Mí temporada
La recuerdo con especial cariño pese a
no ser la primera que seguí, ni tampoco en la que lograsen los
títulos quien yo quería. Como Ferrarista me quedé con la miel en
los labios al perder comba primero Tambay y luego Arnoux, que llegó
a la cita final, la de Sudáfrica, con escasas posibilidades.
Me consolé con el título de
constructores. Tuve que esperar hasta el año 2000 para ver una
Ferrari campeona de pilotos, de ahí que la crisis actual me parezca
una broma. Claro que me consolé en 1992 con el título de pilotos de
Mansell, primer piloto que seguí en la F1 al margen de Ferrari. El
otro fue Jean Alesi, pero no divaguemos.
El caso es que 1983 fue la temporada de
mi “descubrimiento” real de la F1. Cierto que la empecé a seguir
en 1981 a partir del GP de Mónaco, pero no fue hasta 1983 que me
enteré “de todo”.
Es un decir claro, pero al principio
veía las carreras como algo aislado, desconocía los entrenamientos,
y por eso me preguntaba por qué los Renault estaban “siempre”
en primera fila. En 1982 ya supe que había entrenamientos -tal vez
incluso antes, a finales de 1981- y que en los oficiales el piloto
que daba la vuelta en menor tiempo partía el primero, en lo que
denominaban, “Pole Position” Un término derivado del francés y
de las carreras de caballos en el cual el caballo más rápido salía
pegado al poste “pole” de salida.
Que había un campeonato es algo de lo
que me enteré antes del inicio de la campaña de 1983. Por increíble
que parezca, cuando tras acabar el GP de Alemania de 1982, ganado por
Tambay con el Ferrari, y en el que durante los entrenamientos su
compañero Pironi resultó gravemente herido, el hecho de que la
realización pusiese la clasificación del campeonato con Pironi
liderando, no pareció ir conmigo, como si el campeonato no
existiese. Todavía veía las carreras aisladamente, sin conexión
entre ellas.
Patrick Tambay camino de su primera victoria en F1. Alemania 1982, en honor a su compañero Pironi. |
Pero de cara a 1983 no, y eso, unido a
que mis padres me suscribieron a la excelente revista “Grand Prix
International” y a que TVE retransmitió todas las carreras mucho
mejor que hasta la fecha, y mejor también que en años sucesivos,
hizo de esta temporada para mí, la más emocionante de todas, la más
mágica. Sin duda el ser todavía un crío y el tener acceso a más
información influyó bastante.
Al estar suscrito a la revista esa de
marras (que era carísima), no solo no me perdía ningún número,
sino que por eso mismo, me obligué a coleccionarla. Nada de recortar
las fotos para decorar carpetas y el cuarto. Una pena que algunos
números de 1982 que mutilé antes de estar suscrito los ande todavía
buscando. Cosas de críos.
Y con esa magnífica revista y con la
buena -para TVE- cobertura televisiva, seguí la temporada de 1983
como ninguna otra. De hecho, hasta 1994 y con parabólica (parabólica
desde el GP de Italia de 1993) no pude ver ninguna temporada mejor
que la de 1983, televisivamente hablando.
La falta de la revista GPI, cancelada
en 1983 -en 1984 sólo salieron un par de números- sólo pudo ser
compensada -parcialmente- con los geniales artículos y crónicas de
F1 del gran Javier del Arco.
Y ahora la gran temporada 1983
Fue apasionante por muchos motivos,
tanto técnicos como estadísticos.
Por motivos de seguridad se prohibieron
los coches con efecto suelo, es decir, adiós a los coches ala, que
es como realmente se les debe definir, ya que el efecto suelo lo
tiene cualquier cosa que se desplace por el suelo a gran velocidad.
Eso dio lugar a diseños de lo más
variopinto, con escuderías como Brabham, Williams, Tyrrell, Ligier y
Osella que eliminaron casi por completo los pontones, mientras que
otras como Renault, Alfa Romeo, Mclaren, Lotus y Arrows, los
mantenían. Ferrari y Toleman recurrieron a un término medio, aunque
Toleman aprovechó para meter un enorme alerón por delante del
alerón trasero convencional. Sólo fue imitado por el equipo Spirit,
que debutó -de eso hablaré luego- en la carrera de los campeones y
con el Honda turbo.
Ferrari, por su parte, introdujo en la
segunda carrera unas derivas laterales en su alerón trasero que
serían, a la postre, imitadas por todos.
La FISA prohibió los coches de más
de cuatro ruedas, dejando al Williams FW08 de seis, con cuatro atrás,
a diferencia del Tyrrell de años atrás, sin posibilidad de
competir.
