lunes, 26 de septiembre de 2016

Mark Donohue

Un  mal precedente




Mark Donohue nacido el 18 de marzo de 1937, fue un gran piloto-ingeniero, título que obtuvo en la universidad de Brown en 1959. Polifacético como pocos, corrió con éxito en varias disciplinas: Tras Am, Nascar, Indycar, Can Am, Mundial de Resistencia, IROC y F1, entre otras.
En 1969 ganó las 24 horas de Daytona y el mundial de resistencia junto a Chuck Parsons y un Lola T70 del equipo Penske.
Ganó las míticas 500 millas de Indianápolis en 1972 con un Mclaren y en 1973 el la Canadian American Challenge Cup, la Can Am vamos, con el monstruoso Porsche 917/30 de más de 1200CV -algunos le dan hasta 1500- el coche de competición más potente de la historia.
Para los Ferraristas como yo es recordado por el mítico Ferrari 512M chasis 1040 modificado por el equipo Penske, con su inestimable colaboración, que según Forghieri era el mejor preparado de todos los 512. Con las culatas modificadas por Traco -empresa especializada en motores de Penske- consiguió más potencia que los 512 de fábrica y era el sport más veloz de todos ese año, 1971. Más que los 917, salvo en Le Mans. Donohue y Penske ganaban tiempo en la pista y fuera de ella, con repostajes más veloces y comunicaciones al box vía radio, siendo pioneros en ello.
Donohue realizó la mayor parte de su carrera profesional como piloto de Penske allá donde corriera el gran constructor americano Roger Penske. Sí, ese, el de los amortiguadores. Corrió para él desde 1966 hasta el de 17 de agosto de 1975 en Austria durante la celebración del GP de F1 al volante de un March 751 del equipo Penske. Murió tres días después.
Y lo que sucedió después es lo que quiero comentar, ya que su viuda demandó a Penske, Goodyear y a Bell.
A continuación copio lo que se escribió en 1984 sobre el caso en: “El libro del año del automovilismo deportivo 4tiempos 1984/85”



Donohue y el March 751 del equipo Penske




Mark Donohue murió el 20 de agosto de 1975 a consecuencia de las lesiones sufridas tres días antes durante la sesión de precalentamiento del Gran Premio de Austria cuando su coche se salió de la pista en la entonces rapidísima curva a derechas Hella-Licht a raíz de lo que, irrefutablemente, parece que fue un fallo de su neumático delantero izquierdo.
Casi nueve años más tarde, un tribunal de Rhode Island, Estados Unidos, condenaba a la firma multinacional Goodyear, fabricante del neumático en cuestión, a pagar a la viuda de Donohue 9,6 millones de dólares más los intereses del 12% anual acumulados desde el día del accidente hasta el veredicto, en total 19,6 millones de dólares, casi 3000 millones de pesetas.
Este sorprendente desenlace ha sido posible, en principio, debido al particular sistema jurídico norteamericano, tantas veces motivo de asombro para nosotros en las pequeñas y grandes pantallas y que ha originado en Estados Unidos una inmensa oferta de seguros contra las más inverosímiles sentencias de los tribunales. Una de las cuales ha sido, precisamente, esta.
Mario Andretti, Niki Lauda y Dan Gurney declararon como testigos y expertos en el tema. Todos ellos estuvieron de acuerdo en que los neumáticos, al igual que el 90% de componentes de un coche de carreras, son experimentales; en que los pilotos de carreras aceptan el riesgo de su profesión; que las compañías fabricantes de componentes ponen a su disposición el mejor material de que disponen; y en que si algo falla, es parte del juego, un riesgo calculado. Pero sus palabras se perdieron entre la brillantez oratoria de la jurisprudencia.
El tribunal de Rhode Island y los seis jurados lo vieron de distinta manera y ahora queda pendiente sobre el automovilismo mundial una temible espada de Damocles. Bell Helmet, fabricante del casco que llevaba Donohue y contra el que fue a dar uno de los postes de madera que aguantaban la tela metálica de retención, prefirió en su día pagar los 75000$ a la viuda del piloto y renunciar al juicio. Goodyear y Penske Racing, por el contrario, optaron por seguir adelante en la confianza de que, como en el caso de la demanda de Clay Regazzoni contra el circuito de Long Beach, el piloto sería considerado como responsable de sus propios actos.
No fue así y si bien Penske Racing fue considerada por el juez como simple “consumidor” del producto defectuoso y, en consecuencia, libre de cargos; Goodyear se encontró con la desmesurada sentencia que ya sabemos...”








Y sigue, aunque sin nada más que reseñar, salvo que Goodyear apeló, y perdió.
Saco esto a colación por las recientes -o no tan recientes- reacciones disparatadas cuando un piloto sufre un accidente, sobre todo si este muere. En cambio, cuando le pasa a un comisario lo mismo, el pésame de rigor y poco más.
Pero cuando es un piloto, a buscar culpables -si es la FIA mejor- a cogérnosla con papel de fumar y a no aceptar nuestras responsabilidades. Nadie quiere reconocer -los que lo “reconocen” cuando pasa algo luego ponen el grito en el cielo- que el automovilismo es un deporte de riesgo y que no se puede controlar todo. Es lamentable que Adrian Newey, Patric Head y Frank Williams fueran llevados a juicio por homicidio por el accidente mortal de Senna. Desconozco si hubo juicio por lo de Ratzenberger. En 2005 la lógica se impuso y fueron absueltos.
He leído en redes sociales quejas porque “los culpables de la muerte de Senna no tuvieron castigo” y sin sentidos por el estilo. Como las duras críticas contra la FIA por no parar el Gran Premio de Japón el día del accidente de Bianchi. Me gustaría saber cuantos de los que ahora protestan por la no detención, lo hicieron en el momento de esta, quejándose de que los pilotos no corren en agua y demás, ya que la pista estaba practicable. Eso sin contar que había un precedente de lo peligroso de la grúa que nadie supo ver.
Esas críticas, esa manera de buscar culpables y no querer aceptar las reglas del juego, es lo que hace, en parte, que la FIA y los equipos en un momento dado se laven las manos, temerosos de que, en caso de reconocer los hechos, estos acaben sepultándolos.
Creo que en caso de unas medios de comunicación y aficionados más serios, esto no sucedería, y se darían los datos de la causa de los accidentes sin temor, en lugar de recurrir al corporativismo.
Evidentemente hay de todo, pero creo que por ahí van los tiros. Si queremos automovilismo del bueno, carreras en agua y demás, debemos ser consecuentes y aceptar los riesgos. Normal que Charlie Witting haga el ridículo cuando caen cuatro gotas. Todo el mundo se queja, pero luego, si hay un accidente, muchos de los que se quejan por que no da la salida, luego serían sus más furibundos críticos.
Tal vez por eso -y eso que creo que en este caso la familia Villota es ejemplar y no entraría en ese juego- los dirigentes de Manor dijeron que no había habido fallo alguno en el coche el día que María se la pegó contra la rampa del camión. Aparte de que esa rampa debería haber estado recogida, de hecho, no debería haber estado el camión ahí, lo cierto es que un piloto profesional no pega un acelerón y pierde el control entrando a boxes. Me huele a fallo mecánico. ¿Y que si lo hubo? Son cosas de las carreras. Se reconoce y punto. Por lo visto no, no vaya a ser. Pues creo que los Villota no habrían reclamado en caso de decir la verdad los miembros de Manor. Pero esa es otra historia.
En resumen, que hay que aceptar los riesgos de este deporte, y el que no los quiera aceptar, que no lo vea y, por supuesto, que no participe de una forma u otra en él.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Mike Parkes

Un Inglés en Ferrari





Antes hubo otros, y después muchos más, pero ninguno como él, abarcando muchos papeles e integrándose de tal manera en el equipo que acabó sus días trabajando en Italia para la Ferrari y el grupo FIAT. Desde aquí mi pequeño homenaje.



Hoy hacen 85 años del nacimiento del gran piloto-ingeniero inglés Mike Parkes, fallecido el 28 de agosto de 1977 a punto de cumplir los 46 años de edad en un accidente de tráfico en Turín.
Me gustaría dedicarle una palabras a este gran piloto-ingeniero que hizo de Italia su segunda casa, sino la primera, ya que una vez retirado de las competiciones siguió ligado a Italia colaborando con Ferrari y el grupo Fiat en el desarrollo de modelos de carretera. De hecho, esta colaboración ya la hacía cuando pilotaba. Los Ferrari 275GTB y el 330GTC contaban de su maestría a la hora de su desarrollo.
Otros coches en los que colaboró son: el mítico Lancia Stratos y el Fiat 128 en sus variantes de competición.



