domingo, 19 de julio de 2020

Jones-Arnoux 1981-83




                       Terceros en discordia








Hete aquí otro capítulo de mis artículos “¿y sí?”, que pongo juntos porque son breves.
Empezaré cronológicamente, es decir, por Alan Jones, tercero en el campeonato del mundo de 1981 a cuatro puntos del ganador, Nelson Piquet, pero que llegó descartado a la última cita.
Repasando dicha temporada, por puro placer, y dejando aparte el caso Reutemann-Williams o Reutemann-Jones -ya publicado en julio de 2016- vi que el bueno de Alan, ganador de la primera y última citas, se dejó cuatro por medio.
En Bélgica se salió de pista cuando lideraba, al parecer al quedarse en punto muerto; en Mónaco problemas de alimentación le impidieron ganar -acabó segundo-; acto seguido, en España, otro error garrafal suyo tira por la borda una victoria cantada y, por último, en Alemania, de nuevo problemas de alimentación le apartan del triunfo. De modo que Alan se dejó, entre pitos y flautas, 33 puntos.
Pero de ahí a decir que habría sido campeón con unos 30 puntos de margen, media un abismo, al fin y al cabo, el campeón y subcampeón, también tuvieron lo suyo. Piquet, de hecho, se salió de pista dos veces, una en lucha con Jones -fue en Bélgica y dicen fue culpa de Alan, ni confirmo ni desmiento- y otra en Mónaco cuando era líder. Y de Reutemann mejor ni hablar, ¿no?



Demasiados errores, propios y ajenos, impidieron a Jones reverdecer laureles.



Respecto a René Arnoux, tercero en el campeonato del mundo de 1983 a diez puntos, pero llegando “vivo” a la última carrera, me vinieron a la memoria sus oportunidades perdidas a lo largo de la temporada cuando Javier del Arco -en paz descanse- en su inigualable anuario, comentó de Piquet sus oportunidades perdidas, dando a entender que habría sido campeón de manera holgada, ya que fue campeón in extremis. Entre ellas dijo: “de no haber pinchado en Detroit...”, dejando claro que perdió el triunfo por eso. Y es cierto, sólo que si el iba líder era única y exclusivamente porque el Ferrari de Arnoux, mil veces más competitivo, había abandonado por un problema eléctrico.
Por eso creo que cada cual mira lo que le conviene. Pues bien, si Rene, como bien dijo él años más tarde, no abandona en Detroit y no se queda sin cuarta velocidad en Austria -segundo lugar- habría ganado ambas citas y sería campeón del mundo. Pero claro, si empezamos a tener en cuenta las cosas que no salieron bien en unos años en los que la F1 era mucho más impredecible que ahora, podemos hacer números con otros pilotos para buscar el resultado que más nos guste. Así, en 1983, aparte de Piquet y Arnoux, tanto Tambay como, sobre todo, Prost, podrían haber sido campeones del mundo.
En resumidas cuentas, que pasó lo que pasó y que, por muchas vueltas que le demos y por entretenido que sea, no lo vamos a cambiar pero, eso sí, cuando hagamos cábalas, tengamos en cuenta que estas se pueden hacer en varios sentidos.



A saltos, así fue la temporada 83 para Arnoux. Le faltó regularidad para obtener el título.



Dicho esto, hay veces que las cosas son claras: sin el accidente de Nurburgring en 1976, Niki campeón: sin la doble fatalidad de Ferrari en 1982, Ferrari habría obtenido el título de pilotos: sin la trampa de Renault en 2008, Hamilton tendría un título menos en favor de Felipe Massa. Puede que haya más casos, pero ahora no recuerdo ninguno más.
Sea como sea, los terceros clasificados de 1981 y 1983, Alan Jones y René Arnoux, a poco que hubieran tenido más suerte -y no sus rivales- habrían sido campeones del mundo.


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