jueves, 7 de marzo de 2019

Schummel Schumi




                        Schumacher el tramposo








Los múltiples detractores de Schumacher, esos que lo critican por todo y que son incapaces de reconocerle sus méritos y talento, tienen en la actitud antideportiva -o sucia si lo prefieren- del Kaiser, la excusa perfecta para criticarlo con toda la razón del mundo. El que muchos de estos detractores vengan de mano del As brasileño Ayrton Senna Da Silva, que era igual de “elemento”, no les quita razón, ya que el “y tú más” o el, “y tú también”, no justifican las malas artes del germano, ni las de nadie. Otra cosa es que sólo quieran ver la paja en ojo ajeno, o en el del rival, para el caso.
Pero ya sabemos que no es lo mismo caer en gracia que ser gracioso, y por lo mismo que a unos se los critica, a otros se les ríe la gracia. Como bien dijeron tanto Ron Dennis como Gerhard Berger: “Senna y Schumacher siempre gozaron de la permisividad de la FIA”. Y a ninguno de los dos se los puede acusar del ser seguidores del Kaiser.
Schumi siempre ha tenido una falta de cariño por parte de los aficionados, no por sus malas artes -que hubiera sido lo suyo- sino por quitar protagonismo a Senna, lo mismo que en las motos le pasa a Márquez con Rossi, sólo que en este caso mucho peor, ya que lo de Rossi es de juzgado de guardia.
Sea como sea, de lo que quiero hablar es de tres incidentes de Schumacher que rara vez se han contado en su totalidad, o en su contexto. No voy a defender lo indefendible, como hacen algunos, pero debo decir que criticar a Schumi cuando actuaba mal, me parece perfecto, pero de ahí a criticarlo cuando no tocaba, como en Spa 1998, es el colmo de los colmos.
Tras esta disertación, los tres casos: Adelaida 1994, Jerez 1997 y Mónaco 2006.

Adelaida 1994







Nada que decir del accidente, cuyo único responsable es el protagonista de este artículo, pero sí matizar que los que se quejaban de que eso le costó el título a Damon Hill tenían razón... en parte.
En su momento, Schumacher fue defendido por Alain Prost, que juzgó su maniobra de “defensiva” quizá acordándose de lo ejecutado por él mismo en Japón cinco años atrás. El tiempo dejó claro que Alain se equivocaba.
Respecto al título, Damon Hill no habría llegado a un punto de distancia de no haber sido Schumacher excluido de ¡cuatro GGPP!
Todo empezó cuando Schumacher hizo la solemne estupidez de adelantar en la vuelta de reconocimiento del GP de Inglaterra a Damon Hill para ponerlo nervioso, no para refrigerar el motor, como dijo. Como adelantar en la vuelta de reconocimiento estaba prohibido, se le sacó bandera negra. Pelín exagerados creo yo, pero bueno, reglamento en mano, creo tenían razón. Otra cosa es tomarlo tan al pie de la letra. En el equipo le dijeron no parase mientras lo discutían con los comisarios. Y la bandera negra desapareció siendo sustituida por un “Stop and Go” de 5 segundos. Le costó la victoria, pero al menos acabó segundo. O eso creían. Poco después, la FIA desautorizaba a los comisarios -desconozco si después los multó o algo parecido- descalificando a Schumacher y además, imponiéndole una sanción de un GP sin correr por no respetar la bandera negra.
La sanción se debía cumplir en el GP de Alemania, lo que les venía bien, porque el rápido trazado de Hockenheim era el que peor -junto a Monza- se adaptaba al Benetton Ford V8. Pero las ganas de correr en casa, más ver si se libraban del castigo, les llevó a apelar. ¿Y que hizo la FIA? Doblar la sanción: no un GP, sino dos. Algo totalmente, esto ya fuera de toda duda, desmedido. Que te dupliquen la sanción por el mero hecho de apelar es propio de dictaduras. Claro que la FIA, al igual que la mayoría de organismos de este tipo, funciona como tal.



En Inglaterra comenzó todo. Todo el despropósito. Schumi mal, los comisarios, peor.



Total, tres GGPP sin clasificarse -dos de ellos sin poder disputarlos- a los que hubo que añadir un cuarto: el GP de Bélgica que ganó. Fue descalificado porque el espesor del patín de madera situado bajo su monoplaza medía menos de lo permitido. Coche ilegal, sin duda, pero también lo era el Mclaren de Berger ganador de Canadá 1992 -altura del alerón trasero-, o el Ferrari ganador del propio Berger en Alemania ese mismo año, este con la misma deficiencia que el Benetton de Schumacher: falta de grosor en el patín. A veces se era más comprensivo con ese tipo de ilegalidades, sobre todo si se pensaba que no había intención de hacer trampa, ni aumento del rendimiento. Respecto al patín, al principio se dejaba una tolerancia de desgaste, hasta que los equipos lo tuviesen más bajo control. Quizá parte del desgaste del patín del Benetton vino a causa del trompo que tuvo, pero no coló. Cierto es también, que Benetton ya llevaba varias veces más jugando con el límite ese año y esto pudo ser la gota que colmó el vaso.
Con cuatro carreras de sanción, que en otras circunstancias -la mayoría- no se habrían producido, creo que Damon Hill no merecía el entorchado. Llegó allí por un exceso de celo de la FIA, no por sus méritos, pese a un final de temporada excepcional y una más que brillante victoria en el GP de Japón.
Por eso, sin justificar la acción de Schumi, no me trago el cuento del pobre Damon Hill.

