sábado, 4 de julio de 2020

Alex Zanardi




                             El inmigrante








Alex Zanardi, el piloto de F1... no. Alex Zanardi, el piloto de Indycart... no. Alex Zanardi, el piloto de automovilismo... casi. Alex Zanardi, el piloto de automovilismo y campeón paralímpico de “handbike”, osease, de bici para discapacitados que se maneja con las manos.
Y es que Zanardi, campeón italiano y europeo de karting, consiguió su sueño de llegar a la F1, pero no acabó de destacar tras unos inicios tímidos en Jordan y Minardi en 1991 y 1992 disputando apenas 6GGPP, tres con cada uno de ellos cada año. De cara a 1993 fichó por Lotus, renovando en 1994 sin llegar a hacer ninguna temporada completa debido a su brutal accidente en Eau Rouge en Spa en 1993. Su mejor resultado fue el sexto lugar en el GP de Brasil de 1993, lo que fue su único punto en la F1. No dispuso de un gran coche, ya que Lotus estaba agonizando, y por tanto no era fácil sacar conclusiones de su rendimiento.
1995 lo vio casi en paro, salvando el año al correr con Lotus algunas carreras del BPR, lo que eran carreras de resistencia para GTs derivados de deportivos de calle.
En 1996 Chip Ganassi le dio la que sería su gran oportunidad fichándolo para correr el campeonato CART estadounidense. En su primer año logró tres victorias, tres podios y seis poles. Acabó tercero tras su compañero Jimmy Vasser y Michael Andretti.



Zanardi tuvo que emigrar para triunfar. Rápido y espectacular, en EEUU se convirtió en un mito.



Pero en 1997 no dio opción, con menos poles, cuatro, logró cinco triunfos y dos podios, imponiéndose en el campeonato, cosa que repetiría en 1998 con más autoridad con siete victorias, ocho podios y, paradojicamente, ninguna pole.
Todos esos resultados, acompañados siempre de grandes actuaciones, con carreras espectaculares, grandes remontadas, adelantamientos increíbles apurando la frenada -el más conocido el de Laguna Seca 1996 ante Brian Herta-, lo llevaron de nuevo a la F1 en Williams.
Pero su regreso a la F1 en 1999, ya con un buen coche, fue un completo fracaso. No se acabó de adaptar a los frenos de carbono -en la CART eran de acero- y al acabar la temporada sin resultado alguno, se quedó en paro.
Volvió al campeonato de sus amores, la CART, en 2001 con Mo Nunn -fundador del equipo Ensing de F1- y cuando empezaba a cogerle de nuevo el tranquillo, tuvo el pavoroso accidente en Lausitz que lo dejó sin piernas cuan do lideraba la carrera, al perder el control de su coche y ser embestido por otro participante.
Pero eso no acabó con su carrera automovilística, corriendo con BMW el mundial de turismos con un coche adaptado, logrando entre 2003 y 2008 cuatro victorias.
Se medio retiró, aunque corrió alguna que otra prueba en 2014 y en 2019, como las 24 horas de Daytona, siempre con BMW.



Tras su accidente, volvió a las pistas gracias a BMW, que lo apoyó siempre.



De ahí a los campeonatos paralímpicos en la modalidad de “handbike”, logrando dos medallas de Oro Olímpicas en Londres y oro y plata en Río 2016.
A Zanardi lo conocí por la F1, obviamente, y no recuerdo lo siguiera, a diferencia, por ejemplo, de Fisichella, pero cuando fue a la CART, era mi favorito, por eso de ser europeo y venir de la F1. De ahí sus mejores recuerdos, sus dos entorchados así como -y sobretodo- sus grandes carreras con remontadas épicas. Si bien su mayor remontada de parrilla a victoria fue del undécimo lugar, tengo el recuerdo de una remontada luego de un problema desde el último puesto. Lástima no sepa de una página de Indycart estilo “Stats F1” para poder corroborarlo. Eso y sus celebraciones con trompos.
Cuando regresó a la F1 fui un fan suyo más y recuerdo especialmente el GP de Italia donde calificó 4º, su mejor calificación de siempre y acabó 7º luego de rodar tercero mucho tiempo para ir cediendo posiciones poco a poco al ir perdiendo ritmo pero, eso sí, poniendo resistencia, salvo con los Ferrari, sobre todo con el de Salo, al que si bien no dejó pasar, tampoco se lo complicó mucho. Y es que Alex nunca ocultó su deseo de que Irvine fuera campeón ese año ante Hakkinen porque, como buen italiano, es Ferrarista. Bueno, esto último nunca lo dijo, pero por sus declaraciones, lo imagino.
De su etapa en el mundial de turismos era un rival con su BMW de mis queridos Alfa y, cuando les disputaba alguna victoria, no le di tregua, como a cualquier rival, y es que yo soy así.
Alex y yo somos coleccionistas de miniaturas de coches, lo cual es un detalle de él que me gusta y que demuestra es un apasionado de las carreras y de los coches, no un “simple” piloto, como muchos parecen ser hoy día.



Hay vida fuera de las pistas. Alex se convirtió en campeón paralímpico.



Respecto a Laustiz, lamenté mucho su accidente, y recuerdo leer en Unquera, cuando trabajaba en la autopista de San Vicente de la Barquera, en un bar, que al despertar del coma estaba muy desanimado. ¡Como para no estarlo!
Volvió a la vida de nuevo para triunfar en los deportes paralímpicos y hace unos días, de nuevo, el destino se ha vuelto a cebar en él al sufrir un gravísimo accidente en una exhibición de handbike para celebrar el desconfinamiento. Chocó contra un camión. Me gustaría saber que hacía un camión -y cualquier otro vehículo- por ahí, porque no me cuadra no se celebrase con la carretera cortada. Ojo, que no estoy culpando al conductor del camión, ni a nadie, sólo que es algo que me extraña mucho, porque yo imaginaba que este tipo de eventos no se hacen a carretera abierta.
Desde mi modesto blog, mis mejores deseos para Alex, familia y amigos.

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