Eugenio Dragoni, Nino Vaccarella, Lorenzo Bandini, Ludovico Scarfiotti, Enzo Ferrari y Mike Parkes.



Mike Parkes destacaba, aparte de por sus enormes dotes técnicas, por su estatura. Con 1,93 estaba bastante crecidito y para alojarlo en determinados coches de competición, como los Ferrari 312 y 512 de Sport, había que hacer un abultamiento en el techo, ya que de lo contrario no entraba ni con calzador.
Conocí a Mike Parkes a finales de los 80 cuando iba ampliando -y lo sigo haciendo- mis conocimientos automovilísticos, sobre todo los de Ferrari. Aparte de estar al día de Ferrari en la F1 y de sus coches de carretera de la época, iba conociendo poco a poco la historia de Ferrari tanto en modelos de calle y F1 como en otras disciplinas: sus modelos, éxitos y fracasos, pilotos, etc...
Fue así como descubrí uno de los Ferrari Sport más bellos, lo que equivale a decir uno de los Sports más bellos de todos los tiempos: el Ferrari 330 P4 de 1967 -evolución del P3 de 1966- del que apenas se fabricaron tres ejemplares y que por entonces ya era uno de los coches más codiciados del planeta. En su momento fue el coche más caro del mundo superando la marca del Bugatti Royale con un precio de 1240 millones de pesetas (7,45 millones de €)



El P4 de Parkes-Scarfiotti saludando a la afición tras finalizar en segunda posición en las 24 horas de Le Mans de 1967



El caso es que me enamoró ese modelo, campeón del mundo de marcas en 1967, el único año que compitió oficialmente y, al saber de sus pilotos, salió el nombre de Mike Parkes. Otros famosos que lo pilotaron fueron: Lorenzo Bandini, Chris Amon, Jackie Stewart y Ludovico Scarfiotti, entre los más destacados. Scarfiotti era el compañero de Parkes a su volante, como lo fue también en otros muchos Ferrari Sport y en 1966, fueron compañeros en F1 dentro de la Scuderia.
Me extrañó la casi total ausencia de Parkes dentro de la Fórmula1, aunque no es tan raro si tenemos en cuenta que la carrera de Parkes se desarrolló en una época en la que las carreras de Sport eran tan prestigiosas como las de F1 y que, tal vez él prefiriese las primeras.
Como fuere, en F1 debutó en 1966 en el GP de Francia sustituyendo a John Surtees, que por diferencias con el director deportivo de Ferrari, Eugenio Dragoni, abandonó el equipo. Calificó tercero y acababó segundo con el Ferrari 312. Ese año disputó cuatro carreras de F1 en total, logrando la pole “en casa” en el GP de Italia, para luego acabar segundo tras su compañero y amigo Scarfiotti y así lograr el doblete para Ferrari en la que es, hasta la fecha, la última victoria de un Italiano en Monza.
En 1967 disputó dos carreras más de F1, en Holanda y Bélgica, accidentándose en esta última rompiéndose una pierna. No volvió a subirse a un F1.



Spa-Francorchamps 1967, su última carrera en F-1



Eso en lo que respecta a su corta carrera en F1, pero Parkes dio para más, mucho más. Y no sólo por su actividad de puesta a punto de modelos de calle y de competición.
Todo empezó en 1949, cuando entró de aprendiz en Humber, del grupo Rootes, dónde permaneció hasta 1962
Hizo su debut en competición en 1952 a los 21 años en una carrera local mientras seguía trabajando en el grupo Rootes, en el que colaboraba también en los aviones, a la vez que en los coches de carretera y competición. Dentro de Rootes colaboró con Alec Issigonis, el creador del Mini.
En 1957 recibió una invitación de Lotus como piloto de reserva para Le Mans y eso lo llevó al equipo de F2 en sustitución de Stuart Lewis-Evans, aunque sin mucho éxito.
En 1961 cuando Parkes estaba en Le Mans supervisando al equipo Rootes, probó un Ferrari 250 GT mostrándose más veloz que los pilotos habituales.
Eso fue el primer contacto de Parkes con Maranello de manera oficial, aunque ya había disputado ese mismo año carreras con Ferraris en GT. El 3 de marzo de 1961 Parkes ganó en Snetterton con un 250 GT SWB, en lo que fue el inicio de una larga relación. Eso lo llevó a dejar de manera definitiva Rootes en 1962 camino de Ferrari, tanto como piloto de desarrollo, como de carreras.
Ese año -1961- compaginó su temporada de F-Junior con los Gts y prototipos, en estos dos siempre de la mano de Ferrari. Su logro más destacado ese año fue la segunda posición en Le Mans junto a Willy Mairesse al volante de un 250 Testarossa Spider Fantuzzi.



Con el precioso 250 Testa Rossa Spider Fantuzzi en Le Mans 61



En 1962 pilotó el que ha día de hoy es el coche más caro del mundo y tal vez el Ferrari por antonomasia, el 250 GTO, logrando victorias absolutas y de clase que junto a puestos de honor contribuyeron para la consecución del título de marcas para Ferrari.
Con un Dino 246SP logró otra victoria absoluta más, en este caso en Brands Hatch en el Guards Tropy Race.
En 1963 Enzo Ferrari empezaba a apreciar las dotes de ingeniero de Parkes que a su vez, hablaba cada vez mejor el italiano.
Con el 250 GTO y otros Ferraris siguió obteniendo grandes resultados ese año. Lo mejor el tercero de Le Mans con un 330 P junto a Umberto Maglioli.
En 1964 logró su primer gran triunfo al ganar una prueba de larga distancia, concretamente las 12 horas de Sebring al volante de un Ferrari 275 P. También ganó, con un 250 GTO los 500km de Spa-Francorchamps.
Un accidente en unos test acabó con su temporada ese año, regresando en 1965 victorioso en Monza junto a Jean Guichet al volante de un 275 P2 para imponerse en los 1000km y logrando varias segundas posiciones en otras carreras, entre ellas la de los 1000km de Nurburgring junto a su compatriota John Surtees.
1966 fue el año de su debut en F1, como comenté unas líneas más arriba. Disputó 4 GGPP con el 312 logrando una pole y dos segundos lugares.



Parkes suplió a Surtees en el Ferrari F1 en 1966 más que dignamente. Aquí lo vemos en Holanda.



Con “il grande John” ganó los 1000km de Monza y junto a su amigo Scarfiotti los 1000km de Spa, en ambas ocasiones con el 330 P3. Corrió junto a David Piper y ganó los 1000km de París con un 250 LM. En el resto del año no estuvo muy afortunado, sumando muchos abandonos.
1967 empezó de manera inmejorable para Ferrari con el triplete en las 24 horas de Daytona en las que se impusieron la pareja Bandini-Amon por delante de Parkes-Scarfiotti con los 330 P4 completando el podio el 412 P de Pedro Rodríguez-Guichet.
Acabó segundo con Scarfiotti y el P4 en las 4 horas de Le Mans, fuera de campeonato y que eran una carrera de preparación de cara a las famosas 24 horas.
Fue segundo igualmente -con Scarfiotti y el P4- tanto en los 1000km de Monza como en las famosas 24 horas de Le Mans. En estas libró un memorable duelo con el Ford GT40 de 7 litros (el Ferrari tenía 4) de Dan Gurney y A.J. Foyt. Carrera memorable y de la que se ha escrito mucho, incluso en revistas no dedicadas al mundo del motor, como “Selecciones, del reader digest”.
En esa carrera el ganador Dan Gurney regó con champán desde el podio a los asistentes, dando origen a esta tradición.
Su temporada acabó con su accidente en Spa en F1, en el que se fracturó una pierna y tuvo lesiones en la cabeza al acabar su Ferrari boca abajo en la primera vuelta en Blanchimont al patinar en el aceite dejado por el BRM de Jackie Stewart.
Este accidente puso fin a su breve, pero exitosa carrera en F1, y casi al resto. Tras un 1968 sabático de competiciones se dedicó a desarrollar los Ferrari 312 y 512 de Sport.
Luego de un 1969 dedicado a otras actividades dentro del grupo Fiat, volvió a la competición en 1970 dentro del equipo suizo “Scudería Filipinetti”  y del americano de Luigi Chinett "NART" (North American Racing Team) que hacían correr en Sport Ferraris privados. Los Ferraris privados, a diferencia de los Porsche, no solían estar bien preparados -ni apoyados por fábrica- y por tanto era muy difícil destacar. Ya no hubo más victorias.



