Ruleta
Nada mejor que el gran premio de
Mónaco, célebre por su casino, para una carrera así, la de final
más incierto no sólo de la historia de la F1, sino de toda la
historia del mundo del motor, en dos y cuatro ruedas, me atrevo a
decir.
En 1982 en el principado de Mónaco,
llamado por algunos con mala leche, el casino de Mónaco -y su
príncipe el croupier- dio lugar a una carrera fantástica.
TVE tuvo a bien retransmitir el final
en directo y teniendo en cuenta la lotería que suponía en aquellos
años una retransmisión de un GP, no está mal. Y así pude ver en
directo tan apoteósico final.
Lo primero que hizo el comentarista fue
ponernos al día de la carrera, que ya en su fase final estaba muy
desperdigada. Se debe recordar que por aquellos años, el inicio y
final de un GP muchas veces no tenía nada que ver, ya que estábamos
en una era dorada única en la F1, y esta era más abierta que nunca.
De modo que el líder era Alain Prost
con el Renault turbo, seguido de Ricardo Patrese con el
Brabham-Cosworth, Didier Pironi con el Ferrari turbo -entonces me
parecía inconcebible un Ferrari más allá de la tercera posición-
etc...
No recuerdo quien iba por detrás de
Didier, el cual tenía el morro tocado por un incidente, pero carecía
de importancia. Para mí sólo contaba que Didier ganase, no contaba
con nadie que lo pudiese superar. Y para lograr la victoria, hacía
falta el abandono de los dos primeros, cosa que deseaba
fervientemente.
Patrese, el futuro vencedor, pasa "por debajo" del Renault de Arnoux, poleman y sólido líder hasta ese momento. |
Y mi sorpresa –y gran alegría- se produjo cuando a falta de tres vueltas Prost se fue contra los raíles en la zona de la chicane del puerto y luego, a falta de dos giros, Patrese realizó un trompo en Loews calándo el motor. Eso dejó a mi querido Ferrari de Didier Pironi en primera plaza, y así cruzó por meta en la última vuelta. Pero el Ferrari inició el último giro muy lento. Conservando pensaba yo. Más bien deseaba que fuera eso, porque no lo parecía. Y efectivamente, no conservaba. Debido a un problema eléctrico se le paró el motor y en punto muerto hizo toda la bajada desde el casino hasta quedarse parado dentro del túnel.
Luego recuerdo como sacaban al Brabham
de Patrese de la situación peligrosa en la que se encontraba,
poniéndose en marcha de nuevo camino de la victoria, su primera
victoria.
Pero no fue sólo eso lo que pasó, no
señor.
Me enteré de lo sucedido muchos años
después, gracias a que mi tía Carmén, conocida simplemente como:
“la tía” y que en realidad era mi tía bisabuela, me hizo la
colección: “La enciclopedia del auto”, de planeta agostini. Y
ahí me enteré de todo lo sucedido.
Todo lo relatado es cierto hasta que
Pironi se quedó parado en el túnel, precisando que las salidas de
pista de Prost y Patrese se debieron a lo delicado de la pista, ya
que una muy tenue bruma, sin llegar a ser una llovizna, la tornó
resbaladiza.
¿El turno de De Cesaris y Alfa? No, por apurar demasiado con la gasolina. |
A partir de ahí, antes de que Patrese
reanudara la marcha, sucedió lo siguiente: el cuarto clasificado,
Andrea De Cesaris, con el Alfa Romeo V12, se quedaba parado sin
gasolina en el casino justo al tiempo que Pironi se quedaba en el túnel,
no pudiendo heredar el liderato -y ganar la carrera- dejando eso en
manos de Derek Daly y su Williams Cosworth, que acababa de
desdoblarse de Pironi y al que le faltaban -de varios toques- el
alerón trasero y un “bigote” del delantero. Pero antes de entrar
él en la última vuelta se quedaba tirado en la Rascasse sin aceite
en el cambio, al haberse rajado la carcasa en uno de sus toques.
Eso habría dejado la victoria -con
doblete- para los Lotus de Nigel Mansell y Elio De Angelis, que iban
con dos vueltas perdidas. Pero entonces Patrese volvió a nacer.
El gran margen -más de dos vueltas-
fue lo que permitió a Patrese ganar la carrera, toda vez que al ser
empujado por los comisarios, embragó y su maravilloso Cosworth DFV
cobró vida de nuevo arrancando muy por delante de los Lotus. Tan por
delante iba, que al acabar la carrera, sin enterarse del todo si
había ganado, su enorme ventaja permitió que Pironi y De Cesaris
acabasen en el podio en la misma vuelta pese a no pasar por meta. Los
Lotus fueron cuarto y quinto y Daly cogió el último punto.
No me negarán que este es el final de
carrera más lleno de incertidumbre de todos, con los cinco primeros
clasificados yéndose al garete en apenas tres vueltas. Aunque al
final Patrese lo arregló.
Es cierto que ha habido carreras con
más emoción en el sentido de una llegada mucho más ajustada (Jerez
1986), y también con carambolas de cara al título (Brasil 2008), o
con varios descalificados que dieron finalmente la victoria a un
tercero (Brasil 1982), incluso a un cuarto, por poner sólo unos
ejemplos. Pero se mire por donde se mire, ninguna tuvo la
incertidumbre final de esta. Y lo añado al resto de categorías del
motor.
Lo dicho, una ruleta en la que salió
ganador el 2 negro.
Patrese debió ser descalificado por recibir ayuda externa, algo expresamente prohibido en esa época.
ResponderEliminarSí, creo que eso de no poder recbir ayuda externa sigue vigente. Pero como está el condicionante de que sí se puede recibir en caso de estar en una zona de peligro, la cosa cambia. Y creo que aquí esa justificación es válida.
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