¿El turno de Irvine?... casi
Irvine y Hakkinen tuvieron un intenso e inesperdo duelo en 1999 por el título. (Dibujo temporada 1998) |
1999 fue una de las temporadas de
pronóstico más incierto que hubo. El aspirante de Ferrari, Michael
Schumacher, se rompió una pierna en Silverstone y tomo -contra todo
pronóstico- el relevo su compañero Eddie Irvine. Por si esto no
fuera suficiente sorpresa, en una gran temporada, muy regular y
sumando dos triunfos, Heinz Harald Frentzen, con el modesto Jordan
Mugen-Honda estuvo en la pelea casi hasta el final. Pero fue Irvine,
quien con la ayuda de Salo primero y Schumacher después, el que
estuvo a punto de hacer morder el polvo a Mika Hakkinen. Un Hakkinen
que tuvo una temporada llena de altibajos, con muchos abandonos
producto de la mala suerte y otros, simplemente fallos técnicos, que
sumado a toques y errores propios de conducción, le complicaron la
vida de tal manera que tuvo que dar lo mejor de sí en la cita final
para retener un cetro, que en Silverstone ya parecía suyo.
La temporada tuvo seis ganadores de
cuatro equipos, que sin ser un récord, no está nada mal. Aunque lo
más emocionante fue la lucha hasta el final entre dos pilotos que
tuvieron muchos altibajos. Irvine, con un coche más lento, pero
desde Inglaterra con todo el equipo volcado en él, realizó un digno
papel y se aprovechó de casi todos los fallos de su contrincante,
salvo en Italia y Europa, dónde no estuvo fino. Ahí perdió el
título.
Vayamos con la temporada.
Esta comenzó, como ya es tradición,
en Australia, en el bonito trazado -pero no tanto como el anterior de
Adelaida- de Melbourne.
Eddie irvine se hizo con la su primera
victoria en la F1 luego de que los favoritos Mclaren-Mercedes, que
partían en primera fila, rompieran y que Michael Schumacher tuviera
problemas acabando décimo. Frentzen con el Jordan y el otro
Schumacher -el hermanísimo- con el Williams, completaron el podio.
En Brasil, pese a la extraordinaria
demostración de Barrichello con el Stewart, tercer tiempo en
entrenamientos tras los Mclaren de Hakkinen-Coulthard, y líder
durante 23 vueltas, al final fue más de lo mismo y el actual
campeón, Mika Hakkinen, se hizo con el triunfo marcado de cerca por
Schumacher. Frentzen fue tercero e Irvine quinto.
Barrichello se exibió en casa, pero su motor lo traicionó. |
De vuelta a casa, es decir, a Europa,
se disputa el GP de San Marino en Imola. Los Mclaren coparan por
tercera vez consecutiva la primera fila precediendo a los Ferrari,
pero el accidente de Hakkinen -error suyo destacado en cabeza- en la
vuelta 17 por un lado y la maestría del Kaiser por otro, dieron la
victoria a Ferrari en casa por delante del Mclaren superviviente, el
de Coulthard, con Barrichello en un espléndido tercer lugar.
Irvine (motor) y Frentzen, (accidente)
no terminan la carrera.
En Mónaco Hakkinen logra la pole, pero
ya no hay primera linea Mclaren porque Schumacher se les cuela.
En carrera Schumacher domina de
principio a fin mientras que Hakkinen, segundo durante 2/3 de
carrera, cede ante el empuje de Irvine y Ferrari se hace con el
doblete por delante del Mclaren de Mika. Frentzen es cuarto.
En España un sorprendente Irvine se
cuela entre los Mercedes en parrilla toda vez que Hakkinen se hace
con una nueva pole, la quinta consecutiva. Claro que la gran sorpresa
la da Alesi con su Sauber, quinto al final en parrilla pero liderando
con autoridad durante la mayor parte de la sesión. Al final, sólo
tres décimas lo apartan de la pole. La mala suerte de Jean no parece
tener límites.
Esta vez los Mclaren no fallan y
Hakkinen-Coulthard firman el doblete para los de Woking con los
Ferrari de Schumi-Irvine a continuación. Frentzen, con el
diferencial hecho papilla, no acaba.
En Montreal Schumacher logra la pole,
desbancando por primera vez en la temporada a Hakkinen, que parecía
abonado a ese lugar. En carrera Schumacher se va contra “el muro
de los campeones” cuando lideraba, dejando el camino libre a
Hakkinen para obtener este un nuevo triunfo, el tercero del año. Un
gran Fisichella es segundo con Irvine completando el podio. Frentzen
también se estampó y, de nuevo, no sumó punto alguno.