Un cambio reglamentario vetó al Williams de seis ruedas. |
Fue el último año de poles y
victorias para el mítico Ford Cosworth DFV.
Logró la pole con Rosberg y su
Williams en el GP inaugural de de Río de Janeiro y, de no ser por un
fallo en el repostaje, seguramente hubiera ganado. La versión de carrera corta
del DFV, el DFY, montado en el Tyrrell de Alboreto logró la última
victoria de tan mítico motor, y también la de Tyrrell, pero antes
logró un par de ellas más con Watson en Long Beach y Rosberg en
Mónaco.
La de Wattie en Long Beach es
histórica, porque tanto él como su compañero Lauda partieron desde
muy atrás en parrilla. Desde los puestos 22º y 23º
respectivamente. Y lograron el doblete. Wattie ya era el ganador
desde “atrás” con mejor marca (de 17º a 1º en Detroit 1982)
pero ahí marcó un nuevo registro que dificilmente será superado.
Se generalizaron los repostajes, sólo
prohibidos en Mónaco (por seguridad) y había tres marcas de
neumáticos: Michelín (Renault, Brabham, Mclaren, Alfa Romeo, Ligier
y Osella) , Pirelli (Toleman, Lotus y Ram) y Goodyear (Ferrari,
Williams, Tyrrell, Arrows, ATS, Theodore y Spirit). Los Michelin y
Pirelli eran radiales y los Goodyear diagonales.
Convivían los motores turbo de
Renault, Ferrari, BMW y Hart con los atmosféricos Ford Cosworth (DFV
y DFY) en tanto que Alfa tenía turbos en sus coches y suministraba
atmosféricos a Osella.
A los primeros se les unieron Honda,
primero con Spirit y en la última cita con Williams y el TAG
fabricado por Porsche para Mclaren.
Fue el último año en la que hubo una
carrera de F1 no puntuable.
En Brasil, la cita inaugural, Rosberg
acabó segundo y fue descalificado, y su posición no la heredó
nadie, hecho inaudito. Por tanto Piquet con el Brabham fue el ganador
y Lauda con el Mclaren se clasificó en tercera posición, dejando la
segunda vacía.
Ferrari y Renault emplearon la
inyección de agua en sus motores para enfriar las cámaras de
combustión y mejorar el rendimiento de sus motores, lo que provocó
el cabreo de Tyrrell, que los demandó, cosa que a ELF, proveedor de
gasolina y aceites de Renault (y de Tyrrell) no hizo ni pizca de
gracia.
En Silverstone debutó el Ferrari
126C3, el primer Ferrari de fibra de carbono.
Osella, Ligier y Tyrrell experimentaron
con suplementos estrambóticos para sus alerones traseros, sin éxito.
En Alfa Romeo, que pudo ganar en Francia y, sobre todo, en Bélgica,
reinó el caos y su ingeniero, Gerard Ducarouge se fue a Lotus,
dándole a esta el impulso que tanto necesitaba al hacer, en apenas
poco más de un mes, el fantástico 94T.
Lotus introdujo la suspensión activa sin aparente éxito y en Silverstone, debutó con éxito su 94T |
Lotus, que había perdido a Colin
Chapman, su genial fundador en diciembre de 1982, experimentó con
Mansell y el viejo 92 Cosworth la suspensión activa. Muy pesada,
alrededor de 40 kilos, y quitando muchos caballos al motor, fue
arrinconada después de las dos primeras carreras sin poder demostrar
nada.
En el aspecto humano, el de los
pilotos, lo más destacado fue que Jacques Laffite abandonó su casa,
Ligier, y volvió a Williams, Arnoux se fue de Renault a Ferrari y
Alan Jones volvió de su retiro con Arrows, aunque sin éxito y se
volvió a su granja de Australia tras correr en sólo dos carreras,
la de Long Beach y la carrera de campeones en Brands Hatch fuera de
campeonato.
Por si esto fuera poco, hubo cinco
ganadores distintos con cinco coches distintos en las cinco primeras
carreras, récord que no cayó hasta 2012, con siete. Pero pese a
ello, 2012 no tuvo más ganadores distintos, ni en pilotos ni en
coches, que 1983, Ocho y seis respectivamente, y eso que en 2012 hubo
cinco GGPP más. Tampoco tuvo tantos pretendientes al título. Tres
en 1983 y dos en 2012.
Mclaren estrenó su ceñida -y
preciosa- trasera carenada conocida como “botella de coca cola”
que crearía escuela, pero sobre todo, fue noticia por su no
calificación en Montecarlo.
