viernes, 28 de agosto de 2015

GP de Bélgica 2015

               Hamilton imperial


Tras el descanso estival, llegaba el GP de Bélgica en el circuito favorito de todos (bueno, de casi todos): la montaña rusa de Spa-Francorchamps. Un circuito tildado de desafiante que en realidad no lo es. Un maravilloso circuito de los de antes, con muchos desniveles y curvas de alta velocidad que, junto a la mítica Eau-Rouge, transmiten a los pilotos las mejores sensaciones posibles a los mandos de cualquier máquina de competición, ya sea un monoplaza, un sport, un GT o un turismo.

Un gran premio en el que Ferrari celebraba su GP número 900, ya estamos esperando que llegue el número 1000.







El pequeño culebrón de Kimi Raikkönen acerca de su renovación o despido, que iba a ser solucionado en Monza a más tardar, llegaba solucionado para este GP. Kimi sigue, como todos saben, y ahora que ha conseguido uno de sus objetivos tras temporada y media de sinsabores, tiene el resto de la temporada para dar lo mejor de sí mismo sin preocuparse de causas externas. Los candidatos al puesto del finlandés tendrán que esperar al menos un año más. Una lástima sobre todo por Hulkenberg, un gran piloto al que todos quieren como amigo.



Raikkönen era uno de los centros de atención antes de iniciarse el gran premio




Mclaren llegaba con Hondas potenciados, merced al uso de “tokens” (anda que la lían estos triscas de la FIA) y, depende a quien quisieras creer, con buenas o nulas expectativas. Visto como se han ido desmintiendo muchas de ellas (podios desde Austria) estaba claro que no esperar nada de ellos, sobre todo en Spa y Monza, era lo más sensato.

Los libres fueron accidentados. En los primeros, Pastor Maldonado (cómo no) estrelló su Lotus; en los segundos, un reventón a 306 km/h dio a Rosberg un gran susto, despertando los viejos fantasmas acerca de la seguridad de las cubiertas Pirelli. Poco después, en Pouhon, era el Sauber de Markus Ericsson el que se salía de nuevo. Las dos sesiones fueron dominadas por Rosberg con Hamilton en su nuca, mientras los Red Bull daban síntomas de brillantez.



Rosberg se pegó un gran susto el viernes. Cortesía de Pirelli.




Los últimos libres fueron más tranquilos, sin sobresaltos. Si no que se lo digan a Fernando Alonso y a Mclaren. Con sus Hondas en baja forma, Button apenas rodó y Alonso se quedó inédito. Con las evoluciones de motor, sustitución de piezas y demás, los Mclaren acumulaban tantas sanciones (105 puestos entre los dos) que se podía hacer un dossier con ellas. El caso es que en una nueva rectificación del reglamento, para bien, ahora no se acumulan los puestos, de modo que simplemente saldrían últimos sin tener que hacer ningún paso por boxes adicional ni nada. Y sin acumular sanciones de cara a los siguientes Gps. De hecho, tienen tantas, que si así fuera estarían sancionados el resto de la temporada.

En la Q1, se quedaron los inevitables Manor, con Stevens de nuevo por delante de Merhi, que se quejaba de falta de potencia, los Mclaren, con Button precediendo a Alonso, perjudicado por no haber dado una sola vuelta hasta la calificación, y el Sauber de Felipe Nasr, que sacó 1” a Jenson, lo cual demuestra la falta de velocidad que arrastra Mclaren. Es de suponer que en Singapur vengan tiempos mucho mejores, estilo Mónaco. No me cabe duda de que si pudieran, no acudirían a Monza.

La Q2 vio caer a Hulkemberg a causa de su error en La Source, a Daniil Kvyat y Markus Ericsson, que se unieron a Verstappen, que no marcó tiempo (tenía 10 posiciones de penalización por cambiar motor) y a Raikkönen, al que su motor lo dejó tirado.
La lucha por la pole en la Q3 era cosa de dos. Rosberg y Hamilton, no dando este último opción alguna a su compañero, logrando su novena pole de diez. La lucha por la tercera plaza se preveía intensa, como de hecho lo fue, decepcionando un Sebastian Vettel que sólo pudo ser noveno por delante de Sainz, que bastante hizo con meter su Toro Rosso entre los diez primeros. Bottas se llevó el premio de consolación de primero del resto, por delante de Grosjean, un nuevamente excepcional Pérez, Ricciardo, Maldonado, Massa, Vettel y Sainz.
Siete motores Mercedes entre los diez primeros hablan por sí solos de las cualidades de este propulsor en un circuito donde prima la potencia. Quienes decían que el motor Ferrari estaba a la altura, o incluso por encima del motor alemán (made in England) tendrán que replanteárselo. Veremos como rula el Ferrari en casa dentro de quince días.

