domingo, 27 de enero de 2019

Ferrari 312 T4 y T5



                              Del cielo al infierno








Hoy un diamante, mañana una piedra, estas expresiones que describen el crudo paso de la gloria al fracaso encajan a la perfección en estos dos Ferraris “gemelos”.
Aunque son muy parecidos, tan parecidos que podrían pasar por ser uno sólo, el T5 es la evolución del campeón T4, no el mismo coche con distinta denominación. Se distinguen fácilmente por sus dorsales: 11 y 12 para el T4 y 1 y 2 para el T5.
Las diferencias estéticas se encuentran en los pontones y el capó motor. La salida de aire de los radiadores en el T4 son una simple rejilla en los pontones, siendo el perfil de este, plano; en tanto en el T5, la rejilla da paso a una acanaladura que hace que el pontón tenga un escalón. Asimismo, el capó motor del T5 incorpora una aleta, precursora de las que vimos hace unos años en F1 -ahora prohibidas- o en los sport actuales. El hecho de que entonces estuvieran prohibidas las tomas de admisión de aire al motor superiores -los snorkels- hace que esta no sea tan grande como las de ahora.



"La cortadora de césped" por su extraño frontal. Villeneuve eclosionó con la T4 a nivel de mito, de "Dios de las carreras".




Eso respecto a su estética, en cuanto a resultados, estos no pudieron ser más dispares.
El T4 fue el primer coche “ala” de Ferrari y, pese a su handicap por su motor plano, más ancho, que interfería en el flujo de aire dentro de los pontones, el coche fue lo suficientemente bueno como para ganar seis carreras, lograr dos poles, seis vueltas rápidas y los títulos de marcas y pilotos, este último con doblete, mientras que la T5 apenas sumó 8 puntos y, sobre  todo, sufrió en manos de Jody Scheckter la “humillación” de no calificarse para el GP de Canadá, la primera vez que le ocurría eso a un campeón del mundo en título... y a un Ferrari. Es por eso, más que por sus escasos puntos, que considero a la T5 como el peor Ferrari de F1 de todos los tiempos. 
Respecto a los puntos, con el baremo actual, el T5 habría sumado 71 puntos, lo cual maquillaría bastante la cosa. No en vano, con el sistema de 1980, Mclaren habría sumado 3 puntos en 2015, 6 en 2016, 1 en 2017 y 2 en 2018.
El T4 era un buen coche, rápido y fiable. No era un sprinter, apenas dos poles, pero si lo suficientemente bueno como para doblegar a unos rivales que tardaron en ponerse a punto. Lotus, la actual campeona y gran favorita, fue demasiado lejos con su coche “ala” y la pifió; Ligier no supo mantener el nivel de principio de año -las dos primeras victorias fueron para ellos con Laffite- y para cuando quiso llegar Williams, el año había acabado.



Desmotivado y con un coche falto de competitividad, Scheckter sufrió de lo lindo su último año en la F1.




















En 1980 Williams perfeccionó su ya brillante FW07 -el mejor coche de la segunda mitad de 1979-, Brabham se sumó a la lista de ganadores, Ligier siguió ganando aunque de forma inconsistente y Ferrari, sencillamente, se quedó atrás. La progresión de sus rivales fue tan alta que el 312 T5 fue un mero comparsa. Tuvo destellos de velocidad, como en Argentina, donde Villeneuve habría podido ser segundo -se estrelló-, Brasil, tercero en parrilla -su mejor puesto en calificación-, líder durante una vuelta antes de tener problemas y Holanda, donde calificó sexto -una hazaña entonces- con un inicio de carrera fulgurante. Y poco más. Por si no fuera suficiente, la fiabilidad mostrada en 1979 se perdió. Total, un desastre. Se pasó de ganar carreras a obtener tres míseros quintos puestos como mejor resultado.
Como dato curioso, por su raro frontal, nada agraciado, a la 312 T4 la apodaron “la cortadora de césped” mote que no tuvo mucha aceptación pero que, de cualquier modo, también debería aplicarse a la T5, cuyo morro era exactamente igual.

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