En el plano circuitil, nada mejor que
el retorno de Spa, ausente desde 1970 y aunque volvió con sólo 7 de
sus 14 km iniciales, seguía siendo “el circuito” y los tiempos
por vuelta, superiores a los dos minutos, le hacía ser el más largo
no sólo en recorrido, sino en tiempo.
Si con esto no les vale para ver que,
aparte de lo que significó para mí, esta es una temporada
histórica, nada lo hará.
De Río a Johannesburgo.
La primera cita de la temporada,
disputada en el hoy demolido Japarecaguá de Río de Janeiro, vio la
pole del campeón del mundo en título, el finlandés Keke Rosberg
con su Williams Cosworth. El hecho de disponer de, al menos, 100
caballos menos no le impidió ser el más rápido. De hecho, en unos
ensayos preliminares en Williams habían jugado al engaño al
ralentizar sus coches en una parte del circuito para no mostrar todo
su potencial. Por tanto, muchos se sorprendieron con esa pole, pero
no en Williams.
Rosberg, con problemas en los compases
iniciales de la carrera, no pudo mantener el liderato frente al ídolo
local, el brasileiro Nelson Piquet, pero de no ser por un problema
durante su repostaje que le costó 64 segundos frente a los 16” de
Piquet, hubiera ganado la carrera, ya que su segunda parte fue
impresionante, cruzando la meta a apenas 20” del ganador Piquet, que por
mucho que ralentizara, seguro que no los 28" que le recortó el actual campeón. 28" en el computo total, ya que en el último parcial Keke le recortó 41" ya que iba 13" por detrás cuando hizo su desastrosa parada. Los que serían, junto a Piquet y
Brabham, los otros candidatos al título, los Ferrari y Renault, no
aparecieron en esta carrera.
Rosberg fue descalificado por su
incidente en boxes, pero su segundo puesto no lo heredaría nadie,
quedando vacante.
También Elio de Agelis fue descalificado por calificar con un coche, el Lotus Renault, y correr con otro, el Lotus Cosworth, en su caso siendo décimo tercero al final, con lo cual pasó practimente desapercibido.
También Elio de Agelis fue descalificado por calificar con un coche, el Lotus Renault, y correr con otro, el Lotus Cosworth, en su caso siendo décimo tercero al final, con lo cual pasó practimente desapercibido.
Piquet ganó en casa, y esta vez no fue descalificado a diferencia de 1982. |
En Long Beach se produjo el retorno, en
el modesto equipo Arrows de Alan Jones. Como curiosidad, el enjuto
Laffite se vio envuelto en una pelea al defender de unos seguratas a
un fotógrafo al que estaban pegando.
Ferrari estrenó su enorme alerón
trasero con derivas lateras -posteriormente imitado por todos-
logrando la primera fila. Renault estrenaba, sin éxito y sólo con
Prost, el RE40.
La carrera sería muy emocionante y los
Ferrari, pese a su gran prestación en entrenamientos, no lo iban a
tener fácil. Arnoux se mantuvo como pudo en carrera mientras que
Tambay lideró hasta que en la vuelta 25 Rosberg le hizo intentó
hacer un interior. No tuvo éxito, se tocaron, y Tambay abandonó.
Rosberg no, pero el tiempo perdido en el lance -un par de segundos-
hizo que sus perseguidores, el otro Williams de Laffite y el Ligier
de un desencadenado Jarier, se le emparejasen. Jacquot fue prudente,
pero Jarier no, vio un hueco de apenas un metro pero que le pareció
suficiente y metió el Ligier a Keke. El resultado fue el abandono de
ambos. Una pena para el gran Jean Pierre, porque su coche estaba
equipado con Michelin, el arma absoluta para ganar en Long Beach, ya
que tanto Goodyear como Pirelli eran claramente inferiores en
condiciones de carrera y, de haber evitado el accidente, muy
probablemente hubiera ganado.
Eso -la inferioridad de Goodyear-
impidió que Laffite consumase el triunfo y permitió a unos Mclaren,
más veloces con ruedas duras y depósitos llenos que con blandas y
vacíos, se hicieran con un histórico doblete pese a haber partido
Watson 22 y Lauda 23
.
Watson y Lauda lograban en Long Beach un histórico doblete. Arnoux les acompañaba en el podio. |
Antes de la tercera cita de la temporada, el GP de Francia, se disputó la Carrera de los campeones en Brands Hatch, la que es hasta la fecha, la última carrera de F1 fuera del campeonato.
