“Il vero campione del mondo 1982”
No hace falta traducción a estas
palabras de Enzo Ferrari a quien fue su piloto.
Y es que Pironi sufrió un accidente
gravísimo en los entrenamientos libres del sábado en Hokcenheim
bajo la lluvia que le impidieron competir en esa cita -en la que fue
pole- y en ninguna más, ya que ahí acabó su trayectoria deportiva.
Bastante suerte tuvo al salvar la vida y que no le amputasen una
pierna. Su convalecencia fue muy dura y con muchas operaciones. Enzo
Ferrari le dijo que siempre tendría un coche a su disposición
cuando volviese a estar listo para correr sin necesidad de recurrir a
un tercer coche. Eso no pudo ser ya que Didier -cara de niño- Pironi
nunca pudo regresar a las pistas al no recobrar la movilidad y fuerza
necesarias en las piernas.
Pero Didier no es recordado por nada de
esto: por el título que habría sin duda ganado en 1982 -ya que se
perdió las cinco últimas citas y así todo fue subcampeón a sólo
cinco puntos del ganador, Keke Rosberg-, ni porque iba a ser el
primer campeón del mundo francés, ni por los muchos éxitos que se
perdió al truncarse de forma abrupta su carrera deportiva.
Lamentablemente es recordado por haberle ganado a su compañero
Gilles Villeneuve la carrera de San Marino en 1982, algo que no le
perdona el aficionado-fanático medio, incapaz de ver más allá de
lo que le conviene. Es muy triste que a Didier, cuando han pasado 34
años de ese suceso y 29 desde su muerte, se lo siga llamando
-injustamente- traidor y que muchos le manifiesten abiertamente su
odio. Así lo dicen en las redes sociales tan campantes. Algunos
incluso alegrándose de lo que le pasó en Hockeneheim... sin
comentarios a esta gentuza. No los merece.
Falleció un día como hoy, 23 de
agosto, hace 29 años y voy a dedicarle unas palabras. Mi pequeño
homenaje será dividido en cuatro partes. Una pequeña biografía de
su carrera deportiva, lo que significó para mí, y lo que dijeron de
él Enzo Ferrari y Javier del Arco.
Carrera.
Didier Pironi estudió para ingeniero y
obtuvo un título en ciencia pero su vida giraría en torno al
automovilismo desde el momento en que se inscribió en una escuela de
conducción en Paul Ricard.
Logró el trofeo Volant Elf en 1972,
que lanzó a varios pilotos franceses a la F-1 como Prost y Tambay.
Posteriormente fue campeón de la Fórmula Renault en 1974 con siete
victorias y acabó tercero en la Fórmula Super Renault en 1975 tras
René Arnoux y, ojo al dato, Jean Ragnotti.
Ese mismo año disputó, sin éxito, el
Tour de Córcega con un R12 Gordini.
En 1976 ganó la Fórmula Super Renault
con doce victorias de diecisiete imponiéndose a Alain Cudini y Dany
Snobeck.
En 1977 gana el GP de Montecarlo de F-3
y el de Estoril de F-2 dentro del campeonato de Europa de la
especialidad. Campeonato en el que acabó tercero detrás de René
Arnoux y Eddie Cheever.
En 1978 llegó su debut en F-1 a manos
del posiblemente mayor caza talentos de la historia: Ken Tyrrell, que
lo hacía debutar en su equipo en el GP de Argentina.
Con el Tyrrell 008 y con Patrick
Depailler de compañero, su mejor resultado fueron los quintos
puestos de Mónaco -donde ganaba su compañero- y Alemania.
Pero su mayor éxito ese año fue su
triunfo con el Alpine Renault A-442B en las 24 horas de Le Mans junto
a Jean Pierre Jassaud, logrando un histórico triunfo en casa para
Renault.
En 1979 y con el Tyrrell 009 logró dos
terceras posiciones en Bélgica y Watkis Glen (EEUU) lo que le sirvió
para pasarse a Ligier en 1980.
Pironi con el Ligier JS 11/15 con el que logró su primera victoria en la F1, en Zolder precisamente. |
Ese año logró en Bélgica la que
sería su primera victoria en F1 con el Ligier JS 11/15, eso y sus
buenas actuaciones le hicieron merecedor de la atención de Enzo
Ferrari, que lo fichó para la siguiente temporada.
El correr en F1 para Ligier no le
impidió volver a Le Mans, en este caso con un BMW M1 junto a Marcel
Mignot y Dieter Quester, acabando en décimo cuarto lugar.
1981 fue un año de sinsabores para
“Didi”, totalmente eclipsado por su compañero Gilles Villeneuve,
el piloto más espectacular y popular de entonces, y uno de los más
queridos y llorados de todos los tiempos.
Sólo obtuvo tres quintas posiciones en
San Marino, Francia e Italia, que contrastan con las dos victorias de
su compañero Villeneuve en Mónaco y España. Así todo, Didier tuvo
muy mala suerte con muchos abandonos, pero lideró carreras e hizo
salidas y remontadas espectaculares. Todo ello sin recompensa.
