sábado, 26 de agosto de 2017

Mansell-Prost 1992-93



   ¡Y Senna gratis!







En 1992 Nigel Mansell cerró la boca a los escépticos, a esos que decían que ya nunca sería campeón del mundo. Sin duda lo decían en base a las dos oportunidades perdidas por el León en 1986-87, que mayormente achacaban a su culpa.
Sin duda pensaban que el “tren” no pasaría una tercera vez. Pero pasó, y no sólo una tercera -1991- sino una cuarta, en 1992, para ver al “toro de la isla de Mann” proclamarse campeón del mundo. Y el mundo de la F1 -incluidos los que no creían en él- se alegró.
Mansell ganó el título con el Williams-Renault FW14B “activo” de Patrick Head y Adrian Newey -no sólo de este último como muchos listillos venden- con insultante facilidad. Algunos le quitan mérito porque el Williams era tan superior, que casi la práctica totalidad de la parrilla se hubiera proclamado campeón en él. Y era cierto, como cierto era que la suficiencia con la que Mansell se proclamó campeón solo estaba al alcance de unos pocos: Senna, Schumi y tal vez Alesi -como se apuntó en su día- y para de contar.
Es decir, que campeones sí, pero no sacando el partido que Mansell sacó al coche, que fue excepcional. Como Ascari en 1952-53 con el Ferrari 500, o Clark con el Lotus 25 en 1963, o Schumacher con el Ferrari F-2002 en 2002; por sólo poner tres ejemplos. Y es que Mansell no ha sido el primer piloto, ni tampoco el primer gran piloto, en disponer de una supermáquina que barría a la oposición, si es que en tales circunstancias se la podía denominar así.



Clark y el Lotus 25, un grande con un coche superior. Nadie le quitó mérito.



El Williams FW14B era tan superior, que sólo la falta de fiabilidad le impidió ser tan bueno como el Mclaren Mp4/4 de 1988, el que seguramente es el mejor monoplaza de todos los tiempos, con permiso del Ferrari 500.
Mansell obtuvo 9 victorias, 14 poles y 8 vueltas rápidas. Registros todos ellos que en su momento fueron récord.
Y si Mansell no logró más victorias fue por la falta de fiabilidad de su coche, amén de un par de accidentes con “su amigo de toda la vida” Ayrton Senna. Y es que estos dos tienen una cifra de incidentes juntos que también debe ser récord. Se juntan el hambre y las ganas de comer: uno que siempre lo intenta -Mansell- y otro que jamás cede -Senna-, en fin, que así era la vida de la F1 en los 80-90.
En resumen, que sin las averías de Mónaco -problemas con un neumático a causa de un freno-, Bélgica -un escape rajado-, más los abandonos de Italia -caja de cambios- y Japón -motor- sumados a sus accidentes de Canadá y Australia con Senna, sumarían un total de 15 triunfos para el León, que sólo habría cedido ante Senna -y Patrese, que lideraba hasta su abandono- en Hungría, en donde justamente se proclamó campeón del mundo con cinco carreras de anticipación, también récord en su momento.
Claro que uno podría decir que Mansell no habría podido adelantar a Schumi en Spa -estaba a 3” a falta de 5 vueltas- que iba a dejar ganar a Patrese una carrera -le cedió de manera humillante la primera posición en Italia y Japón, como en 1991 hiciera de manera igual de humillante Senna con Berger en Suzuka- o que un Senna en plena forma tal vez le hubiese ganado en Adelaida -en su lugar se lo llevó por delante-, pero de cualquier modo hubieran sido 12 triunfos de 16.
Como fuere, en 1993 Mansell abandonó la F1 y se fue a hacer las américas, convirtiéndose, de paso, en el primer y único hasta la fecha, piloto que ha ganado ambos títulos -de F1 e Indy- de forma consecutiva.



Senna quería ganar a toda costa y por eso no dudó en ofrecerse gratis a Williams.



