sábado, 1 de octubre de 2016

GP de Japón 1991


"Beau Geste" 




El "bonito" gesto de Senna al dejarse ganar por Berger luego de haber demostrado quien manda.



La carrera de Japón de 1991 era la séptima edición de este Gran Premio que tras dos ediciones en Fuji (1976-77) pasó desde 1987 y tras un paréntesis de diez años a disputarse en Suzuka.
Desde que la F1 volvió al Japón, todos los campeonatos se decidieron ahí -me refiero hasta entonces- y salvo en 1988, con accidente de al menos uno de los aspirantes al título.
Como todos uds. saben, en 1989 y 1990 Senna y Prost colisionaron, en ambas ocasiones resultando ganador el infractor porque, no lo duden, actuaron de forma deliberada. Hablando en plata, jugaron sucio.
En 1987 Mansell se estampó en los entrenamientos lesionándose la espalda y perdiéndose las dos últimas carreras, lo que dio de el título a su “amigo” Piquet en el acto.
Y en 1991 parecido. Por partes.
Se llegaba a Suzuka con sólo dos aspirantes al título, Ayrton Senna con 85 puntos y Nigel Mansell, con 69.
Ambos habían tenido sus problemas, aunque en líneas generales el Williams FW14 era un coche más veloz pero menos fiable.
En Suzuka el Mclaren recuperó su mejor forma, como hiciera meses antes en Hungría, y Berger y Senna se hicieron con la primera línea por delante de Mansell y Prost, que correría la que sería su última carrera en Ferrari, porque fue despedido antes de la última cita, en Australia. Claro que teniendo en cuenta lo que llovió quince días después en Adelaida, esta claro que no hubiera tomado la salida. De modo que estadísticamente hubiera sido igual. Mejor para Morbidelli, que ocupó su lugar.
Vuelta al Japón: en la arrancada Berger mantuvo su privilegiada posición y se largó del dúo Senna-Mansell que aparentemente luchaban por la segunda posición. Y digo aparentemente porque cuando en la vuelta número nueve Mansell cometió un error de conducción saliéndose de la pista -tal vez perdió apoyo aerodinámico al ir muy cerca de Senna- abandonando, Senna de repente empezó a tirar y, a ritmo de vuelta rápida, se ventiló a su compañero Berger en apenas ocho vueltas. Y eso que Berger le sacaba 6”...



Mansell en su salida de pista y su adiós definitivo al título.



De modo que Senna no estaba luchando con Mansell, estaba jugando con él. Y una vez desaparecida la "amenaza" fue a por el triunfo. Algo que desde mi punto de vista debería haber hecho desde el principio. Si puedes ganar, ¿a que fin mantener un falso duelo con tu oponente al título? Máxime cuando si quedabas por delante de él, eras campeón. De hecho, a Mansell sólo le servía la victoria.
Como fuere, se puso líder y no abandonó su privilegiada posición hasta que en la última vuelta y con 6” sobre Berger, redujo la marcha y lo dejó ganar.
“¡Que gesto, que gesto!” narraba un emocionado Jesús Álvarez por la televisión. Tenía toda la razón, pero en otro sentido. Fue un gesto feo, de mezquina condescendencia y totalmente innecesario, no como lo que expresaba el ingenuo -quiero pensar eso- Jesús Álvarez. Porque si Senna quería dejar ganar a Berger, le bastaba con no haberlo superado. Pero claro, tenía que demostrar que ÉL era el MÁS rápido, el MEJOR. ¡Como si no lo supiéramos!
Lamentable actuación de quien acababa de revalidar el título.
Mansell, de paisano, lo felicitaba en el parque cerrado. Un Mansell que sería su sucesor en el trono y en las malas artes de dejarse ganar demostrando -innecesariamente- que era el MÁS rápido, ya que en 1992 dejó, no una vez, sino dos, ganar a su compañero Ricardo Patrese tras haberlo dejado tirado al principio. Eso sucedió en los GP de Italia y Japón. En Italia se dejó en pasar cediendo en una vuelta 12” y en Japón de nada menos que 16”.

Cierto que en Italia no pudo dejar pasar a Patrese hasta que este no superó a Senna, pero dejar caer toda su ventaja en una vuelta no es lo más elegante que digamos, podía haber dejado que se acercara poco a poco y ser adelantado después. Quedaría bien y nadie podría llamarlo mezquino, que es lo que fue, como Senna un año antes. Y en Japón lo tenía más fácil todavía, porque Patrese estaba detrás de él desde el principio. Pero no, tenía que dejar bien claro lo obvio, que lo hizo adrede. Una pena. Como una pena fue que Patrese no pudiera ganar en Italia, ya que su Williams no aguantó. Y como el de Mansell tampoco, Senna heredó. En Japón el Williams de Mansell kaput, pero el de Patrese no, y así consiguió la que fue su última victoria en F1.

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