1982 fue su último año en F-1 y en el
deporte del automóvil a causa de su accidente de Hockenheim, que lo
privo del título, pero antes tuvo lugar su duelo con Villeneuve en
San Marino del que salió vencedor, para disgusto de mucha gente que
no se lo perdonaron jamás. Aunque no había nada por lo que pedir
perdón.
1982 en condiciones normales hubiera
sido una repetición de 1979 para Ferrari, es decir: se hubieran
logrado los dos títulos (pilotos y constructores) y el doblete en el
de pilotos, con el orden que se quiera, quizá Villeneuve-Pironi
sería lo más lógico a tenor de lo visto hasta entonces, pero
ajustado de cualquier manera.
Pero 1982 no fue normal: Villeneuve se
mató en los entrenamientos de Zolder, todavía enfadado con Pironi
por la carrera de quince días atrás y Pironi, camino del título,
se lesionó gravemente en Hockenheim. Total, que Ferrari sólo se llevó
el título de constructores mientras que sus pilotos sufrían
desgracias. La de Villeneuve irreversible.
Pironi no pudo regresar jamás, y como
héroe romántico que era, amante de la velocidad y el riesgo, se
dedicó a correr en lanchas Offshore, la F1 del mar, perdiendo la
vida en ello junto a sus compañeros de tripulación Bernard Giroix y
Jean Claude Guenard.
Unas semanas después de este triste
suceso su mujer dio a luz a sus gemelos, a los que llamó Gilles y
Didier.
Pironi ganó en Holanda y se puso líder de un campeonato que debía ser suyo. Pero el destino le paró los pies brutalmente en Alemania. |
“Mí Didi”
Poco vi yo de Didier Pironi en F1, por
razones obvias. Lo conocí como “el compañero de Villeneuve” en
Ferrari, que ya era entonces “mi” equipo en 1981, y se convirtió
en mí favorito tras la muerte del canadiense, mí ídolo y el de
tantos.
Claro que yo más que seguidor de
pilotos siempre lo he sido de coches, en este caso de Ferrari, y por
tanto, el 99% de los pilotos que me gustan han pasado por la
Scuderia. De modo que era normal que mis pilotos predilectos fuesen
los que pilotasen para Ferrari. Primero Villeneuve-Pironi. luego
Pironi-Tambay, etc...
Pironi era la opción de Ferrari toda
vez que Gilles no estaba. Y ahí estaba yo, animándolo a tope.
Recuerdo el GP de Canadá, en el que Pironi partía en pole y la
confusión que había cuando TVE conectó para emitir la carrera.
Pironi estaba clavado en la salida y había mucho revuelo a su
alrededor. Eso era debido a que Didier caló el coche a la salida y
se empotró contra él a 160 km/h el joven Ricardo Paletti con el
Osella, en la que era su segunda carrera en F1, perdiendo la vida.
También recuerdo un sábado estar
jugando en la calle y como mi madre me decía desde la ventana que el
Ferrari de Pironi había ganado la carrera (era la de Holanda y se
celebraba el sábado), aunque yo no sabía que ese fin de semana
había carrera, y que la iban a poner íntegra al día siguiente por
TVE.
Holanda 82, última victoria en F1 de Didi. |
Y esa fue, la de Holanda 1982, la primera carrera de F1 que vi en su totalidad, en diferido, aunque poco importaba, la cosa era ver la carrera.
La hora y media de carrera se me pasó
relativamente deprisa, teniendo en cuenta el “lento” paso del
tiempo cuando eres pequeño, y fue para mi como ir al cine, al circo
o lo que uds. quieran, por primera vez. Me lo pasé de maravilla, y
el hecho de conocer de antemano el vencedor no empañó para nada la
gran sensación que tuve ese día. Al contrario, ya que pude ver la
carrera con menos nervios.
Luego TVE volvió a sus andadas y poco
pude ver de los siguientes GGPP, aunque de un modo u otro veía como
Pironi conseguía buenos resultados escoltado por su compañero
Tambay. Hasta lo de Hockenheim, carrera disputada sin Didier pero en
la que logró su primera victoria su compañero Tambay a modo de
homenaje. Una carrera recordada por el accidente entre Piquet y
Salazar que acabaron en las manos. Piquet se encolerizó mucho al
ser sacado de pista por el doblado Salazar cuando lideraba. Pero se
pasó de la raya. Más tarde pidió disculpas, en lo que no dejó de
ser una anécdota.
Luego vinieron los recortes de prensa y
diversas noticias en las que se hablaba del estado de Pironi. Sobre
todo recuerdo una foto en el Diario Montañés del precioso 126C2 de
Pironi en la que el titular rezaba algo así: “Didier Pironi salva
la pierna”. Y más noticias, a veces en las revistas. Con el tiempo
las noticias fueron menores y su posible regreso se hacía cada vez
más improbable hasta que, en 1987, cuando de Pironi apenas se sabía
nada, sale la noticia de su fallecimiento.
