martes, 23 de agosto de 2016

Didier Pironi, 29 años después

     “Il vero campione del mondo 1982”









No hace falta traducción a estas palabras de Enzo Ferrari a quien fue su piloto.
Y es que Pironi sufrió un accidente gravísimo en los entrenamientos libres del sábado en Hokcenheim bajo la lluvia que le impidieron competir en esa cita -en la que fue pole- y en ninguna más, ya que ahí acabó su trayectoria deportiva. Bastante suerte tuvo al salvar la vida y que no le amputasen una pierna. Su convalecencia fue muy dura y con muchas operaciones. Enzo Ferrari le dijo que siempre tendría un coche a su disposición cuando volviese a estar listo para correr sin necesidad de recurrir a un tercer coche. Eso no pudo ser ya que Didier -cara de niño- Pironi nunca pudo regresar a las pistas al no recobrar la movilidad y fuerza necesarias en las piernas.
Pero Didier no es recordado por nada de esto: por el título que habría sin duda ganado en 1982 -ya que se perdió las cinco últimas citas y así todo fue subcampeón a sólo cinco puntos del ganador, Keke Rosberg-, ni porque iba a ser el primer campeón del mundo francés, ni por los muchos éxitos que se perdió al truncarse de forma abrupta su carrera deportiva. Lamentablemente es recordado por haberle ganado a su compañero Gilles Villeneuve la carrera de San Marino en 1982, algo que no le perdona el aficionado-fanático medio, incapaz de ver más allá de lo que le conviene. Es muy triste que a Didier, cuando han pasado 34 años de ese suceso y 29 desde su muerte, se lo siga llamando -injustamente- traidor y que muchos le manifiesten abiertamente su odio. Así lo dicen en las redes sociales tan campantes. Algunos incluso alegrándose de lo que le pasó en Hockeneheim... sin comentarios a esta gentuza. No los merece.
Falleció un día como hoy, 23 de agosto, hace 29 años y voy a dedicarle unas palabras. Mi pequeño homenaje será dividido en cuatro partes. Una pequeña biografía de su carrera deportiva, lo que significó para mí, y lo que dijeron de él Enzo Ferrari y Javier del Arco.



Debutó en la F1 de manos del tío Ken y como compañero del gran Patrick Depailler.




Carrera.

Didier Pironi estudió para ingeniero y obtuvo un título en ciencia pero su vida giraría en torno al automovilismo desde el momento en que se inscribió en una escuela de conducción en Paul Ricard.
Logró el trofeo Volant Elf en 1972, que lanzó a varios pilotos franceses a la F-1 como Prost y Tambay. Posteriormente fue campeón de la Fórmula Renault en 1974 con siete victorias y acabó tercero en la Fórmula Super Renault en 1975 tras René Arnoux y, ojo al dato, Jean Ragnotti.
Ese mismo año disputó, sin éxito, el Tour de Córcega con un R12 Gordini.
En 1976 ganó la Fórmula Super Renault con doce victorias de diecisiete imponiéndose a Alain Cudini y Dany Snobeck.
En 1977 gana el GP de Montecarlo de F-3 y el de Estoril de F-2 dentro del campeonato de Europa de la especialidad. Campeonato en el que acabó tercero detrás de René Arnoux y Eddie Cheever.
En 1978 llegó su debut en F-1 a manos del posiblemente mayor caza talentos de la historia: Ken Tyrrell, que lo hacía debutar en su equipo en el GP de Argentina.
Con el Tyrrell 008 y con Patrick Depailler de compañero, su mejor resultado fueron los quintos puestos de Mónaco -donde ganaba su compañero- y Alemania.
Pero su mayor éxito ese año fue su triunfo con el Alpine Renault A-442B en las 24 horas de Le Mans junto a Jean Pierre Jassaud, logrando un histórico triunfo en casa para Renault.
En 1979 y con el Tyrrell 009 logró dos terceras posiciones en Bélgica y Watkis Glen (EEUU) lo que le sirvió para pasarse a Ligier en 1980.



Pironi con el Ligier JS 11/15 con el que logró su primera victoria en la F1, en Zolder precisamente.



Ese año logró en Bélgica la que sería su primera victoria en F1 con el Ligier JS 11/15, eso y sus buenas actuaciones le hicieron merecedor de la atención de Enzo Ferrari, que lo fichó para la siguiente temporada.
El correr en F1 para Ligier no le impidió volver a Le Mans, en este caso con un BMW M1 junto a Marcel Mignot y Dieter Quester, acabando en décimo cuarto lugar.
1981 fue un año de sinsabores para “Didi”, totalmente eclipsado por su compañero Gilles Villeneuve, el piloto más espectacular y popular de entonces, y uno de los más queridos y llorados de todos los tiempos.
Sólo obtuvo tres quintas posiciones en San Marino, Francia e Italia, que contrastan con las dos victorias de su compañero Villeneuve en Mónaco y España. Así todo, Didier tuvo muy mala suerte con muchos abandonos, pero lideró carreras e hizo salidas y remontadas espectaculares. Todo ello sin recompensa.



