lunes, 27 de mayo de 2019

GP de Mónaco 2019




                          El llanto del campeón








Ni fue la victoria más agónica de la historia, ni la de Mercedes, ni la de Hamilton, pero eso no le impidió montar el numerito al inglés vía radio, de forma penosa, lamentándose de: “ir a perder la carrera”, a causa de los neumáticos. Sólo le faltó llorar, literalmente, a este “campeón”. Con un jefe de equipo como Patrick Head, se le quita la tontería. Y es que no hay más, Hamilton es lo que es: un gran conductor y punto, ni campeón, ni persona -dentro de las pistas- ni nada. Y no, no me olvido de lo “llorones “ que son en su equipo echando balones fuera -este año hasta daban hasta a Williams como rival y, desde 2017, para ellos Ferrari era el favorito-, ni de que Hamilton acusó, injustamente y de manera miserable, a Ferrari tras el GP de Inglaterra pasado, de sacarlos de pista a propósito. Por tanto, esta clase de gente que no sabe ganar ni perder, que no tiene señorío, no tiene más respeto por mi parte salvo el de su trabajo, generalmente perfecto. Prefiero un prepotente, un chulo que alardea de sus posibilidades -que de vez en cuando se come sus palabras-, a gente que se queja de su suerte para luego triunfar una y otra vez.
Hamilton, con el mejor coche y en un circuito donde es muy difícil adelantar, sólo tuvo un ligero contratiempo con los neumáticos que le impidió alejarse del siempre correoso Verstappen. Un Verstappen que muchas veces “da lo mejor de sí” cuando hay Ferraris por medio. Eso salvó a Hamilton, de lo contrario, el holandés se lo habría llevado puesto. Eso y que el Mercedes corría que se las pelaba, que si no... No creo Ham lo tuviera peor que Ricciardo el año pasado, y este jamás se puso tan histérico.



Vettel y su casco homenaje a Lauda.



Max fue hasta prudente en la salida, cuando pudo pasar a Bottas, aunque luego un incidente tonto en la calle de boxes le privó del podio. Finalmente lo intentó con Hamilton, pero era casi imposible. Yo, personalmente, lo habría apartado en Loews, y si a alguien no le gusta, que no corra en Mónaco.
Volviendo al ganador, que usó un casco de Lauda como homenaje -copiando a Vettel, el Rey de los cascos y de los homenajes- que decoró el suyo a “lo Lauda” el mismo jueves, brindó su triunfo al desaparecido piloto austríaco que trabajaba para su equipo como asesor y con quien decía le unía -vete a saber- una gran amistad. Eso y que dicen fue el artífice de su fichaje. La gran diferencia entre ambos es que Niki, en análogas circunstancias, no habría mostrado el más mínimo temor, controlando la carrera sin quejas y sin necesidad de la radio. Bien sabía -sino es grave- Hamilton que, de parar, se queda fuera del podio, de modo que: menos quejas, que encima ganas, tío plomo.
Ferrari la volvió a liar. Nadie da pie con bola este año en el equipo: todos comenten errores. Lo de Leclerc, que no pasó la Q1, es de traca, pero lo mismo que digo que en Baréin, Ferrari se dejó 7” en boxes con Vettel -con dejarse la mitad o nada habría ganado con una mano- también digo que Leclerc y Vettel, con el segundo o tercer mejor coche, no deberían haber marcado unos tiempos tan poco competitivos que los hicieran esperar casi al final para pasar. En el caso de Leclerc, ni eso, al confiarse el equipo demasiado. Esto motivó que el domingo, cuando estaba realizando un gran inicio de carrera, todo se le cruzase -de nuevo- en un incidente con Hulkenberg que generalmente se salda sin problemas. En este caso, pinchazo y destroce del fondo plano. Cuando no tienes tu día, no lo tienes.



Salidas fulgurantes y una gran madurez sitúan a Sainz entre los mejores. En Mónaco lideró al grupo perseguidor.



