La mejor en años
No se la pierda por nada del mundo, que diría Ricky Martín. Y no, no se me ha ido la olla, ya sé que la carrera no fue nada del otro jueves -o domingo- pero es que gracias a las órdenes de equipo, benditas esta vez en lugar de malditas, vimos grandes gestos de generosidad y caballerosidad a cargo de dos pilotos: Kimi Raikkönen y Lewis Hamilton. Y es que a día de hoy, ver algo así es digno de enmarcar. Si a eso le añadimos los detalles de Vettel y Alonso, cuadramos el círculo. Empecemos.
El GP de húngaro coincidía con los
mundiales de natación de Budapest, deporte nacional de Hungría
-dónde nuestra querida Mireia Belmonte logró el oro que la faltaba
en los 200 mariposa- teniendo el público magiar que decidir a que
acontecimiento acudir. Divide y vencerás, tal vez eso fuera la mejor
opción, aunque lo que parecía predominar en el Hungaroring era el
público finlandés por delante del holandés.
Hungría se presentaba favorable, a
priori, para Ferrari y Red Bull, aunque en mi opinión Red Bull no
iba a ser más que un incordio presto a aprovecharse de la más
mínima oportunidad que se le presentase -como en Baku- pero sin
opciones reales, en tanto que Ferrari sí podía depender de si misma
para el triunfo.
Tras un viernes en el que el
protagonismo fue para Ricciardo y Red Bull, el sábado emergió una
Ferrari que se posicionó como favorita dominando con autoridad los
libres 3.
Unos mareos de Felipe Massa hicieron
que el brasileño optase por no tomar parte en la calificación y, de
esa guisa, sin entrenar, se subió al Williams Paul di Resta, que
cubrió el expediente lo mejor que pudo.
Ferrari confirmó lo visto en los
libres 3 haciéndose con la primera línea, pero nada sobrados, con
los Mercedes a sus talones y estos, con los RBs en su nuca.
La carrera veía a los Ferrari como
claros favoritos, demasiado favoritos a mi entender, ya que no lo
tenía tan claro. Al fin y al cabo, igual de favoritos eran en Rusia
y ahí salió Bottas para aguar la fiesta.
Kimi Raikkönen, el verdadero ganador del Hungaroring. Se sacrificó por el equipo. |
Pero se cumplió el guión, o se
hubiera cumplido mejor dicho, ya que sin los problemas en la
dirección del Ferrari de Vettel, el 1-2 de Ferrari habría sido
aplastante. ¿Medio minuto al tercer clasificado? ¿Por qué no si al
cabo de 20 vueltas Bottas estaba ya a 10”? Y eso con el Ferrari de
Seb tocado. Como dijo en el prepodio, se le torció la dirección
nada más bajar el coche de los gatos antes de la salida. Problema
pequeño que no le impidió marcar un ritmo demoledor las primeras
vueltas. Pero luego ese problemilla se fue agravando y tuvo que bajar
el ritmo, lo que comprometió su carrera.
Ferrari arriesgó y pensó en el
mundial, sacrificando así a un Kimi Raikkönen generoso, que dejó
escapar la victoria por la que lleva esperando desde Australia 2013.
Grande Kimi.
Kimi se comportó de manera generosa y
hay que agradecérselo. Hubiera sido muy fácil para él irse y
ganar, pero se contuvo. Ferrari, como dije, arriesgó, pero fue un
riesgo calculado, ya que creo pensaron, “si vemos que Seb no puede
y atacan a Kimi, daremos a este vía libre de cara a la victoria”
pero al final no hizo falta, ya que Hamilton nunca pudo atacar al
finlandés. Sólo una vez pudo usar el DRS y luego, tras un error al
seguir de cerca a Kimi, adiós.
Y si fue grande Kimi, ¿que decir de
Hamilton? El que tantas veces se comportó como un niñato y que en
pista nunca ha sido un ejemplo de limpieza -las cosas como son- sentó
cátedra en el Hungaroring al devolver la tercera plaza a su
compañero Valtteri Bottas, que previamente lo había dejado pasar y,
lo que es más importante, ceder tres puntos de cara al título
frente a Vettel. Me quito el sombrero ante el gesto de Hamilton -o el
casco, ya que hablamos de F1- un bello gesto engrandecido, repito,
por el hecho de que cedió tres puntos que luego pueden ser vitales.
Sino miren a Toto Wolff, al que no le hizo ni pizca de gracia. Y eso
que había dicho que iba a dejar que sus dos pilotos luchasen por el
título. Pero está claro que bien sabe cual de los dos es el
favorito de verdad.
Lewis Hamilton fue todo un caballero este fin de semana, pero a su jefe, Toto Wolff, no le hizo mucha gracia. |
Visto lo visto, da la impresión de que
sin órdenes Kimi habría ganado y Hamilton habría sido cuarto, que
es exactamente como acabó, pero en ese caso sin cesiones mutuas de
posición entre él y Bottas. Con las órdenes de equipo no se vio
afectado esta vez el espectáculo en pista -al contrario más bien- y
de paso vimos dos grandes ejemplos de deportividad a cargo de Kimi y
Hamilton.