El 512F en Riverside 72. Véase el abultamiento del techo para dar cabida a los 193 centímetros de Parkes.



En el último año de su carrera como piloto -1972- corrió en Riverside una prueba de la Can Am, sin éxito, con el 512M modificado por la Filipinetti con su ayuda, el conocido como 512F y que en la actualidad es propiedad Adrián Newey.
A su vez corrió carreras de Gts y turismos con esa misma Scuderia, con un Ferrari 365 GTB/4 “Daytona” en las primeras y con un Fiat 128 en las segundas.
Siguió trabajando dentro del grupo FIAT, colaborando, entre otros, en el desarrollo del Lancia Stratos de competición, tanto en rallyes como en circuitos.
Un accidente de tráfico en Turín nos privó de él y el mundo del automóvil perdió a uno de sus grandes pilotos e ingenieros, pero su labor, muchas veces a la sombra, no ha sido olvidada.


Agradezco a Abel Cruz sus datos acerca del propietario actual del 512F. Está claro que Newey, como todos, al final cae en los brazos de Maranello.

Más información de Mike Parkes aquí:




lunes, 19 de septiembre de 2016

GP de Singapur 2016

      Rosberg, regulando pero a tope




En su carrera número 200 Rosberg se mostró sólido como una roca y no cometió fallo alguno pese a la fuerte presión a la que se vio sometido por un gran Daniel Ricciardo al final. Vettel recuperó del fondo de la parrilla hasta el quinto lugar tras su compañero Raikkönen, al que la mala estrategia de Ferrari -o la buena de Mercedes- lo privó del podium. 





El gran circo llegaba al trazado nocturno por antonomasia, Singapur, con nuevo dueño: Chase Carey, de Liberty Media, que se paseaba por el paddock de la manita de quien es y sigue siendo “de verdad” el dueño, Bernie Eclestone. Este le iba contando los secretos de su nueva adquisición.
Por muy americanos que sean los nuevos dueños habrá que esperar para ver, pero dudo mucho que cambien gran cosa del campeonato. El que espere una F1 americanizada, estilo F-Indy, que espere sentado.



Chase Carey se paseaba por el paddock de Singapur al lado de Bernie Ecclestone, que no ha dicho su última palabra. 



Algunos pilotos dieron sus opiniones cuando se les preguntaba acerca del nuevo dueño y de como mejorar la F1. Vettel pedía el regreso de los V12 y Alonso, diciendo una gran verdad, comentó que la F1 era igual de divertida ahora que antes de cara al espectador, no así para los pilotos: “porque los coches son más aburridos. Y como los nuevos dueños no van a construir los coches...”
En el tema deportivo, nuevos rumores de las posibles trampas, llamémoslo como son y dejemos los eufemismos, de Red Bull y Mercedes. Ya se rumoreaba hace un tiempo que estos dos equipos disponían de un sistema con el que calentaban las ruedas para burlar las presiones mínimas obligatorias. Ahora el tema se refiere a las suspensiones. La trasera en Red Bull y la delantera en Mercedes.
La de Red Bull parece interactuar con el DRS para alcanzar mayor velocidad punta a igualdad de carga mientras que la de Mercedes busca equilibrar mejor la carrocería reduciendo su balanceo. Con esto el coche es más manejable y su rendimiento aerodinámico más fluido.
Sea como sea, el problema de estas acciones, de estas burlas al reglamento, está en que muchas veces uno no sabe diferenciar lo que está o no permitido. A veces es sencillo y se actúa burdamente, como con el peso y la altura libre al suelo de los 80, que incomprensiblemente coló y apenas hubo sanciones -sólo unas pocas al peso y no a todos- pero otras veces la cosa no es tan sencilla y se puede ver desde diferentes puntos de vista. Claro que una solución, o posible solución, es poner en conocimiento de la FIA todos los dispositivos del coche, para que esta diga si son o no legales. Y parece ser que no siempre es así, tal vez por miedo a ser copiados si se da a conocer su artilugio o por si se considera ilegal y no pueden usarlo. Sea como sea, ya que hay de todo, el Mass-Dumper de Renault era legal y fue puesto por parte de Renault a disposición de la FIA desde el principio, a diferencia de otros dispositivos de otros equipos.



El diseño de red Bull, de nuevo bajo los focos.



Lo cierto es que una vez descubierta la trampa, el equipo infractor se va de rositas. Como mucho les prohíben el uso de su dispositivo de cara al siguiente GP. Y eso en el peor de los casos. Pues no, sino es legal, lo suyo es una sanción como es debido, incluso anulándoles los resultados del año. Duro, sí, pero de ese modo tal vez se lo pensarían a la hora de “jugar” con el reglamento. Pero como saben que no les va a pasar nada...
Dicho esto, mientras no se demuestre lo contrario, no doy credibilidad a los rumores sobre Red Bull y Mercedes, ya que es muy fácil hablar.
Y respecto a los castigos, me gustaría recalcar la falta de consistencia y criterio de la FIA, que aplica el reglamento de manera muy permisiva con los equipos que ganan, pero que con los que no están en la pomada no les tiembla el pulso. No hay más que ver como actuaron el año pasado con Hamilton en Monza, que tenía las presiones por debajo de lo permitido y con Massa en Brasil, con las ruedas con mayor temperatura. Lewis conservó su victoria mientras que Felipe fue desposeído de su octavo lugar. Esa falta de criterio me mata.
Los libres de Singapur tuvieron dos dominadores: Rosberg y Verstappen, pese a algún que otro incidente. Los Mclaren tuvieron varios problemas, Hamilton no estuvo muy fuerte y Raikkönen se mostró rapidísimo, al igual que Hulkenberg, toda vez que Vettel parecía estar un poco a la expectativa, como Ricciardo. Aunque el aussie marcaba más de cerca a su compañero que Seb al suyo.
Como anécdota el lagarto -un varano- que se le cruzó a Verstappen. ¿Estamos en la selva o en la ciudad? No es pequeño precisamente el lagarto ese. Aunque no sería el único invitado a la pista este fin de semana.



El varano se pasea ajeno a todo por la pista de Singapur. No sabemos si fue multado.



Todo parecía indicar que podría haber lucha por la pole no sólo entre Mercedes y Red Bull, sino entre esos dos y Ferrari. A priori esta iba a ser la sesión de clasificación más interesante del año.
La primera ronda fue inicialmente extraña, con los Mercedes rodando a un ritmo bajo, tanto es así que Alonso se quedó a apenas dos décimas de ellos mientras que Verstappen y Raikkönen los superaban por poco. Sólo Ricciardo marcó un tiempo acorde a lo visto en los libres.
Los problemas en la suspensión trasera derecha -un problema con la barra estabilizadora- del Ferrari de Vettel mandarían a este al último lugar, dejando un hueco libre más para pasar a la Q2, algo que aprovechó Markkus Ericsson. No se veía un Sauber en Q2 desde Hungría.
No pasarían: Magnussen, Nasr, Palmer, Wehrlein, Ocon y el mencionado Vettel. En esta pista los Manor mostraron sus carencias no estando nada a gusto, siendo los dos últimos claramente.
Visto lo sucedido en Q1, uno se preguntaba si Mercedes tendría dificultades, como el pasado año, pero con un impresionante 1,43”020 Rosberg dejaba claro que no y además, se postulaba como claro favorito de cara a la pole, pese a que los red Bull, que se quedaron a un segundo, pasaron el corte con superblandas, por las ultrablandas del resto.
Pese a un accidente de Grosjean al final, que provocó una bandera amarilla y el retraso del arranque de la Q3, Alonso logró in extremis colarse, a diferencia de su compañero Button, que se pasó de frenada al final cuando parecía, a su vez, capaz de lograrlo. Quienes no lo lograron fueron los dos Williams de Bottas y Massa, el mencionado Button, Gutiérrez, Grosjean y Ericsson, que bastante hizo con llegar adónde llegó.
En Q3 Rosberg no defraudó y con 1,42”584 marcó la vuelta más rápida jamás dada a Singapur en cualquiera de sus trazados. Su diferencia con el resto fue tal que su pole no se vio amenazada en momento alguno. Su superioridad recordó a la de otros grandes pilotos de otros tiempos. Mas que Nico Rosberg, parecía Keke Rosberg.



Rosberg logró su pole número 29 sin oposición.