Grosjean partiría noveno por cambio de la caja de cambios, Raikkönen décimo sexto por cambiar motor (le falló la bomba de aceite), Verstappen décimo octavo por el motor, y los Mclaren los últimos como ya se sabía desde el viernes por las múltiples sanciones acumuladas.
No se preveía lluvia para la carrera, y la salida se iba a dar bajo el cielo soleado con la “nueva” modalidad en la que el piloto no contaría con ayuda externa para regular el embrague y demás parámetros de salida. Algunos pensaban que habría un cataclismo, pero lo normal es que no notásemos diferencia alguna respecto a las salidas anteriores, salida que se retrasó por problemas en el coche de Hulkenberg, obligando a reiniciar el proceso. Y en esas estábamos cuando falló de nuevo el Toro Rosso de Sainz, que acompañó a Hulkenberg a los boxes, dejando así, la décima y undécima plazas libres.







La carrera sería entonces a 43 vueltas, Hulkenberg no saldría, y Sainz lo haría con más de una vuelta perdida. Hamilton arrancó bien, Pérez muy bien, Rosberg mal, y los Mclaren fenomenal, ganando Alonso seis posiciones y Button cuatro, aunque de poco les iba a valer.
Hamilton pasó cómodo líder la primera vuelta tras aguantar el ataque de Pérez en Les Combes, seguido de Pérez, Ricciardo, Rosberg -que adelantó en la última curva a Bottas-, el propio Bottas, Vettel, Maldonado, Grosjean, Massa, Eriksson, etc...Maldonado abandonó al inicio de la segunda vuelta por un problema eléctrico, tiene cenizo el hombre.
Vettel, aprovechándose de la lucha entre Rosberg-Bottas, adelantó asimismo al finlandés.
Kvyat, Verstappen y Raikkönen venían por detrás remontando, mientras que Ericsson retrocedía, siendo adelantado espectacularmente por el holandés, que nuevamente nos deleitaba con maniobras espectaculares. Merhi controlaba a su compañero Stevens y de paso aguantaba un poco el ritmo de Button, un Button que, eso lo sabríamos después, tenía problemas con su unidad de potencia.

La remontada al segundo lugar de Rosberg se produjo por las detenciones en boxes de los pilotos que lo precedían, colocándose a espaldas de su compañero a 6” en la vuelta siete, tras las detenciones de Ricciardo (vuelta seis) y Pérez (vuelta siete), aupándose, de paso, Vettel al tercer lugar, que sería primero -aunque no lo reflejasen los cuenta vueltas- en la vuelta catorce tras las detenciones de los líderes. En esa vuelta Vettel paró en la que iba a ser su única parada, siendo el único en hacer esta táctica. El resto iban a ir a dos o, en caso de Mclaren, a tres, lo que explica su gran velocidad en la fase final del gran premio, aunque eso no les permitió salir del pozo. Sólo Alonso se pudo permitir el lujo de luchar contra el Sauber de Nasr durante media carrera. Aunque perdió.
Hamilton mantenía controlado a Rosberg con unos 3” de ventaja, mientras que Bottas tenía que cumplir un drive-trougth al haberle montado su equipo tres ruedas blandas y una dura (la trasera derecha), algo habitual en los ´80 pero actualmente prohibido. De hecho, se prohíbe incluso la combinación de juegos del mismo tipo. Eso le hizo perder a Bottas toda opción de lograr un buen resultado.



A Bottas no le pusieron bien las "bottas". Algo habitual en los 80, que hoy día está prohibido.




El abandono de Ricciardo en la vuelta veinte, tras haber sido adelantado por un fenomenal Grosjean, justo cuando Pérez efectuaba su segunda detención, causó la salida del coche de seguridad virtual, algo que aprovecharon casi todos para efectuar su segunda y última parada (tres en el caso de los Mclaren), a excepción de los líderes, Vettel y Kvyat.
El coche de seguridad virtual hace girar a los monoplazas a un ritmo determinado, que les es indicado a los pilotos a través de su instrumentación. Como nadie puede mantener un ritmo exacto, las distancias no se mantienen inalteradas como se pretende, pero no varían mucho y siempre será mejor -más justo- perder un segundo o dos, que un reagrupamiento.
En la vuelta veintidós se relanzó la prueba con Hamilton precediendo con más de 2” a Rosberg (antes estaba a 3”5), Vettel, Grosjean, Kvyat, Pérez, Massa, Raikkönen, Verstappen, etc.