La carrera fue extraña porque Vettel,
pese al problema en la dirección de su monoplaza -que le impedía
usar los bordillos como quería- tuvo ritmo suficiente para controlar
la carrera. De hecho, sólo Raikkönen y Hamilton eran más rápidos
que él. A Kimi no le dejaron pasar y Hamilton, sencillamente, no
pudo. El resto de pilotos fue más lento, y eso que en algunos
momentos el ritmo de Seb era de mitad de parrilla.
Alonso marcó de manera sorpresiva la
vuelta rápida de manera “legal”, nada de poner superblandas al
final. Un pequeño premio antes de las vacaciones.
En el podio Vettel agradeció a Kimi su
ayuda y, sobre todo, el apoyo de un niño que levantaba el puño en
la chicane cada vez que él pasaba. Seguro que a ese niño, cuando
escuchó a Vettel, se le puso un pecho de dos metros.
Y el último buen gesto del día fue de
Fernando Alonso, haciendo gala de la simpatía que no mostraba cuando
ganaba, posó sonriente en una silla en un mural que puso la FOM para
despedirse hasta después de las vacaciones. En dicho mural aparecía
un dibujo de Alonso de cuando se sentó al borde de la pista -tras su
enésima avería el viernes- en el GP de Brasil 2016 y que dio lugar
a tantas bromas en la red.
Como datos negativos Verstappen y,
sobre todo, Kevin Magnussen. De Max no hay mucho que decir, joven y
emocionado, cometió un grave error en la salida al embestir a su
compañero de equipo. El golpe fue tan fuerte, que le rompió el
radiador. Iba pasadísimo, de no chocar con Ricciardo, acaba en el
Danubio. No es la primera vez, pero como casi siempre le sale bien,
le ríen la gracia, esta vez no: 10” de sanción para Max.
Alonso en la simpática despedida de la F1 de cara a las vacaciones. |
¿Que tendría que hacer Ricciardo con
él? ¿Darle un guantazo o sacarlo de pista en Spa? De obrar como el
holandés, que sacó de pista a adrede a Kimi en Spa 2016 “porque
me arruinó la carrera” sin duda, ambas opciones serían
válidas. Al menos esta vez reconoció el error, no como en México
el año pasado, algo es algo. Por cierto, el que le arruinó la
carrera de Spa fue Seb, no Kimi, pero es que este chaval no se
entera.
Fuera parte de esto, fue un error y no
un acto deliberado, tal vez así se calme. Claro que si yo fuera su
jefe le diría lo mismo que él y su representante les dijeron antes
a ellos: “nuestra paciencia no es infinita”.
Kevin Magnussen por su parte, no
cometió error alguno, simple y llanamente sacó de pista a posta -y
a la hierva- a Nico Hulkenberg y luego, lejos de reconocer su error,
le espetó: “chúpame las pelotas, cariño” cuando el alemán lo
tildó del piloto más sucio de la F1, opinión que comparto al 100%
No olvido sus “actuaciones” de Spa
2014 y Austria 2016, antideportivas totales. Pero claro, como todavía
no es nadie y lo hace por posiciones menores, se lo pasan por alto.
Pues muy mal, esta vez le metieron 5” de sanción. Poco, muy poco.
Tampoco Carlos Sainz estuvo correcto
con Alonso, ya que lo dejó sin espacio. No fue muy grave, pero
limpio no fue. Y Alonso tenía toda la razón en quejarse, ya que él
no obra así, no en vano tanto él como Kimi, son dos de los pilotos
más limpios de la F1 actual.
Gracias a los nuevos dueños americanos de la F1, esta es más cercana, más humana, menos snob. Punto a su favor. |
Seb se va al descanso veraniego con 14
puntos de renta sobre Hamilton a falta de nueve carreras, aunque el
favorito sigue siendo el inglés, ya que a priori, sólo en Singapur
el Ferrari debería tener ventaja, en tanto en el resto de pistas la
cosa podría inclinarse hacia Mercedes, aunque está por ver. No es
que vaya haber ocho carreras favorables a Mercedes y una a Ferrari,
pero es que sí se mantiene la tónica de las once carreras
precedentes, todo indica un ligera ventaja de MB. Y 14 puntos son
apenas un tercer puesto.
Veremos que pasa en Spa. Si Ferrari se
defiende bien, podría cambiar mi discurso y dar a los rojos como
favoritos, que es exactamente lo que quiero.
¡Felices vacaciones!
Buen artículo!
ResponderEliminarGracias; en menor medida debo comentar que Kvyat fue sancionado por estorbar a Stroll en la calificación -por algo parecido a Hamilton se lo pasaron por alto en Silverstone- y que la sustitución de la caja de cambios y una pésima parada en boxes arruinó la carrera de Hulkenberg, que hubiera estado con Alonso.
ResponderEliminarNo lo puse en el artículo porque "todo el mundo lo sabía" y no encajaba del todo, ya que son artículos de opinión -para información, nada como las redes- pero el gran avance de Ferrari del viernes al sábado fue gracias en parte a que Antonio Giovinazzi, después de pilotar en los libres dos, vólo a Maranello para rodar en el simulador y ver que era lo que no cuadraba, volviendo al día siguiente al Hungaroring, con excelentes resultados. Por lo visto esto es bastante habitual, que el pikloto de pruebas ensaye en el simulador en los GGPP europeos. Lo que no debe ser tan habitual es que tenga que ir del cicuito a la fábrica y al revés en apenas 24 horas.
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