lunes, 26 de noviembre de 2018

GP de Abu Dhabi 2018




            Sainz brilla en la despedida de Alonso








La última cita de la temporada, con todo lo “gordo” ya decidido, era casi una fiesta, una despedida. De hecho, se despedía uno de los mejores pilotos -sino el mejor- de la última generación: Fernando Alonso, quien recibió al finalizar la carrera un emotivo homenaje por parte de Hamilton y Vettel, que lo flanquearon hasta la linea de llegada donde luego se pusieron los tres a realizar trompos.
En las entrevistas tuvieron bonitas palabras de despedida, tal y como el momento requería, pero si les llegan a preguntar a Hamilton y a Vettel -luego de haber dicho lo echarían de menos- si preferirían se quedase como compañero suyo de equipo o se fuese, seguro hubieran preferido lo segundo. Hamilton, de hecho, ya dijo que no quería volver a tenerlo de compañero. Y es que es muy fácil despedirse de un rival que no ha dispuesto de armas para luchar. Digo esto no por criticar a Hamilton y a Seb, sino porque creo que un piloto, más que competir, lo que quiere es ganar. Queda muy guay decir que con un compañero fuerte se mejora y tal y tal, pero luego, si ese compañero es tan o más fuerte que tú, vienen las excusas y, a ser posible, los vetos. Y ahí, en un momento dado, pocos se libran .



Librea especial en Mclaren para despedir a Alonso.



Pero no sólo Alonso se iba, también lo hacían Sergey Sirotkin, Markus Ericsson, Esteban Ocon, Brendon Hartley y Stoffel Vandorne. Luego están los cambios de equipo, de sobra conocidos, aunque creo necesario hablar de Kimi Raikkönen, que abandona -lo largaron- Ferrari, luego de 151 GGPP con ellos, siendo el segundo piloto con más carreras en la Scuderia tras el Kaiser con 180. Vuelve a Sauber, el equipo de sus inicios. Me recuerda a cuando Michele Alboreto dejó Ferrari -también despedido- en 1988 con el, por entonces, récord de GGPP en la Scuderia, con 80, retornando al equipo con el que hizo su debut en la F1: Tyrrell.
Las nuevas caras, o facetas, para 2019 son: Lando Norris, George Russell y Alexander Albon, en Mclaren, Williams y Toro Rosso respectivamente, retornando Daniil Kvyat y Antonio Giovinazzi a Toro Rosso y Sauber pero, sobre todo: Robert Kubica a Williams. El polaco es toda una incógnita. Nadie duda era un talento nato, un potencial campeón, pero tras ocho años inactivo, tengo dudas de su rendimiento mucho más allá de su lesión. Claro que le deseo lo mejor, a él y a su equipo, Williams, que ha terminado la presente temporada como el peor de todos, y es una pena.



Luces y sombras para Verstappen en Abu Dhabi.




Mclaren no anda mucho mejor. La verdad es que sería bueno estos históricos equipos regresasen a la cima, al igual que es bueno ver caras nuevas en ella. En la variedad está el gusto. Es que lo quiero todo, leñe.
La carrera, luego de ordenarse la parrilla por equipos, más que por pilotos: Mercedes, Ferrari, Red Bull, no fue gran cosa de cara a la victoria, aunque luego hubo momentos brillantes y de emoción. Hamilton no dio opción alguna y, por si fuera poco, una brillante decisión estratégica de su equipo le unos segundos extra -a cambio de unas ruedas con mayor uso- que le vinieron de perlas para no tener nunca a nadie cerca.
Lo más destacado de este GP, en el que Grosjean puso patas arriba al Renault de Hulkenberg a primeras de cambio fueron: Leclerc y Sainz. El monegasco y futuro piloto de Ferrari, que partía octavo, superó en la salida a los dos Red Bull -Max falló, ciertamente- y luego a Kimi, aunque ya este con problemas. Iba cuarto hasta que el equipo le metió en boxes durante el coche de seguridad virtual y le “jorobaron” la carrera. Sea como sea, visto el ritmo demoledor de Sainz, que iba como un tiro con las ruedas más viejas de todos y que, al final, se permitió hacer la cuarta vuelta más rápida, el séptimo lugar es a lo máximo que podía acceder. Sainz fue sexto y no fue el piloto del día porque la emotividad dio los votos a Alonso. Pero la carrera del hijo del “matador” fue, sencillamente, para enmarcar. De haber tenido un Mercedes, no le ve nadie. No se pudo despedir mejor de su equipo. Los tiempos que hizo, muchas veces más veloz que cabeza de carrera, fueron, sencillamente impresionantes. ¡Bravo Carlos!



