lunes, 13 de febrero de 2017

F1 2017

Encrucijada


Cíclico o círculo vicioso son títulos que también pueden valer de cara a lo que nos espera en 2017 el mundial de F1, es decir, más de lo mismo.



Porque la F1 se enfrenta a lo de siempre, a unos organizadores que quieren igualdad, y a unos equipos que quieren ganar con la mayor facilidad posible, para lo cual -los que pueden- no escatiman en medios
Las nuevas reglas van a funcionar a la perfección logrando el objetivo que tenían previsto. Y ese objetivo es, exclusivamente, hacer F1s más físicos, más veloces, y punto.
Los organizadores quieren un campeonato disputado, los equipos ganar, y los aficionados ambas cosas.
Es decir, organizadores y promotores quieren espectáculo, que es lo que vende, carreras bonitas y eso; sin embargo los equipos lo que quieren es ganar, pasando el espectáculo a un segundo plano, y por último, no nos llevemos a engaño, los aficionados quieren carreras abiertas y disputadas sí, siempre y cuando el que no arrase sea su equipo-piloto predilecto. Todos queremos, al menos un año, en el que nuestro favorito se paseé, no lo neguemos. Por eso, y por la esperanza de que el nuestro gane “alguna vez” es por lo que nos mantenemos fieles año tras año a una F1 “procesional”. Una F1 que desde siempre ha tenido equipos que dominaban con autoridad. La igualdad no ha sido nunca lo preponderante, y sólo en los 70 y 80, con los costos contenidos, el Cosworth DFV y muchos nuevos equipos talentosos, se vio una F1 ajustada. El resto de años, na de na. Dominaban unos u otros, y cuando eran dos equipos quienes se disputaban el título, ya podíamos darnos con un canto en los dientes.






Esto es así porque la F1 es un deporte -como debe ser por otra parte- de méritos, que premia al mejor conjunto coche-piloto, y cuyo reglamento jamás ha buscado igualar artificialmente las prestaciones, ya sea lastrando a los ganadores, con parrillas invertidas o lo que cuadre. Por tanto, el que espere igualdad, que espere. La igualdad no la logra ningún reglamento convencional -y justo- sino el que los equipos hagan un trabajo similar, sin que uno destaque del resto. Por tanto, en 2017 habrá igualdad si hay varios equipos que logran un coche capaz de ganar carreras. Y eso no depende del organismo rector, y bajo mi punto de vista, no debería depender de él. No se deben buscar fórmulas artificiales de igualdad.
A este respecto decir que querer establecer un límite presupuestario es una memez, lo mismo que culpar a los motores del mal. Ahora muchos críticos dicen que los motores actuales son muy caros. Y sí, lo son, como lo es todo lo nuevo. Hemos pasado de unos de 5 millones de euros anuales a otros de más de 20. Pero esa cuenta no es justa. En primer lugar porque los motores de antes, los V8 2,4 litros aspirados, estaban “congelados” con lo cual poco se podía hacer y era lógico que cada vez fueran más baratos, en tanto que los nuevos 1,6 turbo híbridos, a parte de ser más complejos, son nuevos, y por tanto, más caros, al desarrollarlos partiendo de la nada. Que nadie piense que volver a los atmosféricos va a reducir en cuatro veces la factura de los motores, ya que estos, al tener que desarrollase partiendo casi de cero, van a costar mucho más de los 5 millones de antes. Serían más baratos que los actuales, sin duda, pero no tanto como creen. Y eso sin disponer de la tecnología híbrida, en cuyo caso, casi costarían lo mismo al final, aunque inicialmente más. De modo que culpar a los motores de el exceso de gasto, es injusto. Vale que para un equipo pequeño o medio ese aumento es una faena, pero para uno grande, que se gasta más de 400 millones de euros, 15 millones más no son nada.



Se puede -y debe- mejorar el tema de los motores, pero no culparlos de los males de la F1.



