¡Vaya pique!
La temporada 1985 acabó con tres
triunfos en las tres últimas carreras a cargo del equipo Williams.
Su piloto estrella, el simpático, rápido y exuberante Keke Rosberg
optó, en lo que fue una nefasta decisión, abandonar el equipo e
irse a Mclaren. A priori no era mala idea, de hecho el Mclaren era el
ganador de los últimos cuatro títulos (dos de pilotos y dos de
constructores entre 1984-85), aunque eso iba a cambiar. Lo cierto es
que el aguerrido finlandés no se iba a adaptar a su nueva montura
más que esporadicamente.
En Williams se quedaba el inglés Nigel
Mansell, por entonces enormemente popular en las islas pero no tanto
(muy poco) fuera de ellas. Junto a él se alineaba como primer piloto
(según los periodistas y muchos aficionados) el bicampeón mundial
brasileño Nelson Piquet. Primer piloto para estos, pero no para el
equipo, que no dio prioridad a ninguno de los dos que, pese a lo
acontecido -por trato y contrato, no por material- en 1981, ha sido
una constante en el equipo, al igual que lo ha sido también en
Mclaren y ahora en Mercedes entre otros.
El caso es que Mansell y Piquet estaban
muy igualados y eso de tener que dar prioridad a Piquet por el
“artículo 33” como decían por aquí era una solemne tontería.
Piquet quería tener el trato de piloto número 1, como hasta
entonces había tenido de manera clara e indiscutible en Brabham.
Pero en Williams si quería tener ese trato no lo iba a conseguir por
contrato sino por resultados, es decir: tenía que ser mejor que su
compañero. Y no lo fue y no supo aceptarlo, de ahí sus quejas y
pataletas a todo aquel que quisiera escucharle. Y eran muchos.
Tampoco es que Nelson fuera peor que
Nigel, ni mucho menos. Tuvieron un rendimiento parecido. De hecho,
las dos temporadas en las que corrieron juntos (1986-87) casi fueron
un calco de la de 1981 entre Jones y Reutemann, con un Mansell más
brillante y un Piquet más constante.
Juntos nos depararon grandes carreras,
las más recordadas las de Inglaterra 1986 en Brands Hatch y la de
1987 en Silverstone, con triunfo de Mansell en las dos.
Piquet por su parte, también tuvo lo
suyo y en Hungría 1986 no solo aplastó a Mansell, sino que le hizo
un exterior a Senna en la curva 1 del revirado -entonces lo era aún
más- Hungaroring en lo que probablemente fue el adelantamiento del
año. Y uno de los mejores de siempre, tremendamente espectacular y
de una gran plasticidad.
1986 se inició con triunfo en casa de
Piquet, y parecía que iba a ser su año, pero la
rivalidad con su correoso compañero Mansell y la maestría de Prost
lo impidieron.
Y es que aunque desde fuera se viera
todo muy fácil, no lo era. Todo quisque decía que se debía dar
prioridad a Piquet en detrimento de Mansell pero, ¿por qué? Podía
ser también al revés digo yo. Al fin y al cabo estaban tan
igualados que lo mismo se podía dar prioridad a Mansell, que era un
pelín más veloz. Se optó por no dar prioridad a nadie, y un gran
Prost sacó tajada para hacerse con el que sería su segundo título.
Tal vez el más brillante de todos en una magnífica carrera en
Australia, en el maravilloso Adelaida, que pena que ya no se corra allí.
Adelaida 1986, Mansell y Piquet lucharon por el título, pero fue Prost el que finalmente se llevó el gato al agua. |
En esa carrera el Mclaren no iba nada
mal. Rosberg, con el otro Mclaren en el día de su despedida de la F1
lideraba desde el principio con autoridad y nadie podía toserle
hasta que se le reventó un neumático. Ese fue el GP dónde los
Goodyears reventaron aunque no se armó tanto revuelo como en
Inglaterra 2013 con Pirelli. Prost estuvo afortunado ya que paró a
cambiarlos pronto a raíz de un pinchazo lento. A Mansell se le
reventó el suyo poco después -una vuelta- de que le sucediera lo mismo a Rosberg y
Piquet paró, por precaución, a cambiar los suyos, dejando a Prost
líder. Un liderato que no abandonó y con él se llevó el título.