El plantel era muy reducido, con
ausencias importantes, y fue el debut del motor Honda turbo en F1 en
el Spirit de Stefan Johansson.
Rosberg logró la pole frente al
Ferrari de Arnoux y en carrera, una vez libre del francés (Ferrari
se lo tomó más como una sesión de pruebas que cómo una carrera)
parecía irse firme hacia la victoria. Pero problemas con su
neumático trasero izquierdo le hicieron sudar la gota gorda ante el
debutante Danny Sullivan y su Tyrrell, que a punto estuvo de hacerle
morder el polvo.
Ken Tyrrel afirmó que, de haber estado
Alboreto al volante, hubieran ganado. Pero Alboreto estaba junto a
Patrese en Monza disputando con el Lancia-Ferrari una prueba del
mundial de resistencia.
Alan Jones, en su segunda carrera en F1
tras su regreso, fue tercero, pero renunció a seguir en adelante.
Rosberg y Sullivan luchando por el triunfo en la que sería la última carrera de F1 no puntuable. |
La tercera cita, en casa de Renault y Prost, vio a ambos arrasar con su flamante RE40. Marcó la pole el Profesor aventajando en 1”2 a su compañero Cheever (que ya disponía, a su vez, del RE40) y ¡2”5! al tercero, Ricardo Patrese. ¡Insultante!
Su único rival hubiera sido el Alfa
Romeo de Andrea de Cesaris, que en condiciones normales hubiera
podido intercalarse entre los Renault, pero "el Gladiador" y su Alfa Romeo, no tuvieron nunca la suerte de su lado en 1983.
En carrera la superioridad de Renault
fue menor, siendo “solo” primero y tercero Prost y Cheever
respectivamente, con el “indio” Piquet intercalado entre ellos.
Tambay salvó el honor de Ferrari con su cuarta posición y Rosberg
fue el primer atmosférico.
Renault no dio opción en "su" Paul Ricard. |
La cuarta cita, el GP de San Marino en el autódromo Dino Ferrari de Imola vio la pole del residente en San Marino René Arnoux en un sensacional 1´31”238 para deleite de miles de tifosi cuando el locutor, al borde del infarto, los informó de la hazaña del pequeño francés. Pero sería su compañero Patrick Tambay, el que portaba el mítico número 27 del amigo de ambos, Gilles Villeneuve, el que se llevaría el triunfo luego de una dura lucha con el Brabham del italiano Patrese, el cual se salió de la pista cuando acababa de tomar el liderato, para gran alegría del público italiano.
Evidentemente a Patrese le dolió el
doble. Por un lado perdía el triunfo y por otro, sus compatriotas se
alegraban de su desgracia, al ser un Ferrari el beneficiado.
Prost fue segundo aprovechándose de un
trompo de Arnoux -ojos de canica- en las vueltas finales que impidió
un doblete en casa de Ferrari. Acabó tercero. El infatigable Rosberg
cuarto, y ya haciéndose a la idea de que revalidar el título le iba
a ser imposible, porque la diferencia de potencia era cada vez mayor.
Más de 100CV en carrera y 200 en entrenamientos.
Con el 27 Tambay rindió homenaje en San Marino al que fue su amigo, Villeneuve. |
Mónaco iba a ser el consuelo del año de Keke Rosberg. Prost marcó la pole el jueves, y la lluvia del sábado impidió que nadie se la pudiese arrebatar.
La lluvia del sábado también impidió
que los Mclaren, que siempre tenían grandes problemas en los
entrenamientos, se clasificasen, quedando Lauda y Watson 22º y 23º.
Por entonces en Mónaco sólo se permitía correr a veinte
monoplazas, por los veintiséis del resto de pruebas. Como dije más arriba, no hubo repostajes.
Como dato curioso -y divertido- algunos
periodistas comentaban que Mclaren usaba la táctica del engaño,
calificando mal adrede para luego sorprender en carrera. Sin
comentarios...
La lluvia que también hubo el domingo
antes del inicio de la carrera hizo que los monoplazas equipados con
turbo fuesen prudentes y saliesen con neumáticos esculpidos,
mientras que algunos de los pilotos de los coches con motor
atmosférico optaron por montar ruedas de seco. Y es que a la hora de
la salida no llovía, pero el asfalto todavía estaba mojado.
Rosberg salió como un tiro desde su
quinta posición en parrilla y al inicio de la segunda vuelta ya era
líder. Liderato que no abandonaría. Su compañero Laffite no pudo
completar el doblete de Williams al abandonar cuando era un cómodo
segundo.
