martes, 7 de julio de 2020

GP de Austria 2020




                            La F1 pierde el norte








En la temporada más extraña de la historia, mutilada a causa del coronavirus, la F1 ha iniciado su singladura más tarde que nunca, en julio, llena de incertidumbres. Por un lado se van a repetir circuitos -la semana que viene se vuelve a correr aquí- para que pueda haber al menos 8 citas, las mínimas que se autoexígen, estando dos continentes confirmados: Europa y Asia, faltando uno para poder considerarse el campeonato de tipo mundial. El continente americano esta en “veremos”, aunque se supone se correrá allí. Es decir, que se ha iniciado el campeonato sin tener todavía un calendario definitivo establecido.
Respecto a perder el rumbo, bueno, es evidente que cuando se hacen mamarrachadas como pintar el coche de seguridad -y Mclaren el Halo- con los colores del movimiento LGBT y Mercedes, vía Hamilton, sus coches de negro en contra del racismo, da por saco. Todo empezó con los nuevos dueños quitando a las chicas, las azafatas, de los circuitos, por eso de contentar a las feminazis. Y ahora viene todo lo demás: ideología progre cuyo único fin es dividir y la destrucción. Poco importa si el origen es bueno, lo único que hacen es mancillarlo, consiguiendo justo lo contrario de lo deseado. Aunque a ellos les de igual, lo importante es sembrar discordia.
Respecto a las chicas, ya hablé de ellas en febrero de 2018 en mi, modestia aparte, gran artículo: “Adiós a las azafatas de la F1”.



La F1 no está para perder el tiempo con estas "mariconadas".




Sobre el movimiento LGTB decir que, para ser creíbles, lo que tienen que hacer es llevar dicha bandera y mensaje a Abu Dabi, o no correr allí, ¿a que no hay huevos?
Respecto al racismo, es evidente que nadie en sus cabales está a su favor, pero lo de este movimiento iniciado por el injustificable ajusticiamiento de un criminal negro por un policía blanco, tratándose más de brutalidad policial que de racismo, es demagogia. Ni todos los policías -blancos se supone- son asesinos, ni todos los negros buenos, ni siempre oprime el mismo. De hecho, en estos tiempos, se ha pasado de mayorías que oprimen a minorías, a lo contrario. No hay más que ver la situación de mi país, España, para confirmarlo, estando la mayoría a merced de unos pocos. Pues lo dicho, demagogia pura. Mi aplauso para los pilotos que no hincaron la rodilla: Raikkönen, Kvyat, Verstappen, Sainz, Leclerc y Giovinazzi.
Volviendo a la carrera, a lo que debería importar, Mercedes se mostró fortísimo, lo que es doblemente preocupante. Por un lado sacaban ventaja en un circuito corto -del orden de medio segundo- y, por otro, en una pista donde no solían destacar ultimamente.
Claro que es pronto para darlos como ganadores, pero tienen toda la pinta. Han confirmado su rol de favoritos, toda vez que Ferrari ha dado un enorme paso atrás. Tanto ellos como Haas y Alfa Romeo, lo que parece confirmar que el motor de 2019 tenía “algo”. El que lo tuviese no quiere decir que fuese ilegal, pero como tantas veces, cuando alguien se aprovecha de una laguna en el reglamento, pasa eso: que se prohíbe de cara al siguiente curso muchas veces no estando claro que sea trampa.
De modo que Ferrari pasó a ser el coche más rápido en recta al más lento. Eso por si sólo daría igual: Red Bull ha ganado el título varias veces así, el problema es que el coche es lento. Queda por ver como evolucionará pero, de entrada, ha sido más lento que el año pasado en idénticas condiciones. No sé si hubiera sido mejor comenzar el año con el SF90... A todo esto, Mclaren, con el denostado motor Renault, era de los que más punta tenía.



No todos están por la tontería, afortunadamente.



