miércoles, 24 de febrero de 2021

Pilotos ejemplares

 



                         ¡Vaya elementos!




Stefano Domenicali, que en su momento parecía el relevo del “cura de Maranello” Marco Piccinini, ahora como nuevo capo de la F1, en lugar de traer de vuelta a las azafatas, habla de que los pilotos de F1, como personas públicas que son, deben dar ejemplo. Buen ejemplo, se sobreentiende.

A algunos que cite el regreso de las azafatas les parecerá una chorrada, pero es que prohibirlas no sólo fue una chorrada, sino también una bajada de pantalones, un acto de cobardía realmente deleznable ante una progresía que, ante lo que no le gusta, lo prohíbe, dictando como tenemos que pensar los demás. Pues como fue injusto, ya que las chicas iban allí libremente, y es muy fácil traerlas de vuelta, mucho más que meterse en la vida privada de los pilotos pidiéndoles que: “se porten bien”, creo está bien comentarlo.

Lo de la “ejemplaridad” viene a cuento por la actitud del piloto ruso Nikita Mazepin que, salvo la vuelva armar, debutará este año como piloto de F1.

El vídeo que desató la polémica no deja de ser una gilipollez acorde con los tiempos, grabando como le toca los pechos a una chica, a la cual parece importar un rábano, o un pito si prefieren. Parecen “Los amantes de Teruel, tonta ella tonto él”, pero los tontos son los que se han alarmado por esta parida.



Nikita Mazepin, sin llegar a debutar, es noticia en la F1.


Posteriormente, Mazepin fue multado con 311€ por saltarse un semáforo, más 3 puntos de carnét, lo que no le vino nada bien a su, digamos, prestigio.

Por partes, un piloto de F1 debe ser rápido, si luego es un mamarracho, es asunto suyo, y si quebranta la ley, son otros los que deben actuar. La F1 no es “la policía de los pilotos de F1”... fuera del ámbito de la F1.

Dicho esto, está el doble rasero. No es lo mismo pillar haciendo esto a Mazepin, que se podría haber quedado sin volante, que a Verstappen, todo un talento -pero que fuera de las pistas no parece un lumbreras- al que no se atreverían a cuestionar. Su talento le permitiría esto y más. O que hubieran cazado al carismático Raikkönen, todo un fiestero al que todo se le perdona, simple y llanamente, porque “cae bien”.

Así que hemos visto a pilotos como Hunt, Piquet o Watson tocando las tetas a azafatas sin que nadie se escandalizase, pero nos la cogemos con papel de fumar cuando es Mazepin el que lo hace. Podemos ver a un Hunt juerguero, que dicen -a mí no me cuadran los números- se ha tirado a 5,000 tías, pero cuando el hijo de Jody Schecter, Tomás, pide el servicio de una, se le cierran las puertas del “Gran Circo”.

Y luego están las multas, pues anda que no han cazado a pilotos por ahí y luego se cuenta como una anécdota, lo que es.



Kimi Raikkönen, casi tiene vía libre para "armarla". Es un crack.


Así, de memoria, recuerdo tres ejemplos. El primero de Alain Prost, “cazado” a 180 km/h en Francia en una autopista. Dicen se libró de la multa -o quizá de perder el carnét- porque su abogado dijo que él era más seguro a esa velocidad que un conductor normal dentro de los límites. Juan Pablo Montoya fue pillado, por lo mismo, en Inglaterra, y se pensó que quería sobornar al agente, cuando lo único que quería era pagar la multa en el acto y, la más divertida de todas, cuando en análoga situación y país, le dicen a Senna: “¿quien se cree que es, acaso Nigel Mansell?” a lo que el brasileño respondió con un sencillo: “no, soy Ayrton Senna”.

Es decir, nada que no pase de un titular, unas lineas, no como con el amigo Nikita, que no ha caído en gracia.

Finalizo diciendo que sí, que está muy bien que los pilotos sean ejemplares, ya que el aficionado, sobre todo de niño, los tiene idealizados, pero al final, son lo que son, fuera de las pistas personas normales. Algunos serán muy majos y otros, no tanto, pero forma parte de su vida privada. Ya quisieran ser como Rafa Nadal -ya lo quisiera yo para mí- que es mejor persona que deportista, que siendo uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, el mejor en tierra batida, la cosa no es moco de pavo.

En resumen, que nadie duda de la grandeza de Fangio, alabado dentro y fuera de las pistas pero, que quieren que les diga, sin más explicaciones, para mí, alguien que tenía un par de hijos no reconocidos no me parece ni mucho menos un ejemplo a seguir, para nada merecedor del apelativo: “caballero”.



Fangio tenía, fuera de las pistas, un lado más oscuro.


Pero a Fangio se le recuerda por su grandeza en las pistas, como debe ser. Anda que si fuéramos tan quisquillosos con los demás como con Mazepin, nos cargábamos unos cuantos ídolos y alguno, como Valentino Rossi, lo tendría bien merecido.