Mansell, Dios de las carreras
El Gran Premio de Inglaterra de 1987 iba a ser una gran
carrera, “una de aquellas…” que permanecen en el recuerdo. Un Gran Premio que
pude disfrutar porque Televisión Española no tenía nada mejor que dar ese
domingo. Y lo disfruté casi sin darme cuenta, ya que mis queridos Ferraris no
pintaban nada, de hecho, ese domingo, sólo los Williams tenían algo que decir.
Como muestra un botón, el tercer clasificado acabó con vuelta perdida. Para que
luego hablen de dominio cuando un equipo gana por treinta segundos…¡desmemoriados!
El caso es que fue una carrera soberbia, de esas que se dan
una o dos veces máximo por temporada, y para que eso suceda lo que hace falta
es únicamente que haya dos pilotos que se disputen la victoria hasta el final,
y el hecho de que llevan el mismo material, mismos coches, no desmerece nada.
Aunque siempre es más bonito que haya más variedad.
El circuito de Silverstone presentaba ese año una nueva
chicane, situada antes de la curva Woodcote, que convertía, como dijo el gran
Javier del Arco en su anuario (Libro del año 1987), el tramo
chicane-Woodcote-Copse, en una carrera de dragsters en la que los
Williams-Honda (quién te ha visto y quién te ve don Honda) eran insuperables.
Mansell quería ganar ante su público, y Piquet quería
derrotar a su compañero-enemigo en su casa, y para ello nada mejor que hacerse
con la pole.
Al inicio de carrera, pese a verse desbordados por Prost en
los metros iniciales, los dos Williams comandaban la clasificación, con Piquet
por delante de Mansell. Eso sí, sin poder distanciarlo más de dos segundos, y
eso que los reglajes del coche de Nelson, con más ala, le favorecían al principio
de carrera.
Sobre la vuelta diez, Mansell notó unas vibraciones en una
de sus ruedas (se desprendió un contrapeso), y decidió, tal vez influido por lo
que sucedió en Adelaida 1986, cambiarlas, cosa que hizo en la vuelta treinta y
seis. Eso fue un cambio de planes, ya que tanto él como Nelson, no pensaban
cambiarlas. El cambio no fue especialmente rápido (9”54), en aquella época un
cambio rápido era de 7”, y se reincorporó a casi medio minuto de su “querido”
compañero. La suerte parecía echada, sin
embargo, no era así.
Tras recortar ligeramente la diferencia (cosa normal con ruedas
nuevas) con su compañero, el cual no tenía pensado parar “el plan inicial era
no cambiarlas, y como iban bien no había motivo para hacerlo…” dijo Nelson; Nigel
se disparó. A veces recortaba 1”, otras veces 2”, y el locutor lo comentaba al borde del colapso. Mansell
arriesgaba más a la hora de superar a los doblados, eso y sus ganas, ponían a
Nelson contra las cuerdas.
El caso es que a menos de diez vueltas, su ordenador de
abordo le “decía” que de seguir a ese ritmo, no acabaría la carrera. Mansell
supo eliminar ese dato de su mente, confiando (deseando más bien) que el error estuviese
a su favor. Y debía estarlo, porque cuando a falta de dos vueltas superó a
Nelson, el ordenador le marcaba que no
había gasolina. Mansell cruzó la meta primero, y dos curvas después se quedó
tirado sin gasolina.
Se bajó, besó el suelo como el papa Juan Pablo segundo, y el
público, al estilo Monza, invadió la pista. Ese domingo 12 de julio, en
Silverstone, vimos una gran carrera, ofrecida por dos grandes pilotos, Mansell “el
chico”, por algo corría en casa, y Piquet, el “malo”. Y es que si no hay un
buen malo, no puede haber una buena película. Lo mismo para una carrera, en la
que hacen falta, al menos, dos pilotos disputándosela. Como muestra de la gran
remontada de Mansell, nada mejor que el gráfico de Longines-Olivetti.
Datos sobre la carrera sacados de: El libro del año del automovilismo deportivo 1987-88 4tiempos
ResponderEliminarEsa es la carrera donde Piquet intenta cerrar a Mansell y aquél se tiene que apartar porque le pasa como un tiro?
ResponderEliminarSi, bueno, Piquet sólo amaga en realidad, porque sabe a lo que se expone si le cierra.
EliminarGrandes recuerdos. EL mundial se lo acabó llevando Piquet, mucho más regular que Mansell.
ResponderEliminarUn saludo.
Y mucho más afortunado. Como Mansell acabó a 12 puntos y Piquet ya era campeón en Japón, pese a ganar 3 carreras por 6 de Mansell, se olvida que Mansell abandonó a poco del final en Hungría al salírsele una rueda mal apretada cuandolideraba por más de 30" siobre Piquet. Su abandono le costó 9 puntos, y Nelson sumó 3 más al pasar de segundo a primero. 9+3=12, sólo con un poco de suerte en Hungría, y el campeón cambia de titular. Saludos.
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