Mercedes se hizo con la primera línea, con un Bottas respondón que sorprendió al hexacampéon. Un hexacampeón que no respetó la bandera amarilla provocada por su compañero y que fue sancionado. Partió quinto. Eso situó a Verstappen, que partía con diferente táctica -medios en lugar de blandos- segundo, con un sorprendente Norris tercero y el Red Bull de Albon cuarto. Pérez era sexto con el “Mercedes rosa” y el primer Ferrari, el de Leclerc, séptimo. Octavo Sainz, que hizo su tiempo con goma usada, cerrando Stroll y Ricciardo el “top ten”. Un Ricciardo que inicia el año dominando a Ocon.
Vettel, con el segundo Ferrari -si él no lo remedia será así- partiría undécimo al no pasar de la Q2.
La carrera en su inicio fue aburrida, Hamilton fue remontando poco a poco de quinto a tercero, que fue segundo por el abandono de Verstappen -el duelo que nos perdimos- y, a partir de ahí, a recortar distancias con Bottas. El innecesario coche de seguridad provocado por la salida de pista de Magnussen permitió a Hamilton situarse al rebufo de Bottas, pero pese a tener DRS, nunca lo inquietó de verdad. Lewis parecía tener más ritmo, de hecho, le había recortado 4” antes del reagrupamiento, pero Bottas declaró estar conservando dado que los Mercedes parecían tener problemas de cambio. A todo esto, los Mercedes y, sobre todo, los Racing Point, en determinados momentos, echaban una humareda impresionante. ¿Un mapa de motor agresivo para atacar quemando aceite? A saber.
La carrera seguía siendo monótona, lo único a destacar fue el trompo de Vettel -vaya racha desde Alemania 2018- y que Pérez superó a Norris.
Hasta que no salió de nuevo el coche de seguridad -sin necesidad, salvo dar emoción- a causa del abandono de Rusell-, no hubo emoción. Emoción que vino dada por la diversidad de tácticas, puesto que los Mercedes y Pérez no pararon, y el resto sí. Albon, tercero cómodo, montó blandas y los demás, medias. Y ahí emepzó todo de nuevo. Albon, que cedió puesto al cambiar ruedas con Pérez, lo recuperó al instante pese a que la carrera se volvió a neutralizar, esta vez con más sentido, al salírsele a Kimi una rueda.



¿Orgulloso de ti mismo, Hamilton?



A falta de diez vueltas todo empezó de nuevo. Albon quería aprovechar el momento dulce de sus ruedas nuevas y le estaba haciendo un exterior de antología a Hamilton -que si lo hiciera él o Verstappen llenaría cientos de páginas- cuando se tocaron. De nuevo Hamilton arruinando el podio de Albon, como en Brasil el año pasado. Podio que incluso podía haber sido victoria. Y Ham se libró con una ridícula sanción de 5”, cuando lo que tenían que haber hecho es hacerlo pasar por boxes. Arruina la carrera de un rival y apenas le costó dos puestos. Y de la Rosa, de la risa en este caso, defendiéndolo. Que si no cambió trayectoria, que si no había sitio... A ver, tío listo, si tienes a tu izquierda -y un poco por delante- un rival y tienes toda la derecha libre: te cierras, desaceleras, o ambas, para evitar el impacto. No me cabe duda de que no hubo mala fe, pero el resultado fue igual que el de Brasil. No cedes y te llevas puesto a un rival. Pues 5” de sanción es muy poco, toca calmarse, “campeón”.
Por detrás, remontada de Leclerc, pasando de sexto a tercero en un santiamén, al adelantar a Norris y a Pérez y aprovecharse de la sanción a Hamilton. Norris, que a punto estuvo de ser superado por Sainz, aguantó para luego deshacerse de Pérez, marcando la vuelta rápida al final -tiempo clavado a la milésima con la de Verstappen de 2019-, para hacerse con el tercer peldaño. Su primer podio. Ham, sancionado, fue cuarto, Sainz quinto adelantando en pista a Pérez, que, con las ruedas en las lonas y con una sanción de 5” por exceso de velocidad en boxes, acabó sexto.
Gasly, Ocon, Giovinazzi y Vettel completaron los diez primeros, cerrando la clasificación el Williams del debutante Latifi, un Williams que, afortunadamente, parece haber mejorado mucho respecto a 2019. Y eso es una buena noticia. A todo esto, el ganador fue Bottas, líder de principio a fin.



Leclerc sacó petróleo de un Ferrari que fue el cuarto o quinto coche de la parrilla.



Hasta dentro de siete días


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