Barrichello -pole- y Schumi con problemas, no pudieron frenar a Frentzen en Magnuy Cours. |
En Francia llueve y en los entrenos se
hace con la pole de manera sorprendente Rubens Barrichello, con el
Stewart (primera pole y a la postre única del equipo) superando al
“cenizo” Alesi con su Sauber que, pese a hacer toda una
demostración, al igual que a la hora de las victorias, siempre le
pasa, o se le escapa, “algo”. Panis es tercero por delante de
Coulthard, Frentzen y Schumacher. Hakkinen sólo es décimo cuarto e
Irvine décimo séptimo.
La carrera con lluvia intermitente es
espectacular y con muchas alternativas. Pero hubiera tenido un
ganador normal de no ser porque el Ferrari de Schumacher no tuvo su
día, fallándole varias veces, sobre todo en la selección de
marchas desde el volante y, aunque lo cambió en una de sus paradas,
el fallo no se acabó de arreglar. Ganó un gran Heinz Harald
Frentzen, que a punto estuvo de abandonar por un problema mecánico
-por un momento parecía que iba a abandonar, para luego seguir hasta
el final como si nada-, por delante de Hakkinen, Barrichello, Ralf
Schumacher, Schumacher e Irvine. Un Irvine al que desde boxes no
dejaron adelantar en última instancia a su jefe de filas, el cual
tenía problemas. Algo normal pero que luego, de cara al título,
resultó crucial pero ¿quien iba a pensar que sería Eddie y no
Michael el que se jugase el pan a fin de temporada?
Llegó el GP de Inglaterra, en
Silverstone, y Mclaren recobró en los entrenamientos, parte de su
buena estrella -doble por eso de los motores- y firmó una
contundente pole con el rápido Hakkinen en su sexta pole del año. A
su lado, su rival por el título, ambos -Mika y Schumi- precediendo a
sus respectivos escuderos.
En la carrera golpe de efecto,
Schumacher se sale de pista -por una pérdida de líquido de frenos
por un sangrador mal apretado- y se incrusta en las protecciones,
rompiéndose una pierna.
La carrera se detiene y vuelta a
empezar.
Schumacher iba a tener el peor fin de semana en F1 de su vida en Silverstone. |
Supongo que serían muchos los que como
yo, pensamos que el campeonato ya tenía dueño, con Hakkinen
revalidando cómodamente su entorchado. Nada más lejos de la
realidad. El cúmulo de fallos de Hakkinen y de su equipo de aquí a
final de temporada por poco lo impide.
Para empezar, ya con la carrera en el
bolsillo, Hakkinen abandona la carrera al salírsele una rueda mal
apretada. Eso dejó la cabeza a su compañero Coulthard que, en duro
duelo con Irvine, se hizo con la victoria. Ralf Schumacher completó
el podio mientras Frentzen cuarto, a lo tonto, volvía a sumar.
Eso dejaba el campeonato, en su
ecuador, con Hakkinen líder con 40 puntos por 32 de Irvine -y
Schumi- 26 de Frentzen y 22 de Coulthard. Ferrari, por su parte,
lideraba por 64 a 62 respecto a Mclaren en el capítulo de marcas.
Todo pintaba bien para Mclaren y
Hakkinen en Austria, donde logra una nueva pole secundado por su
compañero de equipo, con Irvine y Frentzen claramente por detrás.
Pero en la salida, un claro error de
Coulthard provoca un toque entre los Mclaren que relega a Mika al
último lugar.
Coulthard es líder seguido de un
intrépido Barrichello mientras Irvine se lo toma con calma. Cosa que
no hace Hakkinen, que remonta como un demonio.
Irvine consigue dar la vuelta a la
tortilla, ayudado por los 6” extras que estuvo parado en su box
Coulthard, y se puso líder pasado el ecuador de la carrera y la gana
aguantando la presión de un Coulthard que “redondea” su fin de
semana. Saca de pista a su compañero y pierde la carrera. Seguro que
Dennis estaría como “unas castañuelas”.
Hakkinen acaba tercero, demostrando que
habría ganado como nada, por delante de Frentzen. Barrichello, autor
de una carrera magnífica, tuvo que abandonar.
El debut de Salo en Ferrari, como
sustituto de Schumacher pasó desapercibido, aunque tuvo problemas a
principio de carrera al tocarse con Herbert y tener que parar en
boxes a sustituir el alerón delantero.
