martes, 4 de agosto de 2020

GP de Inglaterra 2020




                             Hamilton aburre








Y no sólo por su dominio, nada nuevo en la F1 -aunque no tan largo-, sino y sobretodo, por su pesadez con los mensajitos contra el racismo. Que ya le vale la tontería a este giliprogre, vamos. Que Mercedes le dore la píldora y pinte sus coches de negro, vale, es cosa suya, pero que le baile el agua la F1 no, de eso nada. A ver, mameluco, aunque la intención es buena, estás equivocando el mensaje, el momento y el lugar. Con tus acusaciones das la impresión de ser tú el racista. ¿Por que cojones ha de arrodillarse nadie? Primero mira lo que pasa en el mundo y luego, si quieres, el pasado de tú país, el más racista de todos, y luego hablas. Hablas sí, pero fuera de un Gran Premio de F1.
Con Bernie Ecclestone semejante tontería no tendría cabida, pero con estos acomplejados politicamente correctos, todo vale. Empezaron por quitar a las chicas y ahora están salidos de tiesto con esto del racismo. En fin, vayamos a lo que es la F1 a pesar de semejantes gilipollas.
El GP empezó con la triste noticia del positivo por coronavirus de Checo Pérez, que se perdió el GP -y alguno más se perderá- y al que todos deseamos lo mejor. Parece que está bien, lo cual anima. Su sustituto fue Niko Hulkenberg, que no pudo en calificación con Stroll y, en carrera, un problema en su unidad de potencia le impidió salir. De haber muletos, esto no habría sucedido, pero parece no importar a nadie, hasta que le pase a un aspirante al título al final y entonces escarmentaremos. Al margen de la falta de adaptación de Niko, no hay que menospreciar al canadiense Stroll, que cada día pilota mejor.
Los Mercedes arrasaron en calificación con Verstappen tercero a 1” y Leclerc cuarto a 1”1. Por detrás: Norris, Stroll, Sainz, Ricciardo, Ocon, Vettel, etc...



Hulkenberg volvió, pero no brilló. Tiene siete días para resarcirse.



Como nota negativa, de nuevo los Alfa Romeo, que sólo pudieron superar a Grosjean y Latifi. Russel, por su parte, volvió a pasar a Q2 dando muestras de su gran clase. Una penalización por no respetar una bandera amarilla lo mandó al final de la parrilla, pero la demostración ya estaba hecha.
La carrera fue un peñazo en su práctica totalidad, a pesar de los coches de seguridad que no influyeron absolutamente nada, salvo permitir a Grosjean escalar de décimo cuarto a quinto. Poco a poco fue volviendo a su posición “natural”.
La emoción vino al final gracias a Pirelli, ya que sus ruedas delanteras izquierdas pincharon, como les pasó a los Ferrari en 2017. En esta ocasión pincharon los dos Mercedes y Sainz. Pero Hamilton tuvo doble fortuna, pinchó en la última vuelta y, gracias a que en Red Bull pararon a Verstappen en busca de la vuelta rápida, su ventaja era tal, que pudo cruzar victorioso la meta. Peor fortuna para Bottas y Sainz -autor de nuevo de una gran salida-, que perdieron la segunda y cuarta posición respectivamente, quedándose sin puntos.
Leclerc volvió al podio en una carrera en la que estuvo la mar de lejos de los tres “tenores”: Hamilton, Bottas y Verstappen, pero controlando por poco al resto, a diferencia de Vettel, que no se encuentra a gusto con su SF1000.
Ricciardo fue cuarto por delante de Norris, Ocon, Gasly -buena carrera- Albon, Stroll y el antes mencionado Vettel, cerrando así los pilotos con derecho a puntos. Y digo pilotos porque si digo hombres, me denuncian las -y los- feminazis. Hasta “pilotas” habrá que decir de seguir esto así, aunque no haya ninguna y el término no exista.



No arrodillarse es tan respetable, sino más, que hacerlo. Porque ya cansa la tontería.



Red Bull perdió la carrera al ir a buscar con Verstappen una vuelta rápida que ya tenían con Albon. Es fácil ahora decir que se equivocaron, pero nadie pensó en que Hamilton iba a correr la misma -mala- suerte que Bottas. También es verdad que con el precedente de 2017 podrían haberse quedado a esperar lo inesperado. Una pena por Max, que está siendo el único rival para un equipo, el Mercedes, superpoderoso. Al estilo de Berger con el Ferrari en 1988 frente a los Mclaren-Honda.
Antes de despedirme, mi aplauso a los pilotos que no se arrodillan y que no se doblegan a la dictadura de Hamilton, dictadura progre: Sainz, Verstappen, Leclerc, Giovinazzi, Raikkönen, Kvyat y Magnussen, este por primera vez.
En siete días más... o menos.

2 comentarios:

  1. El mundo se dirige al absurdo llevado por extremistas y alientado por ellos. Así nos va, pero aquéllos se forran y la única "ayuda" que prestan es simbólica y patética, con el "taco" a buen recaudo. Que les den, Hamilton y Mercedes incluido, faltaría más.

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  2. Ya puestos, por poner un ejemplo de muchos, habría que "arrodillarse" por esa gente (niños incluido) que sacan el Cobalto para las dichosas baterías de los cochecitos éstos. Esta gente lo saca a cambio de un sueldo ridículo para que se venda a precios estratosféricos por los de siempre.. Pero por éstos no se arrodilla nadie. Y así se podría seguir hablando respecto a prácticamente cualquier aspecto relacionado con este ser tan adorable como es el humano...

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