un LDS. El otro, junto al Alfa Special, sí consiguieron participar. Todos ellos montaron el 4 cilindros del Giulietta.
En 1968 intentó correr, sin conseguirlo, los GGPP de Italia y Gran Bretaña el Cooper de Lucien Bianchi -el tío del malogrado Jules- equipado con el V8 del 33T.
Con ese mismo motor, Alfa equipó en 1970 a los Mclaren M7D y M14D de Andrea de Adamich en varias carreras y el de Nani Galli en Italia -que no se calificó-, mientras que en 1971 ese motor equipó al March 711 de De Adamich y, circunstancialemente, a los de Nanni Galli y Ronnie Peterson.
En 1976 entró oficialmente como proveedor de Brabham antes de hacerlo como constructor propio. Se lograron dos victorias, las dos en 1978 con Lauda: en el GP de Suecia en Anderstop -con el famoso Brabham aspirador luego prohibido- y en Italia, tras la sanción de Andretti y Villeneuve por saltarse la salida. En 1979 su relación con Brabham acabó. Esta fue la única vez que Alfa fue suministrador oficial. El motor fue un 12 cilindros plano hasta 1978, que fue sustituido por un V12 de cara a 1979; si bien en la primera cita del año -Sudáfrica- Nelson usó el 12 cilindros plano al no estar listo para su coche el V12.



1985 fue el último año de Alfa Romeo como constructor. Un desastre de año. El  patrocinio de Benetton -que venía de Tyrrell- lo confunde muchas veces con el Benetton.



De 1983 a 1988 Osella empleó los motores Alfa, primero los V12 -que Alfa empezó a usar en 1979 en sustitución del 12 cilindros plano- y a partir de 1984 los V8 turbo, siempre con escaso -o nulo- apoyo de la marca, que incluso le llegó a pedir a Osella retirase el nombre Alfa Romeo de los culatines, cosa que sucedió en 1988, renombrándose el motor V8 turbo como Osella.
De cara a 1987 Alfa había planeado volver a la F1 como motorista del equipo francés Ligier, para lo cual desarrolló un 4 cilindros doble turbo, uno para bajas y otro para altas vueltas. El motor quedó inédito, ya que unas críticas de Arnoux motivaron la rescisión del contrato. Eso fue la excusa, la realidad es que Alfa Romeo, ya bajo la tutela de FIAT -es decir, FIAT- que no tenía ningún interés en tener dos marcas en la F1, aprovechó la clausula del contrato que les permitía anularlo en caso de recibir críticas publicamente de Ligier. La retractación y disculpas de Guy Ligier -que se lo veía venir- cayeron en saco roto.



El coche de pruebas sobre el que Alfa desarrolló su último motor turbo de F1, el 415T.



Dado que en 1987 ya se sabía que sólo quedaban dos años de vida a los motores turbo, por lo visto Alfa ya había pensado en un motor atmosférico para equipar a Ligier en 1989. Claro que nunca lo pudimos ver. Ese motor, un V10, se estrenó en el Alfa Romeo 164 Procar -en cuyo diseño había colaborado Brabham- y, aparte de sonar de maravilla, desarrollaba 620CV a 13000 rpm, es decir, que sólo el Honda de 1989 era más potente.

Lo que nos perdimos...



El magnífico V10 3.5 de Alfa Romeo podría haber brillado en la F1. En su lugar, lo instaló en 164 Procar, de breve vida.



Gracias a Roger Castro por su ayuda al indicarme que la foto del Brabham de Lauda era incorrecta.

1 comentario:

  1. Como bien apuntó Roger Castro en un comentario sobre el artículo en FB, el Brabham Alfa Romeo de Lauda ganó el GP de San Marino de Imola de 1979. No está incluido en al artículo porque, aparte de que no pensé en ello, se trata de una victoria de F1 fuera de campeonato. Por eso mismo digo que Alfa ganó 10 carreras de F1, sobreentendiendo que ganó 10 carreras del mundial de F1. Hay carreras de F1 fuera de campeonato -aunque algunos lo desconozcan- y la F1 es anterior a la creación del campeonato del mundo en 1950. La F1 data de 1946, aunque a muchos les estalle la cabeza y sean incapaces de comprenderlo aunque se lo muestres a la cara. Alfa ha ganado en F1 fuera de campeonato 23 carreras. Lo cual sumaría un total de 33.

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