Bottas también pinchó en la calle de boxes al verse cerrado por Verstappen, de ahí la sanción al holandés, pero a diferencia de Leclerc, sin más consecuencias que la pérdida de una posición. Por eso no hubo otro doblete de Mercedes.
Vettel, sencillamente, no estuvo. Sebastian es un piloto que cuando pone todas las piezas en su sitio es practicamente inalcanzable pero, cuando no es así, flaquea y es vulnerable. Eso es lo que le está pasando ultimamente. Si no miren sus campañas en Red Bull: cuando no estaba a gusto Webber le plantaba cara y superaba, pero cuando lo estaba, adiós.
Un punto a favor de Vettel respecto a Hamilton es que aunque se queje mucho de las banderas azules, no lo hace cuando hay problemas. Vettel también habría ganado con el Mercedes de Hamilton, pero en ningún momento habría mandado mensajes de pánico, al contrario más bien, como en Baréin 2018. Se estaba quedando sin ruedas pero al equipo le dijo que todo iba perfecto. Que diferencia.
Carlos Sainz fue el mejor del resto con una primera vuelta con un doble adelantamiento a los Toro Rosso en la curva tres de libro. Sin duda el hijo del “matador” merece una verdadera oportunidad.
Los Haas se vinieron abajo en carrera, sobre todo Magnussen, autor de unos entrenamientos excepcionales, pero luego no confirmado en carrera. Y esto les pasa muy a menudo. ¿Coche o pilotos? Un poco de todo quizá.



Verstappen lo intentó, pero no pudo.



Daniel Ricciardo, el ganador de 2018 -y de no ser porque Hamilton se saltó la chicane ante la permisividad, o estupidez, de los comisarios- también lo habría sido en 2016, brilló con luz propia, tanto en calificación, como en carrera. Pero en Renault la pifiaron en la estrategia, quedando relegado al noveno lugar.
La anunciada lluvia, que podía haber dado un vuelco a la clasificación, no llegó, pese a que le daban un 90% de posibilidades.
Al final la carrera de Mónaco fue como nos tiene acostumbrados, una procesión, aunque Verstappen, siempre al acecho, puso algo de emoción. Es más, seguro que los fans de Hamilton -y los de Mercedes en caso de que los haya- pasaron algún que otro apuro. Pero al final todo salió bien para el ingles, que no por quejica y tener el mejor coche, mereció menos el triunfo. Lo dicho, un gran piloto pero nada más. Cuando su amigo Lauda dijo: “el mayor carisma de Hamilton es su novia”, no le faltaba razón.
Como dato anecdótico, Kimi Raikkönen cumplió, que no celebró, su GP 300. Y eso que es el Rey de las fiestas, pero no le van este tipo de celebraciones. De no ser por sus dos años sabáticos, ahora tendría el récord de participaciones. Si no se retira el año que viene, se hará con él, aunque dudo le importe. Claro que eso de sus 300GGPP tiene su “aquel”, ya que en EEUU 2005 y Malasia 2017 no salio y, por tanto, lo que ha disputado son 298 y no 300.
Un récord temporal ya que, si nadie lo remedia, Verstappen es quien más probabilidades tiene de hacerse con él llegando, de paso, a los 400 GGPP. Habrá que esperar, pero tiene toda la pinta de que llegará a esa cifra casi con tanta seguridad como que será campeón del mundo no una, sino varias veces.



Lauda estuvo en el corazón y la mente de todos durante la celebración del GP de Mónaco.



Ahora llega Canadá con sus largas rectas. Dicen el motor Ferrari es el mejor -no sé de donde lo sacan pero ojalá sea cierto- y que ahí podría ir bien el SF90. Yo no me creo nada, al margen de que la punta no indica necesariamente más potencia, sino menos resistencia, pero la esperanza es lo último que se pierde, de lo contrario, no vería F1.


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