Realmente complicado
Finales de los 70 y principios de los 80 fueron los años más competidos de la historia de la F1. |
La Fórmula 1 es un deporte de
meritocracia, donde ganan los mejores, como debe ser. Nadie imagina
que a un atleta, por ser el mejor, lo puteen para que los demás
puedan vencerlo.
Sin embargo, en algunos deportes del
motor se recurre a triquiñuelas para favorecer el espectáculo e
igualar las cosas artificialmente. Y no sólo porque esto es un
negocio -y el espectáculo interesa porque atrae gente y esta, al
dinero- sino porque a muchos les molesta que ganen los más
poderosos, los más pudientes -ricos- y ven con buenos ojos se les
ponga trabas.
Trabas al talento no, eso no; porque no
gusta, pero sí a quienes disponen de más medios. O simplemente,
buscar dar más emoción, sin más.
En algunos campeonatos -de turismo y GT
sobremanera- se ha recurrido a la argucia de añadir peso, lastrando con hasta 50kg a los ganadores, amén de que, en los campeonatos con dos carreras el mismo fin de semana, la segunda se hacía -se hace de hecho- con la parrilla invertida, entera o en sus primeras posiciones, las que dan derecho a puntos.
También ha habido muchas y variopintas fórmulas para
igualar las carreras. En el campeonato de España de turismos de los 90 había
de todo, permitiéndose a unos vehículos más modificaciones que a
otros a fin de que ninguno dominase. También se ha hecho, aunque de
manera menos acusada, en el europeo y mundial de turismos. Lo de los
GTs en la actualidad, daría para un libro, porque es de risa. Digo
risa por no llorar, porque no es serio, ya que la norma parece ser
perjudicar al que ha hecho mejor trabajo.
El insultante dominio de Mclaren a finales de los 80, hizo a Bernie en pensar en fórmulas artificiales para igualar el campeonato. |
La primera vez que en F1 escuché de
hacer algo parecido, era cuando Mclaren arrasaba en 1989 tras haber
ganado 15 de 16 carreras en 1988 y parecían imbatibles. Se especuló
con hacerles parar a media carrera...
Luego, en 2002, ¿ o era 2004? se habló
de lastrar a los ganadores, cansados ya del insolente dominio de
Ferrari.
En ambos casos, no se llegó más lejos
de las habladurías y fue la mejora de los otros equipos la que acabó
con el reinado de ambos.
Pero hay algo que sí se ha hecho para
favorecer el espectáculo, aunque fuese un derivado de una norma de
seguridad, que es el coche -valga la redundancia- de seguridad. Con él, los coches se
reagrupan y se devuelve la emoción, lo que no deja de ser injusto.
También es injusto, y en este caso quita emoción, permitir -con la
excusa de la seguridad- a los pilotos cambiar ruedas y reparar desperfectos tras una bandera
roja. Así se cargaron el gran final de Mónaco 2011.
Y ahora veamos como podemos mejorar el
espectáculo.
Lo mejor es no tocar nada de manera
artificial, pero ya que tragamos con lo del coche de seguridad, tal
vez podamos tragarnos algo más, siempre y cuando esté bien hecho,
al estilo de lo de MotoGP ultimamente. Dejar usar un neumático de
calificación más blando -o algo parecido- a determinados equipos.
Es difícil. Pero se podrían aplicar
unas pequeñas ventajas a los equipos menos pudientes -o peor clasificados el
mundial anterior- y, en función de si consiguen resultados, ir
quitándoselas progresivamente.
Frank Williams (izquierda) y Ken Tyrrel (derecha) iniciaron sus proyectos de F1 con coches de otros, antes de hacer los suyos propios. |
También se podría permitir a los
equipos correr con un coche construido por otro, en caso de que
alguien se lo quisiera alquilar -o vender- como hacían antes algunos
equipos: Lotus, March, Mclaren, etc... y así se daría acceso a más
participantes con mejor material a menor costo.
Eso de que los equipos tengan que
construir su propio coche y sobretodo, obligarles a hacer uno nuevo
cada año, tal vez sea hora de replantearlo.
No sé cual es la solución más justa,
en caso de haber alguna. Lo más justo es no tocar nada y que se las
apañen. Un reglamento estable es lo mejor, sin grandes cambios para
que todos trabajen bien dentro del mismo y, si alguien tiene una idea
genial que le da ventaja, pues perfecto. Pero si de lo que se trata
es de lograr una “ventaja injusta”, como reconoció hacer Gordon
Murray en los 80 al leerse de pe a pa los reglamentos, ahí es donde debe
intervenir con rapidez y eficacia el organismo rector. Ingenio sí,
trampas no.
Al margen de eso, otra manera de
igualar prestaciones, pero que va en contra del espíritu de la F1,
es estandarizar los coches. Algo que sólo se ha hecho con parte de
la electrónica y, en menor medida, con los motores, en un vano e
ingenuo intento de revivir la era dorada del Ford Cosworth DFV, era
que dio lugar a los mejores años de la F1. Entonces era posible
llegar a la F1 con buenas ideas, un pequeño equipo, construir un
coche, instalarle un Cosworth y hacerlo bien. Incluso ganar carreras.
Eso ya no es posible, como se vio
claramente cuando se congelaron -e igualaron- los motores de 2009 a
2013. Pero como a la F1 no le gustan los motores, quieren seguir por
ese camino. De no ser porque necesitan a Ferrari, ya habría motor
único o algo similar, como lo de la Indy.
BBB, bueno bonito y barato, los buenos tiempos del Ford Cosworth DFV tocaron su fin para no volver jamás. |
Los cuatro años de títulos de Red
Bull están muy bien vistos por la genialidad de su coche (el gran
Newey y tal), pero los cuatro de Mercedes no, porque su motor es muy
bueno (su coche también aunque no lo quieran reconocer) y claro, eso
de ganar por tener un buen motor... ¡de eso ni hablar!
Aparte de que otros equipan ese motor
-algunos se creen que sólo Renault da material idéntico a sus
clientes- la cuestión es que si queremos estandarizar, simplificar
los coches, para una mayor competitividad y un menor coste, se
debería hacer en todas las áreas, no sólo en el motor. Hay que ver
que tirria le tienen los ingleses. Y con esto vuelvo al tema de dejar
vender o alquilar coches a otros equipos. Si los equipos no tienen
por qué construirse el motor, no veo por qué han de construirse el
coche. Al menos no obligatoriamente.
En resumen, que tal vez se pueda hacer
algo para aumentar la emoción sin tener que intervenir mucho en el
campeonato, al estilo de MotoGP, por ejemplo. Ya que lastrar,
parrillas invertidas y, sobre todo, cambiar el reglamento a media temporada para igualar prestaciones, como se hace en
turismos y GT, no ha lugar.
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