martes, 10 de julio de 2018

Francia, Austria e Inglaterra


Trío infernal








Por primera vez en la historia de la F1 hubo tres carreras en tres fines de semana consecutivos. Carreras puntuables claro está. Aunque no he comprobado, seguro que cuando las había no puntuables alguna vez pudo pasar eso. Eso y más, como cuatro carreras seguidas o dos el mismo fin de semana.
La F1 volvía a Francia -ya era hora- en el mítico y totalmente remozado, a lo “Martini Racing”, por eso del color de sus escapatorias, Paul Ricard.
También volvían los Pirelli con bandas de rodadura menos gruesa para evitar ampollas que tan bien le van a Mercedes y tan mal a Ferrari. A Red Bull, ni fu ni fa. Sólo se volverán a ver -por suerte para Ferrari- en Inglaterra. No es que sean ruedas a medida de Mercedes -el que más sufre sin ellas, como se vio en Austria- pero casi.
Los Mercedes fueron los más fuertes y, de tener Ferrari una pequeña posibilidad de batirles, esta se fue al traste en la salida por un error morrocotudo de Vettel, que embistió al pobre Bottas, que no tenía culpa de nada. Luego, con el alerón dañado, tocó a un Haas y, en la resalida con alerón nuevo, las tuvo con Alonso, el cual acabó haciendo un trompo. Vamos, que estuvo fino el Alemán.
A todo esto, en la primera vuelta, todo Dios fuera de pista aprovechando las escapatorias asfaltadas. Un pitorreo de agárrate y no te menees. Y los comisarios a verlas venir...



Cromaticamente el Williams Martini era perfecto en Francia, no así sus prestaciones.



Hamilton dominó sin problemas y es de suponer que nunca mostrase su verdadero ritmo. Verstappen nunca estuvo muy lejos, pero sin ser una amenaza. Raikkönen, tras un mal arranque, remontó hasta el podio pasando a Ricciardo en pista toda vez que Vettel acabó quinto minimizando daños tras una sanción de 5”. El pobre Bottas, con el coche dañado, fue séptimo pese a marcar la vuelta rápida.
En la remontada de Vettel se vio, como en Mónaco el Force India de Ocon con el Mercedes de Hamilton, como los coches motorizados por Ferrari no le daban nada de guerra. En este caso, dado que los iba a pasar sí o sí, tiene más lógica que en un Mónaco donde Lewis se habría quedado atascado. Así todo, hay que señalarlo.

En Austria los Mercedes fueron de nuevo primera linea y Vettel, el tercero, partió sexto por molestar a Sainz en la calificación, en Q2. No influyó para nada, pero hubo sanción, a diferencia de cuando le molestaron a él en Canadá. A veces los comisarios, cuando ven una infracción y esta no produce ventaja, son benevolentes. Es más, incluso cuando sacan ventaja de narices -Hamilton en Mónaco 2016 saltándose una chicane y en México 2016 con media pista- no hacen nada. Pues aquí sí.
Ese error de Seb, con la consiguiente sanción, visto como fue la carrera, le pudo costar el triunfo.
Los Mercedes parecía iban a arrasar, pero el abandono de Bottas y el coche de seguridad virtual por la rotura de motor de Hulkenberg, puso a Hamilton contra las cuerdas por no parar mientras que sus rivales sí lo hacían. Cuando lo hizo, paso de primero a cuarto.
Claro que le era igual, y no por su posterior abandono, sino porque sin las gomas Pirelli de menor banda de rodadura, deshizo los neumáticos al causarles unas ampollas del copón. Traducción, que no habría ganado de ninguna de las maneras. Lo mismo que Ricciardo, que corrió la misma suerte.
Los Ferrari no pudieron aprovecharse de la situación, ya que Verstappen pilotó con maestría, minimizando daños y fue inalcanzable.



Las bellas tirolesas animaron el GP de Austria pese al "gato bigotón" de Chase Charey.




Claro que habría que decir que adelantó a Raikkönen tocándolo. De no tocarlo, no lo pasa. Eso, por lo visto, no les pareció mal a los comisarios, que no lo sancionaron. Pues deberían haberlo hecho, porque una cosa es no sancionar errores, y otra muy distinta no sancionar adelantamientos incorrectos. Estuvo igual de mal que si lo hubiera adelantado saltándose una chicane. Para ser justos del todo, habría que decir que Kimi mantuvo posición al principio aprovechándose de la escapatoria. Tampoco tuvo sanción. La debieron tener ambos, y no me vale el: “no sancionamos a ninguno de los dos, la una por la otra”, en el hipotético caso de que hubieren obrado así, cosa que dudo, ya que el tema de las escapatorias se las trae floja. Y algunos toques también. Luego, un lance de carrera con accidente lo sancionan, pero otros que deciden carreras, no. Que poca seriedad.