Marc Surer (Arrows) y Dereck Warwick
(Toleman) abandonaron al chocar entre si cuando se disputaban la
tercera posición, que hubiera sido la segunda por el abandono de
Laffite. Piquet y Prost heredaron el podio seguidos del Ferrari de
Tambay.
Rosberg, príncipe de Mónaco. |
La sexta cita de la temporada vio el regreso del magnífico circuito de Spa Francorchamps, en Bélgica, ausente desde 1970, con su trazado de 14km amputado a sólo 7, pero sin perder su esencia. Ahí seguían estando Eau Rouge, el Radillón, la Source, Stavelot, Pouhon y demás para disfrute de los pilotos.
Prost marcó la pole el viernes y la
lluvia del sábado impidió a nadie mejorársela.
Tambay parecía el que era el tenía
más ritmo, pero a la hora de la verdad fue Andrea de Cesaris y su
Alfa Romeo el que marcaría la pauta.
Hubo dos salidas, y en ambas, De
Cesaris saltó desde la tercera posición a la primera. Dominaba la
carrera tranquilamente por delante de Prost y los Ferrari de Tambay y
Arnoux cuando sus mecánicos tardaron una eternidad en su repostaje y
lo relegaron al a sexta posición. En pocas vueltas remontó hasta el
segundo lugar e iba a la caza de Prost cuando su motor se paró por
un problema de alimentación.
Prost ganó seguido de Tambay y
Cheever, que se aprovechó del abandono de Arnoux. Piquet fue un
anodino cuarto y Rosberg fue quinto, por delante de su compañero
Laffite.
De Cesaris pudo ganar en Bélgica para Alfa Romeo, pero al final fue Prost el que descorchó el champán. |
La F1 puso rumbo a estados unidos de nuevo, a Detroit concretamente, y ahí ganó un sensacional Michele Alboreto con el Tyrrell en la que fue su segunda victoria en F1 y la última tanto de Tyrrell como del mítico Ford Cosworth DFV, en este caso en su versión DFY de carrera corta.
Fue la 23º victoria de Tyrrell y la
155 de Ford-Cosworth, que ganó en casa. Y eso que en la primera
vuelta tres motores turbo europeos comandaban la clasificación: el
BMW de Piquet, el Ferrari de Arnoux y el Renault de De Angelis.
Arnoux, el poleman, cedió en la
primera curva ante Piquet, toda vez que su compañero Tambay calaba
el motor a la salida y abandonaba.
Diez vueltas tardó René en recuperar
la primera posición, pero una vez en ella, se marchó
irremisiblemente a la que hubiera debido ser su primera victoria de
la temporada -y con Ferrari- ya que acumuló tal ventaja sobre
Piquet, que pudo parar a cambiar ruedas y a repostar sin perder el
liderato. Pero un problema eléctrico lo hizo abandonar.
A diez vueltas del final Piquet
pinchaba y dejaba vía libre a Alborteto para que lograse el ansiado
triunfo. Rosberg y Watson lo secundaron en el podio mientras que
Piquet fue cuarto.
Histórico triunfo de Tyrrell y Alboreto en Detroit, en casa de Ford. |
En Canadá por fin Arnoux pudo resarcirse, logrando la pole y la victoria con insultante facilidad. Ferrari no logró el doblete por problemas de Tambay con la vaporización de la gasolina, cediendo ante Cheever. Rosberg, tan rápido y correoso como siempre, fue cuarto precediendo a un Prost con problemas. Watson sumaba el último punto con su Mclaren.
Parecía que cinco pilotos podrían
luchar por el título, pero la llegada de los circuitos rápidos
eliminaría a Rosberg de la ecuación, dejando a Prost (Renault),
Piquet (Brabham BMW) y a los Ferraristas Tambay y Arnoux como
verdaderos aspirantes al título.
El campeón del mundo en título no iba
a poder retenerlo, su déficit en CV era cada vez mayor, y se tornó
como un obstáculo insalvable.
Arnoux se despedía del 126C2B con pole y victoria en Montreal. |
Se llegaba así al gran premio de Inglaterra, en Silverstone, dónde se produjo el debut de dos nuevos monoplazas, tres si contamos al Spirit Honda de Stefan Johansson, en la que sería la primera carrera de este equipo y del Honda turbo en una carrera de F1 puntuable.
Las otras novedades eran el Ferrari
126C3 y el Lotus 94T.
El 126C3 fue el primer Ferrari de fibra
de carbono y, a causa del calor, montó los pontones de su
predecesor, el 126C2B, y su aspecto era casi idéntico. Lo que
parecía una solución provisional se mantuvo el resto de temporada.