Hamilton se quedó a siete décimas y rondando el segundo: Raikkönen, Ricciardo y Verstappen. Todo eso en el primer intento.
En el segundo muchos fallaron, entre ellos Hamilton -dos veces- y el propio Rosberg, aunque le daba lo mismo. Quienes no fallaron, para no variar, fueron los pilotos de Red Bull y, grata sorpresa, los de Toro Rosso.
Eso permitió a Ricciardo pasar de cuarto a segundo al superar a Raikkönen y a Hamilton, y a Max ser tercero al rebasar a Raikkönen, que finalmente fue sólo quinto, mientras que Sainz se afianzaba en un espléndido sexto puesto justo por delante de su compañero Kvyat, con Hulkenberg, Alonso y Pérez completando los diez primeros.
Impresionante la prestación de los Toro Rosso con el motor Ferrari de 2015. ¿Que lograrían con uno actual? Pues en más de una ocasión incordiarían a sus hermanos mayores. Y a Ferrari, por supuesto, de ahí que los de Maranello se cubrieran las espaldas de antemano.
Horas después sabríamos de la doble sanción a Pérez por adelantar con doble bandera amarilla a su compatriota Gutiérrez -tres puestos- y otros cinco por no reducir lo suficiente la velocidad en Q2 cuando se accidentó Grosjean, que fue cuando marcó el tiempo que le dio el pase a Q3. Además le metieron 3 puntos de carné. Lo que decía líneas más arriba, el doble rasero de los comisarios. Muy duros aquí con Pérez y sin embargo cuando un piloto saca de pista adrede a otro -reconocido por el ínclito- y luego se le cruza a más de 300km/h, no pasa nada. Muy bonito. Normal que las sanciones no sean creíbles.
Fuera como fuera, el caso es que Pérez retrocedía hasta el puesto 18, que sería el 17 al cambiar caja de cambios Grosjean, que no levanta cabeza en esta carrera luego de no rodar en los libres 1 y accidentarse tanto en los libres 2 como en la calificación. Partirá desde el puesto número 20.
Vettel, sin nada que perder, hizo lo obvio, cambió motor y caja de cambios.



Fumar perjudica tu salud -y tu libertad- que se lo digan a Arrivabene.



Maurizio Arrivabene se quedó seis horas -nada menos- detenido por arrojar una colilla al suelo. Al que le parezca esto normal que se lo haga mirar. Desde luego que países así es mejor no visitar. Me pregunto si luego ellos -los “singapurienses”- se portan igual de “bien” cuando están fuera o se desmadran.
De cara a la carrera los Red Bull partían con distinta estrategia y habría que ver si Hamilton y Verstappen, muy fallones ultimamente en las arrancadas, lo enmiendan esta vez.
Grosjean redondeó su accidentado fin de semana no saliendo siquiera a pista el domingo por un problema de frenos, dejando un hueco en la parrilla.
La arrancada tuvo movida ya que la nueva -y van tres seguidas- mala salida de Verstappen provocó un accidente entre Sainz y Hulkenberg al esquivarlo, abandonando el alemán, y en el que también se vieron involucrados Bottas y Button, con pinchazo y rotura de alerón respectivamente.



Carrera corta para Hulkenberg. Verstappen se libró por milímetros.



Alonso hizo un salidón, como en 2013 (de 7º a 3º), en este caso de 9º a 5º y a un pelo de superar a Raikkönen. Más que arrancar bien, que también, apuró -como en 2013- la primera curva de manera excepcional. Por poco no se sitúa cuarto.
Sin llegar los coches al primer sector ya salió el coche de seguridad para retirar el Force India del desafortunado Nico Hulkenberg. Los pilotos pasaban por boxes mientras los comisarios despejaban la pista. Bottas y Button pararon a reparar desperfectos reincorporándose en las dos últimas posiciones. Vettel ya era décimo octavo sin haber efectuado ni un solo adelantamiento.
En la vuelta tres se reanudó la carrera por este orden: Rosberg, Ricciardo, Hamilton, Raikkönen, Alonso, Kvyat, Sainz, Verstappen, Massa, Magnussen, etc... con susto para Rosberg al encontrase a un comisario en la pista, como le sucedió a Vettel en Rusia el año pasado, sin más consecuencias que el susto para ambos.



Los Mercedes no corren tanto, los comisarios les sacan los colores.



Pérez y Vettel, los únicos equipados con el compuesto blando -el más duro disponible- eran décimo tercero y décimo octavo respectivamente.
Sainz, con una parte del coche dañada, tuvo que detenerse en boxes en la vuelta siete para quitarla al mostrarle los comisarios la bandera negra y naranja, ya que de no hacerlo corría el riesgo de ser descalificado. Era muy pronto para parar, y eso lo relegó al último lugar. Vettel, tras adelantar a los Manor y con la parada de Ericsson era décimo tercero.
El cuarteto de líderes se había estabilizado con Rosberg líder con 5” sobre Ricciardo, el cual tenía otros tantos sobre un Hamilton que no lograba separarse más de 2” de un motivado Raikkönen.
Alonso mantenía su espléndida quinta plaza pero cediendo casi 1” por vuelta respecto a su predecesor con Kvyat y Verstappen al acecho.
Los neumáticos superblandos de Ricciardo no le iban a durar más que los ultrablandos de sus competidores y entre las vueltas quince y dieciocho todos ellos pararían, montando superblandas Ricciardo y Kimi, mientras que Rosberg y Hamilton montarían blandas. Sin cambios en el panorama.
En esa fase de la carrera, tras los cuatro líderes y sin haber parado se encontraban Checo Pérez y Vettel, que había dado cuenta de Nasr, el resto se le habían quitado de en medio al parar en boxes.
En el intervalo entre las vueltas veinticuatro y veinticinco pararon Seb y Checo respectivamente, reincorporándose en los puestos doce y trece, con Seb por delante al haber adelantado al Checo en boxes. Con la pista libre la situación le era ideal ya que había montado ultrablandos y podía tirar a su gusto.
Alonso, Kvyat, Verstappen y Massa volvían a sus puestos iniciales. La lucha entre Kvyat y Verstappen fue dura y limpia, con el ruso herido en su orgullo no dispuesto a ceder posición. Pese a todos sus intentos, Max finalmente no pudo pasar.



Raikkönen demostró por qué es campeón del mundo, pero la estrategia no funcionó.



Rosberg y Ricciardo mantenían su situación más o menos estable, pero Raikkönen fue acercándose poco a poco a Hamilton y no paró de acosarlo hasta que este falló en la vuelta treinta y uno y lo adelantó en pista, algo que en coches de prestaciones similares, es toda una hombrada. Nada más hacerlo, paró por segunda vez en boxes.
Luego lo hicieron el resto de líderes, no cambiando la cosa, aunque la monta fue de blandos para todos.
Las paradas de Verstappen y Alonso, permitieron a Vettel acceder al sexto lugar después de haberse ventilado -en una vuelta- a Sainz y a Gutiérrez. Luego le tocó el turno a Magnussen. Poco después caería Kvyat, situándose quinto, casi a la vez que Bottas abandonaba por problemas de temperatura.
A Verstappen, que paró pronto para librarse del tráfico, le salió la jugada redonda, ya que Alonso y, sobre todo, Kvyat, estiraron tanto sus paradas que lo dejaron la mar de tranquilo. Eso sí, su ritmo no fue gran cosa y estaba claro que Vettel estaba fuera de su alcance.
Seb paró por última vez en la vuelta cuarenta y tres montando ultrablandos y ubicándose sexto a 10” de Verstappen. Le quitó casi 5” en una vuelta, pero no tuvo necesidad de pasarlo en pista ya que Max paró a continuación y le dejó el camino libre mientras Button abandonaba por un problema en los frenos.
Hamilton, que había caído a 6” de Raikkönen, fue reduciendo poco a poco la distancia hasta situarse a 2” justo antes de parar y jugársela de nuevo Mercedes a Ferrari en los boxes.



Alonso exprimió al límite y más allá de él a su Mclaren. Un séptimo lugar fue su pobre recompensa.