Irvine dando las gracias a Salo, que le cedió el triunfo. |
Pero en Alemania Salo no iba a pasar
desapercibido, para nada. De no ser por las órdenes de equipo de
cara al título con Irvine, Salo habría ganado. Así que doblete de
Ferrari que sacó tajada del infortunio del poleman -y ya van-
Hakkinen que lideraba la carrera hasta su repostaje, en el que perdió
mucho tiempo a causa de la manguera, reincorporándose tercero a
espaldas de los Ferrari. Su ataque apenas llegó, ya que se le
reventó una rueda y abandonó. El otro Mclaren que hubiera podido
dar guerra, se autoeliminó en un choque con salo -alerón delantero-
más sanción. Así Frentzen completó el podio.
Hungría, el circuito preferido de
Irvine, casi da la pole al irlandés, que se situó en primera línea
junto al habitual Hakkinen. Pero en carrera no hubo nada que hacer,
doblete de Mclaren -Mika-David- con Irvine y Frentzen por detrás.
Casi lo mismo que en Bélgica, solo que
en esta carrera Mclaren se hizo con la primera fila -¿adivinan el
poleman?, sí, ese- y en carrera nuevo doblete de los de Woking,
aunque en su mejor carrera de la temporada, un Coulthard que no se
daba por vencido, doblegó a su veloz compañero con todas las de la
ley. Frentzen e Irvine acabaron por detrás y contentos de que no
fuese Mika el ganador.
En Italia nueva pole de Hakkinen, que
esta vez tenía a su lado a Frentzen, el Frentzen de los grandes
días, que se intercaló entre los Mclaren. Los Ferrari, que
“jugaban” en casa, desaparecidos. Salo sexto e Irvine octavo.
La carrera debería haber sido para
Hakkinen, pero un fallo de pilotaje a final de recta acabó con sus
esperanzas y, entre lágrimas, vio como Frentzen se alzaba con su
segundo y merecido triunfo de la temporada. Salo salvó el honor de
los Ferrari con el tercer puesto -segundo fue Ralf Schumacher- toda
vez que Irvine sólo pudo ser sexto y no se aprovechó del error de
su rival. Luego dirían que su chasis -muy usado por preferencias de
Eddie- estaba un poco tocado y había perdido parte de su eficacia.
Frentzen sacó tajada del abandono de Hakkinen en Monza ganando brillantemente la carrera. |
Como dato anecdótico decir que Zanardi iba tercero en la que era su mejor actuación del año pero, cuando empezó a perder comba, facilitó -o no puso la misma resistencia- al Ferrari de Salo, a diferencia del Stewart de Barrichello. Y es que Zanardi nunca escondió sus preferencias.
Sea como sea, Hakkinen-Irvine
comandaban el mundial con 60 puntos cada uno, diez más que Frentzen
y doce más que Coulthard. Con 30 puntos estaba Ralf Schumacher
-todavía detrás de su hermano con 32- ya sin posibilidades
matemáticas, porque sólo faltaban tres carreras.
Mclaren aventajaba en 6 puntos a
Ferrari (108 por 102) en constructores.
El GP de Europa celebrado en
Nurburgring sería, gracias a los chaparrones, movidito.
Claro que la sorpresa ya vino en
calificación, cuando Frentzen dio la campanada y se hizo con la pole
por delante de Coulthard y Hakkinen, mostrando así su candidatura al
título. Irvine sólo era noveno...
La pole de Frentzen sería la segunda y
última suya...y también de su equipo.
La carrera fue como sucede en estos
casos, una lotería, lo que venía bien a Irvine, que en condiciones
normales no tenía nada que hacer. Pero su equipo no estuvo fino y la
pérdida de tiempo mientras le buscaban los neumáticos en una
parada, resultaron decisivos. Claro que Hakkinen tampoco estuvo mucho
más brillante.
Frentzen abandonó por un problema
eléctrico cuando era líder, Coulthard, que heredó el mando, se
estrelló cinco vueltas después y Físico, cuando iba camino de su
primer triunfo, también se salió de pista. Eso dejó la carrera en
manos de un Johnny Herbert que la ganó brillantemente por delante de
Trulli y de su compañero Barichello.
De modo que tercera victoria de Herbert
-la última del simpático inglés- y la primera y única del
desaparecido equipo Stewart.
Herbert llevó al Stewart en Nurburgring a lo más alto. |
Hakkinen acabó quinto tras Ralf Schumcher y sacó 2 valiosos puntos de ventaja a Irvine, que sólo pudo ser séptimo a espaldas de Marc Gene y su Minardi, que logró su primer y único punto en la F1, igualito que Pérez Sala en 1989 en Silverstone.
