Schumacher el tramposo
Los múltiples detractores de
Schumacher, esos que lo critican por todo y que son incapaces de
reconocerle sus méritos y talento, tienen en la actitud
antideportiva -o sucia si lo prefieren- del Kaiser, la excusa
perfecta para criticarlo con toda la razón del mundo. El que muchos
de estos detractores vengan de mano del As brasileño Ayrton Senna Da
Silva, que era igual de “elemento”, no les quita razón, ya que
el “y tú más” o el, “y tú también”, no justifican las
malas artes del germano, ni las de nadie. Otra cosa es que sólo
quieran ver la paja en ojo ajeno, o en el del rival, para el caso.
Pero ya sabemos que no es lo mismo caer
en gracia que ser gracioso, y por lo mismo que a unos se los critica,
a otros se les ríe la gracia. Como bien dijeron tanto Ron Dennis
como Gerhard Berger: “Senna y Schumacher siempre gozaron de la
permisividad de la FIA”. Y a ninguno de los dos se los puede acusar
del ser seguidores del Kaiser.
Schumi siempre ha tenido una falta de
cariño por parte de los aficionados, no por sus malas artes -que
hubiera sido lo suyo- sino por quitar protagonismo a Senna, lo mismo
que en las motos le pasa a Márquez con Rossi, sólo que en este caso
mucho peor, ya que lo de Rossi es de juzgado de guardia.
Sea como sea, de lo que quiero hablar
es de tres incidentes de Schumacher que rara vez se han contado en su
totalidad, o en su contexto. No voy a defender lo indefendible, como
hacen algunos, pero debo decir que criticar a Schumi cuando actuaba
mal, me parece perfecto, pero de ahí a criticarlo cuando no tocaba,
como en Spa 1998, es el colmo de los colmos.
Tras esta disertación, los tres casos:
Adelaida 1994, Jerez 1997 y Mónaco 2006.
Adelaida 1994
Nada que decir del accidente, cuyo
único responsable es el protagonista de este artículo, pero sí
matizar que los que se quejaban de que eso le costó el título a
Damon Hill tenían razón... en parte.
En su momento, Schumacher fue defendido
por Alain Prost, que juzgó su maniobra de “defensiva” quizá
acordándose de lo ejecutado por él mismo en Japón cinco años
atrás. El tiempo dejó claro que Alain se equivocaba.
Respecto al título, Damon Hill no
habría llegado a un punto de distancia de no haber sido Schumacher
excluido de ¡cuatro GGPP!
Todo empezó cuando Schumacher hizo la
solemne estupidez de adelantar en la vuelta de reconocimiento del GP
de Inglaterra a Damon Hill para ponerlo nervioso, no para refrigerar
el motor, como dijo. Como adelantar en la vuelta de reconocimiento
estaba prohibido, se le sacó bandera negra. Pelín exagerados creo
yo, pero bueno, reglamento en mano, creo tenían razón. Otra cosa es
tomarlo tan al pie de la letra. En el equipo le dijeron no parase
mientras lo discutían con los comisarios. Y la bandera negra
desapareció siendo sustituida por un “Stop and Go” de 5
segundos. Le costó la victoria, pero al menos acabó segundo. O eso
creían. Poco después, la FIA desautorizaba a los comisarios
-desconozco si después los multó o algo parecido- descalificando a
Schumacher y además, imponiéndole una sanción de un GP sin correr
por no respetar la bandera negra.
La sanción se debía cumplir en el GP
de Alemania, lo que les venía bien, porque el rápido trazado de
Hockenheim era el que peor -junto a Monza- se adaptaba al Benetton
Ford V8. Pero las ganas de correr en casa, más ver si se libraban
del castigo, les llevó a apelar. ¿Y que hizo la FIA? Doblar la
sanción: no un GP, sino dos. Algo totalmente, esto ya fuera de toda
duda, desmedido. Que te dupliquen la sanción por el mero hecho de
apelar es propio de dictaduras. Claro que la FIA, al igual que la
mayoría de organismos de este tipo, funciona como tal.
En Inglaterra comenzó todo. Todo el despropósito. Schumi mal, los comisarios, peor. |
Total, tres GGPP sin clasificarse -dos
de ellos sin poder disputarlos- a los que hubo que añadir un cuarto:
el GP de Bélgica que ganó. Fue descalificado porque el espesor del
patín de madera situado bajo su monoplaza medía menos de lo
permitido. Coche ilegal, sin duda, pero también lo era el Mclaren de
Berger ganador de Canadá 1992 -altura del alerón trasero-, o el
Ferrari ganador del propio Berger en Alemania ese mismo año, este
con la misma deficiencia que el Benetton de Schumacher: falta de
grosor en el patín. A veces se era más comprensivo con ese tipo de
ilegalidades, sobre todo si se pensaba que no había intención de
hacer trampa, ni aumento del rendimiento. Respecto al patín, al
principio se dejaba una tolerancia de desgaste, hasta que los equipos
lo tuviesen más bajo control. Quizá parte del desgaste del patín
del Benetton vino a causa del trompo que tuvo, pero no coló. Cierto
es también, que Benetton ya llevaba varias veces más jugando con el
límite ese año y esto pudo ser la gota que colmó el vaso.
