El furor (Berger) y la codicia (Prost)
En una temporada de dominio Mclaren sin
precedentes -lo más parecido fueron los primeros años 50 de Alfa y
Ferrari-, se llegó a la última cita con todo decidido.
Para que se hagan una idea del
abrumador dominio de Mclaren, el mayor de la historia, basta decir
que sobre un total de 16 pruebas, ganaron 15, lograron 10 dobletes,
15 poles y 10 vueltas rápidas. De 1031 vueltas, lideraron 1003 para
un total de 4622km sobre 4727. Si a eso le añadimos que el tercer
clasificado solía acabar doblado, sobra cualquier otra
consideración. Lo tenían todo.
Así que Australia debía ser un mero
trámite. Senna marcó la pole con Prost a su lado, a apenas una
décima. Mansell y Berger ocupaban la segunda linea a casi dos
segundos. Todo parecía indicar un nuevo paseo de los Mchonda pero...
En la salida Prost superó a un apático
Senna, un Senna incapaz de darle réplica. Pero Berger, el animador
oficial de 1988, tomó el relevo. En la vuelta tres superó a Senna y
se lanzó a por Prost con una conducción hiper-espectacular, subiéndose a todos los bordillos.
Su acoso sobre Alain acabó en derribo
en la vuelta trece, iniciando a partir de entonces una cabalgada en
pos de la victoria que acabó en la vuelta veinticinco al colisionar
con el Ligier de René Arnoux cuando iba a cogerle vuelta.
Vuelta 25: fin de la cabalgada de Berger y su Ferrari. |
Eso dejó de nuevo a Prost como sólido
líder, limitándose a cubrir el expediente para ganar por séptima
vez ese año -Senna lo hizo ocho- con más de medio minuto sobre
Senna y, de paso, superar la barrera de los 100 puntos, 105
concretamente, siendo el primer piloto de la historia en superar esa
cifra en una temporada. Senna sumó 94, pero como entonces se descontaban los cinco
peores resultados, el campeonato cayó a manos del joven brasileño con 90 puntos por 87 del profesor.
Nelson Piquet, con el Lotus Honda,
completó un podio 100% Honda, mientras que Michele Alboreto se
despedía de Ferrari con su GP número 80 para la Scuderia, lo que
entonces era récord, al superar los 73 de Regazzoni, de manera triste
sin poder cubrir siquiera una vuelta a causa de un accidente.
Lo que más llamó la atención de esta
carrera fue que, por primera y única vez, los Mclaren no fueron los
más fuertes en carrera, al ser superados por el Ferrari de Berger.
Tanto es así, que se especuló conque el Ferrari de Berger saliese
al estilo que a veces usaba Renault de 1985, es decir, a dar espectáculo pero sin
intención de acabar.
Prost sumó más puntos que nadie, pero el título se le escapó. |
Renault hacía el paripé de problemas
en la vuelta de calentamiento para luego salir de boxes y, merced a
llevar menos gasolina y neumáticos blandos, realizar una remontada
espectacular que acababa en el previsto abandono.
En Ferrari no se hizo tal cosa, pero se
especuló que el Ferrari, a ese ritmo, no acabaría la prueba por
problemas de consumo -entonces limitado en los turbos a 150 litros-, algo que Berger siempre negó.
Fue la última carrera turbo hasta
2014.
Las carreras en Australia siempre han sido diferentes al resto, es decir, no sé porqué peto siempre ha habido alguna sorpresa o hecho singular que ha hecho de ellas una cita atractiva para cualquier aficionado y esta que narras lo demuestra.
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