Los cambios de ruedas de los líderes no iban a cambiar las cosas, que se mantuvieron así hasta el final. Kvyat paró en la vuelta veintiséis retrocediendo al décimo lugar, y recuperando hasta dónde estaba gracias a sus ruedas nuevas.
De este modo, el único interés se centraba en la lucha por la tercera posición, por la que luchaban Vettel, que no pensaba parar más, y Grosjean, que con sus dos paradas efectuadas estaba a 4” del ferrarista. Grosjean estaba haciendo una carrera excepcional, a lo Prost, poco a poco saliendo de la nada y quitándose de en medio a sus rivales facilmente. Gracias a que realizó su segunda parada con el coche de seguridad virtual, tenía a Vettel a tiro de piedra. De lo contrario, estaría a una docena de segundos y regalos así no se pueden dejar pasar. Recortó poco a poco la distancia, a la vez que Sainz abandonaba voluntariamente para preservar la mecánica, toda vez era sabido que no iba a puntuar.

A falta de 5 vueltas Grosjean estaba a menos de un segundo de Vettel, que mantenía un buen ritmo pese al porrón de vueltas que tenían sus ruedas. A diferencia de en las otras ocasiones, esta vez Grosjean no llegó y venció; de hecho, parecía que se iba a tener que conformar con la cuarta posición cuando el neumático trasero derecho de Vettel estalló justo al después de coronar el Radillon en la anteúltima vuelta. Esto permitió a Grosjean y Lotus sumar un podio muy merecido tras una temporada negra (como sus colores). Además, lo han hecho en otro polémico fin de semana al estar pendientes de una denuncia de su ex-piloto Charles Pic.



Vettel se libraba de un buen susto, o algo peor, al reventar su neumático después del temible Radillon.




La última dosis de emoción la dio, cómo no, Verstappen luchando con Raikkönen por la séptima posición. El finlandés aguantó por los pelos en un fin de semana no muy bueno por su parte en “su” circuito.
De modo que la carrera concluyó así: Hamilton, Rosberg, Grosjean, Kvyat, Pérez, Massa, Raikkönen, Verstappen, Bottas, Ericson, Nasr, Vettel (en boxes tras el reventón), Alonso, Button, Merhi y Stevens.



Romain Grosjean cuajó una excelente actuación en Spa, y era, junto a Hamilton, el más feliz al acabar el gran premio.



Las conclusiones son las siguientes: Hamilton es más que el favorito para el título, mientras Mercedes ya se sabe bicampeona. Ferrari, más que centrarse en un milagro de cara a un título, debe seguir como lo está haciendo, carrera a carrera, y a esperar algún que otro triunfo si se presenta la oportunidad. Los demás, salvo sorpresa, a las migajas de lo que estos dejen. Mclaren y Honda, a esperar circuitos favorables. Es difícil establecer qué déficit de potencia tienen respecto al resto, pero mínimo 60CV creo yo. Y debido a ese déficit, es difícil saber cuan bueno -o malo- es su chasis.

Respecto a Pirelli, mal, muy mal. Dos reventones y siguen sin reconocer nada. En eso los comprendo, ya que si dicen que lo que pasó fue debido a un falló en sus productos, que lo lamentan profundamente y que procurarán que no se vuelva a repetir, prensa y aficionados se les echararían encima. Como si pudiesen ser infalibles. El caso es que la cosa no fue normal en ninguno de los dos casos (Rosberg y Vettel) y en el de Vettel concretamente, decir que el neumático reventó por el elevado número de vueltas es de risa. Una rueda no puede -no debe- reventar cuando tiene buen aspecto y, sobre todo, mantiene un comportamiento bueno. Las ruedas de Vettel no se habían venido abajo. El famoso “clic”, bajón de los Pirelli, no se había producido. En ese caso, Vettel habría sido superado y perdería segundos a porrillo, y ahí si podría haber un pinchazo por desgaste, que así todo es difícil que suceda. Esperemos que Pirelli lo resuelva de cara a Monza, aunque su imagen de marca desde que se quedó como suministrador en F1, va de mal en peor. Y es una lástima, porque siempre he apreciado sus esfuerzos frente a marcas más poderosas, como Goodyear y Michelín, con los que se batió el cobre con brillantez, sin olvidar sus neumáticos de clasificación de fines de los 80, que una vez raspados, se podían volver a usar.
Hasta dentro de quince días en el templo de la velocidad, el autódromo nacional de Monza, en casa de Ferrari. Saludos.


1 comentario:

  1. Muy bien escrito, brother. Que la gente lea esto antes de escuchar al mamarracho de Lobato.

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