domingo, 13 de marzo de 2022

Alonso y Ferrari

 



                      Los títulos perdidos




Cuando Fernando Alonso fichó por Ferrari, fueron muchos españoles los que se pensaron se iba a comer el mundo. Tenía su lógica, puesto que la gran mayoría de ellos empezaron a ver la F1 a la llegada de Fernando y entonces eran Ferrari y Schumacher quienes dominaban las carreras y claro, a Ferrari ya la conocían de sobra, aunque fuera de oídas -¿y quién no?- por algo es la marca más prestigiosa y Schumi, por bueno que fuera, tenía un Ferrari, pensaban ellos. Pero no era así de simple.

Alonso arribó a Ferrari tras una espera de dos años, que no fueron tres porque esta despidió -e indemnizó- a Raikkönen, tras el polémico paso de Alonso por Mclaren: “el mejor equipo de F1 y el de mis sueños”, más o menos llegó a decir. Lo primero es falso, ya que ese es Ferrari, por historia, resultados y popularidad y, lo segundo, sí bien puede ser cierto -claro que sí-, no lo ratifico porque no es la primera vez que un piloto dice eso para hacer la pelota a su nuevo equipo.

El caso es que las expectativas de Alonso y sus seguidores -y de los tifosi- con Ferrari, no se cumplieron, simple y llanamente, porque Ferrari no dio la talla, a diferencia de Alonso, que estuvo sensacional. Tanto, que nadie dudó entonces de que el español era el mejor piloto de la parrilla y que él y sólo él hubiera podido hacer lo que hizo: rozar el título en dos ocasiones con un coche que era el tercero de la parrilla.



Alonso llegó a la F1 en la mejor era de Ferrari, y le dio a Renault la mejor suya.


¿Cómo lo hizo? Bueno, por su parte, él estuvo un paso por delante de sus rivales, y estos lo compensaban con un material más veloz, pero no tan fiable. Eso y que pese a ser el tercer coche, la diferencia con el primero no era muy grande, lo que permitía ciertas “heroicidades”. El nivel del real del Ferrari quizá no era tan pobre como lo que se veía con Massa, que apenas destacó -con él sólo se habrían ganado un par de carreras en cinco años-, pero con Alonso tampoco, ya que lo colocó por encima de dónde en realidad estaba. Sus quejas, que no lo fueron tanto, estaban más que justificadas.

Se pudieron haber ganado dos títulos, lo que hubiera maquillado las cosas, pero al final no se ganó ninguno. Toda una pena, porque de haberse ganado al menos uno, quizá Alonso no se hubiera ido en 2015 y, visto lo visto, tal vez hubiera llegado un título más. Porque si este año Verstappen se coronó campeón con un coche ligeramente inferior al Mercedes, cosa que fue el Ferrari en 2017-18, con Alonso al volante, tal vez el título habría caído en Maranello.

Respecto a los títulos perdidos, algo hable de ello en mi artículo de junio de 2016: “Errores tácticos en Ferrari...”, del que pondré un enlace al final y, por tanto, no es necesario repetirlo aquí. Pero sí diré que Alonso y Ferrari merecieron más el de 2012 que el de 2010, por extraño que pueda parecer.



Al igual que en 2010, en 2012 Alonso tuvo que ceder ante Vettel.


Lo explico. Es sencillo, pese a perder en 2010 por “acongojarse” en la última cita, no es menos cierto que de no ser por la lucha entre los pilotos de Red Bull: Vettel y Webber -que se restaron puntos entre ellos-, así como por las averías del primero cuando lideraba en Barhein y Corea del Sur, Alonso habría llegado a Abu Dabi sin opciones. En Barhein Vettel perdió la carrera, que ganó Alonso, y acabó cuarto, dejándose 20 puntos, mientras que en Corea, al abandonar mientras lideraba, se dejó 32, es decir, 52 en total. Vale que la fiabilidad cuenta y todo lo eso, sólo digo que Seb tuvo ahí unos problemas que muchos olvidan.

También los tuvo en 2012, pero en menor medida y Alonso, que volvió a “heredar” en Valencia el triunfo a Seb, volvió a luchar contra los elementos y mereció el título aún más que en 2010, simple y llanamente, porque hablando de suerte, Alonso no la tuvo y Vettel sí. Y no hablo de fiabilidad, errores tácticos, o fallos de pilotaje. Hablo de suerte, de la mala. Y Alonso la tuvo. Fue eliminado sin ninguna culpa en las salidas de Spa -Grosjean- y Suzuka -Kimi-, que le costaron valiosos puntos. En Spa habría acabado sin lugar a dudas por delante de Seb -con eso ya hubiera sido campeón- y, en Suzuka, no, pero sí segundo tras el teutón, que también le habría valido por si solo para ser campeón. 



En esos años, no sólo el Red Bull era más veloz que el Ferrari. El Mclaren también.


Si Seb hubiera corrido esa “suerte” alguna vez -casi le pasa en Brasil, la cita final- el título hubiera sido de Fernando. Y esa mala suerte no la tuvo Alonso en 2010, por eso, independiente de los abandonos o averías de Seb -que forman parte de las carreras- pero que mencioné por estar olvidadas, Alonso y Ferrari merecieron más el título de 2012 que el de 2010. Y eso sin mencionar el adelantamiento de Seb en Brasil 2012 bajo bandera amarilla que, ilegal o no, al no haberse denunciado en su momento, hay que dejarlo correr.

Al final, no se trata de quién lo merezca más o no, y mucho menos de lo que algunos -yo entre ellos- opinemos, gana el que gana y punto, pero apuntar ciertas razones ayuda... y entretiene.

http://elsofadelaf1.blogspot.com/2016/06/errores-tacticos-en-ferrari.html

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