La revancha de Patrese y Mansell-Villeneuve
El GP de San Marino de 1990 es un Gran
Premio digno de recordar. Claro que está eclipsado, sobre todo, por
las ediciones de 1982 y 1994, el primero por el famoso duelo
Villeneuve-Pironi que muchos aún no han superado y el segundo por
sus dramáticos acontecimientos, que empezaron el viernes y acabaron
el domingo, llevándose consigo la vida de dos pilotos, el más
novato: Ratzenberger y el más experto: Senna. Y suerte que no cayó
nadie más. Y luego está la de 1989 con el Ferrari de Berger en
llamas.
Respecto al GP de 1990 este se deslució
un poco por su tranquilo final, sin emoción, pero tuvo un ganador
más que merecido: Patrese, y otro que dio espectáculo a lo largo de
todo el fin de semana: Mansell.
Ricardo Patrese logró su tercera
victoria en Fórmula 1 en su GP número 195 -que por entonces era
récord- siete años después de su segunda, lograda en el GP de
Sudáfrica de 1983 con Brabham.
Y es que fue en 1983 cuando Patrese
sufrió un duro golpe en este mismo GP. Se acababa de poner líder a
apenas seis giros del final cuando se salió de pista nada más pasar la chicane
del Agua mineral para regocijo del público italiano, que se alegró
enormemente al dejar así vía libre para el triunfo del Ferrari de
Patrick Tambay.
En parte es normal, Italia es
Ferrarista y los tifosi son Ferraristas, pero que un piloto italiano,
corriendo en casa, vea como “su” público aplaude su salida de
pista, tiene que doler.
Mansell puso el espectáculo. Más que el 2, llevaba el 27. |
Eso sin contar que Patrese es el piloto peor tratado de la historia de la F1. Pero no por los aficionados -pese a lo acontecido en 1983 en Imola- ni por los periodistas, sino por sus propios compañeros que lo acusaron injustamente de provocar el accidente en la salida del GP de Italia de 1978 que costó la vida a Ronnie Peterson. No hace falta decir que ha habido muchos otros pilotos cuyas acciones han causado la muerte a compañeros -e incluso a espectadores- como Jim Clark al intentar adelantar a Von Trips en el GP de Italia 1961 provocando el accidente mortal de este y de quince espectadores. Nadie lo culpó. Y es que no fue su culpa. La desgracia vino por unas medidas de seguridad insignificantes, ya que en aquella época las carreras eran peligrosísimas y lo raro es que no hubiese más desgracias de ese tipo.
Pero con Patrese, que disputaba su
segundo año en las carreras, no hubo tregua. Menos mal que algunos
si lo apoyaron, como Jochen Mass.
El caso es que con su victoria de 1990,
Patrese se resarció de la humillación -o falta de cariño- de 1983.
Y es que esta vez no había ningún Ferrari por detrás...
Mansell fue el que puso la pimienta al
GP, tanto en entrenamientos como en carrera. A los tifosi nos gusta,
al menos a mí, que los pilotos de Ferrari sientan los colores y
muestren un extra de motivación en casa.
Ferrari hacía debutar el 641/2 en esta
carrera y en los entrenamientos fueron superados claramente por los
Mclaren, que estaban a sus anchas en Imola más que en ninguna otra
pista, y por los Williams. Ante esta “afrenta” Mansell intentó
colocar el Ferrari dónde por prestaciones este no podía. Su empeño
le hizo dar espectáculo del bueno, rodándo al límite y más allá
de él. En su segundo y último intento se vio entorpecido por Andrea
de Cesaris y, ni corto ni perezoso, con las ruedas ya tocadas, inició
una segunda vuelta al ataque saltándose la chicane del Agua mineral
-maniobra que ya había entrenado en los libres- para ganar tiempo.
Ni decir tiene que su vuelta fue anulada. Su demostración siguió en
carrera, cosa que relataré a continuación.
Debo decir que las actuaciones de
Mansell con el Ferrari en 1989 y, sobre todo, en 1990, fueron las que
hicieron para mí de él un ídolo. Desde entonces es uno de mis
pilotos favoritos formando mi dúo de ases junto a Villeneuve y que
con los años pasó a ser un poker al unírseles a estos Alesi y
Schumacher.
