Los años perdidos
Cuando eres uno de los tres mejores
pilotos de los tres últimos lustros y hace una docena de años que
no ganas un mundial, es que algo ha pasado.
Lo que ha pasado, fuera parte de los
títulos perdidos -o no ganados- en la última cita (2010-2012), es
que se ha elegido mal.
Fernando Alonso, todo un talento
natural, en su momento el bicampeón, ganador de un GP, autor de
pole y vuelta rápida más joven de la historia, “solo” tiene en
su haber 2 títulos, 32 victorias, 22 poles, 23 vueltas rápidas y 97
pódiums, lo que sin duda es un palmarés excepcional, para enmarcar,
pero que se hace escaso dado el talento del piloto español. Más aún
si tenemos en cuenta que Hamilton y Vettel, que debutaron después,
cuyo talento no es mayor y que con un coche malo o dañado, no le
hacen sombra -ni ellos ni nadie-, tienen el doble de títulos y
muchas más victorias y poles. Lo cual no es justo. Claro que las
carreras no son justas. ¿Y como lo iban a ser si la vida no lo es y
estas forman parte de ella?
Dan Gurney era el piloto al que más
temía Jim Clark. Sin embargo nunca fue campeón del mundo. Apenas
logró cuatro triunfos en GGPP, pocos para su inconmensurable
talento.
¿Y que decir de Chris Amon, al que
muchos le atribuían un talento para la puesta a punto equivalente al
de Jackie Stewart? Pues nada, ni un mísero triunfo. Y vaya si lo
merecía.
Y así podríamos citar a muchos más.
Por tanto, nada nuevo bajo el sol.
2007 y su rivalidad con Hamilton, su punto de inflexión. |
A Fernando Alonso le han pesado las
malas decisiones que tomo desde que se proclamó campeón del mundo
por segunda vez en el ya lejano 2006. Desde entonces ha sumado 17
victorias, 7 poles y 15 vueltas rápidas. Todo ello impresionante, ya
lo quisieran muchos, pero que palidecen con las 65, 76 y 38 de
Hamilton o las 51, 54 y 34 de Vettel respectivamente, ambas en el
mismo periodo (Vettel en 9 GGPP menos) y hasta hoy: Inglaterra 2018. Y mientras tanto, el inglés
y el alemán han logrado cuatro títulos y luchan por el quinto. Como
ven, la cosa justa no es.
Pero por H o por B, Alonso eligió mal
y además, pese a pilotar como los ángeles, no tuvo recompensa ni en
2010 ni en 2012.
Es fácil hablar a posteriori, pero sin
duda no llevó nada bien la rivalidad que tuvo con el debutante
Hamilton en 2007 y eso, más una serie de declaraciones nada
acertadas -eso como poco, vean mi artículo “Temporada 2007” de septiembre de 2016- le han ido cerrando puertas de equipos que podrían haberlo
acogido. Mercedes es uno de ellos. Pues anda que no son rencorosos
los tíos estos, los del espionaje a Ferrari, los que mandaron a
Coulthard sacar a Schumi de pista en Spa 98, (junto a Mclaren ambas cosas, claro)
etc... Pues así está el tema.
Decir que debía haber fichado por Honda
-lo que fue Brawn en 2009- o por Red Bull en su momento, es ahora muy fácil, pero
entonces parecía una locura. En su lugar volvió a Renault a la
espera de Ferrari de cara a 2010. Una Ferrari a la que tanto
criticó, pero que hicieron, a diferencia de los germanos con sede
inglesa, “pelillos a la mar”.
Con Renault, el Alonso de los grandes días. |
Su espantada de Maranello, harto de no
ganar, tenía su lógica, pero de ahí a irse a Mclaren (que también le perdonó)... eso no
pintaba nada, nada bien. Aunque nadie esperaba fuesen a ir tan
rematadamente mal.
Lo dicho, una serie de malas decisiones
han dejado a Fernando Alonso con un gran palmarés, excepcional de no
ser porque, en condiciones normales, habría sido mucho mejor. A poco
que hubiera elegido bien, lo tendríamos en la cumbre, como están
ahora Hamilton y Vettel. Y es que Fernando nunca ha dispuesto del
mejor coche en solitario, a diferencia de estos dos. En 2005 y 2006 dispuso del mejor coche, pero tanto Mclaren en 2005 como Ferrari en
2006, eran sus iguales.
Sería genial, y muy merecido, lograse
al menos alguna victoria más en F1 antes de su retirada. Viendo lo
crudo que lo tiene, ha aceptado otros retos: Indy y Le Mans, y no le va
mal.
¡Suerte Fernando!
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