jueves, 24 de enero de 2019

Minardi




                                La “cenicienta”








No sé si eso era una forma de llamar al equipo más modesto de la F1 o es un apodo que se me quedó a mí por casualidad. De cualquier manera, Minardi cogió el testigo de equipo pequeño que dejó bacante Osella. Eso no quiere decir que siempre fueran el equipo con menos medios y peores resultados, pero el sambenito estaba ahí.
De decir “¿a ver en que vuelta se dobla al Osella de Ghinzani?” se pasó a “¿que haría <pongan el piloto que quieran> con un Minardi?”. Esto último cuando un había un piloto que ganaba y no gustaba, dando a entender que ganaba su coche, no él. Bueno, el coche es siempre lo más importante, y el que haya querido ver lo que hace un gran piloto, ya consagrado, con un coche malo, no tiene más que ver los últimos cuatro años de Alonso con Mclaren.
Retomando el tema Minardi, este equipo pequeño de F1, también lo fue en las otras fórmulas en que participó. Su única victoria a nivel internacional fue en 1981 en F2, en el GP del Adriático con Michele Alboreto, nada menos, al volante. En 1982 no brillaron nada en F2, pero lo interesante fue que, gracias a la buena relación existente entre Giancarlo Minardi y Enzo Ferrari, estos usaron en sus coches la suspensión con corrector de altura del Ferrari 126C de 1981. Como no fueron competitivos, la cosa no pasó de la anécdota pero, de haber ganado carreras, la cosa habría traído cola. La buena relación de Ferrari con Minardi -y con los pequeños constructores italianos- no acababa ahí, dejándoles Fiorano a su disposición de vez en cuando.



Ferrari no sólo dejaba Fiorano a Minardi, sino a sus pilotos. Alboreto en concreto.



Minardi debutó en F1 en 1985 y su última temporada fue en 2005, disputando entre tanto, 340 GGPP, sumando un total de 38 puntos. Su mejor clasificación en el mundial de constructores fue el séptimo lugar en 1991, siendo undécimo su piloto más emblemático, Pierluigi Martini, también la mejor de un piloto Minardi, con 6 puntos merced a los cuartos lugares de San Marino y Portugal, su mejor clasificación de siempre.
En 1993 y 2005 sumaron más puntos -siete- pero no mejoraron la clasificación en el mundial de 1991. En 2005 sus puntos fueron los últimos de la historia del equipo, obtenidos en el GP de EEUU, ese en el que sólo corrieron seis monoplazas -por la renuncia de los equipados con Michelín, pero eso es otra historia- y los Minardi ocuparon las dos últimas posiciones y, de estar presente el sistema de puntos anterior, sólo hubieran sumado 3.
El cuarto lugar del Minardi de Christian Fittipaldi en Sudáfrica 1993 fue la tercera cuarta plaza obtenida por el equipo, lo que es su mejor clasificación de siempre. En los caóticos GGPP de Alemania 87 y Europa 99, de no haber abandonado, tanto Adrián Campos como Luca Badoer habrían obtenido, a su vez, sendos cuartos lugares.



¡Inaudito! Minardi líder de una carrera. Portugal 89, Martini precede al futuro ganador, el Ferrari de Berger.



Datos destacados del equipo:

-En Portugal 1989, Pierluigi Martini, durante una vuelta, encabezó la carrera. Fue durante el cambio de ruedas de los líderes -Ferrari y Mclaren- pero meritorio igualmente.
-En Fénix 1990, 67 milésimas de segundo le faltaron al esforzado Martini para lograr la pole.
-En 1991 se convierte en el primer equipo en tener motores Ferrari suministrados de forma oficial.

De cara a los españoles destaca que debutaron ahí hasta cuatro: Adrián Campos en 1987, Luis Pérez Sala en 1988, Marc Gené en 1999 y Fernando Alonso en 2001; este último cuando el equipo pasó a ser propiedad del australiano Paul Stoddart.

En 2006 el equipo fue adquirido por Red Bull que de manera legítima -pero lamentable- y sin necesidad, lo rebautizó como Toro Rosso.
Vettel logró la pole y ganó el lluvioso GP de Italia en 2008, en el que muchos dijeron que el coche no era un Toro Rosso, sino un Red Bull, -¿les suena? Como ahora dicen de Haas-, pero con motor Ferrari, ya que el Red Bull llevaba Renault. Hubiera sido la leche que el ganador llevase el nombre del equipo cuya sede está en Faenza: Minardi. Se habría “caído” Monza.
Giancarlo Fisichella dijo en una entrevista cuando todavía no había ganado un gran premio que, de estar en situación de hacerlo, en caso de ser en lucha contra un Minardi, cedería gustoso; tal era la simpatía que despertaba este equipo.
Pierluigi Martini se mostró como su mejor piloto a lo largo de los años y, dadas sus actuaciones, parece que mereció una verdadera oportunidad que nunca llegó.



Alonso debutó en F1 en Minardi. Quién le iba a decir a él que ese no iba a ser su peor coche de F1.



Luis Pérez Sala, que había brillado -y mucho- en las fórmulas de promoción, no pudo con el “rodillo” de Pierluigi Martini, lo que para muchos -yo entre ellos- fue considerado como trato de favor del equipo. Con el paso del tiempo, viéndolo en perspectiva, creo nos dejamos influir tanto por los buenos resultados anteriores de Sala, como por nuestro patriotismo. Sala declaró que no había suficientes neumáticos Pirelli buenos, y que estos siempre iban a su compañero de box. Alguna vez puede ser, y trato preferencial y demás también pero... ¿todo un año sin que hubiese igualdad de ruedas para los dos pilotos? Difícil de creer. Lo mismo que eso de que había un Minardi bueno -el de Martini-, y otro malo -el de Sala-, otra cosa es que el equipo se volcase en el del italiano. Pero es que siempre -y con pocos medios más-, uno se ha de centrar en el más rápido, y parece ser que ese fue Martini. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón.



Monza 2008: pole y victoria de un coche salido de Faenza. Vettel obró el milagro.



Si el equipo se hubiese seguido llamando Minardi, amén de que la victoria de Monza de Vettel en 2008 sería más valorada -y aclamada-, tendríamos a dos pilotos españoles más que debutaron con ellos: Jaime Alguersari en 2009 -a mitad de temporada, en Hungría- y Carlos Sainz en 2015. De cualquier modo, se llame como se llame, debutaron en el equipo de Faenza y Vettel ganó con él. Nada, nada mal. Que pena el cambio de nombre. Una por otra de Red Bull: por un lado mantiene al equipo, por otra le quita su alma.

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