Hamilton paró en la vuelta cuarenta y seis, y Kimi a continuación, perdiendo la posición que tan brillantemente había obtenido en pista. A ello contribuyeron los mecánicos de Mercedes, más veloces que los de Ferrari, y sus estragas. Y es que esta “bromita” ya se la ha hecho Mercedes a Ferrari varias veces y ya va siendo hora de que espabilen en Maranello. Hamilton puso superblandas por las "ultra" de Kimi.
Ricciardo, que estaba a 2” de Rosberg, decidió parar y montar superblandas, cosa que pilló a contrapie a Rosberg, que no paró por temor a perder posición. De modo que Ricciardo inició un sprint final con vuelta rápida incluida en la que fue recuperando los 30” de desventaja a razón de más de 2” por vuelta, hasta 3”6 le llegó a recuperar en la que fue su vuelta más veloz..
Mientras Ricciardo echaba el resto, su compañero Verstappen, a más de un minuto, adelantó sin problemas gracias a sus neumáticos nuevos a: Kvyat, Pérez y Alonso situándose sexto. Que tardara tanto en deshacerse de estos coches demuestra que no tuvo su día -su noche en realidad- en Singapur, y que no sólo es oro lo que reluce en Verstappen.
Mientras Hamilton controlaba a Raikkönen, Rosberg hacía lo mismo con un Ricciardo que iba como un tiro, deseando que las ruedas del australiano desfallecieran y las suyas no. Más o menos eso pasó. Ricciardo no pudo seguir recuperando tanto tiempo -de ser así lo habría alcanzado a falta de cuatro vueltas- y las ruedas permitieron a Rosberg mantener su cadencia de 1,50 hasta el final, logrando pasar la última vuelta con 2” sobre Ricciardo. La suerte estaba echada. Rosberg llegó pidiendo la hora, pero controlando, y logró su 22º triunfo en Gran Premio cuando celebraba su carrera número 200. A Ricciardo le faltaron un par de vueltas o una al menos, pero no las tenía. Hamilton completó el podio con Raikkönen a su espalda. Los cuatro primeros en 10”, y el quinto, Vettel, que había partido último, a apenas 27”, sexto fue un gris Verstappen a más de 1,11 precediendo a: Alonso, Pérez, Kvyat y Magnussen como pilotos con derecho a puntos.



Kevin Magnussen puso al Renault en los puntos, muy por encima del nivel del coche.



A destacar la magnífica décima plaza de Magnussen con un Renault que no es gran cosa. Sí Alonso sacó petróleo del Mclaren, Magnussen estuvo igual de genial con su Renault.
Sainz estuvo muy desafortunado y al margen de su incidente inicial, tuvo problemas con el MGU-K de su coche, quedándose sin la energía eléctrica y por tanto, sin opción a luchar por los puntos. Se quedó con sólo 600-650CV, según él. Y si esta es la potencia que da un V6 turbo actual -otras fuentes hablaban de más de 700- entonces estos motores son un auténtico fraude, al margen de su lamentable sonido.
Kvyat, con su noveno lugar dio un par de puntacos a Toro Rosso en su GP número 200, que es el 540 del equipo si sumamos los 340 de Minardi. Que pena perder ese nombre, como tantos otros.
Verstappen falló en la salida por tercera carrera consecutiva, claro que en Red Bull lo han justificado diciendo que fue el embrague el que falló, no el piloto. Igualico que hace quince días dijo Mercedes de Hamilton. Parece que a la moda de impedir a los pilotos hablar mal del coche, aunque sólo sea diciendo lo obvio, ahora se suman los equipos justificando los fallos de sus pilotos. En fin.
El caso es que la mala salida de Max condicionó, perjudicó, jodió -como diría él- la carrera de otros pilotos. Le vendría bien reflexionar al respecto, ya que si bien es cierto que no lo hizo adrede, tampoco lo hizo adrede Vettel en Spa -y menos Kimi- y se picó buscando venganza. No creo que le pareciera razonable que Hulkenberg, por ejemplo, se ensañase con él en Malasia, ¿no? Pues que se aplique el cuento.
Al hilo de Max, que sin duda es un talento, no es el talento del siglo, ni mucho menos. Ni tampoco el sucesor de Senna o Schumacher. Decir eso es sacar los pies del tiesto. Ser el ganador más joven no te convierte en el mejor piloto de la actualidad, ni tampoco hace entrar a uno en el club de los más grandes. Para eso habrá tiempo. De momento, aunque Verstappen es muy bueno, también está muy sobrevalorado.



Vettel estuvo sensacional y fue elegido piloto del día. Claro que mejor hubiera sido ganar. Al menos se divirtió.



Vettel fue elegido con todo merecimiento como piloto del día, toda vez que Ferrari sí estuvo en la estrategia acertado con él. Sin el problema de la clasificación tal vez hubiera optado al triunfo. Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que en quince días llega Malasia, circuito que a priori puede venir bien a los outsiders de Mercedes para arrebatarles el triunfo. Es uno de los pocos circuitos que quedan en los que Mercedes podría ser vulnerable. Red Bull irá bien y Ferrari, que ganó de forma contundente el año pasado, también. ¿Reeditará Ferrari su triunfo? ¿Conseguirá Ricciardo su primera victoria del año?
Esta y otras respuestas dentro de quince días, en Sepang.





miércoles, 14 de septiembre de 2016

Números y cascos

Vaya numerito


 Los números en la F1 y en el deporte en general sirven, entre otras cosas, para identificar a los deportistas.
En la F1 ha habido varias formas de repartir los números; en principio variaban de carrera a carrera, ya que los repartía el organizador de la prueba y no fue hasta los 70 que se estabilizó la cosa y se quedaron fijos en las escuadras, otorgando el 1 al campeón del mundo y sólo permutando los números cuando cambiaba el campeón. Con pequeñas modificaciones esto se mantuvo más o menos así hasta hace unos pocos años, en las que un piloto se queda con un número "para siempre".
Esta estabilidad facilitaba la identificación de los pilotos del mismo equipo al tener a lo largo de una temporada el mismo dorsal, el cual además era grande y se veía sin dificultad.
Los cascos, cuya principal razón de ser es la seguridad sirve, a su vez, de modo indirecto como indentificador de pilotos, una especie de DNI, ya que están personalizados. Cada uno el suyo.
Viene todo esto a cuenta de la nueva política -de unos años para acá- de números y de cascos de la FIA, que no comparto en absoluto, sobre todo la de los cascos.



El número mítico de la F1. Villeneuve inmortalizó el 27 sobre un Ferrari.



Empezaré por los números. La F1 ha copiado -o tomado como ejemplo- el mundo de las motos, cuyos pilotos no solo se pasan -si quieren- el 1 de campeón por el arco del triunfo sino que tienen un número fijo a lo largo de sus carreras deportivas. Esto se originó en los en los 80-90, entre otros, por el mítico 34 de Kevin Schwantz que luego se ha ido generalizado hasta convertirse en norma. La F1 ha seguido el mismo camino, un número para cada piloto para siempre, y así se le identificará más facilmente.
En principio no está mal la cosa aunque yo tengo algunas objeciones. La primera es de perogrullo, si quieres que un piloto sea identificado por su dorsal -cosa que ya se hacía antes- lo primero que tienes que hacer es un número visible, de buen tamaño y que destaque en el monoplaza, no que se confunda con el mismo. Son ridículos los números actuales, pequeños y semiocultos. Tanto es así que parece que para distinguirlos estemos buscando a Wally, cuando lo suyo es que fuera de lo primero que identificásemos del monoplaza, como antaño, como en las motos. Pero no, números ocultos, como en el móvil. Para eso, quítalos. A ver si se aclaran y los hacen como es debido a partir de 2017, aunque lo dudo. ¡Números bien visibles, por favor!
Por otro lado no me gusta que el único número mítico de la F1, bueno casi el único, el 27 de Gilles Villeneuve no se le de a Ferrari. Me explico, el mítico 27 de Gilles está inmortalizado en un Ferrari, no es lo mismo, ni por asomo, que lo lleve otro coche, por tanto, se debería permitir su uso a Ferrari siempre que lo requiriese, lo que siempre gustará a los nostálgicos.
El otro número mítico, el 5 ROJO de Mansell, pese a ser exclusivo -en F1- de Williams, no lo veo como en el caso anterior, ya que ahí este dorsal pintado en rojo era más del piloto que del equipo, aunque tampoco estaría mal que se lo dejasen a Williams si lo requiriese, aunque ahí soy más permisivo.
Por último, el 1 se ha de usar obligatoriamente, punto.



Vettel es el piloto más prolífico a la hora de diseñar sus cascos.



