lunes, 16 de noviembre de 2020

GP de Turquía 2020

 



                  Hamilton, a lo gran campeón





El GP de Turquía volvía al calendario, y al candelero, once años después, en el “Felipe Massa Istambul Park”, al ser el brasileño el máximo ganador allí hasta la fecha -ahora ex-aqueo con Hamilton- con tres triunfos consecutivos, de 2006 a 2008, el único en lograrlo. Además, allí obtuvo su primera victoria, siendo la pista donde más veces ha ganado.

La pista es recordada por grandes duelos: el de Alonso contra Schumi en 2006 y los de Vettel-Webber/Hamilton-Button de 2010, el segundo de ellos con accidente incluído.

El duelo de 2006 fue a causa de un coche de seguridad que hizo que Schumacher, segundo entonces tras Massa, pero con más ritmo -y también con órdenes a su favor-, cayera tras Alonso al tener que parar tras su compañero en boxes. Eso propició un cambio, estúpido, en la norma del coche de seguridad de cara al año siguiente, que impedía a los pilotos parar hasta que, una vez en fila, se les daba permiso, lo que propició la triquiñuela de Renault en Singapur 2008 que le costó a Massa, no ya la victoria, sino el título. Pero eso es otra historia y será contada en otra ocasión.

La pista de Turquía, otro “Tilkódromo”, por eso de tener el tipo este la exclusiva con Bernie para las pistas de F1, es un buen trazado, muy bueno a decir verdad, aunque nunca había reparado en ello. Este año fue reasfaltado y dicho asfalto resultó tan nefasto, que todos se quejaron. De tan frío que era, costaba una barbaridad calentar las ruedas y, en caso de lluvia -y llovió-, que la pista se secase, dando lugar a que los F1 rodasen a más de 4” del récord de la pista en posesión de Juan Pablo Montoya en 2005 -en carrera-, cuando lo suyo era rodar más rápido y la pole, ni te cuento. Claro que eso fue en los libres dos, la única sesión seca.



Felipe Massa el día de su primera victoria en F1. Corría el año 2006.


Para variar, esta vez no daban lluvia y llovió, y se armó el caos. Tuvo lugar la mejor sesión de calificación del siglo, me aventuro a decir. Y no por su emoción, así ha habido varias, ni por el resultado en pole de un equipo pequeño, sino porque muchos grandes se hundieron y algunos medianos o pequeños se pusieron en punta.

La pole se la adjudicó el siempre cuestionado -por los envidiosos- Lance Stroll por delante de Max Verstappen, el claro favorito, por tres décimas. A destacar que Stroll suele brillar en agua, como en Monza 2017, donde fue primera línea, el más joven en hacerlo. Pero eso no es lo más destacable, lo es el que tanto Ferrari como Mclaren naufragasen y que Alfa Romeo llegase no sólo a Q3, sino que fuesen tan rápidos como los Mercedes, unos Mercedes que ni aparecieron.

Por eso, tras los dos primeros, se situó Checo Pérez con el otro Racing Point a segundo y medio, no pudiendo disputar la pole porque en su última vuelta atrapó a Giovinazzi, que estaba haciendo la suya, y no pudo mejorar. Cuarto, a 2“7 fue Albon, quinto, a casi 4” Ricciardo y un desconocido Hamilton sexto a casi 5”, superando por centésimas a Ocon y Raikkönen. Lo de Kimi merece mención aparte, porque el Alfa ya sabemos que no es nada del otro jueves, al contrario más bien.

Cerrando los diez primeros, Bottas a casi 6” y Giovinazzi que, al no cuadrar ninguna vuelta, se quedó a casi 10 segundacos.

¿Y que decir de Ferrari y Mclaren? Pues que pasaron bien la Q1, favorecido Leclerc por la bandera roja, pero en Q2 estuvieron a años luz de los mejores tiempos, lo que no casa con las expectativas de estos equipos cuyos pilotos, de mancos en agua no tienen nada.



Kimi y Alfa brillaron en los entrenamientos, pero no pudieron repetir en carrera.


A destacar la primera pole tanto de Racing Point como de Lance Stroll, que se convertía en el tercer canadiense en lograrlo veintitrés años después que Jacques Villeneuve en Jerez 1997, esa extraña clasificación el la que los tres primeros -Villeneuve, Schumacher, Frentzen- marcaron el mismo tiempo... ¡a la milésima! El otro canadiense es, todos lo sabemos, el legendario Gilles Villeneuve. Que la estructura de Racing Point hubiera logrado la pole en Spa 2009 bajo el nombre de Force India carece de importancia, y no porque esa estructura, inicialmente Jordan, -luego Midland y Spyker- lograse victorias, sino porque cuando se habla de Mercedes actualmente, nadie habla de Brawn, Honda, BAR y Tyrrell, de modo que...

El “papelón” de Hamilton el sábado, totalmente desdibujado -pero no sólo él- dio lugar a múltiples comentarios despectivos en las redes, comentarios que el inglés se encargó de disipar el domingo en la pista. Y es que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo y, además, a un campeonísimo como él hay que rematarlo. Con alguien tan bueno y correoso nunca se sabe, pese a sus múltiples quejas. Y dudar de su calidad es absurdo.