Así quedó el Ferrari de Didier en Hockenheim, en un accidente análogo al de su compañero Villeneuve en Zolder. El francés tuvo más suerte y burló a la muerte. La parca se lo llevó apenas cinco años después.



1982 fue su último año en F-1 y en el deporte del automóvil a causa de su accidente de Hockenheim, que lo privo del título, pero antes tuvo lugar su duelo con Villeneuve en San Marino del que salió vencedor, para disgusto de mucha gente que no se lo perdonaron jamás. Aunque no había nada por lo que pedir perdón.
1982 en condiciones normales hubiera sido una repetición de 1979 para Ferrari, es decir: se hubieran logrado los dos títulos (pilotos y constructores) y el doblete en el de pilotos, con el orden que se quiera, quizá Villeneuve-Pironi sería lo más lógico a tenor de lo visto hasta entonces, pero ajustado de cualquier manera.
Pero 1982 no fue normal: Villeneuve se mató en los entrenamientos de Zolder, todavía enfadado con Pironi por la carrera de quince días atrás y Pironi, camino del título, se lesionó gravemente en Hockenheim. Total, que Ferrari sólo se llevó el título de constructores mientras que sus pilotos sufrían desgracias. La de Villeneuve irreversible.
Pironi no pudo regresar jamás, y como héroe romántico que era, amante de la velocidad y el riesgo, se dedicó a correr en lanchas Offshore, la F1 del mar, perdiendo la vida en ello junto a sus compañeros de tripulación Bernard Giroix y Jean Claude Guenard.
Unas semanas después de este triste suceso su mujer dio a luz a sus gemelos, a los que llamó Gilles y Didier.



Pironi ganó en Holanda y se puso líder de un campeonato que debía ser suyo. Pero el destino le paró los pies brutalmente en Alemania.




“Mí Didi”

Poco vi yo de Didier Pironi en F1, por razones obvias. Lo conocí como “el compañero de Villeneuve” en Ferrari, que ya era entonces “mi” equipo en 1981, y se convirtió en mí favorito tras la muerte del canadiense, mí ídolo y el de tantos.
Claro que yo más que seguidor de pilotos siempre lo he sido de coches, en este caso de Ferrari, y por tanto, el 99% de los pilotos que me gustan han pasado por la Scuderia. De modo que era normal que mis pilotos predilectos fuesen los que pilotasen para Ferrari. Primero Villeneuve-Pironi. luego Pironi-Tambay, etc...
Pironi era la opción de Ferrari toda vez que Gilles no estaba. Y ahí estaba yo, animándolo a tope. Recuerdo el GP de Canadá, en el que Pironi partía en pole y la confusión que había cuando TVE conectó para emitir la carrera. Pironi estaba clavado en la salida y había mucho revuelo a su alrededor. Eso era debido a que Didier caló el coche a la salida y se empotró contra él a 160 km/h el joven Ricardo Paletti con el Osella, en la que era su segunda carrera en F1, perdiendo la vida.
También recuerdo un sábado estar jugando en la calle y como mi madre me decía desde la ventana que el Ferrari de Pironi había ganado la carrera (era la de Holanda y se celebraba el sábado), aunque yo no sabía que ese fin de semana había carrera, y que la iban a poner íntegra al día siguiente por TVE.



Holanda 82, última victoria en F1 de Didi.



Y esa fue, la de Holanda 1982, la primera carrera de F1 que vi en su totalidad, en diferido, aunque poco importaba, la cosa era ver la carrera.
La hora y media de carrera se me pasó relativamente deprisa, teniendo en cuenta el “lento” paso del tiempo cuando eres pequeño, y fue para mi como ir al cine, al circo o lo que uds. quieran, por primera vez. Me lo pasé de maravilla, y el hecho de conocer de antemano el vencedor no empañó para nada la gran sensación que tuve ese día. Al contrario, ya que pude ver la carrera con menos nervios.
Luego TVE volvió a sus andadas y poco pude ver de los siguientes GGPP, aunque de un modo u otro veía como Pironi conseguía buenos resultados escoltado por su compañero Tambay. Hasta lo de Hockenheim, carrera disputada sin Didier pero en la que logró su primera victoria su compañero Tambay a modo de homenaje. Una carrera recordada por el accidente entre Piquet y Salazar que acabaron en las manos. Piquet se encolerizó mucho al ser sacado de pista por el doblado Salazar cuando lideraba. Pero se pasó de la raya. Más tarde pidió disculpas, en lo que no dejó de ser una anécdota.
Luego vinieron los recortes de prensa y diversas noticias en las que se hablaba del estado de Pironi. Sobre todo recuerdo una foto en el Diario Montañés del precioso 126C2 de Pironi en la que el titular rezaba algo así: “Didier Pironi salva la pierna”. Y más noticias, a veces en las revistas. Con el tiempo las noticias fueron menores y su posible regreso se hacía cada vez más improbable hasta que, en 1987, cuando de Pironi apenas se sabía nada, sale la noticia de su fallecimiento.
Descansa en paz Didier Pironi, a diferencia de otros, yo no te odio. Y como yo, muchos más, la mayoría, los que de veras cuentan.