Williams, al igual que en 1981, se tuvo que contentar con el título
de constructores.
1987 parecía que iba a ser más de lo
mismo: Prost ganó el GP inaugural y tras la carrera de Bélgica
parecía que “el profesor” se iba a izar con su tercer
entorchado. Pero a partir de ahí los Williams se dispararon y no
dieron opción. Más aún que en 1986, Mansell estuvo velocísimo a la vez que Piquet jugaba -que remedio- la baza de la regularidad, en parte debido a un accidente en el Tamburello que le impidió tomar parte en el GP de San Marino y que, según él, le quitó confianza. Piquet de vez en cuando sacaba el campeón que era y doblegaba a su
compañero, como en Monza. Por cierto, que en Monza Piquet estrenó con victoria el Williams activo. Luego se arrinconó y no se supo mas de Williams activos hasta 1992. Vete a saber por qué...
Piquet no se cansó de repetir a lo
largo de la temporada que Mansell tomaba excesivos riesgos para estar
en cabeza y a raíz del accidente del inglés en los entrenamientos
de Suzuka, que le impidieron correr las dos últimas citas, los
hechos parecieron dar la razón al brasileño. Pero no es menos
cierto que para estar en cabeza hay que asumir riesgos. Creo que
Piquet, molesto por no poder competir en velocidad pura con Mansell
largaba estas cosas por despecho, como cuando decía que Williams
abandonó su coche activo -con el que Nelson ganó brillantemente en
Monza en el debut del sistema- porque Nigel no lo sabía pilotar.
Tonterías.
Al final Piquet, que llegaba con doce
puntos de ventaja a las dos últimas citas se hizo con el título.
Aunque Nelson ya había cubierto su
cupo de resultados y Mansell no -en aquella época sumaban los once
mejores de las dieciseís carreras- Mansell tenía que ganar las dos
últimas carreras y visto como le fue a Williams en ellas, lo tenía
harto difícil.
Lamentablemente la convivencia entre Piquet y Mansell no fue lo que esta foto refleja. |
En esas dos últimas citas el Williams
pareció una sombra de si mismo. Algunos podrían alegar falta de
motivación de Piquet, pero eso se me hace absurdo. Un Piquet campeón
y sin presión podía incluso ser más agresivo en busca de la
victoria, y nunca estuvo en condiciones de optar a ella. Y por si
fuera poco, su Williams se rompió en ambas ocasiones.
Durante esas dos temporadas era común
escuchar -o leer- que Mansell era muy rápido pero que no sabía
poner a punto el coche y que además lo rompía por no saber cuidar
la mecánica. Independientemente de lo que uno quiera creer, lo
cierto es que nadie puede culpar a Mansell por su abandono en Hungría
en 1987 a cinco vueltas del final cuando lideraba con más de medio
minuto sobre Piquet, ya que el abandono se debió a una tuerca mal
apretada que hizo que se le saliera una rueda. Y cito esto porque
generalmente se habla unicamente de los puntos perdidos en la última
cita cuando uno pierde el título, pero en el caso del GP de Hungría
Mansell perdió 9 puntos por la dichosa tuerca y Piquet, que iba
segundo, ganó 3 más al subir de segundo a primero. 9+3=12 y 12
puntos fue lo que separó a Piquet de Mansell en 1987. Sin el
problema de la tuerca hubieran empatado a puntos y Mansell, por mayor
número de victorias (7 a 2 en ese caso) hubiera sido campeón. ¿A
que no lo habían pensado?
Muy bien, hermanico. Pásaselo a Lobato, a ver si se entera de algo jajaja ;)
ResponderEliminarEs perder el tiempo.
EliminarJajajajajaja!
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