Por otro lado da verdadero asco, como por un lado se llama a la F1 deporte del motor, y sin embargo molesta que un equipo gane gracias a este. Por lo visto fastidia que Mercedes gane por motor -independiente de que su coche es fabuloso en todos los aspectos y que hay otros monoplazas con ese propulsor- pero sin embargo cuando ganaba Red Bull, todo muy bien porque ganaba el que “mejor coche hacía” ya que los motores eran casi iguales todos. Muy bonito, ¿no? Podemos ganar por hacer un chasis mejor, pero si lo que hacemos es un mejor motor nos parece mal. Estúpidos.
¿Que esperar este año? No me hace falta ver los coches ni tampoco ver los tiempos de los entrenamientos invernales, ya que estos a veces lo significan todo, y otras veces nada. Lo mismo que los comentarios de periodistas y expertos, que lo mismo aciertan de pleno que no dan pie con bola.
Ante este panorama poco puedo aportar, aunque si creo tener algo que decir, lo haré en su momento. Por ahora sólo decir más o menos lo que todo el mundo: que Mercedes es el máximo favorito, Red Bull será su principal “outsider”, Ferrari es una incógnita capaz de lo mejor y lo peor, toda vez que Mclaren seguirá progresando pero , como ha dicho su nuevo jefe, Zak Brown: “no habrá victorias este año”
Del resto, más incógnitas todavía. El que haga un buen trabajo sobresaldrá, sobre todo al principio, pero difícilmente romperán el orden establecido. Orden establecido por el poderío económico.
Claro que nunca se sabe, y eso es bueno. Por mí, ojalá que los pequeños ganen carreras, pero la realidad es otra, y salvo excepciones como la de Toro Rosso en Italia 2008, el Jordan en 1999 o la del Ligier de Panis en Mónaco 1996 y pocas más, el pescado está vendido.
Respecto a los coches, este año serán lo “más”: “más largos, más anchos, más pesados, más potentes y con más apoyo y por tanto, más rápidos.
Evidentemente el ser más pesados no ayuda, pero esos 26 kilos de más no se van a notar. Los coches pasarán de 1,80 a 2,00 metros de ancho -el chasis de 1,40 a 1,60-, con el consiguiente aumento de estabilidad por la mayor anchura de vías. También serán más largos, con unos voladizos delantero y trasero mayores -la batalla permanece inalterada- que redundan en un mayor apoyo con menor resistencia por el efecto palanca. Los coches ya de por sí largos -más de 5 metros- rondarán los 5,5 a partir de ahora, lo que los convierte en “auténticas” limusinas.



Los F1 serán más potentes -evolución a parte- porque se les dejará ser más glotones.



Al permitir 5kg más de gasolina, o sea 7,5 litros -que manía de complicarlo todo, será que los que redactan las normas son ingleses, y como no pueden poner su arcaico sistema de medida y tienen que joderse con el sistema métrico decimal, la lían todo lo que pueden y dicen kilos lo que todo el mundo mide por litros- más un flujo un pelo mayor de combustible y que se deja evolucionar libremente, la potencia aumentará. Claro que no conviene emocionarse con lo de evolucionar libremente, porque con cuatro motores al año, muchas modificaciones no pueden hacerse. Pero mejor eso que lo anterior, los tokens, y no digamos ya que la congelación.
Si a eso le añadimos neumáticos más anchos y menos restricciones a la aerodinámica, que anuncia ganancias de apoyo del 30%, eso da lugar a coches entre 4 y 6 segundos más rápidos que los actuales que, aunque parezca una barbaridad, no lo es en absoluto. No hay más que ver como los GP2 apenas eran más lentos -siendo infinitamente más baratos- y que los récords de las pistas datan de hace más de 10 años, algunos muy cerca de 15, lo cual es triste.
Este año caerán todos los récords absolutos de las pistas en calificación, aunque habrá que ver si eso es extensible a las vueltas rápidas y promedios de las carreras, porque hay que recordar que antes se hacía la estupidez -entre otras- de calificar con gasolina de carrera, lo cual hacía que las diferencias de tiempo entre la vuelta rápida y la pole oscilasen entre 1 y 2 segundos, mientras que en la actualidad ese margen está entre 4 y 6, a lo que contribuye también la ausencia de repostages.
Finalizar con Mclaren, que tantos titulares lleva dando desde que se asoció con Honda. En este caso por el cambio de dueño. No sé hasta que punto Zak Brown hace bien en borrar el legado de Dennis, que tanto hizo por el equipo, aunque es normal que quiera imponer su modo de trabajo, no veo tan bien el cargarse la mítica denominación Mp4.






Lo mismo para el color del coche, pero en este caso, aunque Dennis se ha mostrado partidario del negro, lo cierto es que el equipo nunca ha tenido un color fijo.
Respecto a la nueva denominación: “MCL 32” creo que es un error. De romper, rompe bien, ya que el 32 sigue la numeración Mp4 y está mal porque este no va a ser el Mclaren de F1 número 32, sino el 61, de modo que o MCL 1 o MCL 61, pero no MCL 32. O se hace bien, o no se hace.

Por cierto, si se hubiera querido retomar la nomenclatura original, tocaría llamarlo “M31”.

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