El domingo Lewis ganó magistralmente a lo “Lauda”, en una carrera muy inteligente en la que no arriesgó en absoluto y apenas ejecutó un adelantamiento: el que le puso primero en la vuelta treinta y siete al adelantar a Pérez. Sencillamente, todos sus rivales se le fueron quitando de en medio, bien sea por errores: Verstappen, Albon, o por parar en boxes una vez más: Vettel, Stroll. Su táctica de ir a una sola parada -como Checo- funcionó a las mil maravillas. Y es que pilotó a la altura del coche que tiene, que es el mejor. Y así se hizo con el séptimo título muy merecidamente, logrando su victoria número 94 y décima del año -de seguir así iguala el récord de triunfos en un año de la dupla Schumi-Vettel- a la vez que ponía a Mercedes con 114 victorias, al nivel de Williams, el tercero de la historia.



Pérez segundo, no pudo seguir a Hamilton, pero el Racing Point no es un Mercedes... bueno, no es un Mercedes de 2020.


Max Verstappen, que estuvo sensacional en los entrenos, era el claro favorito y, al final, fue el gran derrotado. Una pésima salida lo retrasó -debió arrancar en segunda para no patinar tanto- y, pese a tener el mejor ritmo, no podía progresar. Primero se quedó atrapado detrás de Vettel y luego, una vez lo superó en boxes, de Pérez. Intentando adelantarlo se marcó un trompo descomunal, planificó sus ruedas y arruinó su carrera. Ya no pudo optar a nada.

Stroll, el flamante poleman, estuvo perfecto la mitad de carrera, liderando y sin apenas cometer errores, pero se le vinieron abajo las ruedas y, una vez efectuó su segunda parada, se diluyó y fue perdiendo posiciones hasta finalizar noveno.

Su compañero Pérez estuvo mucho mejor. Igual de bien la primera parte, en la segunda estuvo mucho mejor. Optó por no parar por segunda vez -es legendaria su gestión de ruedas- logrando mantener el tipo frente a sus perseguidores, algunos con mejor material, merced a la doble ventaja acumulada: una por su gran ritmo inicial, y otra por no parar. Su segundo puesto -casi todos los años logra un podío- fue agónico. Casi sin ruedas, cometió un pequeño error en la última vuelta que permitió a Leclerc pasarle, pero como este, a su vez, cometió otro, Checo recuperó la posición. Y no sólo eso, Leclerc perdió ahí su tercera plaza en favor de su compañero Vettel, que buena falta le hacía y tanto merecía.

Tanto merecía digo, porque lleva un año de muchos sinsabores y porque realizó un GP de Turquía sensacional, recordando no sólo por qué es cuatro veces campeón del mundo, sino también por cómo destacaba en sus inicios en agua: victoria en Monza 2008 y delante de Hamilton en Brasil, también en 2008, al que hizo temblar, ya que casi le cuesta el título. Y todo eso con un Toro Rosso.



Vettel pisó podio por primera vez en lo que va de año tras una carrera magistral.


Aquí no pudo ganar, ni fue una ficha en la ecuación del título, pero su primera vuelta fue la mejor que se le ha visto en años, y la mejor primera vuelta de esta carrera: de undécimo a tercero. A partir de ahí, mantuvo el tipo ante Verstappen primero y Hamilton después. Ninguno de ellos logró pasarle, sólo Albon pudo hacerlo. Su segunda parada le alejó de la lucha por el triunfo, pero no creo que el Ferrari pudiera haber ido mejor de no haber parado. Pero... ¿quién sabe?

Charles Leclerc tuvo un inicio tímido, por no decir malo, a diferencia de Vettel, rodando décimo cuarto -partía el doce- optando por parar pronto y avanzar cuando los que le precedían fueran parando, ya que tenía más ritmo y además, la pista ya iba estando para mixtas, que fue las que puso, ya que al igual que la mayoría, partió con las de lluvia. Las de lluvia extrema, digan lo que digan, no existen. Dicho y hecho. Además se convirtió en uno de los pilotos más rápidos en pista. Su segunda parada también la hizo pronto, cuando se encontró en tráfico. Luego remontó hasta el tercer lugar adelantando, entre otros, a Vettel, para morir en la orilla luchando por ser segundo. Al menos Vettel heredó y todo quedó en casa, que se dice.

Sainz fue quinto, con una sólida carrera tas partir quince -noveno en la primera vuelta- superando claramente a su compañero Norris, que al final era el más rápido en pista y marcó la vuelta rápida finalizando octavo.



Rápido y espectacular, el ardor de Verstappen no tuvo recompensa.


A destacar, negativamente, a Renault, que no mantuvo el ritmo que marcó en entrenos, al igual que Kimi y Alfa, aunque en este caso la cosa está más que justificada. En cuanto a Bottas, totalmente desaparecido, recordó al Massa que vimos en Silverstone 2008. Un mal día, cualquiera en la vida, ¿no? Dejó bien claro vía radio que pasó un calvario.

Albon no lo hizo mal, dadas las condiciones, superando en pista a Hamilton y a Vettel -con el que no pudieron ni Ham ni Max-, pero al final se desinfló, aunque no tanto como Stroll, y fue séptimo tras su compañero Verstappen luego de un trompo que abríó el camino a Hamilton.

Red Bull -antes Jaguar y Stewart, para quien interese- que celebraba su GP número 300 y partía como favorita, no cumplió los pronósticos por el exceso de ardor de Max Verstappen, que no tuvo su día. Lo llega a tener, y hubiera machacado. Pero no se gana con “hubieras”, de modo que: ¡felicidades a Mercedes y a Hamilton! A disfrutarlo, que nunca se sabe cuando vais a caer porque, como todo el mundo sabe, ningún imperio es eterno, ni hay mal que cien años dure.


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