Respecto a los cascos, que al personalizarlos sirven como identificador del piloto, salió una absurda normativa que impide su cambio de decoración con la temporada en curso para que “el aficionado pueda identificar al piloto”. Vamos a ver, zascandiles de la FIA, ¿que tiene de malo que un piloto cambie su diseño de casco? Vale que generalmente los pilotos se han mantenido fieles a su diseño, salvo excepciones, pero también es bonito ver diseños nuevos cada GP, como hacía Vettel. Impedir eso es una forma de coartar la expresión del piloto, al obligarlo a mantener su diseño. Una estupidez de cuidado. ¿Y si se pusieran todos de acuerdo en usar uno blanco? Nadie cambiaría el casco a lo largo del año, pero no se diferenciarían unos de otros, que es la excusa para esta absurda normativa.
Me parece estupendo que un piloto mantenga un único diseño a lo largo de su carrera deportiva, pero lo mismo para quien decide no hacerlo y, francamente, la variedad de Vettel me encantaba. Era original. Unos estaban mejor que otros, pero daba gusto ver cada carrera – y a veces en la misma- diferentes decoraciones. También me gustaba mucho cuando un piloto homenajeaba a otro llevando “su” casco, como Kimi con Hunt o Vergné con Cevert. Hasta se especuló un año que en Monza Alonso llevaría el de Alboreto como homenaje.
Una pena que la FIA lo haya prohibido, aunque eso sí, para la pijotería monegasca hace una excepción.




Para mí, el casco más bonito de siempre. El de Villeneuve.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Temporada 2007

          De Hielo





Así se quedaron Lewis Hamilton, su padre -omnipresente en el paddock por entonces- y Ron Dennis, ya que ninguno de ellos esperaba semejante final. Kimi Raikkönen se aprovechó de la lucha de los hombres de Mclaren y, sobre todo, de la falta de cabeza de un Hamilton que con una mano hubiera sido fácil campeón de haber sido conservador, sino en las dos últimas citas, al menos en la última. Pero no lo fue.






La temporada 2007 se iniciaba con muchas novedades. Por un lado estaba la retirada del mejor piloto de los últimos 10 años, al menos, el Kaiser Michael Schumacher, que dejaba vacío su trono. Kimi Raikkönen sería el sustituto del insustituible en la Scuderia.
Por otro, el actual bicampeón del mundo, el español Fernando Alonso, había abandonado el equipo de sus éxitos, Renault, por Mclaren cuyo compañero sería la joven y prometedora estrella británica Lewis Hamilton que en principio, al ser su primer año, no debería causarle demasiados problemas.
Massa, el tan criticado Massa, pero que en realidad no lo había hecho nada mal en relación a su compañero Schumacher -y es que muchos olvidan o no querían reconocer lo bueno que era Schumacher- pasaba de repente a ser uno de los favoritos, incluso por encima de su nuevo compañero.
Heikki Kovalainen sustituía a Alonso en Renault y hacía equipo con Fisichella. Renault, al igual que Alonso, era la actual bicampeona, pero como íbamos a ver, el nuevo orden de fuerzas de 2007 la iba a eliminar no sólo de la lucha por el título, sino también las victorias.
Ferrari mantuvo su nivel de 2006, mientras que Mclaren se recuperó del mal año anterior y mostró sus opciones casi de inicio.
La primera carrera, en Melbourne, vio un claro dominio de Ferrari, con el debutante en el equipo, Raikkönen como brillante vencedor con pole y vuelta rápida incluida. En el podio lo acompañaron Alonso y el debutante Hamilton, que incluso llegó a liderar. Massa, que tuvo problemas de cambio en los entrenamientos y arrancó el último con motor nuevo -aprovecharon para cambiárselo- acabó sexto, con los Heidfeld y Fisichella justo por delante de él.



Arranque victorioso de Raikkönen con Ferrari en Melbourne.



Malasia, la segunda cita, demostró que ni Kimi ni Ferrari se iban a pasear. Por un lado Massa fue pole sin problemas por delante de Alonso -Kimi fue tercero- con Hamilton cuarto, demostrando que Mclaren estaba ahí. Y además de rápidos, eran fiables.
En la salida Alonso se impuso a Massa, el cual cedió también ante Hamilton y, en su intento de adelantarlo acabó saliéndose de la pista siendo finalmente quinto tras los Mclaren de Alonso-Hamilton, su compañero Raikkönen y el BMW Sauber de Heidfeld.
La tercera cita, en Barhein, fue el desquite de Massa, que se impuso con autoridad por delante de Hamilton, Raikkönen, Heifeld y Alonso, que no anduvo muy fino.
En España Massa marcó la pole y territorio, al no dejarse intimidar por Alonso en la arrancada, a diferencia de Malasia, y se fue sin problemas hacia la victoria pese a un conato de incendio en uno de sus repostajes. Hamilton fue segundo sin incordiar y Alonso tercero, perjudicado por su incidente con Massa en la primera curva que lo relegó al cuarto lugar tras Raikkönen, lugar que heredó pronto al retirarse este con problemas eléctricos.
Como se iba viendo ya desde el inicio de la campaña, los Ferrari y los Mclaren eran los más rápidos, con ventaja en determinadas pistas para unos u otros, pero muy igualados en líneas generales en velocidad, no así en fiabilidad, en la que los Mclaren habían cogido la delantera. Eran irrompibles. ¿Quien se lo iba a decir a Kimi después de su 2005 con los de Woking?
Mónaco fue escenario de un dominio claro por parte de Mclaren, con Alonso por delante de un respondón Hamilton que empezaba a dar muestras de su ambición desobedeciendo al equipo y atacando a su compañero cuando no tenía ninguna posibilidad.
Massa fue tercero, y Raikkönen, en un mal fin de semana -arrancó 16º tras estrellarse en calificación- apenas fue octavo.
En la loca carrera de Canadá, un GP llenó de incertidumbre y alternativas, todos los favoritos fallaron, a excepción de Lewis Hamilton, que se hizo con su primera victoria en la F1 en su sexto intento. El tiempo demostró que este sería su GP fetiche.



Prácticamente ileso salió Kubica de este pavoroso accidente.



La de Canadá 2007 es recordada como el día en que Robert Kubica volvió a nacer, ya que salió casi ileso de su pavoroso accidente a 280 km/h contra las protecciones. Los múltiples accidentes de Kubica -solo uno grave en el que casi pierde una mano y lo retiró de las pistas de F1- fueron años más tarde un habitual de este piloto, pero en los rallyes.
Massa y Fisichella fueron descalificados por reincorporarse a pista con el semáforo de boxes en rojo, Alonso no estuvo nada fino y no gestionó bien los neumáticos, siendo superado en lucha directa por Takuma Sato y su Super Aguri y acabó séptimo.
Tras el intocable Hamilton se clasificó el siempre eficaz -aunque menos brillante- Nick Heifeld, un piloto merecedor de, al menos, un triunfo en GP que nunca llegó, Wurz -otro tanto- Kovalainen y un descafeinado Raikkönen.
El GP yankee de Indinápolis vio repetir a Hamilton frente a la impotencia -y enfado- de Alonso. Los Ferrari, meros comparsas, fueron tercero (Massa) y cuarto (Raikkönen)
La vuelta a Europa, a Francia concretamente, devolvió el dominio a Ferrari y Raikkönen se hizo con la pole y dominó con mano de hierro la carrera secundado por su compañero Massa, toda vez que Hamilton hacía un nuevo podio y Alonso, que tuvo problemas de cambio en la Q3 y partía décimo, tuvo que seguir una táctica arriesgada sin recompensa alguna a sus esfuerzos pese a sus múltiples adelantamientos, muy brillantes, sobre todo el que le hizo a Heidfeld, y sólo pudo ser séptimo.
Inglaterra vio a Hamilton lograr una brillante pole “in extremis” con su “extra lap” de Mclaren -le tocaba a él- pero en carrera Raikkönen no dio opción. Además, por si fuera poco, Alonso le pasó por encima.
Felipe Massa, por un problema de motor en parrilla, partió desde los boxes, remontando hasta un brillante quinto lugar, tras los “tres tenores” y Kubica. De haber partido con normalidad, como poco hubiera sido segundo. Ferrari estaba pagando caro esos pequeños problemas de fiabilidad frente a una Mclaren que en ese aspecto, apenas fallaba.



Entrenamientos del GP de Europa, accidente de Hamilton no tuvo consecuencias físicas.



Y llegó el GP de Europa en Nurburgring, un GP polémico y con lluvias intermitentes que dio mucha cancha.
Antes de llegar a disputarse siquiera, ya había polémica, y mucha, al encontrar en manos de un empleado de Mclaren, Mike Couglan, un dossier de 780 páginas de Ferrari. Sobre este tema hablaré más adelante. De momento indicar que en primera instancia la FIA lo dejó correr, ya que era lo que más le convenía al campeonato. Lo de hacer justicia es otro cantar.
En los entrenamientos se estrellaba, sin consecuencias físicas Lewis Hamilton, calificando décimo.
Kimi, que partía en pole, se veía sorprendido -como casi todos- por la lluvia al final de la primera vuelta, lo que provocó un aluvión de paradas en boxes y situó como líder de carrera al debutante Markus Winkenlock -el hijo del malogrado Manfred- con el modesto Spiker, que partía con ruedas de lluvia.
Como anécdota decir que el día anterior soñé que Markus lideraría esta carrera -aunque por otros motivos que no recuerdo con claridad- y el hecho de que así fuera me causó cierta gracia por lo inesperado.



