Mi mejor carrera
René Arnoux
Un coche malo, una pista que
se desintegra y el partir desde la última posición dió a René Arnoux la
motivación perfecta para realizar la mejor demostración de su carrera.
Realmente, yo no tengo una mejor carrera.
Para mí, lo mejor han sido los 11 años en la Fórmula 1, con la buena gente que estuve, especialmente
los mecánicos. Me une con ellos un vínculo especial ya que mis comienzos fueron
de mecánico. Gané carreras con Renault y con Ferrari y, por supuesto, fue
especial la carrera de Dijon en 1979 con Gilles Villeneuve; pero tal vez, de
elegir una, el GP de Dallas en 1984 fue la más satisfactoria.
Ese año el 126C4 no era tan bueno como el C3
que piloté un año antes y con el cual, de no haberme quedado sin cuarta
velocidad en Zeltweg y no haber tenido problemas eléctricos en Detroit, podría
haber ganado el campeonato. En 1984 el coche era mucho más difícil de pilotar,
no podía girar bien en las curvas sin tener sobreviraje a la salida. En
circuitos rápidos como Zeltweg eso era muy malo, pero en circuitos lentos o
medios, como Dallas, eso era bueno.
Tuvimos grandes problemas con la pista, que
nunca se había usado para correr con anterioridad. La temperatura era muy alta
en el asfalto, el cual se derretía durante la calificación y nos daba buenos
argumentos sobre lo que podría pasar en carrera. Quizás por ello, me favoreció
que la pista estuviese tan mal porque así, los coches de los demás también
tenían dificultades, de ese modo me califiqué en segunda línea, nada mal para
ese año.
Pero cuando la carrera iba a empezar, todos
partieron sin mí. En la vuelta de calentamiento mi motor no arrancó, tal vez
debido al calor. Por eso tuve que dejar pasar a todos y salir el último. Estaba
triste y con unas sensaciones previas a la salida nada normales, no estaba
nervioso pero sí muy motivado.
Lo único que se puede hacer en casos así es
atacar, es lo más fácil, no piensas en otra cosa, tu instinto es dar el máximo
y tu mente no piensa ni en el coche, ni en las ruedas, ni en los otros pilotos.
Todo en mí era motivación, pura rabia.
La pista, por supuesto, todavía estaba muy resbaladiza, como lo estuvo durante los entrenamientos, pero para mí, no era un problema, justo al revés. Sentía bien el coche, el motor era potente y las ruedas estaban bien, y yo estaba en forma. Otros pilotos fueron chocando alrededor mío y varios coches se rompieron; Niki Lauda recuerdo que se fue al muro, pero también muchos otros. De modo que todo estaba de mi parte, la situación, el coche y yo.
Adelanté unos pocos coches en la salida y unos
pocos más después hasta que atrapé al Arrows de Thierry Boutsen; estuve detrás
de él unas 10 vueltas y estuvo a punto de sacarme de la pista cuando lo
adelanté. El siguiente que recuerdo
haber adelantado fue el de mi compañero Michele Alboreto, que no me puso
ninguna dificultad. Entonces pasé a unos cuantos más, no lo recuerdo realmente,
lo que recuerdo es que tenía el ritmo y
que adelantaba a todo el que se me ponía
por delante.
Estaba rodando a tope, algunas veces tocando
el muro con las ruedas traseras, no muy fuerte eso sí, y ascendí a la cuarta
plaza cuando Nigel Mansell, el líder, abandonó, y cuando Prost se fue contra el
muro.
El Williams de Keke Rosberg me precedía y yo
estaba pilotando realmente rápido, el coche iba fenomenal. En mi mente, veía posible la victoria. A falta de cinco o
seis vueltas seguía tirando a tope, pero Rosberg estaba muy lejos. Con unas
vueltas más quizás podría haber ganado porque creo que su coche no era tan
competitivo al final. De todos modos, no es nada decepcionante finalizar segundo
cuando has salido en el puesto 26.
Al final mi ingeniero vino a saludarme. Al
ver el coche me pregunto ”¿has tocado con el muro?”, le contesté que sí, varias
veces. Dijo que era un milagro que no pinchara o rompiese una rueda.
Fue mi mejor resultado del año en una
temporada frustrante sobre todo después de lo fuerte que veníamos de 1983,
siempre lo tengo muy en cuenta en mi memoria. Era un equipo con un ambiente
especial y buena gente. Sentí algo especial al ser un piloto Ferrari y, cuando
volví a la fábrica, Enzo Ferrari en persona me dijo “enhorabuena, has hecho un
gran trabajo”.
Publicado originalmente en la revista inglesa MOTORSPORT de junio de 1999, traducido por mí.
Publicado originalmente en la revista inglesa MOTORSPORT de junio de 1999, traducido por mí.
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