Descansa en paz Didier Pironi, a
diferencia de otros, yo no te odio. Y como yo, muchos más, la
mayoría, los que de veras cuentan.
Didier Pironi, Enzo Ferrari y Gilles Villeneuve. |
Enzo Ferrari sobre Didier Pironi en su
libro: “Piloti, che gente”
“Mi atención fue cimentándose en
Didier Pironi, el francés originario de Fruili, región de Italia.
Estudié a través de la TV sus despiadadas persecuciones e
intrépidas defensas. Era un verdadero luchador.
Igual que Phil Hill, él amaba la
alta velocidad y estaba a sus anchas en las curvas donde había que
tener pisado a fondo el acelerador.
Era eficaz en las calificaciones y
podía reaccionar y juzgar el potencial de su coche durante el
transcurso de la carrera.
Cuando llegó a Maranello en 1981 se
ganó el afecto y la admiración de todos no sólo por sus virtudes
como piloto, sino por su manera de hacer las cosas. Era muy reservado
pero sociable al mismo tiempo.
Al año siguiente corrió el GP de
San Marino en Imola ganándolo y quedando su amistad con Villeneuve
en el aire.
Su grave accidente en los libres de
Alemania en Hockenheim le impidió ser el primer campeón del mundo
francés. Su recuperación fue larga y puso fin a su carrera de F-1.
¡Bravo Didi!”
Didier Pironi, Jean Claude Guenard y Bernard Giroix en la lancha Colibrí diseñada por el propio Didi. |
Javier del Arco sobre Didier Pironi en: “El libro del año del
automovilismo deportivo 1987-88 4tiempos en la sección: Nos dejaron”
“El
23 de agosto de 1987 fue para mí uno de esos días negros que de
tarde en tarde -afortunadamente- se dan en la vida de toda persona.
Aquella tarde, en efecto, mientras escribía en mi estudio de
Cabrils, me enteraba a través de Radio Montecarlo de que en una
prueba de Offshore puntuable para el campeonato del mundo acababan de
matarse Didier Pironi, Jean Claude Guenard y Bernard Giroix, tres
personas conocidas con las que me unía ese grado de relación que
proporciona el trato continuado en los paddocks de toda Europa,
mientras se sigue año tras año el mundial de F-1...
Con Didier
Pironi la relación databa de 1975-76, cuando él, como piloto de la
Fórmula Renault Europa, se alojaba en el mismo hotel que nosotros al
acudir a Zolder y con Francesc Rosés -que entonces aún se llamaba
Francisco y todavía viajábamos juntos- organizábamos la “caza de
la ducha”. Sólo había un cuarto de baño por piso y nosotros dos
nos apañábamos para llegar a él los primeros por la mañana y
bloquearlo hasta que terminábamos. Rosés o yo íbamos pronto y
cuando uno terminaba no salía hasta que llegaba el otro, llamaba en
clave y el de dentro abría la puerta... Pironi ganó muchas carreras
de Formula Renault, F-3 y F-1 posteriormente. Pero aquel año, él y
su mujer perdieron las tres que disputaron con nosotros por llegar a
la ducha del Europe Hotel de Hasselt, si bien es cierto que en la
última de ellas, la del domingo por la mañana, cuando ya había
aprendido la lección, casi lo lograron: quedaron a apenas 2 metros.
A finales de
1978 Renault organizó una jornada muy especial en el Paul Ricard, a
lo largo de la cual Didier Pironi y Jean Pierre Jassaud dieron varias
vueltas por el circuito a los periodistas invitados, a bordo del
Alpine Renault A442 con el que habían ganado las 24 horas de Le Mans
aquel año. A mí me tocó rodar con Didier y aunque fueron sólo dos
vueltas, aquella fue una de las experiencias más gratificantes de
mi vida profesional y a raíz de la misma escribí uno de mis
artículos más inspirados para la página del motor de “La
Vanguardia”.
Posteriormente
Didier entró en la Scuderia Ferrari, demostró sus magníficas
cualidades... y se encontró con su triste destino. Enzo Ferrari dijo
que Didier tendría un Ferrari a su disposición el día que deseara
volver a la F-1 en condiciones de luchar por la victoria.
La ocasión no
llegó, pero en Mónaco 87 Didier estaba en el paddock, sobre el
muelle, muy cerca de sus dos queridos mundos: la F-1 y su Colibrí
Offshore. Más maduro de expresión, con unos cuantos quilos de más
en su cuerpo, pero con su persistente cara de niño impasible,
aquella cara que solo se transfiguraba cuando salía del cockpit de
su monoplaza chorreando sudor y pidiendo una botella de agua para
compensar su evidente deshidratación”
Bonito artículo!
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