Markus Winkenlock y el Spiker, inesperados líderes del GP de Europa.



La lluvia que puso líder a Winkenlock provocó múltiples salidas de pista y tuvo que poner orden el coche de seguridad en primera instancia. Poco después, en la vuelta cuatro, se sacó la bandera roja.
A fin de recta se produjeron muchas salidas de pista, y llamó mucho la atención como Hamilton, al salirse de pista, no se bajó del coche en ningún momento y fue puesto de nuevo en ella por la grúa. Lo que provocó muchas críticas y se decidió que, a partir del siguiente GP eso no volvería a suceder.
También se comentó, pero sin mucho énfasis, que Liuzzi estuvo a punto de colisionar con la grúa.
Ya vimos, muchos años después con Bianchi, el peligro de las grúas en circuito con los coches en carrera, pero a pesar de que tuvimos un claro aviso, no lo supimos ver. Seguro que alguien sí, pero la mayoría, entre los que me encuentro, no. Una lástima que algo tan peligroso y obvio no lo evitásemos en el futuro. Se habría evitado así una muerte a todas luces evitable.
El GP se reanuda en la vuelta cinco tras el coche de seguridad y, al retirarse este en la vuelta 8 Winkenlock desaparece de las primeras posiciones y la cosa se estabiliza con Massa, Alonso y Raikkönen en los tres primeros puestos toda vez que el finlandés se recuperó de su salida de pista inicial.



El increible ímpetu de los comisarios por devolver a Hamilton a pista pudo tener gaves consecuencias.



Raikkönen abandonó por un problema hidráulico y, cuando todo indicaba nueva victoria de Massa, empezó a llover de nuevo y Alonso se lo “comió”. Aunque todos sabemos que Massa y el agua no son amigos, no es menos cierto que no siempre es así, y aunque muchos quisieron ver en ello la causa del triunfo de Alonso -que sí es brillante en dicho elemento- no fue el caso. Lo cierto es que Felipe tuvo un problema con el montaje de sus Bridgestone, al igual que Webber, entre otros. Y ese problema era que sus neumáticos giraban sobre la llanta. Eso le impidió ganar.
En su lucha final con Alonso se tocaron en un lance de carrera. Massa fue duro, pero limpio. Una pena la escenita de Alonso una vez acabada la carrera como ganador echándoselo en cara en plan perdonaexistencias. Sobraba.
Mark Webber, pese a sus problemas, completó el podio. Hamilton maquilló el resultado con una novena posición final.
Y llegó el gran premio de Hungría, que sería determinante para el campeonato, al estallar la guerra sin cuartel entre los pilotos de Mclaren y a su vez, entre Alonso y Mclaren.
Mclaren dominaba en Hungría, pero estaba por ver quien de los dos, Alonso o Hamilton, se hacía con la pole. Por esa regla de la calificación de ir “quemando” gasolina, en Mclaren turnaban a los pilotos para una última vuelta final in extremis, su famosa “extra Lap”. Ahora le tocaba a Alonso, y por tanto Hamilton, que estaba delante al salir a Q3, le tenía que dejar pasar, pero no lo hizo. Lewis marcó la pole provisional y cuando paró a poner ruedas nuevas para su intento final, se encontró con el sitio ocupado por un Alonso que, sorprendido de que le pusieran neumáticos duros, tardó más de la cuenta en salir, ¿o fue a posta?



Colapso en los boxes de Mclaren en Hungría. El asunto traería "cola".



Total, que con duros o sin ellos, Alonso se hizo con la pole al batir el tiempo de Hamilton, un Hamilton que no pudo defenderse ya que cuando pasó por meta para realizar su vuelta, lo hizo bajo la bandera a cuadros.
Las acusaciones y contra acusaciones entre Alonso-Hamilton-Mclaren y la FIA acabó con una sanción a Alonso que perdía la pole y saldría sexto, así como la imposibilidad de Mclaren de sumar puntos en esta carrera. Ante tal jaleo, la floja actuación de Massa, que calificó 14º, pasó prácticamente inadvertida.
En carrera, Hamilton sólo tuvo un momento de apuro con Raikkönen cuando le salieron ampollas a los neumáticos, una vez resuelto el tema, se fue tranquilamente hacia la victoria por delante del ferrarista. Heidfeld fue tercero justo por delante de Alonso, que se complicó las primeras vueltas e hipotecó su podio. Massa tuvo una carrera gris y sin levantar cabeza, acabó fuera de los puntos.
La carrera acabó ahí, pero las disputas internas en Mclaren no. Por lo visto, Alonso, nada contento con su situación en el equipo, pidió a Dennis un trato de número 1 y, al no acceder este, amenazó con desvelar más datos acerca del espionaje a Ferrari, con lo que a la FIA no le iba a quedar más remedio que reabrir el caso y tomar, esta vez sí, cartas en el asunto.



Merecido podio de Heidfeld en Hungría.



Turquía, escenario de la primera victoria de Massa en F1 el año anterior, demostró que no fue casualidad y que a Felipe se le da bien esta pista.
Sólo Hamilton le puso contra las cuerdas en los entrenamientos, pero finalmente la pole fue para el brasileño. En carrera los dos Ferrari comandaron con Hamilton acechándolos de cerca hasta que reventó un neumático y la cosa quedó tranquila para ellos, que firmaron un nuevo doblete con Massa-Raikkönen. Alonso completó el podio y Heidfeld fue cuarto por delante de un Hamilton que acabó presionado por Kovalainen.
El GP de Italia fue triste para los Ferraristas, ya que Mclaren, en el centro del tornado por el caso de espionaje, fue intratable en casa de los de Maranello. Un Alonso imperial se impuso a Hamilton, toda vez que Raikkönen era tercero en tierra de nadie. Massa, con problemas de suspensión, abandonó cuando rodaba tercero justo por delante de su compañero.
Ferrari llegó a Spa como campeona del mundo de marcas, toda vez que a la FIA, dadas las pruebas aportadas por el caso del espionaje, no le quedó más remedio que aplicar una sanción. Y la vida les dio a los de Mclaren que la cosa quedó en la multa de 100 millones de dólares y en que sus coches no sumarían puntos para el mundial de constructores, cuando Ferrari, Mosley y otros pensaban que lo justo hubiera sido la exclusión de Mclaren del campeonato. Pero a Bernie no le interesaba que se fuera al garete su chiringuito, y medió para una sanción menor. No duden que, de no estar Mclaren en liza por el título, no habrían acabado la temporada, y tal vez se les hubiesen retirado los resultados anteriores, como a Tyrrell en 1984.
Sea como fuere, así estaba la cosa, y Ferrari festejó su título con un nuevo doblete, esta vez en el orden Kimi-Felipe, ya que en Spa Kimi siempre está muy en forma y es muy difícil batirle.
Tras los Ferrari entraron los Mclaren comandados por Alonso, que se deshizo del correoso Hamilton en la primera vuelta y no le dio más opción.
En Japón, en el gran premio de Fuji disputado bajo la lluvia, sólo Hamilton se libró de los errores y atestó un golpe casi definitivo de cara al título al imponerse. Massa, que al igual que Raikkönen erró en la táctica al principio al parar a cambiar ruedas, no tuvo un buen día y acabó sexto diciendo adiós al título. Kimi salvó los muebles con un tercer puesto acosando en los compases finales a un Kovalainen que aguantó bien.



Fuji, la inconsistente actitud de Hamilton tras el coche de seguridad provocó el acciende entre Webber y Vettel, que iban justo detrás.