Didier Pironi, Enzo Ferrari y Gilles Villeneuve.




Enzo Ferrari sobre Didier Pironi en su libro: “Piloti, che gente”

Mi atención fue cimentándose en Didier Pironi, el francés originario de Fruili, región de Italia. Estudié a través de la TV sus despiadadas persecuciones e intrépidas defensas. Era un verdadero luchador.
Igual que Phil Hill, él amaba la alta velocidad y estaba a sus anchas en las curvas donde había que tener pisado a fondo el acelerador.
Era eficaz en las calificaciones y podía reaccionar y juzgar el potencial de su coche durante el transcurso de la carrera.
Cuando llegó a Maranello en 1981 se ganó el afecto y la admiración de todos no sólo por sus virtudes como piloto, sino por su manera de hacer las cosas. Era muy reservado pero sociable al mismo tiempo.
Al año siguiente corrió el GP de San Marino en Imola ganándolo y quedando su amistad con Villeneuve en el aire.
Su grave accidente en los libres de Alemania en Hockenheim le impidió ser el primer campeón del mundo francés. Su recuperación fue larga y puso fin a su carrera de F-1.
¡Bravo Didi!”



Didier Pironi, Jean Claude Guenard y Bernard Giroix en la lancha Colibrí diseñada por el propio Didi.




Javier del Arco sobre Didier Pironi en: “El libro del año del automovilismo deportivo 1987-88 4tiempos en la sección: Nos dejaron”

El 23 de agosto de 1987 fue para mí uno de esos días negros que de tarde en tarde -afortunadamente- se dan en la vida de toda persona. Aquella tarde, en efecto, mientras escribía en mi estudio de Cabrils, me enteraba a través de Radio Montecarlo de que en una prueba de Offshore puntuable para el campeonato del mundo acababan de matarse Didier Pironi, Jean Claude Guenard y Bernard Giroix, tres personas conocidas con las que me unía ese grado de relación que proporciona el trato continuado en los paddocks de toda Europa, mientras se sigue año tras año el mundial de F-1...
Con Didier Pironi la relación databa de 1975-76, cuando él, como piloto de la Fórmula Renault Europa, se alojaba en el mismo hotel que nosotros al acudir a Zolder y con Francesc Rosés -que entonces aún se llamaba Francisco y todavía viajábamos juntos- organizábamos la “caza de la ducha”. Sólo había un cuarto de baño por piso y nosotros dos nos apañábamos para llegar a él los primeros por la mañana y bloquearlo hasta que terminábamos. Rosés o yo íbamos pronto y cuando uno terminaba no salía hasta que llegaba el otro, llamaba en clave y el de dentro abría la puerta... Pironi ganó muchas carreras de Formula Renault, F-3 y F-1 posteriormente. Pero aquel año, él y su mujer perdieron las tres que disputaron con nosotros por llegar a la ducha del Europe Hotel de Hasselt, si bien es cierto que en la última de ellas, la del domingo por la mañana, cuando ya había aprendido la lección, casi lo lograron: quedaron a apenas 2 metros.
A finales de 1978 Renault organizó una jornada muy especial en el Paul Ricard, a lo largo de la cual Didier Pironi y Jean Pierre Jassaud dieron varias vueltas por el circuito a los periodistas invitados, a bordo del Alpine Renault A442 con el que habían ganado las 24 horas de Le Mans aquel año. A mí me tocó rodar con Didier y aunque fueron sólo dos vueltas, aquella fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida profesional y a raíz de la misma escribí uno de mis artículos más inspirados para la página del motor de “La Vanguardia”.
Posteriormente Didier entró en la Scuderia Ferrari, demostró sus magníficas cualidades... y se encontró con su triste destino. Enzo Ferrari dijo que Didier tendría un Ferrari a su disposición el día que deseara volver a la F-1 en condiciones de luchar por la victoria.
La ocasión no llegó, pero en Mónaco 87 Didier estaba en el paddock, sobre el muelle, muy cerca de sus dos queridos mundos: la F-1 y su Colibrí Offshore. Más maduro de expresión, con unos cuantos quilos de más en su cuerpo, pero con su persistente cara de niño impasible, aquella cara que solo se transfiguraba cuando salía del cockpit de su monoplaza chorreando sudor y pidiendo una botella de agua para compensar su evidente deshidratación”


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