A destacar el abandono de Luca Badoer
con el otro Minardi cuando rodaba cuarto y que, de no haber
abandonado, habría sido quinto fácil, incluso cuarto. Una pena.
Malasia era el anteúltimo round, en el
nuevo escenario malayo de Sepang, primera vez que se corría ahí, y
en dicho país.
Schumacher retornaba a la Scudería, ¡y
de que manera!, logrando la pole con casi 1” sobre su compañero
Irvine y los dos por delante de los Mclaren, esta vez con David
precediendo a Mika. Frentzen era décimo cuarto y, salvo milagro, se
iba a despedir de la lucha por el título.
La carrera fue un paseo para
Schumacher, que pudo haber ganado con 1 minuto de ventaja dado su
superior ritmo y porque se pudo ahorrar una parada. Pero se dedicó a
cubrir la espalda de su compañero. Aunque Coulthard logró
colársele. Pero no iría mucho más lejos el escoces, que abandonó
poco después.
De modo que doblete Ferrari con
Irvine-Schumi y Hakkinen tercero por los pelos, ya que superó in
extremis al flamante vencedor del GP anterior, Johnny Herbert en su
pugna por la tercera posición. Frentzen, sexto, decía
matematicamente adiós al título. Aunque tras su abandono en
Nurburgring, ya casi nadie contaba con él.
Poco después de la carrera, los
Ferraris fueron descalificados porque los deflectores laterales
estaban 10mm más cerca de la carrocería de lo permitido. El coche
no obtenía ventaja prestacional ninguna, pero era ilegal...
Hasta que el tribunal de apelación no se pronuciase definitivamente, tanto Hakkinen como Mclaren eran campeones provisionales.
Hasta que el tribunal de apelación no se pronuciase definitivamente, tanto Hakkinen como Mclaren eran campeones provisionales.
Al final Ferrari ganó la apelación
aprovechándose de una tolerancia de 5mm que permite el reglamento
aduciendo un mal montaje. ¿Alguien lo entiende?
Los deflectores laterales del Ferrari, en el ojo del huracán en Sepang. |
En mi opinión el coche era ilegal pero
no hubo intención de hacer trampa -sólo un mal montaje- y el coche
no era más veloz por ello, por tanto, aunque se los podía haber
excluido, se tomó la decisión de readmitirlos aunque de una manera
un tanto rebuscada. En Canadá 1992, el Mclaren ganador de Berger tenía el
alerón trasero por encima de lo permitido por un mal montaje, y
aunque ahí algo de ventaja sí se podía sacar, los comisarios
vieron que, esa ganancia, en el caso de existir sería ridícula y
que, efectivamente, hubo un fallo de montaje, no intención de hacer
trampa. Berger y Mclaren conservaron su victoria. Pues aquí igual.
La cita decisiva, la de Japón vio a
Schumi de nuevo en la pole con Hakkinen, Frentzen e Irvine a
continuación. Eddie Jordan, irlandés como su tocayo Irvine, dijo a
su pupilo Frentzen que no molestase a Eddie en su lucha por el
título. Cosa normal si tenemos en cuenta que ellos no iban a
ganarlo, ni la carrera tampoco, de modo que a mi me pareció lo más
normal del mundo.
Hakkinen se impuso en la arrancada al
Kaiser, y ahí ganó la carrera. Coulthard, cometió un fallo de
pilotaje cuando era tercero y perdió toda opción de puntuar,
sirviendo en bandeja de plata el título de constructores a Ferrari
aunque, eso sí, fiel a su estilo -pero sin accidente- de Spa 98,
volvió a hacer de las suyas y tras reincorporarse a pista entre
Hakkinen y Schumi, esperó a este y zigzageó delante de él
haciéndole perder tiempo. Para que luego hablen de la caballerosidad
británica. Sea como sea, eso daba igual, porque Schumacher nunca iba
a poder con Hakkinen, de modo que pasar del tema es lo mejor.
Irvine fue tercero a un “mundo” de
Schumacher seguido de Frentzen y “el otro Schumacher” como
sombras, pero sin llegar a inquietarlo.
Irvine felicita deportivamente a Hakkinen, de nuevo campeón del mundo. |
Así fue, sufriendo hasta el final,
como Hakkinen consiguió su segundo y último título. Ferrari se
quedó sin su ansiado título de pilotos, pero al menos recuperó el
de constructores 16 años después.