El GP en sí.
Los entrenamientos vieron a una
arrolladora Mclaren con Senna -como no- y Berger en primera línea
rodando en 1,23”, tercero Patrese en 1,24”. Boutsen, Mansell,
Prost y Alesi venían a continuación en 1,25”
Como nota destacada en este GP, al
debut del Ferrari 641/2 de Scalabroni -muchas veces confundido con el 641 y erroneamente llamado F1 90- había que añadir el Tyrrell 019 de Harvey Postlethwaite, que era el
primer F1 de la historia con el morro levantado. Algo que creó
escuela y que a día de hoy es norma. El Stuka de la F1 lo llamaban.
La vuelta de reconocimiento vio salir
un humo sospecho de la trasera del 641/2 de Mansell...
En la arrancada Senna mantuvo su
posición seguido de Boutsen, Berger, Patrese, Alesi, Mansell, Prost,
etc...
La cavalgada de Senna apenas duró tres vueltas. |
Senna apenas duró tres vueltas al salirse de pista en la Rivazza por un problema con una llanta, tomando Boutsen el relevo hasta que su V10 Renault dijo basta en la vuelta diecisiete.
La carrera quedaba comandada entonces
por Berger, seguido de Patrese y por los Ferrari de Mansell y Prost,
toda vez que Alesi se iba hundiendo poco a poco en la clasificación.
En la vuelta 21, el humeante Ferrari de
Mansell -todos en casa rezando para que aguantase- adelantó a
Patrese en la Tosa y se fue a por Berger, al que alcanzó pese a su
excursión fuera de pista al ir a doblar a De Cesaris, que no
contento con su “actuación” de los entrenamientos, repitió en
carrera.
El caso es que Mansell una vez trabó a
Berger fue a adelantarlo en Villeneuve, siendo cerrado por el
austríaco, que lo envió a más de 280 km/h con las cuatro ruedas a
la hierva, causándole un trompo descomunal que el León controló
con maestría y, acto seguido, de nuevo al ataque hasta que en la
vuelta treinta y ocho el "big bang" del V12 Ferrari puso punto y final a
tan magnífica carrera.
Senna declaró en broma: “por la
hierva no se pasa”. El caso es que de haberle pasado a él, su
pique habría alcanzado cotas míticas. Ya sabemos que generalmente
quienes más la arman son luego los que más se quejan...
La carrera quedó entonces en un mano a
mano entre Berger y Patrese toda vez que Prost, al haber parado a
cambiar ruedas por unas vibraciones -tal vez por su toque inicial con
Alesi- había perdido toda opción.
Patrese superó a Berger a diez vueltas
del final en la Piratella y se fue directo y tranquilo hacia su
merecido triunfo.
Nannini, autor de la vuelta rápida,
completó el podio con Prost, Piquet y Alesi acaparando el resto de
posiciones con derecho a puntos.
Gran carrera que es mejor verla que
contarla. Claro que sin Mansell, habría sido un rollo. Durante un par de horas fue Villeneuve y como dijo, aproximadamente, un lector de Solo Auto Actual,
Valentí Fradera Pérez a raíz de esta actuación y la posterior de
Méjico: “Mansell llevó -y por lo visto sigue llevando- el Ferrari
número 27”
Por cierto, Patrese tuvo su merecida
revancha.
Vendetta de Patrese. |
En esa carrera, como dices, Mansell al intentar doblar a De Cesaris en la Rivazza éste traza como si nada y se toca la rueda delantera derecha de Mansell con la trasera izquierda de De Cesaris con lo que Mansell tiene que controlar un sobreviraje importante y perdiendo tiempo con respecto a Berger al que tenía a tiro de piedra. Una vez se rehace pasa a De Cesaris en Villeneuve (con la correspondiente bronca) y vuelve a trincar a Berger y en cuanto le alcanza es cuando le ataca como ya se ha comentado. Esa carrera es de las pocas que se quedan grabadas en la de cualquier aficionado medio decente o en el de un Tifosi que se precie....
ResponderEliminarNunca mejor dicho.
EliminarBuen aporte.
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