lunes, 16 de julio de 2018

Ganar con varios coches


                           No es para tanto




Fangio y Prost, de los pocos -si no los únicos- en ganar con cuatro marcas distintas.




Una de las nuevas estadísticas, o curiosidades, es decir el número de marcas con las que un piloto ha ganado carreras -o ha sido campeón- dando a entender que, a mayor variedad, mayor calidad del piloto. Es decir, más polifacético.
En realidad no deja de ser una mera estadística más, sin mayor consideración, como veremos a continuación. Aunque algo de cierto podría tener, en el caso de la F1, pues no. En el caso de los turismos, tal vez. Recuerdo a Fabrizio Giovanardi, que hacía diabluras con los Alfa 155 y 156 de tracción delantera pero que, cuando pasó a correr con los BMWs de propulsión, no estuvo al mismo nivel. Y en las motos incluso más acusado el tema. Ya hemos visto lo que ha tardado en cogerle el pulso a la Ducati Jorge Lorenzo -más que cogerle el pulso, una adaptación por ambas partes-, peor aún Valentino Rossi, que se las prometía muy felices tras triunfar en Honda y Yamaha y que fracasó totalmente con la Ducati, tanto, que a punto estuvo de retirarse. Eso por listo, por menospreciar a Stoner, el único piloto que ha sabido llevar la Ducati como había que llevarla. Y eso sencillamente porque es mucho más versátil -más control y más huevos- que el italiano. Que el italiano y que los demás, salvo Márquez.
En rallyes podría influir sobre ciertos pilotos más adaptados a un determinado tipo de coche: propulsión, tracción o 4x4, pero al final es casi igual. Juha Kankkunen fue campeón del mundo con tres marcas distintas: Peugeot, Lancia y Toyota., sin embargo, más que considerarlo versátil, habría que considerarlo oportunista -en parte, ahora explico- porque estuvo en el coche adecuado en el momento adecuado. No es que no mereciera sus títulos, pero para alguien que hasta 1993 era un negado en asfalto, versátil, lo que se dice versátil, no era. Versátil, polifacético, capaz de ganar a cualquiera en donde sea y con lo que sea, ese era Carlos Sainz, el primer piloto capaz de ganar en cualquier superficie. Él lo cambió todo. Claro que de no haberse matado Henri Toivonen en 1986 seguramente él hubiera sido el primero capaz de ganar en cualquier sitio. Pero pasó lo que pasó y ese honor al final recayó en Carlos Sainz.
Siguiendo este hilo, el arrollador Sebastien Loeb, al que nadie puede poner en duda ni un ápice de su calidad, siempre ganó con Citroen.



Casey Stoner, el único verdadero As con la Ducati. En  F1, adaptarse no es ni la mitad de difícil.




En F1, a diferencia de las motos y turismos, esto es raro que pase, aunque siempre hay pilotos más adaptables que otros. A día de hoy, ese es Fernando Alonso que, aparte de correr con lo que sea, cuando este es ineficaz o tiene problemas, le saca más partido que nadie. En esas circunstancias, sus rivales flojean. Vettel va como un tiro cuando el coche está a su gusto, pero no tanto cuando no está cómodo y Hamilton, por mucho que vendan la moto, ídem de lienzo.
Con esto lo que quiero decir es que ganar con más marcas de coches no pasa de mera anécdota. Es más, a día de hoy es muy difícil cambiar de marca -y encima acertar- porque los equipos suelen querer compromisos a varios años vista, no como antes. Eso permitió a Juan Manuel Fangio, el mejor de la historia por porcentajes de efectividad, cambiar de de coche casi cada año, además acertando en la elección, lo que le hizo ganar -eso y su indiscutible clase- campeonatos con cuatro marcas distintas: Alfa Romeo, Mercedes, Ferrari y Maseratti. Bien por él pero: ¿y si no hubiese podido cambiar de marca o no hubiese acertado en los cambios? La historia podría ser bien distinta. La única vez que no dispuso del mejor coche -o de uno de los mejores- fue en 1952-53, cuando dominó Ferrari. Se perdió 1952 por lesión, pero en 1953 sólo ganó una carrera, y gracias.
Un piloto muy bueno, pero algo olvidado, Alain Prost, ganó carreras con cuatro marcas distintas: Renault, Mclaren, Ferrari y Williams, teniendo además, muchos rivales. Eso demuestra que aparte de ser un gran piloto, supo y pudo elegir bien, a diferencia de otros, como Fernando Alonso sin ir más lejos.
Por eso no me tomo en serio esta estadística, porque de lo que se trata es de ganar, y para eso hace falta el mejor coche -se puede ganar con el segundo mejor coche siempre y cuando la diferencia con el primero no sea mucha- y lo suyo es acceder a él, tarea nada fácil. Si un buen piloto logra estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, los títulos vienen solos.



Senna y Schumacher no siempre dispusieron del mejor material, pero demostraron poder ganar con él.



A poco que repasemos la historia, podemos sumar gran cantidad de títulos a pilotos a poco que las cosas les hubieran salido un poco mejor hubiesen dispuesto de mejor material. Al contrario igual.
Valtteri Bottas, que no es malo pero no un superclase, de haber estado en Mercedes desde 2014 y tener un compañero al que poder batir, tendría cuatro títulos y Vettel, que sí es muy bueno pese a lo que digan las malas lenguas, podría ser el hombre récord en el hipotético caso de haberse ido de Red Bull a Mercedes en 2014.
Simplemente digo esto porque lo importante es disponer del mejor material y, si cada año lo es un equipo diferente y uno consigue estar en él, el resto es pan comido.
Si pilotos como Senna o Schumacher hubiesen dispuesto siempre del mejor material, contarían sus temporadas por campeonatos, pero como no siempre fue así, otros pudieron ganar. Y es que el factor máquina siempre es lo más importante, y en F1 más, ya que la problemática de adaptarse a un coche distinto, de distinta marca, no supone apenas problema alguno, a diferencia de una moto o, en menor medida, un turismo. A los hechos me remito.

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