En Silverstone, última cita con los Pirelli “bajitos”, Mercedes y Ferrari se mostraron a otro nivel. No es que los Red Bull estuvieran lejos, el que el resto parecían GP2.
Hamilton hizo la pole por los pelos, pero habría ganado la carrera fácilmente gracias a su mejor gestión de neumáticos -con los de Austria los Ferrari le habrían barrido- tal y como demostró con su gran remontada: de décimo octavo a segundo. Eso sí, favorecido por un coche de seguridad y por la sanción de 10” a Kimi, un poco excesiva, ya que con 5” hubiera valido. Pero claro, tocó al ídolo local.
Vettel partió como un disparó, pero la degradación hizo que Bottas lo mantuviera en jaque hasta que el coche de seguridad le dio aire al poner gomas nuevas a poco del final. Claro que tuvo que pasar a Bottas en pista, pero aunque le costó un poco, viendo como acabó al final el finés, quedó claro que fue la mejor decisión. En Ferrari se ponen las pilas.



Vettel y Ferrari ganaron en casa del enemigo: Hamilton y Mercedes, cuya base, no lo olvidemos, es 100% inglesa  (motor y chasis).



La lucha entre Verstappen y Kimi fue sensacional, con un exterior del holandés al fines de libro, a lo “Mansell”.
Hamilton fue un brillante -y picado- segundo mientras que Kimi, el enemigo público número 1 ese día, fue tercero por delante de Bottas y Ricciardo mientras que Hulkenberg fue el primer “GP2”.
Fue lamentable ver al final de carrera las patéticas y estúpidas acusaciones de Mercedes a Ferrari, tanto en boca de Hamilton, como de James Allison -que bien que se dio el piro de Maranello- y Totto Wolff. Menos mal que Lauda y Bottas pusieron la sensatez que estos les faltó.
Insinuar que Ferrari los sacó de pista adrede -en Francia y aquí- es, aparte de malos perdedores, estúpido y de mal pensados, es decir, de malas personas, a menos que rectifiquen y sólo se deba al calentón.
¿Esto en que cabeza cabe? Se ve no sólo que se olvidan de cuando Bottas el año pasado sacó de pista Raikkönen en Barcelona, sino de sus propias actuaciones, tanto en el DTM, como en F1. En el DTM, en la carrera de Singen 1994, su piloto Roland Asch embistió adrede al Alfa Romeo de Alesandro Nannini, en F1 (Mclaren-Mercedes, cuando eran socios), en Spa 98 Culthard sacó de pista a Schumi cuando este lo doblaba y, en Japón 99, en análoga situación, lo esperó y zigzageó delante de él. Luego tenemos lo del espionaje a Ferrari en 2007 y ya como Mercedes, los test ilegales de 2013. A la hora de hacer guarrerías son unos maestros, quizá por eso piensan tan mal de los demás. Un poco de por favor...



Hamilton habría ganado fácil en casa, pero una mala salida primero, y Kimi Raikkönen después, se lo impidieron.



Sólo con Red Bull se ha visto tanto nivel de prepotencia. No saben -ni ellos ni los energéticos- perder. Tanto Ferrari, como Mclaren, Williams o Lotus, cuando han dominado, han sabido aceptar las derrotas. Que poco señorío. Y luego siempre “llorando”. Desde 2015 diciendo que Ferrari los va a ganar... y luego arrasan. Que tocapelotas, como esos compañeros de clase que lloran diciendo van a suspender y luego, mientras tú sacas un 5 pelado ellos de notable para arriba. Para matarlos.
Al hilo de lloros, el jefe de Haas, Guenther Steiner, tildó a Alonso de llorón, de quejica. Sin entrar a valorar eso, lo cierto es que Magnussen es el piloto más sucio de la parrilla, pero como nunca está en cabeza, pasa más desapercibido.
Lo que debería mirar el señor Steiner es el coche que tiene y el partido que le sacan sus pilotos, que es bastante escaso. En este equipo lo que falla a día de hoy son los pilotos, no el coche.
Alfa Romeo Sauber ha realizado grandes progresos, puntuando y metiéndose en Q3. De farolillo rojo a esto. Bien por ellos.



Los pilotos de Haas no están a la altura de su coche. En la foto, Kevin Magnussen.



Finalizo con una lanza a favor de Williams, el nuevo farolillo rojo, la nueva “Cenicienta”. El equipo está en horas muy bajas, de las peores de su historia, y le deseo una pronta mejoría. En mi opinión, les pasa un poco como a Haas. Vale que su coche no es tan bueno, pero sus pilotos tampoco. Colocar a otro a ver que tal sería bueno para salir de dudas.
Y con esto hasta Alemania y Hungría, donde muchos ya dan por favorita a Ferrari. No se debe vender la piel del oso antes de cazarlo. Dicen que Mercedes tiene muchas dificultades, pero yo no lo veo así. En todo caso, igualdad.
Saludos cordiales.

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