Fue raro la situación, todo se torció una vez se proclamó campeón en Hungría, llegando a Bélgica con líos en el equipo. Por lo visto Mansell había renovado en abril por 10 millones de dólares, pero la oferta de Senna de correr gratis -luego hablaré de esto- le puso contra las cuerdas. Le colgó el teléfono a Williams diciéndole: “si Senna corre gratis, cogedle a él”.
A todo esto, Prost ya había firmado por el equipo como número dos de Mansell -eso decían, a mí no me cuadra mucho- desde marzo, y el hecho de tener Williams a su disposición a Senna y Prost ponía en difícil situación a Mansell, al menos con sus exigencias.
Los mismos que decían que Mansell había renovado y que Prost era su número dos, también decían que las exigencias de Mansell eran desorbitadas, ridículas. Al final Williams cedió. Pero ya era tarde, Mansell anunció la víspera del GP de Italia su abandono de la F1 y que correría la Indy en 1993 en el equipo Newman-Hass con un Lola.
Aunque quedó un asiento libre en Williams, el “gratuito” Senna no pudo ocupar el sitio al ser vetado por Prost. Dado que esto último está confirmado por el propio Prost, se me hace raro que el astuto Alain fichase así, sin más, como número dos de Mansell en Williams. Tal vez el británico, al ver lo que le esperaba con Prost, que nunca iba de frente y que era un liante de campeonato, optó por tomar las de villadiego, ya que si Prost fue capaz de vetar a Senna, ¿que no hubiera podido hacer con Nigel?
Como fuere, Prost se quitó de en medio a Mansell y a Senna de cara a 1993 haciéndose con el mejor coche. Por tanto, no cabe duda de que Prost inició la lucha por su cuarto entorchado de campeón del mundo de F1 durante el transcurso de la temporada 1992.



Mansell no se sintió valorado en Williams y llevó su mítico 5 rojo a la conquista de América.



En cuanto al gratuito Senna, es evidente que no iba a correr gratis, ya que cobrar iba a cobrar, pero de sus patrocinadores personales, no de Williams. Eso demuestra su ambición por ganar y que era consciente de que para ello, por muy bueno que sea uno, hace falta máquina, y que esta es lo preponderante. Guste o no, es así.
Es curioso que esa oferta no reventase el mercado, o que Dennis -que ya lo tenía perdido de cara al futuro- no le rebajase de forma sustancial su contrato, al fin y al cabo, si podía correr “gratis”, ¿a que fin pagarle más? De ese modo, el dinero de su ficha se podría invertir en desarrollar el coche, ¿no?
Bromas aparte -era evidente que Ron le iba a pagar- el hecho de ofrecerse gratis, más que reventar el mercado de pilotos, lo que podía reventar eran las exigencias de los pilotos “top”. Sin duda esta situación no le vino bien a Mansell.



Prost cumplió el objetivo que se había propuesto de cara a 1993. Ganar el título y luego retirarse.



Finalmente Prost se proclamó campeón en 1993 como todo el mundo preveía, aunque con menos brillantez de la esperada a pesar de lograr 13 poles. Se salió de pista en Brasil y estuvo totalmente desdibujado en Dogninton -dónde Senna deslumbró-, carreras en agua las dos; anticipó la salida en Mónaco, falló clamorosamente en la arrancada en Hungría y en las tres últimas citas: Portugal, Japón y Australia, pareció desmotivado.
Eso me hace pensar que Mansell lo hubiera hecho mucho mejor con el FW15 y, de esa guisa, “Superman...sell” habría repetido título incluso con más autoridad que en 1992, superando la cifra de 40 victorias y poles. No pudo ser. Ídem de ídem de haber llegado Senna.
Al final pasó lo que pasó, y Alain, el astuto Alain, salió de nuevo como vencedor tras haber maquinado su título de 1993 entre bastidores en 1992.
Pero luego tuvo que correr, y sus 13 poles demuestran que relajado no estuvo y que se esforzó. En mi opinión, lo que pasó es que lo hizo muy bien, pero simplemente bien para ser Alain Prost, ya que cometió demasiados errores. De él cabría esperar más. Seguramente en 1993 el mejor Alain ya se había ido. Pero el que quedaba bastó y sobró para ganar.




2 comentarios:

  1. Aunque la gente no lo vea así, para mi tiene más mérito el título de la Indy conseguido por Mansell en el '93, parecía que seguía con el Williams en las Américas!

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