El Lotus 94T lo hizo en tiempo récord
Gerard Ducarouge que licenciado de Alfa Romeo llegó a Lotus como
agua de mayo y, en apenas cinco semanas, desempolvó el viejo 91, lo
modificó y creó el 94T que llegó a Silverstone sin probar
consiguiendo resultados sorprendentes.
Como curiosidad, Brabham estrenaba una
nueva decoración en sus monoplazas, consistente en haber invertido
sus colores, haciendo del BT52 en forma de flechaun coche aún más
atractivo.
Ferrari plantó sus nuevos C3 en
primera fila, con el “rey de la pole” de entonces, René arnoux,
demostrando por última vez sus cualidades de sprinter, al lograr su
la que sería su 18ª y última pole de su carrera, y 4ª de la
temporada.
En la salida fue superado por Tambay,
liderando Ferrari con un 1-2 inverso al de la parrilla. El fuerte
calor -muy raro en Inglaterra- hizo que sus Goodyears se derritieran,
siendo presa fácil de Prost primero, y Piquet después, cuyos
monoplazas equipados con Michelín iban mucho mejor.
Y no sólo eso, Mansell, con el nuevo
Lotus 94T equipado con Pirelli y que partía 18º por sus múltiples
problemas en los entrenamientos, remontó hasta el cuarto lugar
superando al desventurado Arnoux.
Prost, Piquet y Tambay subieron por
este orden al podio, un podio que coincidía con la clasificación
del mundial. Lauda fue sexto y primer atmosférico.
El impulso de Prost -y de Michelin- fue irresistible en Silverstone. |
De ahí se fue al par de carreras que se disputaban en el margen de una semana, el entonces infernal doble fin de semana de Alemania y Austria.
En las dos citas hubo primera línea de
Ferrari, con Tambay por delante de Arnoux, pero el pobre Tambay no
consumaría ninguna de esas poles en resultados, sumando dos
abandonos.
En Alemania Arnoux ganaría sin
problemas sólo sufriendo un pequeño acoso de Piquet sin
importancia, hasta que al brasileño le reventó el motor.
Los Renault no estuvieron muy en forma,
Cheever iba por delante de Prost en tercera posición cuando a poco
del final abandonó por un problema con el cable del embrague.
Esto permitió a un anodino Prost
acabar cuarto y sumar valiosos puntos de cara al mundial.
Junto a Arnoux en el podio estuvieron
los desafortunados, hasta la fecha, De Cesaris con el Alfa Romeo y
Patrese, con Brabham, que así se resarcían un poco de una temporada
de sinsabores.
Arnoux, De Cesaris y Patrese, el podio de Hockenheim 1983. |
En Austria los Ferrari podían haber logrado el doblete, pero también es verdad que Piquet y Prost siempre les marcaron de cerca.
Piquet, con ligeros problemas no pudo
luchar hasta el final por la victoria, y Tambay menos, ya que
abandonó. De ese modo la lucha final fue entre Arnoux y Prost,
saliendo vencedor este último ante un Arnoux que sin cuarta
velocidad no pudo defender su liderato en los compases finales.
Prost, Arnoux y Piquet hacían el podio
y el Profesor, ya con 17 puntos de ventaja sobre su primer
perseguidor, Piquet, olía a título.
Lauda volvió a ser sexto y primero de
los atmosféricos. Unos atmosféricos que mostraron destellos de
competitividad, sobre todo con Rosberg, a inicios de temporada, pero
conforme avanzaba esta y se llegaba a los circuitos más veloces, se
fueron convirtiendo en meros figurantes. En esta F1, sin un turbo no
eras nadie.
El triunfo de Prost en Austria paracía lanzarlo de cabeza al título. |
Y llegamos a Holanda, donde debutó el Tyrrell 012 en manos de Alboreto, logrando un punto y, aún más importante, Mclaren hacía debutar el Mp4-1E con el motor TAG-Porsche turbo en manos de Lauda, quedándose Watson con el viejo Mp4-1C Cosworth. Y sería este último el que reiría al final logrando despedirse de ese monoplaza y motor con un sonado podio al acabar en tercera posición la carrera.
Pero lo más destacado del GP holandés
fueron muchas otras cosas.
Brabham y sobre todo, su motorista BMW,
pusieron en pista unas evoluciones que a la postre, darían a Nelson
el título.
Para empezar, en Zandvoort, Nelson se
hizo con su primera pole de la temporada por delante de Tambay. Prost
acechaba desde la cuarta posición y Arnoux, era sólo décimo.
