jueves, 22 de marzo de 2018

Mejorar el espectáculo



                     Realmente complicado




Finales de los 70 y principios de los 80 fueron los años más competidos de la historia de la F1.



La Fórmula 1 es un deporte de meritocracia, donde ganan los mejores, como debe ser. Nadie imagina que a un atleta, por ser el mejor, lo puteen para que los demás puedan vencerlo.
Sin embargo, en algunos deportes del motor se recurre a triquiñuelas para favorecer el espectáculo e igualar las cosas artificialmente. Y no sólo porque esto es un negocio -y el espectáculo interesa porque atrae gente y esta, al dinero- sino porque a muchos les molesta que ganen los más poderosos, los más pudientes -ricos- y ven con buenos ojos se les ponga trabas.
Trabas al talento no, eso no; porque no gusta, pero sí a quienes disponen de más medios. O simplemente, buscar dar más emoción, sin más.
En algunos campeonatos -de turismo y GT sobremanera- se ha recurrido a la argucia de añadir peso, lastrando con hasta 50kg a los ganadores, amén de que, en los campeonatos con dos carreras el mismo fin de semana, la segunda se hacía -se hace de hecho- con la parrilla invertida, entera o en sus primeras posiciones, las que dan derecho a puntos.
También ha habido muchas y variopintas fórmulas para igualar las carreras. En el campeonato de España de turismos de los 90 había de todo, permitiéndose a unos vehículos más modificaciones que a otros a fin de que ninguno dominase. También se ha hecho, aunque de manera menos acusada, en el europeo y mundial de turismos. Lo de los GTs en la actualidad, daría para un libro, porque es de risa. Digo risa por no llorar, porque no es serio, ya que la norma parece ser perjudicar al que ha hecho mejor trabajo.



El insultante dominio de Mclaren a finales de los 80, hizo a Bernie en pensar en fórmulas artificiales para igualar el campeonato.



La primera vez que en F1 escuché de hacer algo parecido, era cuando Mclaren arrasaba en 1989 tras haber ganado 15 de 16 carreras en 1988 y parecían imbatibles. Se especuló con hacerles parar a media carrera...
Luego, en 2002, ¿ o era 2004? se habló de lastrar a los ganadores, cansados ya del insolente dominio de Ferrari.
En ambos casos, no se llegó más lejos de las habladurías y fue la mejora de los otros equipos la que acabó con el reinado de ambos.
Pero hay algo que sí se ha hecho para favorecer el espectáculo, aunque fuese un derivado de una norma de seguridad, que es el coche -valga la redundancia- de seguridad. Con él, los coches se reagrupan y se devuelve la emoción, lo que no deja de ser injusto. También es injusto, y en este caso quita emoción, permitir -con la excusa de la seguridad- a los pilotos cambiar ruedas y reparar desperfectos tras una bandera roja. Así se cargaron el gran final de Mónaco 2011.
Y ahora veamos como podemos mejorar el espectáculo.
Lo mejor es no tocar nada de manera artificial, pero ya que tragamos con lo del coche de seguridad, tal vez podamos tragarnos algo más, siempre y cuando esté bien hecho, al estilo de lo de MotoGP ultimamente. Dejar usar un neumático de calificación más blando -o algo parecido- a determinados equipos.
Es difícil. Pero se podrían aplicar unas pequeñas ventajas a los equipos menos pudientes -o peor clasificados el mundial anterior- y, en función de si consiguen resultados, ir quitándoselas progresivamente.



Frank Williams (izquierda) y Ken Tyrrel (derecha) iniciaron sus proyectos de F1 con coches de otros, antes de hacer los suyos propios.




También se podría permitir a los equipos correr con un coche construido por otro, en caso de que alguien se lo quisiera alquilar -o vender- como hacían antes algunos equipos: Lotus, March, Mclaren, etc... y así se daría acceso a más participantes con mejor material a menor costo.
Eso de que los equipos tengan que construir su propio coche y sobretodo, obligarles a hacer uno nuevo cada año, tal vez sea hora de replantearlo.
No sé cual es la solución más justa, en caso de haber alguna. Lo más justo es no tocar nada y que se las apañen. Un reglamento estable es lo mejor, sin grandes cambios para que todos trabajen bien dentro del mismo y, si alguien tiene una idea genial que le da ventaja, pues perfecto. Pero si de lo que se trata es de lograr una “ventaja injusta”, como reconoció hacer Gordon Murray en los 80 al leerse de pe a pa los reglamentos, ahí es donde debe intervenir con rapidez y eficacia el organismo rector. Ingenio sí, trampas no.
Al margen de eso, otra manera de igualar prestaciones, pero que va en contra del espíritu de la F1, es estandarizar los coches. Algo que sólo se ha hecho con parte de la electrónica y, en menor medida, con los motores, en un vano e ingenuo intento de revivir la era dorada del Ford Cosworth DFV, era que dio lugar a los mejores años de la F1. Entonces era posible llegar a la F1 con buenas ideas, un pequeño equipo, construir un coche, instalarle un Cosworth y hacerlo bien. Incluso ganar carreras.
Eso ya no es posible, como se vio claramente cuando se congelaron -e igualaron- los motores de 2009 a 2013. Pero como a la F1 no le gustan los motores, quieren seguir por ese camino. De no ser porque necesitan a Ferrari, ya habría motor único o algo similar, como lo de la Indy.



BBB, bueno bonito y barato, los buenos tiempos del Ford Cosworth DFV tocaron su fin para no volver jamás.



Los cuatro años de títulos de Red Bull están muy bien vistos por la genialidad de su coche (el gran Newey y tal), pero los cuatro de Mercedes no, porque su motor es muy bueno (su coche también aunque no lo quieran reconocer) y claro, eso de ganar por tener un buen motor... ¡de eso ni hablar!
Aparte de que otros equipan ese motor -algunos se creen que sólo Renault da material idéntico a sus clientes- la cuestión es que si queremos estandarizar, simplificar los coches, para una mayor competitividad y un menor coste, se debería hacer en todas las áreas, no sólo en el motor. Hay que ver que tirria le tienen los ingleses. Y con esto vuelvo al tema de dejar vender o alquilar coches a otros equipos. Si los equipos no tienen por qué construirse el motor, no veo por qué han de construirse el coche. Al menos no obligatoriamente.
En resumen, que tal vez se pueda hacer algo para aumentar la emoción sin tener que intervenir mucho en el campeonato, al estilo de MotoGP, por ejemplo. Ya que lastrar, parrillas invertidas y, sobre todo, cambiar el reglamento a media temporada para igualar prestaciones, como se hace en turismos y GT, no ha lugar.

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