Con cuatro carreras de sanción, que en
otras circunstancias -la mayoría- no se habrían producido, creo que
Damon Hill no merecía el entorchado. Llegó allí por un exceso de
celo de la FIA, no por sus méritos, pese a un final de temporada
excepcional y una más que brillante victoria en el GP de Japón.
Por eso, sin justificar la acción de
Schumi, no me trago el cuento del pobre Damon Hill.
Jerez 1997
Es llamativo que tantos años después,
Jaques Villeneuve no haya reconocido su error. No, no se alteren, no
estoy diciendo que Schumacher no jugase sucio y no tirase a sacar de
pista a Villeneuve, sólo estoy diciendo que Jacques Villeneuve no
estaba adelantando al Kaiser, sino intentándolo y, dado que iba
pasadísimo, no iba a lograr su objetivo, ya que Schumi, de haber
obrado con corrección, habría recuperado la posición y a día de
hoy, tendría ocho títulos.
Que Villeneuve no entraba en la curva
es algo que sólo dijo -que yo sepa- la revista española “Car and
Driver”, y el propio Schumacher. Claro que a este último casi
nadie le hizo caso. Además, le faltó reconocer que cerró la puerta
aposta, aunque ahí, como uno no tiene obligación de declarar contra
si mismo, la cosa tiene un pase.
Schumi cierra y Villeneuve impacta con
él, sacándolo de pista, tal era el impulso que llevaba, amén de no
estar siquiera girando, como vueltas antes hizo Alesi -yo estaba
allí- saliéndose a la escapatoria.
¿Que le hubiera costado a Villeneuve
decir que si Schumi no juega sucio, él no sería campeón? Schumi
hizo mal y lo pagó, a diferencia de 1994, con el título. Ni
siquiera años después reconoce Jacques que no entraba en la curva.
Francamente, no lo entiendo, las imágenes son claras. Y el reconocer
que no iba a poder adelantarlo, haría quedar aún peor a Schumacher.
Mónaco 2006
Todos sabemos lo que pasó, el
“estacionamiento” de la Rascasse. Claro que algunos se pasaron un
poco de listos, dando por hecho que fue una actitud premeditada desde
antes de salir a marcar el tiempo. Creo eso es pasarse. Que lo hizo
adrede es innegable, el propio Todt -que en su momento lo defendió-
lo reconoció, pero de ahí a que esa fuese su intención inicial...
Yo no sé si se pasó de frenada y
decidió aparcar o, si viendo que el tiempo no le iba a salir,
decidió fingir ese pasón de frenada y “estacionar”. Sea como
sea, es lo de menos.
Luego llegó la sanción, pero más por
prejuicios que por pruebas. Es decir, pesaron más los antecedentes
que los hechos. No voy a defender lo indefendible, ya que Schumi, con
sus precedentes, se lo buscó, pero lo que no es de recibo es que un
comisario, Joaquín Verdegay diga: “si hubiera dañado su coche,
seguramente habríamos archivado el incidente como un error” y
luego: “hizo un contravolante innecesario y patético, que duró
cinco metros, hasta que ya no hubo forma de tomar la curva
normalmente”. ¿En qué quedamos? Sí hubiera roto el alerón -que
hubiera podido reparar en el parque cerrado-, no lo sancionan, pero
como no rompió nada, sí, porque ya no era creíble, ¿no? Menos
tonterías, si tan descarado era, “patético contravolante”
decían, hay que sancionarlo aunque parta el chasis. Hay que ser
serio con estas cosas, bromas las justas.
Viendo como actuó la FIA y sus
comisarios, no me cabe duda de que actuaron por prejuicios -aunque
acertasen- y que, de haberse tratado de otro piloto, lo hubiesen
dejado correr. Pues no, hay que sancionar a quien obra mal, sea quién
sea, e investigar toda actitud sospechosa, venga de donde venga. Pero
ya sabemos que no es así, y la permisividad sigue para ciertos
pilotos a día de hoy, generalmente Hamilton y Verstappen, quedando
bien claro que a la hora de impartir justicia, la FIA y sus
comisarios siguen dejando mucho que desear.
Spa 1998, no todo es culpa de Schumacher. |
Y es esta forma de actuar, basada en
prejuicios, la que castigó injustamente a Senna en Japón 1989. El
“agresor”, Prost, se fue de rositas y Senna, la victima, se la
cargó con todo el equipo, retorciéndose el reglamento para
descalificarlo. Y en Spa 1998 Coulthard tan campante y Schumacher en
tres ruedas cuando el escoces le frenó, bajo la lluvia, en sus
narices.
Como vemos, hay cosas que no cambian.
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