En la arrancada Nelson no tuvo
problemas en mantener su privilegiada posición, ayudado por un
Tambay que fallaba y que pasaba la primera vuelta en 21ª posición.
Lo más destacado de la salida fue como Cheever, en la que es tal vez
la mejor arrancada de la historia, pasó de 11º a 2º, aunque luego
fue cediendo terreno.
En cabeza Piquet y Prost luchaban por
el primer puesto. Nelson frenaba claramente al francés que estaba
nervioso porque por detrás venía Arnoux como un tiro. Total, que
intentó un arriesgado adelantamiento a Piquet una vuelta antes de
parar en su stand a repostar, con la mala fortuna de llevárselo por
delante en Tarzán. Piquet se quedó ahí y Prost, con el alerón
dañado no iría mucho más lejos, al desprendérsele un deriva y
caer bajo una de sus ruedas mandándolo, a su vez, fuera de pista.
Arnoux se encontró solo y en cabeza
seguido de Patrese, Tambay y Watson. Tambay era más veloz que
Ricardo, pero no podía adelantarlo, pero al final el turbo del BMW
cedió y Ferrari se hizo con un inesperado doblete que situaba a
Arnoux segundo en la tabla y ganando enteros.
Stefan Johansson rozó los puntos para
Spirit y el Honda turbo con su séptima posición.
¡Al abordaje! Esta maniobra del "Profesor" al ir a quitarle las plumas al "Indio" puso en bandeja el triunfo al Ferrarista Arnoux. |
La siguiente cita, el GP de Italia en Monza registró el récord de espectadores, con 200.000, esperando ver a los Ferrari dominar a sus rivales. Pero no pudo ser.
Patrese logro la pole arrebatándosela
a Tambay, pero en carrera no iría muy lejos, abandonando en la
segunda vuelta y dejando vía libre a su compañero Piquet, que ganó
la carrera como si nada.
Arnoux fue segundo acosado por Cheever,
mientras que Prost abandonó. Eso permitió a René situarse a sólo
2 puntos de su “querido” compatriota. Era evidente la enemistad
que había entre los dos desde sus tiempos en Renault.
Tambay, con su cuarta posición
mantenía todavía esperanzas de cara el título, ya que tenía
idéntica posición en la tabla, a 11 puntos de Prost a falta de dos
carreras. Piquet, a 5 puntos, y con su gran victoria, era también
temible.
Con su segunda posición, Arnoux parecía lanzado a por un título que meses antes parecía fuera de su alcance. |
Por segunda vez en la temporada la F1 tocaba suelo británico, en la primera edición del GP de Europa -que dirán ahora los del “brexit”- que se disputó en Brands Hatch. De hecho, si contásemos la Carrera de los campeones, esta sería la tercera cita del año en suelo británico, y la segunda en “Brands”.
Aunque estaba inscrito con el Mclaren
número 43, la joven promesa alemana Stefan Bellof, no tomaría parte
ni en los entrenamientos siquiera, a diferencia de Jonathan Palmer,
que sí lo haría con el tercer Williams y con el dorsal 42.
Y Palmer calificó el Williams en 25ª
posición de parrilla, mientras que Laffite se quedó fuera contra
todo pronóstico.
En los entrenamientos saltó la
sorpresa con la primera pole de la carrera deportiva de Elio de
Angelis con el Lotus. Una Lotus que no estaba en pole desde el GP de
Canadá de 1978 con Jarier.
Pole, por tanto, importante.
En carrera los ocupantes de la primera
fila, De Angelis y Patrese se enzarzarían en un feroz combate que
acabó en la vuelta once cuando se tocaron, dejando vía libre a
Piquet, que de nuevo se vio sólo en cabeza. Prost le secundó en el
podio y Mansell fue un brillante tercero. Eso situaba a Piquet a sólo
2 puntos del profesor.
Ferrari, en un pésimo día, no
consiguió meter a ninguno de sus coches en los puntos y Tambay se
quedó fuera de toda opción de título. Arnoux, a 8 puntos de Prost,
lo tenía crudo. Ferrari, con 13 puntos de ventaja en la tabla de
constructores sobre Renault era campeona virtual de marcas, ya que
sólo había 15 en juego, y Renault que no había hecho un sólo
doblete en el año, difícilmente lo haría al final.
Piquet se imponía en Brands Hatch y ponía Prost contra las cuerdas. |
El circuito de Kyalami en Johannesburgo sería el juez de paz entre Prost, Piquet y Arnoux, pero fue Tambay, en su despedida de Ferrari, el que se haría con la pole.
