Terceros en discordia
Hete aquí otro capítulo de mis
artículos “¿y sí?”, que pongo juntos porque son breves.
Empezaré cronológicamente, es decir,
por Alan Jones, tercero en el campeonato del mundo de 1981 a cuatro
puntos del ganador, Nelson Piquet, pero que llegó descartado a la
última cita.
Repasando dicha temporada, por puro
placer, y dejando aparte el caso Reutemann-Williams o Reutemann-Jones
-ya publicado en julio de 2016- vi que el bueno de Alan, ganador de
la primera y última citas, se dejó cuatro por medio.
En Bélgica se salió de pista cuando
lideraba, al parecer al quedarse en punto muerto; en Mónaco
problemas de alimentación le impidieron ganar -acabó segundo-; acto
seguido, en España, otro error garrafal suyo tira por la borda una
victoria cantada y, por último, en Alemania, de nuevo problemas de
alimentación le apartan del triunfo. De modo que Alan se dejó,
entre pitos y flautas, 33 puntos.
Pero de ahí a decir que habría sido
campeón con unos 30 puntos de margen, media un abismo, al fin y al
cabo, el campeón y subcampeón, también tuvieron lo suyo. Piquet,
de hecho, se salió de pista dos veces, una en lucha con Jones -fue
en Bélgica y dicen fue culpa de Alan, ni confirmo ni desmiento- y
otra en Mónaco cuando era líder. Y de Reutemann mejor ni hablar,
¿no?
Demasiados errores, propios y ajenos, impidieron a Jones reverdecer laureles. |
Respecto a René Arnoux, tercero en el
campeonato del mundo de 1983 a diez puntos, pero llegando “vivo”
a la última carrera, me vinieron a la memoria sus oportunidades
perdidas a lo largo de la temporada cuando Javier del Arco -en paz
descanse- en su inigualable anuario, comentó de Piquet sus
oportunidades perdidas, dando a entender que habría sido campeón de
manera holgada, ya que fue campeón in extremis. Entre ellas dijo:
“de no haber pinchado en Detroit...”, dejando claro que perdió
el triunfo por eso. Y es cierto, sólo que si el iba líder era única
y exclusivamente porque el Ferrari de Arnoux, mil veces más
competitivo, había abandonado por un problema eléctrico.
Por eso creo que cada cual mira lo que
le conviene. Pues bien, si Rene, como bien dijo él años más tarde,
no abandona en Detroit y no se queda sin cuarta velocidad en Austria
-segundo lugar- habría ganado ambas citas y sería campeón del
mundo. Pero claro, si empezamos a tener en cuenta las cosas que no
salieron bien en unos años en los que la F1 era mucho más
impredecible que ahora, podemos hacer números con otros pilotos para
buscar el resultado que más nos guste. Así, en 1983, aparte de
Piquet y Arnoux, tanto Tambay como, sobre todo, Prost, podrían haber
sido campeones del mundo.
En resumidas cuentas, que pasó lo que
pasó y que, por muchas vueltas que le demos y por entretenido que
sea, no lo vamos a cambiar pero, eso sí, cuando hagamos cábalas,
tengamos en cuenta que estas se pueden hacer en varios sentidos.
A saltos, así fue la temporada 83 para Arnoux. Le faltó regularidad para obtener el título. |
Dicho esto, hay veces que las cosas son
claras: sin el accidente de Nurburgring en 1976, Niki campeón: sin
la doble fatalidad de Ferrari en 1982, Ferrari habría obtenido el
título de pilotos: sin la trampa de Renault en 2008, Hamilton
tendría un título menos en favor de Felipe Massa. Puede que haya
más casos, pero ahora no recuerdo ninguno más.
Sea como sea, los terceros clasificados
de 1981 y 1983, Alan Jones y René Arnoux, a poco que hubieran tenido
más suerte -y no sus rivales- habrían sido campeones del mundo.
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