Sainz se despidió de Renault a lo grande, con madera de campeón.



Como negativo: Verstappen, Bottas y la FIA.
Max de nuevo con contrastes entre lo mejor y lo peor. Da gusto verlo atacar. Pero se pasa demasiado en sus ambiciones. No calcula. Vamos, que no mide, y ya lleva unos cuantos años en F1. Su adelantamiento a Ocon, no a lugar. Si este no se aparta, colisión. Vale que le tenía ganas tras lo de Brasil, pero es que lo hubiera hecho de todas, todas. Así no se pasa, punto.
Bottas mal también porque se vino abajo cuando era segundo, impidiendo que Hamilton le devolviese el favor de Rusia, pero sobre todo, mal porque al defenderse de Verstappen, se saltó medio circuito no cediendo posición y luego, cuando Max lo rebasó, colisionó con él sin necesidad de ningún tipo.
Respecto la FIA, en fin, que se les ve el plumero a favor de Mercedes. Se ve que los germanos han comprado la FIA con sus coches de seguridad y demás mierdas, porque no se me ocurre otra explicación. La sanción a Ocon, luego de adelantar a Vandoorne y salirse de pista me parece correcta, porque se aprovechó de la escapatoria asfaltada para mantener posición, lo mismo que Hamilton cuando ganó en Mónaco y México 2016, pero que, a diferencia de Esteban, no fue sancionado.



Robert Kubica, el regreso más esperado.



La sanción a Alonso, ídem de lienzo, aunque diese igual, ya que no cambiaba nada, pero el no sancionar a Bottas cuando se pasó de frenada con Verstappen presionándolo, fue vomitivo, de verdadero asco. En estos casos se debe hacer ceder la posición ipso facto y, de no hacerlo, meterle un stop and go. Pero nada, aquí todo da igual, todo vale, al menos para algunos. Pues menos mal que Max al final no tenía ritmo para alcanzar a Vettel, porque de lo contrario, la faena que le hizo Bottas no se compensa con penalización de ningún tipo. Menudos incompetentes los comisarios de la FIA. De nuevo mal, y de nuevo, a favor de Mercedes. El rencoroso de Totto Wolff estará la mar de contento.
Al final, Kimi conservó, pese a su abandono, el tercer lugar en el mundial, aunque lo suyo hubiese sido poder despedirse en el podio, pero no se puede tener todo.



Bottas se complicó el solito el final de carrera. Este año brilló menos que el anterior.



Renault acabó como primer equipo tras los tres “intocables” y Haas fue el quinto, que habría sido Force India de no mediar ese cambio de propietario. Mclaren acabó sexta, mucho más arriba de lo que merecía y Williams, en la que ha sido su peor temporada -junto a la de su debut-, última.
Hamilton es el campeón justo por pilotaje y por coche, que nadie venda la moto de lo contrario, pero la cosa ya aburre. Curioso que nadie haya puesto el grito en el cielo, a diferencia de cuando dominaban Mclaren y Ferrari.
Nos veremos el año que viene, un año en el que podría haber tres equipos candidatos al título, a tenor de como ha finalizado el año Red Bull. Si Honda cumple el año que viene, Max podría dar la campanada. Luego está por ver como rinde Leclerc y la propia Ferrari, de la que todos esperan sea capaz de destronar a Mercedes y a Hamilton de una vez por todas. Esperemos no haga falta atarlo como hizo Will Smith para vencerlo. Como fuere, todo el mundo sabe -o debería saber- que ningún imperio dura para siempre.



Esperemos no haga falta llegar tan lejos para destronar a Hamilton.


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