sábado, 3 de marzo de 2018

GP de Australia 1988




            El furor (Berger) y la codicia (Prost)








En una temporada de dominio Mclaren sin precedentes -lo más parecido fueron los primeros años 50 de Alfa y Ferrari-, se llegó a la última cita con todo decidido.
Para que se hagan una idea del abrumador dominio de Mclaren, el mayor de la historia, basta decir que sobre un total de 16 pruebas, ganaron 15, lograron 10 dobletes, 15 poles y 10 vueltas rápidas. De 1031 vueltas, lideraron 1003 para un total de 4622km sobre 4727. Si a eso le añadimos que el tercer clasificado solía acabar doblado, sobra cualquier otra consideración. Lo tenían todo.
Así que Australia debía ser un mero trámite. Senna marcó la pole con Prost a su lado, a apenas una décima. Mansell y Berger ocupaban la segunda linea a casi dos segundos. Todo parecía indicar un nuevo paseo de los Mchonda pero...
En la salida Prost superó a un apático Senna, un Senna incapaz de darle réplica. Pero Berger, el animador oficial de 1988, tomó el relevo. En la vuelta tres superó a Senna y se lanzó a por Prost con una conducción hiper-espectacular, subiéndose a todos los bordillos.
Su acoso sobre Alain acabó en derribo en la vuelta trece, iniciando a partir de entonces una cabalgada en pos de la victoria que acabó en la vuelta veinticinco al colisionar con el Ligier de René Arnoux cuando iba a cogerle vuelta.



Vuelta 25: fin de la cabalgada de Berger y su Ferrari.



Eso dejó de nuevo a Prost como sólido líder, limitándose a cubrir el expediente para ganar por séptima vez ese año -Senna lo hizo ocho- con más de medio minuto sobre Senna y, de paso, superar la barrera de los 100 puntos, 105 concretamente, siendo el primer piloto de la historia en superar esa cifra en una temporada. Senna sumó 94, pero como entonces se descontaban los cinco peores resultados, el campeonato cayó a manos del joven brasileño con 90 puntos por 87 del profesor.
Nelson Piquet, con el Lotus Honda, completó un podio 100% Honda, mientras que Michele Alboreto se despedía de Ferrari con su GP número 80 para la Scuderia, lo que entonces era récord, al superar los 73 de Regazzoni, de manera triste sin poder cubrir siquiera una vuelta a causa de un accidente.
Lo que más llamó la atención de esta carrera fue que, por primera y única vez, los Mclaren no fueron los más fuertes en carrera, al ser superados por el Ferrari de Berger. Tanto es así, que se especuló conque el Ferrari de Berger saliese al estilo que a veces usaba Renault de 1985, es decir, a dar espectáculo pero sin intención de acabar.



Prost sumó más puntos que nadie, pero el título se le escapó.



Renault hacía el paripé de problemas en la vuelta de calentamiento para luego salir de boxes y, merced a llevar menos gasolina y neumáticos blandos, realizar una remontada espectacular que acababa en el previsto abandono.
En Ferrari no se hizo tal cosa, pero se especuló que el Ferrari, a ese ritmo, no acabaría la prueba por problemas de consumo -entonces limitado en los turbos a 150 litros-, algo que Berger siempre negó.
Fue la última carrera turbo hasta 2014.

1 comentario:

  1. Las carreras en Australia siempre han sido diferentes al resto, es decir, no sé porqué peto siempre ha habido alguna sorpresa o hecho singular que ha hecho de ellas una cita atractiva para cualquier aficionado y esta que narras lo demuestra.

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