Los mecánicos pusieron en la verja su
box un emotivo “Viva Patrick” ya que el francés era muy
apreciado por todo el equipo. Patrick compartió el premio de la pole
con todos ellos, y esperaba redondear el fin de semana con una
victoria.
Pero a la hora de la verdad, en Kyalami
no hubo más que Brabhams, bueno, y el Mclaren TAG-Porsche de Lauda,
en un presagio de lo que estaba por llegar.
Los Brabham salieron muy ligeros para
distanciarse rápidamente, cosa que lograron sin problemas.
Arnoux abandonó al cabo de ocho
vueltas, aunque ya no contaba. Prost duró un poco más, abandonando
poco antes de mitad de carrera cuando era cuarto. En realidad iba
tercero al abandonar, pero sólo por el pésimo repostaje de Lauda.
Un Lauda que al repostar pasó de
tercero a octavo, pero remontó como una flecha hasta situarse
segundo y lanzarse a la caza del líder, Patrese.
Piquet lo había dejado pasar a
Patrese- toda vez que Prost no estaba y con una cuarta posición le
bastaba para ser campeón.
Lauda abandonó a seis vueltas del
final y Patrese consiguió una merecida victoria, no en vano había
tenido muy mala suerte a lo largo del año.
De Cesaris fue segundo, otro que se
consolaba, porque Piquet levantó todavía más y caoncluyó tercero.
Tambay hubiera andado por ahí, pero también abandonó, y el cuarto
fue Dereck Warwick con el Toleman-Hart.
Keke Rosberg sumó los dos puntos del
quinto puesto en el debut del Williams FW09 Honda turbo en gran
premio, dando, de paso, los primeros puntos al Honda turbo. Cheever
se despidió de Renault con el sexto puesto.
Alegría total en el podio de Kyalami, Piquet por el título, Patrese por la victoria, y De Cesaris por su inesperada segunda plaza. |
Como dato emotivo, el veterano John Watson se despidió en Kyalami de la F1, aunque retornó brevemente en 1985 para suplir a Lauda, también en Mclaren.
Piquet en pilotos y Ferrari en
constructores, se hicieron con los entorchados en esta temporada
apasionante, una temporada que fue la última de la edad de la
inocencia, porque a partir de 1984 se acabaron los posibles destellos
de equipos pequeños como hasta entonces. La necesidad de un gran
presupuesto y grandes instalaciones fue “matando” poco a poco la
F1 tal y como la conocíamos entonces hasta llegar a la F1 actual.
En mi opinión, y tal vez soy injusto,
creo que Ferrari perdió el título de pilotos por la inferioridad de
sus neumáticos diagonales Goodyear frente a los radiales de
Michelin. Y es que tanto en Long Beach como en Silverstone los
Ferrari -y el resto de equipos del fabricante americano- se hundieron
en carrera. Y en las dos últimas citas pareció suceder lo mismo,
aunque en menor medida. Sin embargo, no hubo una sola carrera en la
que Goodyear doblegase a Michelin, al menos no de la forma tan
contundente como Michelin sí logró hacer. De ahí mi reflexión.
Como he dicho, tal vez injusta. Ferrari logró 8 poles y ganó 4
carreras, y eso no se hace con malos neumáticos, pero así todo, los
puntos perdidos en Long Beach y Silverstone por culpa de los
neumáticos sin duda fueron decisivos.
Esta es mi temporada más querida por
las razones que aduje al principio pese a no lograr los resultados
deportivos que yo hubiera querido, es decir, Ferrari campeona también
de pilotos.
Jonh Watson y el Mclaren TAG. Watson se fue, pero el Mclaren TAG estaba para quedarse. |
Para todo aquel que hay a llegado hasta aquí, agradecerle su lectura, y si ha disfrutado con ella, mejor todavía. Todo lo he escrito de memoria sólo consultando algunos detalles. Toda esta temporada está “en mi cabeza” mucho más que cualquier otra gracias a la revista Grand Prix International de 1983 que he leído y releído en infinidad de ocasiones. Esto, y el hecho de estar en mi niñez descubriendo este deporte, hacen de esta temporada, como reza el titular, “Mi Temporada”.
A tuiter va, pequeño. Excelente repaso :)
ResponderEliminarMoola.
EliminarGran artículo con primera foto que me trae gratos recuerdos!
ResponderEliminarFelicidades!
Un artículo estupendo, de una F1 que por desgracia ya no existe. Felicidades y estaré encantado de leer más cosas así.
ResponderEliminarGracias, me alegra que te haya gustado.
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