Jerez 1997







Es llamativo que tantos años después, Jaques Villeneuve no haya reconocido su error. No, no se alteren, no estoy diciendo que Schumacher no jugase sucio y no tirase a sacar de pista a Villeneuve, sólo estoy diciendo que Jacques Villeneuve no estaba adelantando al Kaiser, sino intentándolo y, dado que iba pasadísimo, no iba a lograr su objetivo, ya que Schumi, de haber obrado con corrección, habría recuperado la posición y a día de hoy, tendría ocho títulos.
Que Villeneuve no entraba en la curva es algo que sólo dijo -que yo sepa- la revista española “Car and Driver”, y el propio Schumacher. Claro que a este último casi nadie le hizo caso. Además, le faltó reconocer que cerró la puerta aposta, aunque ahí, como uno no tiene obligación de declarar contra si mismo, la cosa tiene un pase.
Schumi cierra y Villeneuve impacta con él, sacándolo de pista, tal era el impulso que llevaba, amén de no estar siquiera girando, como vueltas antes hizo Alesi -yo estaba allí- saliéndose a la escapatoria.
¿Que le hubiera costado a Villeneuve decir que si Schumi no juega sucio, él no sería campeón? Schumi hizo mal y lo pagó, a diferencia de 1994, con el título. Ni siquiera años después reconoce Jacques que no entraba en la curva. Francamente, no lo entiendo, las imágenes son claras. Y el reconocer que no iba a poder adelantarlo, haría quedar aún peor a Schumacher.

Mónaco 2006







Todos sabemos lo que pasó, el “estacionamiento” de la Rascasse. Claro que algunos se pasaron un poco de listos, dando por hecho que fue una actitud premeditada desde antes de salir a marcar el tiempo. Creo eso es pasarse. Que lo hizo adrede es innegable, el propio Todt -que en su momento lo defendió- lo reconoció, pero de ahí a que esa fuese su intención inicial...
Yo no sé si se pasó de frenada y decidió aparcar o, si viendo que el tiempo no le iba a salir, decidió fingir ese pasón de frenada y “estacionar”. Sea como sea, es lo de menos.
Luego llegó la sanción, pero más por prejuicios que por pruebas. Es decir, pesaron más los antecedentes que los hechos. No voy a defender lo indefendible, ya que Schumi, con sus precedentes, se lo buscó, pero lo que no es de recibo es que un comisario, Joaquín Verdegay diga: “si hubiera dañado su coche, seguramente habríamos archivado el incidente como un error” y luego: “hizo un contravolante innecesario y patético, que duró cinco metros, hasta que ya no hubo forma de tomar la curva normalmente”. ¿En qué quedamos? Sí hubiera roto el alerón -que hubiera podido reparar en el parque cerrado-, no lo sancionan, pero como no rompió nada, sí, porque ya no era creíble, ¿no? Menos tonterías, si tan descarado era, “patético contravolante” decían, hay que sancionarlo aunque parta el chasis. Hay que ser serio con estas cosas, bromas las justas.
Viendo como actuó la FIA y sus comisarios, no me cabe duda de que actuaron por prejuicios -aunque acertasen- y que, de haberse tratado de otro piloto, lo hubiesen dejado correr. Pues no, hay que sancionar a quien obra mal, sea quién sea, e investigar toda actitud sospechosa, venga de donde venga. Pero ya sabemos que no es así, y la permisividad sigue para ciertos pilotos a día de hoy, generalmente Hamilton y Verstappen, quedando bien claro que a la hora de impartir justicia, la FIA y sus comisarios siguen dejando mucho que desear.



Spa 1998, no todo es culpa de Schumacher.



Y es esta forma de actuar, basada en prejuicios, la que castigó injustamente a Senna en Japón 1989. El “agresor”, Prost, se fue de rositas y Senna, la victima, se la cargó con todo el equipo, retorciéndose el reglamento para descalificarlo. Y en Spa 1998 Coulthard tan campante y Schumacher en tres ruedas cuando el escoces le frenó, bajo la lluvia, en sus narices.
Como vemos, hay cosas que no cambian.



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