martes, 28 de marzo de 2017

Gilles vivo

                       ¿Que hubiera logrado?




En 1982 -en otra realidad- por fin Villeneuve logra el ansiado título.



Sin duda habría sido campeón del mundo de F1 en 1982 pero...¿y luego qué?
A diferencia -al menos para mí- de Senna y Clark, cuyos “futuribles” me parecen bastante más predecibles, el de Gilles se me presenta lleno de incógnitas.
No creo andar muy errado si digo que todos los Ferraristas nos imaginamos a Gilles haciendo su carrera en F1 siempre en Ferrari. Incluso gente que lo admiraba pero que no era Ferrarista no lo imaginaba en otro equipo. Al menos eso me dijo mi amigo Roberto.
Sin embargo este punto no está tan claro. Su desencuentro con la Scuderia -no sólo con Pironi- a raíz de lo acontecido en Imola´82, hacen suponer que tal vez no hubiera continuado en Ferrari de cara a 1983. Tal vez a lo largo del año las aguas se habrían calmado y habría renovado como campeón del mundo y con un buen coche de cara al año siguiente. Eso sin contar que el accidente de Pironi en Alemania tal vez le hubiera hecho reflexionar y habría acabado haciendo las paces con Ferrari. Claro que si Pironi no hubiese tenido el accidente seguramente habría acabado por marcharse.
Como fuere, es difícil creer que Gilles hubiera aguantado toda su carrera en Ferrari, máxime cuando esta atravesó varios años de horas bajas. A dónde hubiera podido ir Gilles, en 1983 u otro año, es algo que no puedo ni imaginar. Sitio tendría pero... ¿dónde?



En esta realidad Villeneuve burla su trágico destino.



De modo que como me es imposible deducir cualquier línea que hubiese podido seguir Gilles, a diferencia de Senna y Clark, mi relato irá sobre la línea que a mi me hubiese gustado, es decir, siempre en Ferrari.
A partir de ahí esto será un relato pasional y tal vez un poco injusto para con los pilotos Ferrari a los que Gilles suple en mi imaginación, ya que lo hace siempre mejor. Lo que ya no será tan injusto, al menos eso espero, serán las prestaciones de sus Ferrari, que se ajustarán a lo acontecido durante esos años, como debe ser, pero que con Gilles Villeneuve al volante, son algo mejores, ya que él siempre logra sacar ese “algo más” tal y como he dicho.
Tras este prefacio vamos con las historia, historia que ya me hice mentalmente hace unos 25 años, y que fue mi primer “¿y sí?” sobre la carrera de un piloto, y en realidad el único hasta hace bien poco.



Villeneuve sin su mítico 27 -que en esta realidad no lo sería- con el 1 en Mónaco 83 en su 126C2B




Con o sin accidente de Pironi -mejor sin el- Villeneuve habría sido campeón del mundo de F1 en 1982, aunque en dura pugna con “Didi” en caso de no accidente del francés. Gilles habría vuelto la balanza a su favor con las victorias de: Montecarlo, Canadá, Alemania e Italia, “dejando” Imola y Holanda para su compañero Pironi. Más de lo mismo en 1983, año en el que revalida el título tras ganar en Imola -resarciéndose de 1982- Montecarlo, Canadá, Alemania, Austria y Holanda.
1984 se salda con tres de triunfos: Zolder, Montecarlo y Dallas, mientras ve como los Mclaren Tag-Porsche arrasan.
En 1985 recupera el trono con las victorias de Brasil, Portugal -en un bello duelo bajo el intenso aguacero con la estrella emergente Senna- Mónaco, Canadá y Alemania. Suficiente para aguantar el bajón final de rendimiento de su 156/85 y el ataque de un Prost que no llega a alcanzarle gracias al impulso final de los Wiliams de Mansell y Rosberg que quitan valiosos puntos al profesor. 
1986 es un año malo, de los peores para el tercer tricampeón de la historia. El F1 86 no da para más, así todo Villeneuve se las apaña para lograr un apoteósico triunfo en casa, en Monza.



Puro fuego en 1986 para una delirante victoria en Monza.



1987 es un año mejor, y Gilles logra tres triunfos en la recta final del campeonato: Portugal, Japón y Australia. En Japón logra su victoria número 27 empatando con Stewart como máximo ganador de la historia. El empate lo deshace 15 días después en Australia. Todo pinta la mar de bien de cara a 1988.
Pero 1988 conoce al coche más dominante de la historia de la F1, el Mclaren Mp4/4 Honda y Villeneuve nada puede hacer, aunque en Monza -sin necesitad de ninguna ayuda externa- logra una nueva victoria en un emotivo triunfo que dedica al recientemente fallecido Comendatore Enzo Ferrari. El año y la era turbo acaban en Australia con nuevo triunfo de Villeneuve.
El Ferrari 640 de 1989 es bueno, pero no lo suficiente como para optar al título, teniéndose que contentar con los triunfos de Brasil, Hungría, Portugal y Australia.
En 1990 logra su cuarta corona, el 641 primero y el 641/2 después, son lo suficientemente buenos como para permitirle ganar a los poderosos Mclaren Honda. Nada menos que ocho victorias: Brasil, Imola, México, Francia, Inglaterra, Portugal, Japón y Australia, en la que es, sin duda, su mejor temporada. Ya suma 42 victorias y cuatro títulos.



Monza 1988 con el F1 87-88C, Villeneuve logra un emotivo triunfo que dedica al Comendatore "in memorian".



1991 se plantea como su asalto al “quíntuple” Fangio, pero tras una pretemporada prometedora, a la hora de la verdad ni el 642 ni el 643 son coches competitivos. Aún así se las apaña para ganar en Francia y en España, la que sería su 44ª y última victoria. 
De cara a 1992, luego de 221 GGPP -sólo superado entonces por Patrese con 224- y con 42 años decide colgar el casco, al menos en la F1, y se dedica a competir en la Indy donde ganará las 500 millas de Indianápolis y el campeonato CART, pero eso es otra historia...
De modo que Gilles se va luego de toda una vida en Ferrari con el récord de victorias y nada más y nada menos que cuatro entorchados.

Evidentemente es una divagación pasional que expresa más deseo que “realidad”, pero soñar no cuesta nada, y menos si se tiene imaginación.

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