domingo, 27 de marzo de 2016

GP de San Marino 1985


             Stefan Johansson hizo vibrar a los tifosi







Era 1985 y veníamos de una temporada de dominio aplastante de Mclaren TAG-Porsche, pero Lotus y, sobre todo, Ferrari, se habían puesto al día –Williams lo haría al final de temporada- y esta fue apasiónate,  con 5 equipos y 8 pilotos ganando carreras.
Una paranoia de Enzo Ferrari, que creyó que sus turbocompresores alemanes KKK eran objeto de sabotaje –no lo eran- le hizo cambiar a los Garret norteamericanos a final de temporada, y la velocidad y, sobre todo, la fiabilidad del 156/85 desapareció dejando a Prost tan campante camino al título.
En 1985 se continuaba con la limitación de combustible de 220 litros –no eran tan snob y gilipollas entonces como ahora, que miden la gasolina en kilos- en carrera impuesta por la FISA el año anterior con el fin de limitar –en carrera- la potencia de los coches. Para que luego digan: “antes en la F1 se podía correr lo que se quisiera…”
Eso  unido a que San Marino era –y de correr hoy allí sería lo mismo- el circuito de mayor consumo de los monoplazas, dio lugar a un fin de carrera de infarto –aunque no tanto como en Mónaco en 1982- con muchos monoplazas quedándose secos con la meta a la vista y con un ganador que no lideró vuelta alguna.
La carrera la mal vi gracias a TVE, que cuando conectaron ya había abandonado, tras situarse en segunda posición y marcar la vuelta rápida absoluta el ídolo local, el italiano Michele Alboreto con su Ferrari.
A partir de ahí la carrera fue de dominio absoluto por parte de un tal Ayrton Senna y su precioso Lotus JPS, que salía en la pole, algo que luego sería un habitual del brasileño, si no lo era ya.
El interés entonces, ya que Prost no acosaba al brasileño, estaba en las luchas en medio del pelotón, en el que destacaba sobremanera el otro ídolo, el casi desconocido Stefan Johansson,  con el segundo Ferrari en su segunda carrera con el equipo que,  tras partir en una nada destacable 15º posición de parrilla se iba abriendo camino con adelantamientos espectaculares, marca de la casa.
Para cuando el Ferrari de Alboreto ya no estaba, en la vuelta 22 -de 60- Johansson ya era 5º, que sería 4º tras pasar a Lauda en la vuelta 36, y en la 49 se situó tercero tras un precioso y espectacular adelantamiento al Lotus de Elio de Angelis en la Tosa y por el exterior que, de haberlo realizado una estrella, todavía hoy se hablaría de él.







Prost cayó cuatro vueltas después y Senna tardó otras tres, en la 56, al quedarse sin gasolina situándose Johansson  líder por primera vez en su vida. ¡Y nada menos que en Italia y con un Ferrari!
 Pero no llegaría muy lejos, él también se quedó seco, y Prost heredó el liderado y la victoria, que luego perdería al ser descalificado por no dar el peso mínimo permitido.
Elio de Angelis logró así su segundo triunfo en la F1 esta vez sin liderar vuelta alguna, y Prost se tomó con filosofía su descalificación, aunque yo me pregunto si, de haber perdido el título, no lo hubiese sacado a colación de vez en cuando como excusa, como hizo con la supuesta gasolina ilegal de Brabham-BMW en 1983…
El caso es que ese GP fue el GP de Johansson, un piloto bravo, de sangre caliente, en contraste con la fría que mostraba su latino compañero, que pese a ser, como dijo Javier del Arco: “un buen segundo piloto pero nada más” era todo un espectáculo, un John Watson sin suerte, ya que las remontadas eran lo suyo, al no soler calificar bien. Claro que Wattie logró consumarlas, y Stefan no, pero a cambio nos regaló muy a menudo los mejores adelantamientos de carrera, adelantamientos a cuchillo, espectaculares, espeluznantes…pero limpios.

Que pena que no lograse victoria alguna. La merecía.

1 comentario:

  1. Da gusto recordar estas cosas. Peña que no pudiera ganar...

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