Hakkinen era, de los que se jugaban el
título, el más rápido y el que disponía de mejor coche. Al menos
en velocidad pura, y obtuvo nada menos que 11 pole-position. Pero
tuvo dos fallos graves de conducción (Imola y Monza) así como
abandonos por pura mala suerte (Silverstone y Hockenheim), no estuvo
nada fino bajo la lluvia de Nurburgring y, por su fuera poco, su
compañero lo sacó de pista en Austria, donde habría ganado con una
mano.
De no haberse roto la pierna,
Schumacher, el mejor de la parrilla sin discusión, pese a un Ferrari
no tan veloz como el Mclaren-Mercedes, hubiera ganado el título
comodamente, ya que la mala fortuna se cebó en Mika Hakkinen.
Fue de este modo y solo de este como
Irvine pudo luchar por el título. La Scuderia le devolvió así el
favor al irlandés, que siempre acató las órdenes de equipo sin
pega ninguna. Cierto que dejó escapar unos puntos vitales en
Francia, cuando le ordenaron mantenerse detrás de un Schumacher con
problemas -cosa lógica en ese momento- pero los recuperó con creces
cuando tomo las riendas del Cavallino y Salo primero, y Schumacher
después, le cedieron las victorias de Alemania y Malasia.
De ganar, hubiera sido el triunfo de la
regularidad y del trabajo en equipo frente a la velocidad. No ganó
el título, pero en Malasia y Japón tuvo a uno de los mejores
pilotos de la historia como su escudero, y eso pocos, por no decir
ningún otro piloto, lo puede decir. Ahí Schumacher fue el mejor
“numero 2” del mundo.
El piloto más rápido (Schumacher a parte) en el coche más rápido. Resultado: campeón del mundo. |
Frentzen fue el mejor de los que
optaron al título, aunque es cierto que siempre fue a remolque y
nunca estuvo en disposición real de ganarlo. Ni siquiera de haber
ganado en Nurburgring habría cambiado la cosa. Pero teniendo en
cuenta que dispuso del tercer coche, y que sus medios eran
infinitamente menores que los de sus adversarios, bastante hizo. Tal
vez no tan rápido como Mika, y sin un coche tan eficaz como Irvine,
del Mclaren ni hablamos, lo de Frentzen en 1999 fue sobresaliente. Su
mejor temporada, sin duda.
David Coulthard fue un fiasco, y si
estuvo relativamente cerca fue más por deméritos de los demás que
por méritos propios. Aunque en Bélgica expió a sus demonios. Así
todo, más bien pareció trabajar para el enemigo, perdiendo puntos a
lo tonto y dejando a Mclaren sin título de constructores. No es que
fuera unicamente culpa de él que no lo ganasen, pero tuvo fallos de
pilotaje innecesarios (Austria y Japón) que fueron vitales.
Al respecto de ciertos comentarios de
la prensa de entonces, y de algunos aficionados de ahora, que dicen
que Ferrari y Schumacher no apoyaron a Irvine, alegando que Ferrari
no quería que el “1” se marchase a Jaguar, o que Schumi no
quería que otro lograse el trabajo que a él se le encomendó (ganar
el título), a esos les diría que revisasen la temporada. No sólo
Salo dejó ganar a Eddie, sino que el propio Schumi lo hizo también
en Malasia y que, en Japón, Schumacher simplemente no pudo con
Hakkinen. ¿Alguien cree de verdad que a Ferrari le importaba que el
número 1, habiendo ganado ellos el título, estuviera en otro coche?
¿Alguien de veras cree que Ferrari, que no ganaba un título de
pilotos desde 1979, lo iba a echar a perder por algo tan mezquino? Y
por último: ¿Alguien cree que Schumacher, que sacrificó la
victoria de Malasia por su equipo -y por Irvine- iba a renunciar a
ganar en Japón sólo para darle el título a Mika? Por favor...
Hakkinen gana el título de pilotos con Mcleren y Ferrari se lleva el de constructores 16 años después. |
De querer Ferrari, o Schumi algo así, nadie habría ayudado a Irvine, y los puntos para el mundial de constructores se habrían sumado igual. Más si cabe si nos creemos que Schumacher se dejó vencer en Japón. A veces uno lee cada cosa. Lo peor es que hasta me sorprendo.
Sea como fuere, la temporada resultó
apasionante y los Ferraristas nos consolamos con el título de
constructores, a fin de cuentas, no se puede ganar siempre. A veces,
ni siquiera se puede ganar.
Agradecimientos a Martin Von Leimeter por aclarar que el didujo de portada no era el correspondiente a 1999. Era de 1998, no me fijé. Pero como queda bien, lo dejo.
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