Alonso tuvo un fallo de pilotaje y abandonó, toda vez que Hamilton, al acelerar y frenar bruscamente bajo el coche de seguridad, provocó el accidente y abandono de Webber y Vettel, que venían a continuación. Como era de esperar, se fue de rositas.
Este GP es, o debería, ser recordado como la primera carrera en agua de F1 patética, tan de moda hoy día. Estando más de media hora -18 vueltas- el coche de seguridad en pista al inicio de la prueba.
A falta de dos pruebas y con Hamilton con 12 puntos sobre Alonso y 17 sobre Raikkönen, di el campeonato por perdido y me limité a disfrutar de las carreras que quedaban, esperando la victoria 200 de Ferrari, que llegó al momento, en China, donde un exceso de ambición de Hamilton, que no sólo no fue conservador sino que entró a todo “meter” a boxes a sustituir sus ya agotadas ruedas y se quedó en la puzolana, pese a los ímprobos esfuerzos de los comisarios por sacarlo. Nunca vi tanto celo en unos comisarios para intentar sacar un coche a pista, salvo quizá la famosa grúa de Nurburgring.
De modo que en este GP que comenzó bajo el agua y que finalizó en seco vio a Raikkönen dar la victoria número 200 a Ferrari. Alonso y Massa completaron el podio con un sensacional Vettel en cuarto lugar, resarciéndose de la mala fortuna de Japón.



En China, Raikkönen dio a Ferrari su triunfo número 200 en Grand Prix.



La última cita, la de Brasil, llegaba con Hamilton líder con Alonso a 4 puntos y Kimi a 7. Tres hombres para un titulo. Aunque yo no pensaba en ello, tenía la misma mentalidad que en China, pero al acabar la octava vuelta ya no.
Hamilton lo tenía relativamente fácil. Calificó segundo tras Massa y le valía con controlar a su compañero Alonso. Pero cuando en la primera vuelta se vio cuarto tras los Ferrari de Massa-Raikkönen y el Mclaren de Alonso, se puso nervioso, lanzó un ataque suicida y se fue largo, bajando hasta la octava posición. Recuperó hasta la sexta luego de adelantar a Trulli y a Heifeld cuando, en la vuelta ocho tuvo un problema en el cambio que se le quedó en punto muerto -eso dijeron, otra cosa es que tocara él algo- y, después de resetearlo dos veces, volvió a funcionar. Cuando se recuperó era décimo octavo a 29" del líder, con lo que dijo adiós al título. Hubiera sido cuarto -y campeón- fácil, pero le pudieron los nervios. Ferrari se paseó -también se decía por aquel entonces que a Alonso no le trataban igual que a Hamilton con malas presiones de ruedas y demás, nada probado- y aprovecharon la última parada para poner a Raikkönen delante de Massa burlando legalmente las órdenes de equipo y dando a Kimi su ansiado entorchado.
En el podio Kimi estaba exultante, aunque Alonso no le iba a la zaga, muy contento también al ver como su “querido” compañero no era el campeón.
Pero la resolución del campeonato no estaba resuelta todavía al 100% ya que Mclaren había impuesto una reclamación respecto a la temperatura de la gasolina de los BMW Sauber y los Williams que, en caso de prosperar, daría a Hamilton el título.
Al margen de que esa reclamación prosperase o no -yo pensaba que no más que nada porque la FIA es reacia a rectificar determinadas cosas y no le iba a hacer ni pizca de gracia decir, un mes después, que el campeón era otro- lo “divertido” fue que Dennis dijese que sólo reclamaban para aclarar la norma, no para ganar el título. ¡Anda ya!
La cosa no pasó de ahí.
Como anécdota, Dennis, con la prepotencia de sus grandes días (1988-89) había dicho antes de la cita final que le daba igual quien fuera campeón de 2007 “porque lo iba a ser uno de sus pilotos...” Eso te pasa por hablar.



Kimi cruza la meta como campeón justo en Interlagos. Al final se hizo justicia.  




Espionaje Mclaren a Ferrari


Fue el caso del año. Nigel Stepney, jefe de mecánicos de Ferrari, resentido por no haber sido ascendido como esperaba, pasó un dossier de información técnica a Mike Coughlan, de Mclaren.
Trudie, la mujer de Coughlan llevó ingenuamente a una copistería dicho dossier para sacar fotocopias. Aparte de fotocopias sacó a la luz el asunto.
Ferrari denunció -aunque la FIA debería haber actuado de oficio- y Mclaren -que remedio- colaboró.
Todo esto antes de la disputa del GP de Europa en Nurburgring. El caso es que no encontraron evidencias de que Mclaren usase dicha información, aunque lo realmente grave no es que la usasen, sino si Mclaren tenía o no conocimiento de la misma. En caso afirmativo, la exclusión era lo suyo. En caso contrario, había que sobreseer el caso.
Todo parecía indicar que Mclaren sí tenía conocimiento, pero ni a la FIA ni a Bernie les interesaba destapar el caso, de modo que indagaron un poco y lo dejaron correr.
Los nuevos datos, aportados -según dicen- por el chivatazo del despechado Alonso tras los sucesos de Hungría, en el que se revelaban correos y llamadas telefónicas en los que se demostraba el conocimiento de Mclaren de dicho dossier -y que de haber investigado la FIA como es debido ya hubiera salido a la luz- hizo que se reabriese el caso y que antes del GP de Bélgica se tomase una resolución.
Esta fue, como comenté, la exclusión de Mclaren del campeonato de constructores más una multa de 100 millones de dólares.
Se barajó la posibilidad de descalificar a Mclaren lo que restaba de temporada, e incluso de la de 2008, pero al final se decidió dejarlo así. Algunos decían que de tomar tales medidas, supondría el fin de Mclaren. No creo que fuera para tanto, aunque sin duda, bien no les haría, pero de desaparecer, nada de nada.



Mike Coughlan.




El caso es que se les dejó -injustamente- optar al título de pilotos. Algunos, como en 1981 con los coches ilegales de suspensión hidroneumática y demás, adujeron que sería injusto privar a los pilotos de sus puntos porque ellos no tenían la culpa de que el equipo hubiese obrado de forma irregular. Absurdo razonamiento porque el piloto forma parte del equipo, y si este falla, ya sea haciendo un coche malo, un mal pit-stop, etc... el piloto apechuga con lo que hay, lo mismo en caso contrario.
Es decir: ¿acaso tiene la culpa el equipo de que su piloto no saque el máximo partido al coche, no sepa ponerlo a punto o se estrelle? Pues eso.
No se puede separar una cosa de la otra, lo mismo -y acabo- que cuando un futbolista hace un penalty. El penalty se lo tiran al equipo, no al jugador. Creo que me han entendido.
Alonso y Hamilton disputaron hasta el final un mundial por el que no deberían haberles permitido luchar.
Bajo mi punto de vista, una vez probados los hechos, Mclaren debería haber sido excluido del mundial prohibiéndosele correr en lo que restaba de temporada. Es más, como hicieron con Tyrrell en 1984, se le deberían haber anulado todos los resultados del año. Aunque creo que con la exclusión hubiera bastado, no hay que cebarse.
Respecto de los que afirman que el espionaje es algo habitual y que no era para tanto "porque todos lo hacen", debo decir que no es lo mismo hacer fotos y vigilar a la competencia, o fichar a un ingeniero rival que luego te cuente lo que sabe de su anterior equipo que tener en tu poder documentos de la competencia, que es, a ver si nos enteramos, material robado.
Mclaren se hubiera librado de la sanción de poner los documentos a instancias del organismo rector y despedido a los responsables. Pero no lo hizo.



Nigel Stepney no sólo pasó información confidencial a Mclaren, sino que intentó sabotear a los Ferrari en Montecarlo adulterandoles la gasolina.



Respecto al chivatazo-pataleta de Alonso, de ser cierto -parece ser que sí- no dice nada en su favor. Si eres tan honrado, haberlo dicho antes, y si no, te callas. Entiendo que su situación no era fácil y que aún no estando de acuerdo con el equipo, de hablar, habría sido despedido y preferió callar y mantener el puesto. También creo que la mayoría de los pilotos hubieran obrado igual, estuviesen de acuerdo o no con el asunto del espionaje. Aunque los correos entre Alonso y De la Rosa parecen indicar lo contrario, que a Alonso le parecía bien lo del dossier ese de marras.
Pero de ahí a chivarse cuando las cosas a uno no le van como espera no, eso no está nada bien. O se dice al principio o se guarda silencio o, en caso de decirlo finalmente, se abandona de facto el equipo y se renuncia al título. Eso habría dado credibilidad  a Alonso y habría quedado como un Rey. Pero no lo hizo. Muy mal, Fernando, muy mal.

En tu descargo decir que probablemente la mayoría habrían obrado como tú. Flaco consuelo y mi apoyo a los que no lo hubieran hecho, fueran quienes fueran.



Ni Dennis, ni Alonso, estuvieron a la altura en 2007, no sabiendo meter en vereda a un Hamilton que se pasó de listo en más de una ocasión.