domingo, 21 de junio de 2020

GP de España de 1981




                         La última de Villeneuve








Hoy hacen 39 años de aquel épico triunfo, con un coche cada vez más lento -hasta 2 segundos por vuelta- con cuatro coches acosándole por detrás, incapaz ya siquiera de alcanzar a los doblados, pero imperturbable, manteniendo a raya al poleman Laffite -y a los demás- en la zona virada, para luego despegarse irremediablemente en la recta gracias a la fabulosa potencia de su motor, que tendría del orden de 40 a 80CV más. Esto último no se sabe a ciencia cierta, pero teniendo en cuenta como se despegaba en la recta a pesar de salir todos a su rebufo, me cuadra que tendría algún caballo más de los anunciados, toda vez que el mejor de los atmosféricos no superaría por mucho los 520. Vamos, como cuando en 2009 se pulsaba el KERS.
Fue la segunda carrera de la historia en la que los cinco primeros cruzaron la meta más juntos tras el GP de Italia de 1971 y, aunque entonces no lo sabíamos, fue la última victoria del gran e inmortal Gilles Vileneuve en la última aparición de los F1 en el mejor trazado de España: el madrileño del Jarama.



Segunda victoria consecutiva y contra pronóstico de Villeneuve con el Ferrari turbo.



Por entonces yo tenía siete años y era mi segunda carrera de F1. Me extrañó repitiese el vencedor, ahora, lamentablemente, lo raro es lo contrario. Todavía no era Ferrarista, sólo sabía que me gustaban los coches de F1 y seguía a los Lotus “Essex” de Mansell y De Angelis, aunque en realidad no sabía quién pilotaba qué. No fue hasta Silverstone, tras un breve escarceo con Williams, que me hice por y para siempre, de Ferrari.
El caso es que ver F1 en España entonces era casi una quimera y me iba a pillar unos buenos cabreos, sobre todo porque anunciaban lo iban a dar y luego: nada. En este caso, el de mi segunda cita, la cobertura fue muy buena, casi toda la carrera, pero como teníamos que ir a buscar a mis hermanos al campamento, no pude ver casi nada. Una conexión poco antes de la salida en una tele de un bar en blanco y negro, ya que entonces no todo el mundo tenía una tele en color, y “finito”.
Al llegar a casa, en el telediario, fue cuando vi el final de carrera, y poco más. Con los años leí mucho sobre ella y tuve la oportunidad tanto de verla al completo, como lo que dio en su momento TVE comentado por el venerable Pepe Díez -en paz descanse-, en una “conexión vintage” del canal “Teledeporte”.



El GP de España se despidió del Jarama con una carrera legendaria ganada por dos leyendas: Ferrari y Villeneuve.



La carrera fue apasionante, pero relativamente sencilla. En la salida Jacques Laffite, el poleman y piloto con más ritmo, con permiso de Alan Jones, la pifió, cruzando la primera vuelta en undécimo lugar mientras los Williams de Jones y Reutemann comandaban la carrera. Gilles era tercero tras una salida “cañón”, ya que partía séptimo. Dado que en las primeras vueltas el Ferrari tenía ritmo, aprovechó, justo al iniciarse la segunda vuelta, la potencia de su motor turbo para adelantar sin problemas al Williams de Reutemann situándose segundo tras Alan Jones, que se mostró inalcanzable, largándose irremediablemente.
Pero Jones, comodamente instalado en cabeza, se salió de pista en la vuelta número 13, dejando a Gilles el comando de la carrera, comando que ya no abandonaría.
Primeramente fue acosado por Reutemann, aunque sin mucha convicción y, a falta de diecinueve vueltas, por Jacques Laffite, que había ido recuperando lo perdido en la salida. Pero todos sus intentos fueron en vano y Gilles cruzó la meta en cabeza con Jacques a 0”211, Watson -que superó al Lole a la vez que Jacques- a 0”571, Reutemann a 1”001 y De Angelis, que al final se unió al grupo, a 1”231.



La serpiente multicolor. Villeneuve aguantó la presión.



Como anécdota decir que Bruno Giacomelli, con el Alfa Romeo que acabó en décima posición, iba a ser doblado, pero al final no, al perder todavía más ritmo el Ferrari de Villeneuve, un Villeneuve que, al igual que Laffte, hizo la vuelta de honor a toda mecha casi hasta el final, quizá no seguro del todo de haber pasado bajo la bandera a cuadros en primara instancia. No completó dicha vuelta al quedarse su Ferrari “seco” justo entrando a boxes. Una vuelta más y no gana. Menos mal que los Dioses estaban de su lado. Lástima no lo estuvieran un año más tarde en Zolder.
Descansa en paz, Gilles.

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